30 de noviembre de 2012


30 de noviembre de 2012 – TO - VIERNES DE LA SEMANA XXXIV
SAN ANDRÉS, apóstol

«Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.»

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma    10, 9-18 
    Hermanos:
    Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
    Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
    Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
    Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación? La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
    Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Palabra de Dios. 

SALMO    Sal 18, 2-3. 4-5 (R.: 5a) 
R.    Resuena su eco por toda la tierra.

    El cielo proclama la gloria de Dios
    y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
    un día transmite al otro este mensaje
    y las noches se van dando la noticia. R.

    Sin hablar, sin pronunciar palabras,
    sin que se escuche su voz,
    resuena su eco por toda la tierra
    y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.

EVANGELIO
    + Lectura del santo Evangelio según san Mateo    4, 18-22

    Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.»
    Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
    Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
    Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Palabra del Señor.

Para reflexionar 

ñ Los primeros discípulos de Jesús se presentan como modelo de vocación cristiana. Jesús les hace un llamado que se asemeja en mucho a la manera cómo los profetas de Israel convocaban a sus seguidores.
ñ Jesús acude a sus sitios de trabajo y allí mismo, en las labores cotidianas, les comunica ese llamado. Esos discípulos responden con una generosidad, prontitud y decisión extraordinarias, ya que comprenden qué les pide Dios por medio de la voz de una persona que para ellos era casi un desconocido. Ese llamado tiene varios momentos.
ñ Primero, un encuentro con Jesús, quien, mientras ellos se ocupan de su sustento, él se consagra a la predicación del evangelio.
ñ Segundo, después del encuentro viene la invitación para que lo acompañen y algún día se conviertan en pescadores de la nueva humanidad. El camino que él les propone tiene un comienzo, pero es una incógnita todavía su final.
ñ El tercer momento es la respuesta, que implica dejarlo todo, romper con la vida anterior y lanzarse hacia lo desconocido. No es un camino para todos, sino para aquellos que quieren estar con él.
ñ Para la multitud Jesús procurará una formación más general, un mensaje más sencillo y simbólico. Para sus seguidores, hombres y mujeres de toda clase, raza y nación, Jesús les propone un camino nuevo.
+++ 
ñ Celebramos hoy la fiesta de Andrés apóstol. Humilde pescador de Galilea, deja sus redes para ser pescador de hombres. Es también el discípulo de Juan Bautista, que apenas descubre a Jesús y después de un breve diálogo, se va con Él y se queda todo el día. Este encuentro es tan importante para él, que se acuerda hasta de la hora: “eran más o menos las 4 de la tarde”. Andrés llama a su hermano Simón Pedro y confiesa a Jesús como Mesías. Forma con Pedro, Santiago y Juan el núcleo de los doce Apóstoles, a los únicos que Jesús revela su visión apocalíptica de la historia. También tenemos noticias de Andrés en Marcos, quien lo ubica cuarto en la lista de los que Jesús eligió.
ñ En el mismo cuarto evangelio encontramos una nueva noticia de Andrés que en el capítulo 12 aparece con Felipe haciendo de “mediador” entre Jesús y unos griegos que querían hablar con Él. De aquí podemos concluir que Andrés era un judío helenista, es decir, que hablaba el griego, cosa muy frecuente entre los habitantes de Galilea, particularmente entre los de las ciudades costeras del lago. El mismo Juan nos cuenta que Andrés era de Betsaida, pero probablemente se había trasladado a Cafarnaún con su hermano Simón “llamado Pedro”.
ñ Teniendo en cuenta que era un helenista, entendemos el papel que desempeñó en la tarea evangelizadora entre los gentiles y paganos de habla griega; aunque la tradición cristiana no nos ofrece datos sobre la actividad del apóstol.
ñ Hoy nos encontramos con la narración de su vocación al discipulado a la luz de Mateo. Igual que para Marcos, el llamado de los cuatro primeros discípulos, entre ellos Andrés, está precedida de la actividad evangelizadora de Jesús. No aparece ningún tipo de signo por parte de Jesús antes de comenzar a formar su grupo de seguidores. Jesús por una parte comienza con el anuncio y la realización del reino, y por la otra, comienza el proceso de discipulado de sus seguidores.
ñ Una vez conformado el grupo de quienes serán testigos; el evangelio comienza a contarnos la actividad de Jesús tanto en palabras como en obras. En la cotidianidad de la vida junto al maestro el discípulo va aprendiendo y al mismo tiempo se va configurando con el maestro para ser testigo y continuador de su obra.
ñ La llamada de Andrés, y de sus compañeros, se inscribe en el orden de dar vida a la humanidad y renovar la creación. Compartiendo el proyecto misionero de Jesús desde el camino del discipulado encuentran su lugar, su vocación y la fuerza para llevarla a cabo. Gracias a los discípulos, el Reino se hace presente en la vida de los hombres y se lleva a plenitud la misión profética de Jesús. El futuro de Dios se anticipa y se hace presente en medio de la existencia humana y a través de hombres como nosotros. 
Los discípulos de Jesús reconocemos que Él es el primer y más grande evangelizador enviado por Dios (cf. Lc 4, 44) y, al mismo tiempo, el Evangelio de Dios (cf. Rm 1, 3). Creemos y anunciamos “la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios” (Mc 1, 1). Como hijos obedientes a la voz del Padre queremos escuchar a Jesús (cf. Lc 9, 35) porque Él es el único Maestro (cf. Mt 23, 8). Como discípulos suyos sabemos que sus palabras son Espíritu y Vida (cf. Jn 6, 63. 68). Con la alegría de la fe somos misioneros para proclamar el Evangelio de Jesucristo y, en él, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo, de la ciencia y de la solidaridad con la creación… (Aparecida 103)

