3 de abril de 2012

3 de abril de 2012 – MARTES SANTO
Lectio Divina y a continuación lecturas y comentarios “en forma completa”

Uno de ustedes me entregará...
No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13, 21-33.36-38

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:
«Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere.»
Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.»
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer.»
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
Después que Judas salió, Jesús dijo:
«Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él.
Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.
Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes.
Ustedes me buscarán, pero Yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos:
"A donde Yo voy, ustedes no pueden venir".»
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió: «Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.»
Pedro le preguntó: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.»
Jesús le respondió: «¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor.

1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Guías para la lectura:

En este texto ya nos encontramos con la pasión interior de Jesús, porque el Señor “se estremeció por dentro” al hablar de la traición de Judas. Eso significa que antes de sufrir la pasión en su cuerpo ya comenzaba a vivir íntimamente la angustia de la traición y el abandono de sus discípulos. Por eso el v.31 dice que Jesús ya comienza a ser glorificado. Por eso nosotros nos unimos a la pasión de Cristo no sólo cuando tenemos dolores físicos, sino también cuando sufrimos todo tipo de angustias interiores, desilusiones, fracasos, etc.
El texto también nos cuenta que Pedro, que hace alarde de dar la vida por el Señor, terminará negándolo, agregando un nuevo dolor al corazón de Jesús.
Sólo mitiga la oscuridad de estas infidelidades la presencia del discípulo amado, que estará firme con Jesús hasta el fin, también acompañándolo junto a la cruz, sostenido por la fuerza del amor.
Cuando Jesús pide a Judas que haga pronto lo que tiene planeado, lo invita a decidirse claramente, ya que no se puede estar “con Dios y con el diablo”. Judas entonces cierra su corazón y decide firmemente traicionar al Señor. Así, comienza a reinar la noche en su vida derrochada.
Y a partir del v. 31 comienzan los discursos de despedida de Jesús, que llegan hasta el capítulo 17. Son palabras llenas de expresiones de aliento y de motivos consoladores para hacer ver a los discípulos que la ausencia sería sólo pasajera, porque volverían a encontrarse con Él de un modo nuevo: “No puedes seguirme por ahora, pero me seguirás más tarde” (v. 36). Eso se cumplirá después de la resurrección, cuando Pedro ya estará purificado y se someterá humildemente al Señor resucitado (21,17).

2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la meditación:

• ¿Qué sentimientos habrán embargado a Jesús ante la inminente traición de Judas?
• ¿Qué habrá pensado Pedro ante el anuncio de su negación hecha por Jesús?
• ¿Qué dinámica de los tiempos del Señor dominan el final del texto?

3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Perdona Señor mis propias traiciones, mi incapacidad de serte fiel y seguirte siempre, las veces que me avergüenzo de tu Palabra y no soy capaz de jugarme por mi fe. Fortaléceme Señor, para que pueda estar firme junto a la cruz como tu discípulo amado.

4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Trato de percibir la tensión de la escena bíblica en donde se definen las lealtades, traiciones y desenlaces en la misión de Jesús. Reflexiono en mis propias debilidades y traiciones y medito en el perdón infinito del Señor.

5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la acción:

• ¿Cómo voy a identificarme valientemente como discípulo de Jesús en esta Semana Santa?
• ¿Le he pedido al Señor que perdone mis traiciones y abandonos testimoniales de su persona?
• ¿Qué pensamientos de perdón y reconciliación con Jesús y mi prójimo me inspiran estos textos?


Martes Santo

“Yo te destino a ser la luz de las naciones”

Lectura del libro del profeta Isaías 49, 1-6

¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. El me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré.» Pero yo dije: «En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza.» Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. El dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Palabra de Dios.

SALMO Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17 (R.: cf. 15)
R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.

EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere.» El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.»
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer.»
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
Después que Judas salió, Jesús dijo: «Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: "A donde yo voy, ustedes no pueden venir".»
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió: «Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.»
Pedro le preguntó: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.»
Jesús le respondió: «¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• De la cena en Betania pasamos a la última cena, en la cual Jesús se despide de sus discípulos y en ella Judas venderá al maestro. Jesús va hacer suya esta Pascua judía. Será su Pascua. Esta cena no será una cena improvisada. Jesús ha previsto todo hasta en los últimos detalles. Será la nueva Alianza de la Humanidad con Dios. Su liberación del pecado y de la muerte eterna y empezará el hombre a vivir una nueva vida y será eterna.
• Ya desde el lavatorio de los pies, Jesús había dicho que no todos estaban limpios aludiendo a quien lo iba a entregar. Ahora, mientras continúa la cena, resulta que no todo es familiaridad en la sala: allí está Judas listo para la traición. Jesús hace un gesto de comunión, de amistad, al tender la fuente para que moje el primero su pan. Es un gesto simbólico de reconocimiento, de aprecio, de amistad. Por parte de Jesús no hay ninguna condena, sino el ofrecimiento de su amistad, porque “Él nos amó primero”. Y nos ama y acoge a todos tal como somos y tal como estamos en cada momento.
• Cuando Judas sale de la sala Era de noche. El discípulo se mueve se pone al servicio del poder de las tinieblas. La traición de Judas quiebra el amor más perfecto: el amor de amistad. La traición mata el amor, en su raíz. Jesús comienza una nueva enseñanza hablando ahora para quienes están dispuestos a permanecer con Él y con la comunidad. Jesús hace la revelación más grande que les puede dar sobre sí mismo y sobre la comunidad.
• La Pasión de Jesús no es una desgracia, detrás de los oscuros acontecimientos hay una revelación: la Pasión es la revelación de la “Gloria”, esto es, de la honda relación recíproca entre el Padre y el Hijo en la cual circula la plenitud de la vida. “Gloria” es manifestación, de esta relación que por medio del Verbo que se encarna en la naturaleza humana hasta la muerte, impregna salvíficamente la humanidad entera.
• En el marco de la despedida Pedro le dirá al Señor que dará la vida por Él. No ha comprendido el sentido de la Pasión. Quiere salvar al Salvador, olvida que el discípulo debe dejar ir a Jesús primero, que intentar seguir a Jesús por sí mismo es exponerse al fracaso en su seguimiento. Luego Pedro terminará negando a Jesús para poder salvar su propia vida. Su presunción será derrotada cuando agotado en el límite de sus fuerzas reconozca que Él necesitaba de esa Cruz. Entonces el canto del gallo le marcará el comienzo de un nuevo día.
• Traición y presunción son las dos palabras que marcan los corazones de los dos discípulos en esta noche.
• Judas se desesperó ante la traición, Pedro lloró amargamente y pudo volver la mirada hacia Jesús. Para que la gloria de Dios , que es el hombre VIvo, se manifieste necesitamos sencillamente dejarnos salvar por Jesús.
• Todos, de alguna manera, nos sentimos retratados en Judas o en Pedro. A veces somos capaces como Judas de vender hasta las personas, por alcanzar objetivos particulares; o, como Pedro, retroceder ante las dificultades cuando habíamos decidido llegar hasta las últimas consecuencias. La fidelidad y la radicalidad son valores muy costosos en el seguimiento de Jesús.

Para discernir

¿Hasta donde Doy mi vida por el Señor?
¿Pretendo méritos personales que justifiquen mi amistad y el amor de Jesús?
¿Qué significa su pasión?
¿Me dejo salvar por Jesús?

Para rezar

“No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera”.
“¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
No quieras enviarme
De hoy, ya más mensajero,
Que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vagan
De ti me van mil gracias refiriendo
Y todos más me llagan,
y déjanme muriendo,
Un no sé qué,
que quedan balbuciendo”
.

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