22 de mayo de 2012

22 de mayo de 2012 – MARTES DE LA SEMANA VII DE PASCUA
Lecturas y comentario “en forma completa”

“Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo,
sino por los que me diste, porque son tuyos…”


PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los apóstoles 20, 17-27

Pablo, desde Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Efeso. Cuando estos llegaron, Pablo les dijo:
«Ya saben cómo me he comportado siempre con ustedes desde el primer día que puse el pie en la provincia de Asia. He servido al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas, en medio de las pruebas a que fui sometido por las insidias de los judíos. Ustedes saben que no he omitido nada que pudiera serles útil; les prediqué y les enseñé tanto en público como en privado, instando a judíos y a paganos a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.
Y ahora, como encadenado por el Espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que me sucederá allí. Sólo sé que, de ciudad en ciudad, el Espíritu Santo me va advirtiendo cuántas cadenas y tribulaciones me esperan. Pero poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.
Y ahora sé que ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino, no volverán a verme. Por eso hoy declaro delante de todos que no tengo nada que reprocharme respecto de ustedes. Porque no hemos omitido nada para anunciarles plenamente los designios de Dios.»
Palabra de Dios.

SALMO Sal 67, 10-11. 20-21 (R.: 33a)
R. ¡Canten al Señor, reinos de la tierra!

Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:
tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
allí es estableció tu familia,
y tú, Señor, la afianzarás
por tu bondad para con el pobre. R.

¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
El carga con nosotros día tras día;
él es el Dios que nos salva
y nos hace escapar de la muerte. R.

EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11a.

Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo:
«Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• El relato que leemos hoy es una pieza clave dentro de este evangelio, pues nos ofrece la síntesis de la teología joánica, que se interesa por presentar un informe sobre la actividad evangelizadora de Jesús y la misión que debe asumir la comunidad de discípulos.
• Más que una “oración sacerdotal”, como comúnmente se conoce este relato, es una meditación profunda sobre la obra de Jesús y sus implicaciones.
• Es un ejercicio de reflexión sobre la trascendencia que tuvo para la comunidad del discípulo amado -Juan- la vida de Jesús.
• El tema central de esta meditación es la unidad inquebrantable que existe entre Jesús, el Enviado, y el Padre, a quien retorna ahora que ha cumplido a plenitud su misión.
• De este vínculo estrecho entre Jesús y Dios Padre participan también los creyentes, quienes son llamados a participar de la misma gloria ofrecida por el Padre.
• Jesús ruega a quien lo envió para que la relación de los “suyos” con el proyecto de Dios sea real, fiel y radical, ya que esa es la única manera de vivir la plenitud de la salvación.
• Sólo quien cree en la fuerza transformadora del amor es capaz de percibir la presencia de Dios en su existencia, tal como lo experimentó Jesús en medio de la humanidad.
***
• Un motín obliga a Pablo a abandonar Efeso. Se acerca el desenlace. En su escala a Mileto se despide con un verdadero testamento pastoral destinado especialmente a los que ejercen un cargo en la Iglesia. Es el tercer gran discurso que los Hechos ponen en labios de Pablo y, por eso, es indicio de un momento solemne y de un tema trascendental.
• El Apóstol se despide conmovido de su actividad misionera, exhortando y dando normas de gobierno a los que han de tomar su lugar. En el discurso hace una apología que evoca los tres años de apostolado en Efeso, un anuncio de próximas tribulaciones y del final de su ministerio, una exhortación a la vigilancia pastoral y su ejemplo desinteresado.
• Toda responsabilidad en la Iglesia, toda vida cristiana auténtica están marcadas por la cruz. Para Pablo, su cruz principal, vino de los que no aceptaban pasar del judaísmo a la fe en Cristo; pero Pablo nunca se acobardó cuando era necesario anunciar la palabra de Dios.
• En público y en privado, daba testimonio tanto a judíos- a pesar de su estrechez de miras, que perjudicaron tanto a Pablo- como a griegos para que se convirtieran a Dios. Pablo se experimenta encadenado por el Espíritu que es el motor profundo de su acción apostólica. Es la aventura del abandono integral, va donde el Espíritu lo conduce.
• Su vida ya no le pertenece, ama y vive para Jesús, anunciando y dando testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
  
