13 de
noviembre de 2012 – TO – MARTES DE LA SEMANA XXXII
“Somos simples servidores,
no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”»
Lectura
de la carta del apóstol San Pablo a Tito
2,1-8.11-14
En
cuanto a ti, debes enseñar todo lo que es conforme a la sana doctrina.
Que
los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, íntegros en la fe, en el amor y
en la constancia.
Que
las mujeres de edad se comporten como corresponde a personas santas.
No
deben ser murmuradoras, ni entregarse a la bebida. Que por medio de buenos
consejos, enseñen a las jóvenes a amar a su marido y a sus hijos, a ser
modestas, castas, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con su marido. Así
la Palabra de Dios no será objeto de blasfemia.
Exhorta
también a los jóvenes a ser moderados en todo, dándoles tú mismo ejemplo de
buena conducta, en lo que se refiere a la pureza de doctrina, a la dignidad, a
la enseñanza correcta e inobjetable. De esa manera, el adversario quedará
confundido, porque no tendrá nada que reprocharnos.
Porque
la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha
manifestado.
Ella
nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida
presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz
esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador,
Cristo Jesús.
El
se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y
crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 37 (36),
3-4.18.23.27.29.
R. El Señor es quien salva a los justos.
Confía
en el Señor y practica el bien;
habita
en la tierra y vive tranquilo:
que
el Señor sea tu único deleite,
y
él colmará los deseos de tu corazón. R.
El
Señor se preocupa de los buenos,
y
su herencia permanecerá para siempre.
El
Señor asegura los pasos del hombre,
en
cuyo camino se complace: R.
Aléjate
del mal, practica el bien,
y
siempre tendrás una morada,
pero
los justos poseerán la tierra,
y
habitarán en ella para siempre. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 17, 7-10
El Señor dijo:
«Supongamos que uno de ustedes tiene un
servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le
dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame la
cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú
comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque
hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho
todo lo que se les mande,
digan:
“Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
La
religión con frecuencia convierte la recompensa en una sutil y poderosa
tentación. La parábola que propone el evangelio contradice la lógica, que
convierte la recompensa en una reacción natural ante una acción aprobada.
La
búsqueda de compensaciones esconde un peligro: el sentirse motivado sólo por
estímulos externos y no valorar la motivación interior propia, como motor de la
acción.
Otro
peligro es considerar más valiosa la gratificación que la acción.
Pero
en la lógica cristiana la acción del servicio es valiosa en sí misma y el valor
agregado de esa acción es la gratuidad. Nada hay más valioso que lo que no
tiene precio y nada es más gratificante que lo que se hace sin esperar
recompensa.
Esta
lógica contradice la de la prosperidad, en la que se esperan beneficios mayores,
o al menos proporcionales, a la acción emprendida.
El
servicio diligente y desinteresado es la respuesta de la naciente comunidad
cristiana frente a la liturgia oficial judía, que cambiaba favores divinos por
ofrendas en dinero, alimentos y animales para el sacrificio.
Nosotros
tenemos hoy el desafío de romper con la estrategia de la cultura mercantilista,
que programa nuestras reacciones para responder únicamente al estímulo de la
recompensa o de la gratificación.
· · ·
Creer
en Cristo Jesús tiene consecuencias en la vida. Los cristianos deben llevar una vida, no según “los
deseos mundanos”, sino como un “pueblo purificado, dedicado a las nueva manera de vivir. Todo esto es obra de
Dios: la gracia, el don gratuito de Dios, está ahí.
· · ·
Nuevamente
nos encontramos aquí con el personaje familiar del criado, igual que en la
escena del banquete. Una vez más aparece subrayada la gratuidad del servicio
como respuesta creativa a la necesidad.
Este
pasaje, no lo podemos aislar del resto de enseñanzas e instrucciones que Jesús
viene dando a sus discípulos; así como tampoco podemos ignorar que Jesús,
enfrenta un sistema social y religioso basado en el cumplimiento de una
cantidad de normas y leyes, a través del cual se tenía la ilusión de alcanzar el
favor de Dios, y el derecho para juzgar a los incumplidores.
