14 de febrero de 1913 - JUEVES
DESPUES DE CENIZA
“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí
mismo,
que cargue con su cruz cada día y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida,
la perderá y el
que pierda su vida por mí, la salvará.”
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del
Deuteronomio 30, 15-20
Moisés habló al pueblo
diciendo:
Hoy pongo delante de ti la
vida y la felicidad, la muerte y la desdicha. Si escuchas los mandamientos del
Señor, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas al Señor, tu Dios, y cumples sus
mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces vivirás, te multiplicarás, y
el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde ahora vas a entrar para
tomar posesión de ella.
Pero si tu corazón se desvía y
no escuchas, si te dejas arrastrar y vas a postrarte ante otros dioses para
servirlos, yo les anuncio hoy que ustedes se perderán irremediablemente, y no
vivirán mucho tiempo en la tierra que vas a poseer después de cruzar el Jordán.
Hoy tomo por testigos contra
ustedes al cielo y a la tierra: yo he puesto delante de ti la vida y la muerte,
la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes,
con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de
ello depende tu vida y tu larga permanencia en la tierra que el Señor juró dar
a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 39, 5a)
R. ¡Feliz el que pone en el
Señor toda su confianza!
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los
malvados,
ni se detiene en el camino de
los pecadores,
ni se sienta en la reunión de
los impíos,
sino que se complace en la ley
del Señor
y la medita de día y de noche!
R.
El es como un árbol
plantado al borde de las
aguas,
que produce fruto a su debido
tiempo,
y cuyas hojas nunca se
marchitan:
todo lo que haga le saldrá
bien. R.
No sucede así con los
malvados:
ellos son como paja que se
lleva el viento.
Porque el Señor cuida el
camino de los justos,
pero el camino de los malvados
termina mal. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 9, 22-25
Jesús dijo a sus discípulos:
«El Hijo del hombre, les dijo,
debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.»
Después dijo a todos: «El que
quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada
día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda
su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero,
si pierde y arruina su vida?»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Uno de los grandes problemas del ser humano es la
capacidad de acumular y de centrar toda su existencia en el poder y en el
tener. Jesús se enfrenta a esta realidad natural del ser humano e impone una
exigencia profunda de vida a aquellos que quieren seguirle y caminar siguiendo
su proyecto: renunciar al acaparamiento y al egoísmo.
¿Cómo entender un Mesías que se anuncia a sí mismo
como Dios-sin-poder? ¿Estamos dispuestos a seguir su propuesta, que va en
contravía a los esquemas de crecimiento económico y de status que impone el
modelo social en el que vivimos?
Jesús es tremendamente radical con su propuesta y las
exigencias que propone a sus seguidores son tan radicales como su opción de
vida. Es entonces cuando entendemos el tema de la cruz, que nos trae el
evangelio de hoy.
La cruz no debe equipararse a las situaciones pesadas
e incómodas de nuestra vida. La cruz que Jesús nos invita a abrazar es el
seguimiento de su persona y de su propuesta.
Un seguidor de Jesús está llamado a seguir al Maestro
de Nazaret de tal manera que logre actualizar en su propia vida la pasión,
muerte y resurrección de Aquel a quien confiesa como Señor.
***
Moisés se dirige al pueblo antes de la entrada en la
tierra prometida. Han soportado la travesía a través del desierto, han
comenzado el proceso de convertirse en el pueblo de Yahvé. Es el pueblo que
pertenece a Dios, en el que pertenecerse unos a otros, y que pertenecen a la
tierra prometida.
Han entrado en la alianza con Dios y están íntimamente
unidos por la ley y el poder de Dios que se manifestó en Moisés y Josué.
A partir de sus elecciones, de su fidelidad
o infidelidad, continuarán viviendo o correrán hacia la muerte y la
destrucción. Sin el apoyo y la cercanía de Dios estarán desamparados frente a
todo lo que deberán afrontar. No entrarán sólo en un nuevo país, sino en nuevo
nivel de intimidad y de conocimiento de Dios. Es un tiempo para que elijan con
un solo corazón, una sola mente y un solo objetivo.
