5 de noviembre de 2012


5 de noviembre de 1012 – TO – LUNES DE LA SEMANA XXXI
  
“Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.”

Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos    2, 1-4

    Hermanos:
    Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos.
    Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.
Palabra de Dios.

SALMO    Sal 130, 1. 2. 3
R.    Señor, guarda mi alma en la paz, junto a ti.

    Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor,
    ni mis ojos se han vuelto altaneros.
    No he pretendido grandes cosas
    ni he tenido aspiraciones desmedidas. R.

    No, yo aplaco y modero mis deseos:
    como un niño tranquilo en brazos de su madre,
    así está mi alma dentro de mí. R.

    Espere Israel en el Señor,
    desde ahora y para siempre. R.

EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas    14, 12-14

    Jesús dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
    Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
    ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!»
Palabra del Señor.

ü Para reflexionar
·         Jesús desafía los prejuicios sociales y religiosos de su época y su cultura. El objetivo de los banquetes no era suplir las necesidades de alimento, sino que eran un modo para conseguir nuevos aliados, consolidar antiguas amistades y demostrar a simpatizantes y adversarios que se contaba con los recursos económicos y sociales para asumir un gasto extraordinario.
·         Lo primero que hace Jesús es alertar a los invitados para que no caigan en el eterno juego de sentarse en los asientos preferentes para indicar su posición social, religiosa y política.
·         El siguiente gesto se dirige al anfitrión, para que no convierta un momento de encuentro y gratuidad en una ocasión para exhibir su poder y su ambición.
·         Para Jesús, la cena era un momento de comunión con todos aquellos que, aunque excluidos de la escala social, religiosa o económica, eran capaces de abrazar la causa del Reino y hacer del alimento un gesto de solidaridad que anticipa la justicia de Dios.
·         Nuestra fe cristiana nos desafía hoy a retar los prejuicios culturales, que otorgan mayor valor a las personas que cuentan con mayor crédito económico, excluyendo a aquellos que carecen de los medios para hacerse reconocer de bancos, empresas e instituciones.
·         Como cristianos debemos saber que lo único que incrementa nuestro inmenso valor como seres humanos es la capacidad de solidarizarnos con quienes han sido despojados de su dignidad humana.
· · · 
·         Pablo está en la cárcel, probablemente en Éfeso. Cuando escribe a los filipenses ya ha comparecido ante el tribunal, pero la sentencia está todavía pendiente. Encarcelado y juzgado por ser cristiano, Pablo puede pedir con coherencia y autoridad a los miembros de la comunidad de Filipos, que den a su vez testimonio cristiano; y se ha ofrecido a sí mismo como modelo de lucha contra los enemigos del Evangelio.
·         La carta a los Filipenses está llena de cariño por parte de Pablo, correspondiendo así al afecto que le tenía aquella comunidad. La comunidad cristiana de Filipos debió, como todas las demás, sentirse agitada por disensiones de grupos opuestos. Este parece ser el motivo por el que les pide encarecidamente que le den la gran alegría demantenerse unánimes y concordes, con un mismo amor y un mismo sentir.
·         Para Pablo los motivos para vivir esta unidad se apoyan sobre todo en la fe, dado que nos une el mismo Espíritu. Las divisiones vienen de que cada uno se cree superior a los demás y se preocupa de lo suyo, sin prestar atención a lo que interesa a los demás.
·         No obrar por envidia ni por ostentación, considerando siempre superiores a los demás, sin encerrarse en los propios intereses, sino buscando el interés de los demás, son las condiciones que ayudarán a mantener esta unanimidad.
· · · 
·         Jesús ya recomendó no ir buscando los primeros puestos al ser invitados. Ahora, en el marco de una gran cena en casa de uno de los jefes de los fariseos, anuncia de una manera radical algunas de las exigencias del Reino de Dios.
·         Al que lo había invitado le dice “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus “amigos”, ni a tus “hermanos” ni a tus “parientes”, ni a tus “vecinos ricos” si lo hacemos así, lo que estamos buscando en el fondo, es que luego ellos nos inviten.
·         Si seguimos el criterio de Jesús y la nueva lógica del reino, si invitamos “a pobres, lisiados, cojos y ciegos”, no podrán pagarnos, y entonces el que nos premiará será Dios.
·         El evangelio se nos presenta muchas veces opuesto a nuestros criterios espontáneos y a las directrices de este mundo. En el mundo todo se calcula y se mide, la rentabilidad es la norma y alcanzar el éxito es el valor supremo. Los importantes son los que saben manejarse, “todos trepan” y muchos sólo cuentan cuando sirven a intereses personales y satisfacen los deseos y necesidades de los que alcanzaron el primer lugar.
·         A pesar de esto, las palabras del evangelio de hoy, desvelan el fondo del corazón de Dios y son una invitación a nuestra conversiónJesús invierte el orden de valores, olos pone en su verdadero lugargrande es el que sirve; vive el que muere a sí mismo; rico es el que se desprende de todo para ser colmado con lo que recibe y recoge.
·         Dios llama gratuitamente; y los destinatarios serán todos aquellos a quienes los hombres atribuyen los últimos lugares. Sin embargo, a los ojos de Dios son los más queridos, porque no tienen nada de qué presumir y no tendrán con qué pagar.
·         El discípulo de Jesús no se mueve por el egoísmo que busca la recompensa de sus serviciosDa, ama, sin buscar nada a cambio. Por eso sirve a los pobres, a los excluidos; hasta a los enemigos. Sólo así se asegurará la única recompensa, la del Padre, la que tiene valor definitivo.
·         Esta nueva actitud surge de una profunda experiencia de la misericordia de Dios, que gratuitamente se ha acercado a los hombres. Sólo, con esa manera de vivir el creyente se hace en el mundo signo del amor del Dios bueno, que hace salir el sol sobre justos e injustos. Sólo el Padre es recompensa auténtica para el servicio desinteresado del creyente.