Esa
actitud los fue llevando a dejar de lado valores esenciales del pueblo de la
alianza, tales como la solidaridad y el compromiso con el hermano,
especialmente con el débil y desprotegido. De muchas formas, en la historia del
pueblo, Dios pidió ser reconocido como Verdadero y Único Dios, al que sólo se
le sirve a través del prójimo. El camino de la verdadera fe, unida al amor, se
fue sustituyendo por un culto vacío, ostentoso, pero ausente de amor y
misericordia hacia quienes por razones de su oficio o condición social, no
podían cumplir con lo preceptuado por la casta dirigencial.
Los
cumplidores del culto y los preceptos, se sentían mejores y con derecho a
sentarse a la mesa, para ser servidos por su amo. A estos, Jesús los llama
«siervos inútiles», porque intentan hacer valer sus derechos sobre Dios y son,
en realidad, ante Él, unos pobres siervos; totalmente incapaces de hacer algo
auténticamente meritorio. Simplemente cumplen lo mandado.
Actitudes
como éstas, tienen que ser evitadas por quienes quieren vivir la novedad de la
vida del reino, que no consiste en una lista de preceptos que guardar, de
prohibiciones que evitar, sino en un nuevo modo de vivir, que superará siempre
todo lo imaginable porque es respuesta gratuita a la gratuidad de Dios.
Si
bien esta parábola está dirigida inicialmente a los fariseos, Lucas la coloca
dirigiéndola a los apóstoles, para que eviten la soberbia farisaica de
atribuirse a sí mismos méritos de una acción, que sin Dios sería imposible
realizar. El mérito pertenece sólo al Espíritu de Dios, que actúa de forma
eficaz y no a nuestra eficiencia profesional. Jesús apunta a lo que hay de
fariseo y autoritario en el corazón de cada uno, cuando consideramos las ventajas
y los privilegios de la misión que desempeñamos, como derechos a la vida eterna
y cuando nos glorificamos a nosotros mismos en vez de “gloriarnos en el Señor”.
También
hoy los cristianos, podemos caer en el error de buscar a Dios en el perfecto
cumplimiento de la ley, siendo, de esta manera, siervos inútiles que tienen
como única meta el deber cumplido.
Es
mucho más cómodo cumplir con lo que siempre se ha hecho. Acatar, es menos
pesado que arriesgarse a realizar creativamente el amor, la misericordia, el
perdón. Identificados con Cristo por la fe, estamos llamados a continuar
trabajando para que la salvación llegue a todos. En este aspecto no podemos
escatimar esfuerzos. Dios espera que seamos generosos trabajadores de su Reino,
proclamando la Buena Nueva a todos, con un amor, que sea signo de Su Amor que
se acerca a nuestros hermanos más ignorados por la sociedad.
Para discernir
¿Hacemos
valer nuestros méritos frente a Dios?
¿Pensamos
que creer nos da derechos?
¿Me
limito a cumplir, o trato de descubrir qué es lo que Dios quiere en cada
momento?
Repitamos y vivamos hoy la Palabra
“¡Que
mi plegaria llegue a tu presencia, Señor!”
Para la lectura espiritual
«Somos unos
pobres siervos»
…”Hay
muchos grados de humildad. Hay quien es obediente y en todas las cosas se
reprocha a sí mismo; esto es humildad. Hay quien se arrepiente de sus pecados y
se considera un miserable delante de Dios. Esto es también humildad. Pero otra
es la humildad del que ha conocido al Señor por el Espíritu Santo: son diferentes
su conocimiento y sus gustos.