***
Lucas en el evangelio reafirma esta necesidad
de elección a los que se inclinan a seguir al Hijo de Dios, que va
trazando un camino de entrega no exento de dolor, de
rechazo y de cruz. Si queremos seguirlo debemos, como Él, negarnos a nosotros
mismos, tomando nuestra cruz y siguiendo sus pasos. Los primeros cristianos
vivieron esta elección renunciando a los bienes y servicios personales para
compartirlos con los demás miembros de la comunidad.
El segundo día de
Cuaresma se nos dice que ésta debe ser nuestra disciplina diaria y
una elección de por vida: optar por el bien común, que
cuida la vida de los otros, que confía en Dios ante las dificultades y pruebas
y por esa misma confianza se convierte en vida abundante para todos.
Es tiempo de elegir la vida y la bendición, la justicia y santidad. Al principio puede parecer abrumador, pero
seguimos las huellas de Aquel que garantiza nuestros pasos y son muchos los que
nos han precedido en la fe.
PARA
DISCERNIR
¿Qué elijo para mi vida?
¿Qué es bendición para mi vida? ¿Qué maldición?
¿Cuándo elijo una y cuando la otra?
¿Qué fuerza tienen las elecciones en mi vida?
¿Qué elijo diariamente como paso de bendición para mi
vida?
¿A qué tengo que renunciar para vivir la bendición?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
“Si morimos con él, viviremos con él” (2 Tim 2,11).
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
Por encima de la finitud, del espacio y del tiempo, el
amor infinitamente infinito de Dios viene y nos toma. Llega justo a su hora.
Tenemos la posibilidad de aceptarlo o rechazarlo. Si permanecemos sordos,
volverá una y otra vez como un mendigo, pero también como un mendigo llegará el
día en que ya no vuelva. Si aceptamos, Dios depositará en nosotros una
semillita y se irá. A partir de ese momento, Dios no tiene que hacer nada más,
ni tampoco nosotros, sino esperar. Pero sin lamentarnos del consentimiento
dado, del “sí” nupcial. Esto no es tan fácil como parece, pues el crecimiento de
la semilla en nosotros es doloroso. Además, por el hecho mismo de aceptarlo, no
podemos dejar de destruir lo que le molesta; tenemos que arrancar las malas
hierbas, cortar la grama. Y, desgraciadamente, esta grama forma parte de
nuestra propia carne, de modo que esos cuidados de jardinero son una operación
cruenta. Sin embargo, en cualquier caso la semilla crece sola. Llega un día en
que el alma pertenece a Dios, en que no solamente da su consentimiento al amor,
sino en que, de forma verdadera y afectiva, ama. Debe entonces, a su vez,
atravesar el universo para llegar hasta Dios. El alma no ama como una criatura,
con amor creado. El amor que hay en ella es divino, increado, pues es el amor
de Dios hacia Dios que pasa por ella. Sólo Dios es capaz de amar a Dios. Lo
único que nosotros podemos hacer es renunciar a nuestros propios sentimientos
para dejar paso a ese amor en nuestra alma. Esto significa negarse a sí mismo.
Sólo para este consentimiento hemos sido creados.
S. Weil, A la espera de Dios, Madrid 1993, 84
PARA REZAR
Señor, acercarme a Vos
es prepararme para la prueba.
Dame la capacidad de orientar bien mi corazón
y mantenerme firme para no confundirme
en el tiempo del dolor.
Quiero pegarme a Vos Señor y no alejarme,
aceptando lo que venga con paciencia
en los dolores y los fracasos.
Así como en el fuego se prueba el oro,
en el horno de la humildad el camino cierto.
LECTIO DIVINA
El que pierda su vida por mí la salvará
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Lucas
9, 22-25
Jesús dijo a
sus discípulos:
«El Hijo del
hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.»
Después dijo a
todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue
con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá
y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar
el mundo entero, si pierde y arruina su vida?»
