4 de febrero de 2013 – TO - LUNES DE LA SEMANA IV
“«Vete a tu casa con tu familia,
y anúnciales
todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.»
El hombre se
fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis
lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban
admirados.”
PRIMERA
LECTURA
Lectura de la carta a los
Hebreos 11,32-40
Hermanos:
¿Y qué más puedo decir? Me
faltaría tiempo para hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David,
de Samuel y de los Profetas.
Ellos, gracias a la fe, conquistaron
reinos, administraron justicia, alcanzaron el cumplimiento de las promesas,
cerraron las fauces de los leones, extinguieron la violencia del fuego,
escaparon del filo de la espada. Su debilidad se convirtió en vigor: fueron
fuertes en la lucha y rechazaron los ataques de los extranjeros.
Hubo mujeres que recobraron
con vida a sus muertos. Unos se dejaron torturar, renunciando a ser liberados,
para obtener una mejor resurrección.
Otros sufrieron injurias y
golpes, cadenas y cárceles. Fueron apedreados, destrozados, muertos por la
espada. Anduvieron errantes, cubiertos con pieles de ovejas y de cabras,
desprovistos de todo, oprimidos y maltratados. Ya que el mundo no era digno de
ellos, tuvieron que vagar por desiertos y montañas, refugiándose en cuevas y
cavernas.
Pero, aunque su fe los hizo
merecedores de un testimonio tan valioso, ninguno de ellos entró en posesión de
la promesa. Porque Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos
llegaran a la perfección sin nosotros.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 30, 20. 21. 22. 23. 24 (R.: 25)
R. Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor.
¡Qué grande es tu bondad,
Señor!
Tú la reservas para tus
fieles;
y la brindas a los que se
refugian en ti.,
en la presencia de todos. R.
Tú los ocultas al amparo de tu
rostro
de las intrigas de los
hombres;
y los escondes en tu Tienda de
campaña,
lejos de las lenguas
pendencieras. R.
¡Bendito sea el Señor!
El me mostró las maravillas de
su amor
en el momento del peligro. R.
En mi turbación llegué a
decir:
«He sido arrojado de tu
presencia.»
Pero tú escuchaste la voz de
mi súplica,
cuando yo te invocaba. R.
Amen al Señor, todos sus
fieles,
porque él protege a los que
son leales
y castiga con severidad a los
soberbios. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio
según San Marcos 5, 1-20
Jesús
y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los
gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio
un hombre poseído por un espíritu impuro. El habitaba en los sepulcros, y nadie
podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con
grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y
nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la
montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: «¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!» Porque Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!» Después le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» El respondió: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.
Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: «¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!» Porque Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!» Después le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» El respondió: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.
Había allí una
gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros
suplicaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.» El se
lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron
en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara -unos dos mil
animales- se precipitó al mar y se ahogó.
Los cuidadores
huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a
ver qué había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado,
vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella Legión, y
se llenaron de temor. Los testigos del hecho les contaron lo que había sucedido
con el endemoniado y con los cerdos. Entonces empezaron a pedir a Jesús que se
alejara de su territorio.
En el momento de
embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara
quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu casa con
tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de
ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo
que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
El autor les trae a la memoria el ejemplo de los antiguos judíos, que
realizaron cosas difíciles por la fe y permanecieron fieles en la prueba, sin volver
su vista atrás, sino, muy al contrario, dispuestos
a la aventura de la fe. Los antepasados sometieron reinos y ejercieron
justicia; cerraron la boca de los leones, o dominaron la violencia del fuego;
resucitaron hijos y otros que, se han dejado torturar sin ceder, o exiliar.
El autor recalca de las personas que vivieron en esa
etapa el mérito de haber vivido en un tiempo de
promesas: no en los tiempos mesiánicos. La fe, que es algo sobrenatural, se
vive dentro de la experiencia humana y se caracteriza por el don que uno hace de sí mismo para el futuro, el
riesgo que uno corre de abandonar su seguridad y darse de lleno a la novedad. El contenido
del sacrificio de Cristo no es otro que su fe total en el Padre, capaz de hacer surgir lo
inesperado más allá incluso de la muerte.
***
Jesús llega a
la región de los gerasenos, o sea, a un
territorio pagano, por lo tanto, impuro.