Para discernir 

ñ ¿Descubro el llamado del Señor a anunciar su reino?
ñ ¿Cuáles son las redes que tengo que dejar?
ñ ¿Experimento la necesidad de estar con el Señor compartiendo su vida?

Para repetir a lo largo del dìa 

“Te seguiré, Jesús, te seguiré!”
Para rezar 

Señor, cuando nos mandas a sembrar,
rebosan nuestras manos de riquezas;
tu palabra nos llena de alegría
cuando la echamos a tierra abierta.
Señor, cuando nos mandas a sembrar,
sentimos en el alma la pobreza:
lanzamos la semilla que nos diste
y esperamos inciertos la cosecha.
Y nos parece que es perder el tiempo,
este sembrar en insegura espera.
Y nos parece que es muy poco el grano
para la inmensidad de nuestras tierras.
Y nos aplasta la desproporción
de tu mandato frente a nuestras fuerzas,
pero la fe, nos hace comprender,
que estás a nuestro lado en la tarea.
Y avanzamos sembrando por la noche
y por la niebla matinal. Profetas
pobres, pero confiados en que Tú
nos usas como humildes herramientas.
Gloria a ti, Padre Bueno, que nos diste
a tu Verbo, semilla verdadera,
y por la gracia de tu Santo Espíritu
la siembras con nosotros en la Iglesia.
                                   Hno. Fermín Gainza

San Andrés 
San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaúm, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.
Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía del desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.
Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.
Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.
En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.
Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaba que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba’”.
Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarás junto a mi Maestro en el cielo”.
La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.

LECTIO DIVINA 

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     4, 18-22

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Palabra del Señor.

1.     LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·        Guías para la lectura:

Al comenzar el anuncio del reinado de Dios, Jesús reúne a sus discípulos. Éstos son los primeros destinatarios de su mensaje y serán también los continuadores de la predicación, superando las fronteras del pueblo de Israel.
Los primeros convocados son modelos de respuesta pronta y de disponibilidad ante el llamado. La metáfora “pescar hombres” (4,19) responde bien al ambiente de las inmediaciones del lago de Galilea.
“Pescar hombres” manifiesta el sentido de “congregar”, acción que está en la base de la formación de la comunidad cristiana, y también hace referencia a los últimos tiempos, a la “pesca final”, es decir, a la separación futura entre los que obran el bien y los que obran el mal (13, 47-50). Nosotros también hemos sido llamados a pertenecer a la comunidad de Jesús, su Iglesia, y estamos invitados a dar una respuesta pronta y decidida. 
Comentario extraído de “Evangelios de la Biblia de la Iglesia en América” (BIA) –
Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·        Preguntas para la meditación:

·         ¿Cuál fue el llamado tan particular de Jesús que provocó la inmediata reacción de Pedro y Andrés?
·         ¿Qué dejaron de lado Pedro, Andrés, Santiago y Zebedeo por seguir a Jesús?
·         ¿Qué significa hoy “ser pescador de hombres”?

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Concédeme, Padre Dios, un corazón sencillo y generoso para ser tu hijo y también para hacerme discípulo y misionero de Jesús, en estos tiempos en los que me diste la vida. 
Tomado de Evangelio cotidiano, comentario y oración 2012 Editorial San Pablo

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Ante el encuentro con Jesús la vida cambia,  y mucho más si descubrimos que nos llama para una tarea especial. Ya no somos los mismos, ya no vivimos igual.
Su vida se ha metido dentro de la nuestra y la ponemos al servicio de los hermanos.  
Tomado de Evangelio cotidiano, comentario y oración 2012 – Editorial San Pablo

5.     ACCIÓN -  ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·        Preguntas para la acción:

·         ¿Estoy atento a la mirada y al llamado a misionar del Señor?
·         ¿Estoy dispuesto a seguirle realmente como un discípulo?
·         ¿Qué “costos” estoy dispuesto a “pagar” por seguirlo? 

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