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
El verso 22
del texto del Evangelio de hoy, es conocido como el primer anuncio de la
Pasión de Jesús. El mismo se encuentra inmediatamente después de la profesión
de fe de Pedro: “Tú eres el Mesías de Dios” (v.21). El Señor
declara en forma íntima y reservada a sus discípulos que es realmente el Mesías
esperado, pero también que es el Siervo Sufriente (Isaías 53). Esta aclaración
era necesaria, para alejar las expectativas de un mesianismo en un sentido
terrenal y político, que tuviera como referencia la alimentación de la
multitud. (vs. 10-17). La voz pasiva de los sucesos de la pasión, lo
sitúan a Jesús, en una posición de suma obediencia a la voluntad de Dios. En lo
que se refiere a su resurrección, esta voz pasiva acentúa la idea de que es el
Padre quien resucitará a Jesús y no Él a sí mismo.
Luego de esta
impactante declaración misionológica, y tomando como sustento ejemplar la
grandeza de la misma, el Señor vuelve la mirada “a todos” y les da a
conocer las condiciones para seguirlo. (v.23-25). La audiencia de esta
proclamación, no sólo excede a los doce, y a los discípulos, sino es probable
que incluya a la multitud del milagro de los panes, porque en el relato de
Lucas estos aún no han sido despedidos. De esta manera, sus palabras enfatizan
un claro continente universal que alcanza a todos los que deseen ser seguidores
de Cristo.
La idea de la
renuncia aparece en Lucas sólo aquí (v23); la de llevar su propia cruz
reaparecerá en Lc.14,27. La renuncia puede llevar a sus seguidores a
representarse a sí mismos como condenados a los ojos del mundo, como personas
que están íntegramente comprometidas en su seguimiento a Cristo. En los
versículos 24 y 25, la disposición a la renuncia cobra tal magnitud que está
íntimamente ligada a la conversión y a la salvación.
Una persona
que renuncia a sí misma, no está anulando su identidad ni su vida, sino que
niega su confianza en lo que él mismo es por su naturaleza pecadora, y
acepta su dependencia a la salvación que viene de Dios. El cargar la cruz se
presenta como figura de aceptación a las persecuciones y sufrimientos que
pueden sobrevenir por su seguimiento a Jesús. Asimismo, ese acto es resaltado
como voluntario y como una decisión cotidiana (“cada día”). Finalmente
el gozo del seguimiento (“y me siga”), significa caminar tras sus
pasos confiando en Él con la gratitud de la salvación recibida.
Los vs. 24 y
25 nos recuerdan “la parábola del rico insensato” (Lc. 12,16.21). Amontonó
bienes materiales, pensando todo el tiempo en sí mismo. Se imagina que las
posesiones materiales, o bien el placer, el prestigio, la fama, pueden darle la
paz y satisfacción interiores que está buscando. Pero esta estrechez de su
horizonte hace que su alma sea más y más pequeña. La pierde; es decir, pierde
cualquier remanente de vida más elevada y noble que pudiera haberle quedado al
principio.
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué
significado tiene hoy para mí que Jesús mismo haya anunciado su Pasión?
¿Me siento
realmente incluido en su declaración condicionante para ser un seguidor suyo?
¿Qué cosas
debo renunciar en mi vida que me obstaculizan ser un auténtico discípulo de
Cristo?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, gracias
por tu obediencia sufriente que aceptó con humildad la muerte a nuestro favor.
Gracias por el
poder que te resucitó de los muertos al tercer día y que es manantial de vida
nueva para nuestras vidas.
Con tu misericordia,
ayúdame a ser verdaderamente tu seguidor, aceptando voluntariamente y con gozo
cada día mi cruz.
Muéstrame con
el auxilio de tu Espíritu Santo cuáles son las cosas que me tienen aferrado a
este mundo y me impiden sentir la plenitud de la comunión plena de ser tu
seguidor. Amén.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Releo el texto varias
veces hasta comprender plenamente la profundidad del sacrificio obediente de
Cristo.
Me ubico imaginariamente
dentro de los oidores de la condiciones de un buen seguidor y medito haciendo
un espacio de silencio en las palabras: “Venir detrás de mí”, “renuncie
a sí mismo”, “cargue con su cruz cada día” y “me siga”.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿A qué cosas
que me estorban en mi caminar cerca de Cristo, voy a renunciar hoy?
¿Cómo voy a
reaccionar ante algún agravio que reciba por identificarme en mi forma de vida
como cristiano?
¿Con quiénes voy
a compartir lo que el Señor me mostró en la Lectio divina de hoy?
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