• Durante toda su vida ha ido anunciando esta «hora» que ahora ha llegado y es la hora de su entrega pascual en la cruz y de la glorificación que va a recibir del Padre, con la resurrección y la entrada en la vida definitiva.
• Empieza la llamada «oración sacerdotal» de Jesús. Hasta ahora había hablado a los discípulos, ahora se va y eleva al Padre la entrañable oración por sus colaboradores en la misión, por todos los que como discípulos asumen el desafío de seguir evangelizando.
• Aparecen en boca de Jesús la unidad de amor y de vida que tiene con el Padre. Unidad, por la que el Hijo participa de la gloria del Padre. La oración brota de la estrecha unión entre Cristo y el Padre: “todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío”. El amor funda ese compartir, esa comunión que se hace obediencia.
• Esa comunión hace posible que el designio de salvación atraviese la eternidad de Dios y llegue a los hombres. Se revela el inconmensurable amor de Dios por su criatura. Esta oración de Jesús está impregnada de amor a su Padre, de unión íntima con Él, y a la vez de amor y preocupación por los suyos que quedan en este mundo.
• Todos nosotros ya estábamos en el pensamiento de Jesús en su oración al Padre. Sabía de las dificultades que iban a encontrar sus discípulos en el camino cristiano. Conoce muy bien todas las dificultades que vivirán los que están en el mundo pero sin pertenecerle. No quiere abandonarnos y pide para nosotros la ayuda del Padre.
• Esta vuelta de Jesús al Padre, no será para sus discípulos estar en el mundo solos y abandonados. Jesús ratifica que somos suyos y que hemos recibido la vida eterna al conocer al único Dios verdadero y a Jesucristo su enviado. Él mismo nos promete su presencia continua. No se ha ido para “desentenderse de este mundo”, sino, para estar para siempre y de un modo definitivo.
• Unidos a Jesús, participamos de su unión íntima con el Padre, y su gloria, se manifestará en la medida en que colaboremos en hacer efectivo su proyecto de un mundo “mejor”, más verdadero, más esperanzado, más humano, justo y solidario.

Para discernir

• ¿Experimento que todo lo que Dios ha creado y pensado es para mí?
• ¿Me siento heredero o aprovechador de las cosas de Dios?
• ¿Sé que la vida de Dios es un regalo querido por Dios y que el gozo de Dios está en que sepa recibirlo?
• ¿Descubro la mediación de Jesucristo y la experimento de una manera viva?
• ¿Soy agradecido por todo lo que se me ha prometido y se me ha dado?

Repitamos a lo largo de este día

…La vida eterna es conocerte a ti mi Dios verdadero, y a Jesucristo tu enviado...

Para la lectura espiritual

…Jesús no se dirige ya a los discípulos, sino que, alzando los ojos al cielo, símbolo de la esfera divina, dirige a Dios una oración de petición. Y lo llama «Padre», entendiendo a Dios como quien, por amor, comunica su propia vida, mostrando de este modo la estrecha e íntima relación que mantiene con él. Y al Padre le pide que dé a sus discípulos la vida definitiva, la vida verdadera, que no es otra sino una vida de amor y entrega a los demás, como la de Jesús, hasta la muerte si fuese necesario. Esta es la única manera de reconocer al Padre como único Dios verdadero y a Jesús como Mesías. A la vida definitiva se llega por la adhesión a este Dios amor manifestado en la capacidad de Jesús de amar hasta la muerte. De este modo el mundo futuro está ya presente en la comunidad de Jesús y el reinado de Dios empieza a realizarse en la tierra.
Reconocer, por lo demás, a Dios como Padre es rechazar toda otra idea o concepción de Dios. Un dios que establezca con la humanidad una relación señor-siervo es falso.
Pero este reconocimiento no es meramente intelectual, sino relacional. Sólo puede reconocer que Dios es Padre quien experimenta el amor que lo hace hijo. Y sólo puede reconocer a Jesús como Mesías-Salvador el que experimenta la liberación y salvación que él trae. Una y otra experiencia se identifica con la del Espíritu, que es la que tiene el creyente de poseer ya desde ahora la vida definitiva…
Juan Alarcón Cámara S.J