Cuando
a través del Espíritu Santo el alma ve cuán suave y humilde es el Señor, se
humilla a sí misma hasta lo más hondo. Esta humildad es del todo particular y
nadie puede describirla. Si los hombres, a través del Santo Espíritu pudieran
saber qué Señor tenemos, cambiarían enteramente:
los
ricos menospreciarían sus riquezas; los sabios, su ciencia; los gobernantes su
poder y su prestigio. Todos vivirían en una profunda paz y con amor, y reinaría
sobre la tierra un gozo grande”…
San Silvano
(1886-1938), monje ortodoxo – Escritos
Para rezar
Bienaventurado
el DISCÍPULO que vive enamorado de Cristo, que se fía de El como de lo más
necesario y absoluto, porque no quedará desilusionado.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que mantiene su ideal y su ilusión por el Reino y no pierde el
tiempo en cosas accidentales, porque Dios acompaña a los que siguen su ritmo.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que no tiene nada, y lo que es y posee lo gasta en servicio de sus
hermanos, porque Cristo será toda su riqueza.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que se sabe necesario donde la Iglesia lo reclame, pero que en
ningún lado se siente indispensable, porque experimentará el gozo del deber
cumplido.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que sabe poner su oído en el corazón de Dios para escuchar sus
deseos, porque el Espíritu lo ayudará a discernir los acontecimientos.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que no se enorgullece de sus éxitos y reconoce que el Espíritu
hace todo en todos, porque se verá libre de ataduras.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que siempre tiene un tiempo para contemplar a Dios, a los hombres
y al mundo, porque habrá entendido el valor de ser hijo, hermano y señor.
LECTIO DIVINA
Somos simples servidores,
no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17, 7-10
El
Señor dijo:
«Supongamos
que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este
regresa del campo, ¿acaso le dirá: "Ven pronto y siéntate a la mesa"?
¿No le dirá más bien: "Prepárame la cena y recógete la túnica para
servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás
después"? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que
se le mandó?
Así
también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan:
"Somos
simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber."»
Palabra del Señor.
1. LECTURA -
¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Guías para la lectura:
Jesús
promete la vida eterna a los que cumplen sus exigencias. La vida eterna es un
don o regalo que Dios otorga, y no un salario que el discípulo pueda reclamar
como pago por las cosas buenas que hace.
Los
discípulos de Jesús no tienen derecho a exigir que Dios les conceda este don ni
que se muestre agradecido, porque le han obedecido. Lo que ellos reciben de
Dios no está en proporción con lo que hicieron, puesto que lo que reciben de
Dios proviene de su gratuita bondad y es siempre mucho mejor que lo que se
anhela; no es, por tanto “el pago” por el deber cumplido (Ver Mt 20,1-16; Rm
8,18).
Ante
Dios, los discípulos son siempre servidores que sólo cumplen sus obligaciones,
y lo que proviene del Señor, rico en misericordia y compasión (Ex 33,19; Ef
2,4), no es pago de los méritos obtenidos por el deber cumplido.
La
gratuidad en la relación con Dios y los demás debe distinguir al discípulo de
Jesús.
Comentario
extraído de “Evangelios de la Biblia de la Iglesia en América” (BIA). Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM).
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
· Preguntas para la meditación:
Ø ¿Por qué Jesús cuenta este relato a los
apóstoles?
Ø ¿Qué motivación debe guiar el servicio
cristiano?
Ø ¿Cuál es la característica principal del
verdadero servidor de Cristo?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
Oremos
guiados por la lectura de los Salmos de la liturgia de hoy:
SALMO Sal 36, 3-4. 18 y 23. 27 y 29 (R.: 39a)
La
salvación de los justos viene del Señor.
Confía
en el Señor y practica el bien;
habita
en la tierra y vive tranquilo:
que
el Señor sea tu único deleite,
y
él colmará los deseos de tu corazón.
El
Señor se preocupa de los buenos,
y
su herencia permanecerá para siempre.
El
Señor asegura los pasos del hombre
en
cuyo camino se complace.
Aléjate
del mal, practica el bien,
y
siempre tendrás una morada,
pero
los justos poseerán la tierra
y
habitarán en ella para siempre.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
Repaso
mis acciones, motivaciones y expectativas de mi servicio cristiano frente a la
afirmación de Jesús:
Así
también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan:
"Somos
simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber."
5. ACCIÓN -
¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la acción:
Ø ¿Pretendo alguna recompensa especial por
haber hecho algún servicio a la Iglesia?
Ø ¿Cómo seré un simple servidor?
Ø ¿Qué significa hoy “cumplir con nuestro deber”?
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