5 de diciembre de 2012


5 de diciembre de 2012 - MIÉRCOLES I DE ADVIENTO

“Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos
que sobraron se llenaron siete canastas.”
 
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías    25, 6-10a

    En aquel día:
    El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
    El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
    Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
    Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!» Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña.
Palabra de Dios.

SALMO    Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 6cd)
R.    Habitaré en la Casa del Señor,
       por muy largo tiempo.

    El Señor es mi pastor,
    nada me puede faltar.
    El me hace descansar en verdes praderas,
    me conduce a las aguas tranquilas
    y repara mis fuerzas. R.

    Me guía por el recto sendero,
    por amor de su Nombre.
    Aunque cruce por oscuras quebradas,
    no temeré ningún mal,
    porque tú estás conmigo:
    tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

    Tú preparas ante mí una mesa,
    frente a mis enemigos;
    unges con óleo mi cabeza
    y mi copa rebosa. R.

    Tu bondad y tu gracia me acompañan
    a lo largo de mi vida;
    y habitaré en la Casa del Señor,
    por muy largo tiempo. R.

EVANGELIO
    + Lectura del santo Evangelio según san Mateo    15, 29-37

    Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
    Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer.
No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino.»
    Los discípulos le dijeron: « ¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?»
    Jesús les dijo: « ¿Cuántos panes tienen?»
    Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados.»
    El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos.
    Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
 Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

El evangelista Mateo integra magistralmente dos narraciones para subrayar su sentido catequético. Por una parte relata la acción sanadora de Jesús, devolviendo la salud, la dignidad y la vida al pueblo, enfermo y desesperanzado por tantos males que le afectaban.
Por otra parte, Jesús muestra la base compasiva y misericordiosa que marca su acción liberadora a través de los milagros.
Jesús se hace alimento que sacia el hambre de todos los que se acercan a él. Siete panes y siete canastas de sobras significan la plenitud de los bienes mesiánicos. La salvación es como el pan que llega para saciar las necesidades de todos.
La Iglesia siempre se ha preocupado por atender a las necesidades de los empobrecidos y excluidos. Particularmente en los últimos años su preocupación tiende a rebasar acciones puramente puntuales y asistencialistas con procesos y proyectos de promoción humana y liberación integral.
Se trata de acompañar al pueblo en la conquista de su dignidad como hijo de Dios, mediante la gestión de proyectos integrales de promoción humana y cristiana. No se puede ser auténticamente cristiano sin comprometerse con esta causa.
***
En las costumbres orientales que aparecen frecuentemente en la Biblia el banquete forma parte del ritual de entronización de los reyes. Con frecuencia la fastuosidad en la preparación de la mesa, la calidad de los manjares y de los vinos son signo del poder de un rey, y muy particularmente son el modo de celebrar una victoria.
El texto de lectura del profeta Isaías fue probablemente redactado hacia el siglo V o IV a.C. y el banquete quiere expresar como se solemniza la victoria de Israel sobre los demás pueblos que hasta entonces lo han oprimido. Dios es, en definitiva, el verdadero triunfador ya que ha conducido al pueblo en medio de calamidades hasta el triunfo; por eso, Dios mismo anuncia que será el anfitrión de su propia mesa en la que han de participar todos los que han sido fieles a su palabra. Dios no quiere ver lágrimas en los ojos de nadie, no habrá más luto ni tristeza; se ha acabado la violencia y la opresión.
Con toda la poesía y humanidad que tiene la imagen de una comida la Palabra nos ayuda a entender los planes de Dios. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios al invitarnos a la fiesta celebra la victoria sobre la muerte: el enemigo más grande, la gran obsesión de la humanidad, el gran fracaso, el gran absurdo, el símbolo de la fragilidad y del sufrimiento.
***
Mucha gente se acerca a Jesús llevando lisiados, ciegos, mudos y otros enfermos. La lista de enfermos pone de relieve la atención de Dios dirigida en primer lugar hacia las miserias humanas.
En Jesús de Nazaret se han cumplido las promesas del profeta. Con Él ha llegado la plenitud de los tiempos. El signo de la venida del Mesías es que el mal retrocede, la desgracia y la opresión son vencidas.
El tiempo de la fiesta y de la alegría ha llegado, porque, por fin, el que tenía cautivo al hombre ha caído, y el llanto de los pobres es secado por el mismo Dios, que recogiendo sus dolores los transforma en gozo y fiesta.
Jesús hace de una comida el signo de su gracia: prepara un banquete para los suyos, con lo que cumple de modo pleno lo anunciado y esperado. Un banquete austero en cuanto a la comida, pero exuberante y especial en su manera de manifestar la providencia.
Es una comida que nace de la compasión; un alimento para no desfallecer por el camino, comida repartida por los discípulos; comida de acción de gracias capaz de saciar a todos. Comida que es Él mismo. Su presencia entre nosotros nace de la compasión de Dios; está a nuestro lado sosteniendo nuestro caminar; llega a nosotros por ministerio de sus apóstoles y predicadores; Él es nuestra Eucaristía y puede saciar todo corazón y todo anhelo.
Jesús ofrece fiesta, no tristeza. Fiesta en la que sólo se quiere expresar lo desbordante de la vida que Dios nos regala. El manjar, si bien es para todos, no es el mismo. Tendrá la medida del hambre y el sabor de aquello en que nos sentimos más hambrientos. Nuestra esperanza se alimenta de nuestra hambre, crece con el hambre.
El Adviento es para los que nos sabemos débiles, hambrientos y pecadores y acudimos a Jesús; el Salvador que se compadece, seca nuestras lágrimas, nos da de comer, anuncia su palabra de vida y de fiesta y nos acoge a todos. Adviento es ir tras la promesa de la fiesta y la comida para los pobres entre los cuales debemos incluirnos y aceptarnos, no sólo con la pobreza de ser pecadores, sino con la pobreza más radical de ser lisiados, de haber sido heridos por una vida que exigimos con todo nuestro ser y que nunca se nos da más que a medias. Una pobreza que nos envuelve como un manto de luto.
Aceptar esta pobreza es clamar sin dudas a Dios que viene a transformar nuestro luto en danza y nuestro desierto en mesa de fiesta.