Para rezar

Del color del amor
Del color del amor fuiste tiñendo mi esperanza,
de un amor transparente, de hermanos, de familia.
Amor lanzado siempre, más allá de si mismo,
a la escucha del llanto, en la marcha hacia el Reino,
desbordando los muros en busca de tu pueblo.
Amor simple y callado,
de panes y de peces repartidos,
de poner en común todo en la mesa.
Amor de no poder, de no querer,
definitivamente hacer silencio,
callar todo el horror, la angustia, la sorpresa,
en frente de la muerte y de los desarraigos.
Del color del amor que prohíbe el olvido
que rompe las distancias, la quietud y el egoísmo;
que rechaza medidas, miedos
y encrucijadas.
Amor de cruz,
de estrechas puertas y caminos pedregosos.
Amor sin tregua, sin hora y sin descanso.
Amor incierto, oscuro,
siempre en vasija nueva,
deshaciendo costumbres y remiendos.
Amor libre.
Amor a manos llenas.
Amor que desconcierta.
Amor de cruz
Judith Bautista Fajardo

LECTIO DIVINA

Padre, glorifica a tu Hijo

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 17, 1-11a.

Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo:
«Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti.»
Palabra del Señor.

1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Guías para la lectura:

Al terminar sus discursos de despedida Jesús eleva sus ojos al cielo.
El cielo, más que un lugar físico o una “habitación” de Dios, es el símbolo de la presencia de Dios que supera todo lo terreno, que está por encima de todo. Nos ayuda a ampliar nuestra mirada para no creer que todo se reduce a nuestro pequeño mundo.
Pero ello no significa que Dios esté lejos. De hecho Jesús promete a sus discípulos llevarlos al Padre (14,3; 17,24), pero también les anuncia que el Padre vendrá a vivir en ellos (14,23). El cielo es entonces esa presencia de Dios que nos supera, pero que se hace presente en lo más íntimo de nosotros, elevándonos.
Por eso Jesús dice aquí que él quiere glorificar al Padre comunicando vida eterna a los hombres (v. 2), pero luego explica que esa vida eterna es conocer al Padre (v.3).
No se trata entonces de dejar este mundo para alcanzar la vida eterna; sólo se nos invita a descubrir que esa vida ya se hace presente cuando conocemos al Padre gracias a Jesús. Y Jesús dice que él lo ha dado a conocer a los discípulos (v. 6), y por eso ha sido glorificado en ellos (v. 10). Cuando escuchamos a Jesús, y le permitimos que él nos muestre el verdadero rostro del Padre y la fuerza de su amor paterno, entonces el cielo se hace presente en la tierra.
Sin embargo, hay que aclarar que cuando el evangelio habla de “conocer” al Padre no se refiere sólo a un conocimiento intelectual, sino sobre todo un encuentro íntimo, profundo, feliz, afectuoso. Eso es el cielo en la tierra, o mejor, el cielo en el corazón de los creyentes.

2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la meditación:

ü ¿A qué obra encomendada por el Padre se refiere Jesús?
ü ¿Cuál es “nacimiento” del Hijo a la luz de estas declaraciones de Jesús: “…glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera”?
ü ¿Por quién ruega Jesús y por qué?

3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor Jesús, enséñame a conocer al Padre. Derrama tu Espíritu para que mis ojos se eleven para reconocerlo por encima de mis cosas y en lo más íntimo de mi vida. Dame la gracia de vivir cada día trascendiendo cada cosa para reconocer en ella la presencia de Padre, el cielo que se anticipa.

4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Reflexiono acerca de la importancia de estas palabras de Jesús dichas en el contexto de su inminente pasión y partida a la casa del Padre. Medito en su claro concepto de su misión. Me gozo en sus ruegos por sus discípulos de esa hora y de siempre.

5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la acción:

ü ¿Tengo clara cual es mi misión en la vida dentro de la voluntad de Dios?
ü ¿Soy fiel a la palabra de Dios cómo resalta Jesús de sus seguidores?
ü ¿De qué manera el ruego de Jesús por los suyos me da aliento, fuerzas y esperanza?

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