Lejos del poblado, entre los sepulcros, vive
un hombre poseído por el espíritu maligno. La
sociedad lo ha marginado: la forma más
rápida de resolver el problema es encerrar al enfermo para que no moleste.
Jesús se acerca a los que la sociedad ha apartado. Es un pobre hombre desquiciado,
privado de sus facultades mentales, que no es dueño de sí mismo y se ha
convertido en su propio enemigo. Cristo
ha venido a combatir el mal que divide al hombre en lo más profundo de sí mismo y lo empuja contra sí mismo.
ha venido a combatir el mal que divide al hombre en lo más profundo de sí mismo y lo empuja contra sí mismo.
El encuentro con Jesús,
la llegada del Reino, no es únicamente una curación, sino una verdadera liberación, un encontrarse a sí mismo, una reconquista de la propia vida. De un ser dividido e insociable, Jesús ha hecho un hombre dueño de sí mismo, lo ha convertido en un hermano.
la llegada del Reino, no es únicamente una curación, sino una verdadera liberación, un encontrarse a sí mismo, una reconquista de la propia vida. De un ser dividido e insociable, Jesús ha hecho un hombre dueño de sí mismo, lo ha convertido en un hermano.
Los gerasenos a pesar
de admirarse de la curación cuando se enteran de que los cerdos se han
precipitado en el lago invitan a Jesús
alejarse de su territorio. Es demasiado el precio que han tenido que pagar
por la liberación de un hombre. La vida de
este hombre vale menos que una piara de puercos. Para Jesús, conducir a un hombre a su liberación, tiene un valor mucho más alto que cualquier otra cosa.
Luego, el hombre que había tenido el espíritu malo le
pidió que lo dejara ir con Él, pero Jesús no se lo permitió. En cambio, lo
enviará a su casa con la misión de manifestar a sus compatriotas la misericordia divina que
él acaba de experimentar. Era la
primera vez que se anunciaba la Buena Noticia en tierra de gentiles.
Las fuerzas del mal atacan al hombre, lo desvían de su
ruta normal, le impiden realizar su camino humano y cristiano: realizarse como
hombre y como hijo de Dios. El pecado siempre es antihumano
aun cuando tome la apariencia de ser su placer o su bien.
Desde la muerte y resurrección de Jesús
el demonio ya no tiene poder sobre el hombre. Solamente el poder que el hombre mismo le concede. Aquí está la buena nueva: las miles de pasiones que lo deformaban, la legión de demonios que lo habitaban, han sido vencidos. Jesús es más fuerte que las fuerzas maléficas del hombre.
el demonio ya no tiene poder sobre el hombre. Solamente el poder que el hombre mismo le concede. Aquí está la buena nueva: las miles de pasiones que lo deformaban, la legión de demonios que lo habitaban, han sido vencidos. Jesús es más fuerte que las fuerzas maléficas del hombre.
Todos necesitamos ser liberados de la legión de malas
tendencias que experimentamos: orgullo,
sensualidad, ambición, envidia, egoísmo, violencia, intolerancia, avaricia,
miedo. Una vez liberados, el Señor nos enseña que seguirlo. También
es saber quedarse allí donde estamos, dando testimonio
de las maravillas que puede obrar el Señor si le damos paso en nuestra vida.
El endemoniado geraseno, es como un prototipo de
tantos hermanos nuestros, excluidos de
la vida social, comunitaria, por algún
estigma llamado: enfermedad,
pobreza, ignorancia, absoluta miseria, otra raza, otra lengua, por ejercer
algún oficio que consideramos sucio, por tener que ganarse la vida
indignamente, en la mendicidad, o revolviendo la basura de nuestras calles.
Pero Jesús los ama y quiere liberarlos.
Todas las imágenes que nos presenta este texto nos dejan adivinar la
importancia delgesto misionero que hace Jesús: liberar al hombre cualquiera sea su degradación.
La Iglesia ha
recibido la misión de continuar este
poder liberador, la lucha y la victoria contra todo mal. El hombre no
evangelizado es un hombre “encadenado”, no libre. Para
liberar la Iglesia tiene que anunciar la Buena Nueva y comunicar la vida de
Cristo. El evangelio nos muestra el modo: salir a la periferia, acercarnos a toda realidad, no
anteponer ningún valor material al valor de la vida, escuchar el clamor del
sufriente y desde un vínculo basado en el amor, auténticamente evangélico,
ayudarlo a recuperar la unidad perdida y la dignidad.