PARA DISCERNIR

¿Cuáles son mis hambres más profundas?
¿De qué necesito que Dios se compadezca y me salve?
¿Cuáles son los motivos por los que quiero hacer fiesta de la vida?

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…La opción preferencial por los pobres nos impulsa, como discípulos y misioneros de Jesús, a buscar caminos nuevos y creativos a fin de responder a la realidad creciente de pobres. La situación precaria y la violencia familiar con frecuencia obliga a muchos niños y niñas a buscar recursos económicos en la calle para su sobre vivencia personal y familiar exponiéndose también a graves riesgos morales y humanos… (Aparecida 409)

PARA REZAR

Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús y acrecienta la feliz esperanza, el hambre por el banquete de la vida plena y definitiva, que con el Padre preparas para todos los hombres.
Te bendecimos por el pan de cada día, signo de tu preocupación por nosotros.
Te bendecimos por el amor de cada día que nos impulsa a buscar el pan que necesitamos, para nosotros y para los que más necesitan.
Te bendecimos por tu amor que se hace amor en nuestras pobres manos y busca alimentar la esperanza de tu pueblo.
Ven Señor Jesús, a mi vida,
y desde mi vida a la vida del mundo.

LECTIO DIVINA
  
Jesús cura a muchos y multiplica los panes
 
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     15, 29-37

Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino.» 
Los discípulos le dijeron: «¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?»
Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tienen?»
Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados.»
Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos.
Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Palabra del Señor. 

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:           

Este sumario, que prepara la segunda multiplicación de los panes, nos informa de la partida de Jesús hacia la orilla del lago de Galilea; introduce el tema de “la montaña”, uno de los temas preferidos por Mateo (5,1; 14,23),  y presenta la actividad milagrosa de Jesús en favor de los enfermos. La gente reacciona glorificando al “Dios de Israel” que ha enviado a su Mesías a sanar los males del pueblo.
El episodio de la segunda multiplicación de los panes y de los peces toma como base el anterior relato de Mateo (14, 13-21), aunque con algunas diferencias. El Mesías sigue manifestando su misericordia hacia la gente (15, 30-31), saciando una vez más el hambre de la multitud.
Además de manifestar la misericordia de Jesús a la gente hambrienta, estos relatos también evocan la Eucaristía, pues ésta será el alimento sobreabundante que nutre nuestra comunión con Jesús y nuestros hermanos. 

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas  para la meditación: 

Ø ¿Qué relación tiene este pasaje con el sentido de la Eucaristía? 
Ø ¿Quién dio de comer a la multitud?
Ø ¿Quién tuvo compasión de la gente y por qué?  

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
         
Oremos guiados por la lectura de los Salmos de la liturgia del día. SALMO     Sal 22, 1-6
 
            R. Habitaré por siempre en la Casa del Señor.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. 

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal,
porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. 

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. 

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.
                           
4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
       
Repito y reflexiono en este texto que me alcanza la liturgia de hoy: ALELUIA

Aleluia.
El Señor viene a salvar a su pueblo.
Felices los preparados para salir a su encuentro.
Aleluia.
  
5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø¿Siento compasión por la gente que sufre a mi alrededor? 
Ø¿Estoy dispuesto a compartir lo que tengo en favor de los que no tienen? 
Ø¿Vivo la Eucaristía también como un gesto solidario a los demás?

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