ü Para discernir
·         ¿Creo vínculos interesados?
·         ¿Sé dar sin esperar nada a cambio?
·         ¿Me acerco a aquellos que no pueden brindarme nada?

ü Repitamos y vivamos hoy la Palabra
“Señor, dame a conocer el camino de la vida!”
   
ü Para la lectura espiritual
«Te pagarán cuando resuciten los justos»
…”El amor tiene un gran poder; es nuestra fuerza. Si carecemos de amor, todo el resto no nos servirá de nada. «Yo podría hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles, dice el apóstol Pablo, si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden» (1C 13, 1). Escuchad seguidamente esta magnífica palabra: «Podría repartir en limosna todo lo que tengo, y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve» (v. 3). Si sólo tienes amor, aunque no puedas dar nada a los pobres, amas. Aunque no dieras más que «un vaso de agua fresca» (Mt 10,42) eso solo ya sería suficiente para obtener la misma recompensa que Zaqueo, que distribuyó la mitad de su fortuna (Lc 19,8) ¿Cómo puede ser esto? ¿Uno da poco, el otro mucho y sus gestos tienen el mismo precio? Pues sí –los recursos son desiguales pero el amor es el mismo…
El salmista dice: «Vamos a la casa del Señor» (Sl 121,4). Es a nosotros que nos toca ver si realmente vamos. No son nuestros pies, sino nuestros corazones los que nos conducen hasta allí. Ved si vamos hacia allá; que cada uno se pregunte: ¿Qué haces para el fiel pobre, para tu hermano indigente o para el mendigo que tiende su mano? Fíjate en si tu corazón es estrecho… «Buscad lo que construye la paz de Jerusalén» (v. 6). ¿Qué es lo que hace que
haya paz en Jerusalén? «La abundancia para los que te aman» (Vulg). El salmista se dirige a Jerusalén: «Los que te aman vivirán en la abundancia» –la abundancia después del despojo. Aquí abajo, la miseria, allá arriba, la abundancia; aquí, la debilidad, allá, la fuerza; los que son pobres aquí, allá arriba serán ricos. ¿De donde les viene su riqueza? De haber dado aquí los bienes, recibidos de Dios, que poseían por un tiempo; allá reciben lo que Dios les da por toda la eternidad.
Hermanos míos: aquí los ricos son los pobres; es bueno que el rico descubra su pobreza. ¿Se cree que está lleno? Es hinchamiento, no plenitud. Que reconozca su vaciedad para poder ser colmado. ¿Qué es lo que posee? Oro. ¿Qué es lo que todavía le falta? La vida eterna. Que mire bien lo que tiene y reconozca lo que le falta. Hermanos, que dé lo que posee a fin de recibir lo que no tiene”…
San Agustín (354-430) obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Exposición sobre el salmo 121

ü Para rezar
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara


lo mismo que te quiero te quisiera.

LECTIO DIVINA 

No invites a tus amigos, sino a los pobres y a los lisiados
  
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     14, 12-14

Jesús dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!»
Palabra del Señor. 

1.     LECTURA -  ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO? 

 ·   Guías para la lectura:           

Esta enseñanza de Jesús es a propósito del comportamiento de los invitados a un banquete. Se refiere a hacer el bien sin esperar ninguna retribución, tema ya tratado con anterioridad en otro contexto (6,34-25).
A partir de un ejemplo tomado de la vida diaria (una invitación a comer), Jesús enseña que sus discípulos deben ser desinteresados; y que jamás deben hacer el bien con la mirada puesta en la retribución, ni buscar recompensa alguna en este mundo. La recibirán de manos de Dios, quién es generoso en grado infinito (14,14).
  
2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO? 

·                        Preguntas para la meditación:

Ø ¿Cuál es el peligro de invitar a quiénes me pueden retribuir?
Ø ¿En qué consiste la felicidad en la elección de los invitados a mi mesa?
Ø ¿De quién debo ansiar únicamente la recompensa? 

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
        
Señor que yo espere solamente la recompensa que viene de tu mirada. Dame la humildad y el ocultamiento en mis buenas obras.  

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
   
Reflexiono en las palabras de Jesús en la palabra de hoy.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!
 
5.     ACCIÓN -  ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø ¿En quiénes pondré mi mirada para recibir a alguien en mi casa y/o parroquia?
Ø¿De quién buscaré realmente recompensa por mis acciones?
Ø¿Con quién compartiré lo reflexionado hoy en la Lectio?




lo mismo que te quiero te quisiera.

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