PARA
DISCERNIR
¿Hay en mí algunos sectores que hay que liberar?
¿De veras queremos ser salvados?
¿Vamos hacia todos aquellos que esperan aún su
liberación aunque no estén en el medio cristiano?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
…Llevo tu Buena Nueva Señor…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
«Espíritu inmundo, sal de este hombre»
El hecho del poder del mal en el corazón
humano y en la humanidad es innegable. La pregunta permanece: ¿cómo explicar
este mal? La fe nos dice que existen dos misterios de luz y un misterio de
noche, el cual, sin embargo, se encuentra envuelto por los misterios de luz. El
primer misterio de luz es éste: la fe nos dice que no hay dos principios, uno
bueno y el otro malo, sino un único principio: Dios creador, y este principio
es bueno, es sólo bueno, sin sombra alguna de mal. Por eso el ser no puede ser
una mezcla de bien y de mal: el ser, como tal, es bueno, y por ello pues, es
bueno ser, es bueno vivir. Este es el gozoso anuncio de la fe: no hay más que
una sola fuente, buena, el Creador…
Viene después un misterio de oscuridad, de
noche. El mal no proviene de la fuente misma del ser, no es igualmente
original. El mal proviene de una libertad creada, de una libertad mal
utilizada. ¿Cómo ha sido posible esto? ¿Cómo se produjo? Las cosas permanecen
oscuras. El mal no es lógico. Tan sólo Dios y el bien son lógicos, son luz. El
mal permanece siendo misterioso… Lo podemos atisbar, pero no explicar; no se
puede narrar como un hecho al que le sigue otro hecho porque se trata de una
realidad más profunda. Sigue siendo un misterio de oscuridad, de noche.
Pero inmediatamente se le añade un
misterio de luz. El mal viene de una fuente subordinada. Dios, con su luz, es
más fuerte. Por eso el mal puede ser sobrepasado. Es decir, que la criatura, el
hombre, puede curar… De tal manera que, al fin, en última instancia vemos que
no sólo puede ser curado, sino que, efectivamente, es curado. Es Dios quien ha
introducido la curación. Él mismo en persona entró en la historia. A la fuente
permanente de mal opuso la fuente del bien puro. Cristo crucificado y
resucitado, nuevo Adán, opone al río contaminado del mal un río de luz. Y este
río sigue estando presente en la historia: miremos a los santos, los grandes
santos pero también los santos más sencillos, los simples fieles y vemos que el
río de luz que viene de Cristo es poderoso y está presente en ellos.
Comentario del Evangelio por Papa Benedicto XVI
Audiencia general del 03/12/08
PARA REZAR
ORACIÓN DE SANACIÓN INTERIOR
Señor Jesús, Tú has venido a curar
los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan
turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial que cures
aquellos que son causa de pecado.
los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan
turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial que cures
aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en mi vida,
que me cures de los traumas psíquicos
que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado
a lo largo de toda la vida.
que me cures de los traumas psíquicos
que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado
a lo largo de toda la vida.
Señor Jesús, Tú conoces mis problemas,
los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga
abierta en Tu Corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga
abierta en Tu Corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos,
a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia,
en la preocupación.
a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia,
en la preocupación.
Cura, Señor,
Todas esas heridas que, en mi vida,
han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar
a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos,
cura mi corazón.
Todas esas heridas que, en mi vida,
han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar
a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos,
cura mi corazón.
Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas
que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón,
acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de Tu Corazón Divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor,
la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría
por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.
que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón,
acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de Tu Corazón Divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor,
la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría
por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo autentico
de Tu Resurrección,
de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte,
de Tu Presencia de Viviente entre nosotros. Amén.
Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. El habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
Señor, que sea yo instrumento tuyo de liberación y vida nueva para quienes viven indiferentes y para los nuevos modelos de esclavitud. Que en mi “región” pueda yo ser un testimonio vivo de la libertad que tengo en tu persona.
de Tu Resurrección,
de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte,
de Tu Presencia de Viviente entre nosotros. Amén.
LECTIO
DIVINA
¡Sal de este hombre, espíritu impuro!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 5, 1-20
Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. El habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
Al ver
de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza:
«¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no
me atormentes!» Porque Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu
impuro!» Después le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» El respondió:
«Mi nombre es Legión,
porque somos muchos.» Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de
aquella región.
Había
allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus
impuros suplicaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos, para que entremos en
ellos.» El se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel
hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara
-unos dos mil animales- se precipitó al mar y se ahogó.
Los
cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La
gente fue a ver qué había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron
sentado, vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella
Legión, y se llenaron de temor. Los testigos del hecho les contaron lo que
había sucedido con el endemoniado y con los cerdos.
Entonces empezaron a pedir
a Jesús que se alejara de su territorio.
En el
momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo
dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu
casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al
compadecerse de ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la
Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.
Palabra del Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
El endemoniado indomable
puede ser muy bien figura de los esclavos (grillos, cadenas) y un muerto en
vida (cementerio, sepulcros), poseído por una violencia fanática (espíritu
inmundo). También puede representar la situación de aquellos que viven en un
paganismo opresivo, lejos del Dios del amor inclusivo.
Con todo, el poseso reconoce
perfectamente a Jesucristo, en su dimensión divina. Su actitud y manifestación
es, si se nos permite la osadía “teológicamente impecable”: “Al ver de lejos
a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: ¿Qué quieres
de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo?”. Como es habitual en cada
encuentro con los poderes del mal, Jesús no está dispuesto a “debatir teología”
con los demonios. Simplemente les hace callar y los expulsa. Aquí también le
ordena: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!».
Tanto la esclavitud
personal, sistémica o pagana debe obtener liberación absoluta a la llegada del
Mesías. Esa es la visión y misión de Jesús al enfrentarse a estos poderes.
El cerdo era en el
judaísmo figura de un poder extranjero opresor de Israel. En este pasaje, sin
embargo, donde el protagonista no es judío, el cerdo designa a cualquier poder
que oprime a los hombres.
La gran piara, de alto
valor económico, representa el poder del dinero. Al salir del hombre, los
espíritus van a los cerdos, que mueren al ser precipitados al mar por el
acantilado. La libertad dada al hombre por Jesús es motivo de reacción por
parte de los interesados en su esclavitud. Esto se ve claramente en la reacción
de los dueños de los cerdos. No les importó en absoluto la nueva vida del
endemoniado y que haya recobrado su buen juicio, sólo se lamentaban por la
pérdida del poder económico. Éste estaba asociado, de conformidad con la
interpretación más amplia que planteamos al principio, en los poderes
esclavizantes de los hombres tanto económicos como sociales y rituales.
Los opresores no hacen ni
proponen ninguna acción persecutoria contra Jesús, sino simplemente le piden
que abandone su territorio, es decir, procurar silenciar o acotar su mensaje y
poder liberador.
Los demonios pidieron a
Jesús no salir de la región, los poderosos lo “invitaron” a abandonarla y Jesús
seduce al hombre nuevo a permanecer en ella como testimonio de la libertad
cristiana. La culminación del relato por parte de Marcos, es una clara prueba
de que esta propuesta era la correcta y representaba una inmejorable
oportunidad misionera liberadora para sus conciudadanos: “Vete a tu casa con
tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de
ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo
que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados”.
2. MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿Quiénes
están hoy representados en la figura del endemoniado?
Ø ¿Cuál
sería la actitud de Jesús ante esta situación en nuestros días?
Ø ¿Cuál
sería la reacción de los poderes opresores ante la acción liberadora de Jesús?
3. ORACIÓN -
¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, que sea yo instrumento tuyo de liberación y vida nueva para quienes viven indiferentes y para los nuevos modelos de esclavitud. Que en mi “región” pueda yo ser un testimonio vivo de la libertad que tengo en tu persona.
4. CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Contemplo toda la escena
con los vívidos detalles que nos acerca Marcos.
Reflexiono acerca de la
situación del endemoniado al encontrarse con Jesús y a su situación luego de su
sanidad.
Medito acerca de la
inconveniencia para el “status quo” de que ese hombre haya recuperado su sano
juicio.
5. ACCIÓN -
¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Qué
personas conozco que viven en diferentes situaciones esclavizantes y cuál debe
ser el mensaje del Evangelio para ellos hoy?
Ø ¿Cómo
puedo ser instrumento de liberación del Señor?
Ø ¿Cuál
es la reacción sistémica a la que seguramente me veré enfrentado?
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