Santos Alejandra, Claudia y Daniel
«Si ustedes
permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:
conocerán la
verdad y la verdad los hará libres.»
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Daniel 3, 14-20. 24-25. 28
Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: « ¿Es verdad,
Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la
estatua de oro que yo erigí? ¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de
la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda
clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si
ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de
fuego ardiente. ¿Y qué Dios podrá salvarlos de mi mano?»
Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey
Nabucodonosor, diciendo: «No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de
este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego
ardiente y nos librará de tus manos. Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey,
que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú
has erigido.»
Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de
su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra
y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual. Luego ordenó a los
hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para
arrojarlos en el horno de fuego ardiente.
El rey Nabucodonosor quedó estupefacto y se levantó
rápidamente. Y tomando la palabra, dijo a sus cortesanos: « ¿No eran tres los
hombres que fueron atados y arrojados dentro del fuego?»
Ellos le respondieron, diciendo: «Así es, rey.»
El replicó: «Sin embargo, yo veo cuatro hombres que
caminan libremente por el fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto
se asemeja a un hijo de los dioses.»
Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: «Bendito sea
el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Ángel y ha salvado
a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey,
entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no
fuera su Dios.»
Palabra de Dios.
SALMO Dn 3, 52a y cd. 53. 54-55. 56
R. ¡A ti, gloria y honor eternamente!
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre.
Alabado y exaltado eternamente. R.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria.
Aclamado y glorificado eternamente
por encima de todo. R.
Bendito seas en el trono de tu reino.
Aclamado por encima de todo
y exaltado eternamente. R.
Bendito seas tú, que sondeas los abismos
y te sientas sobre los querubines.
Alabado y exaltado eternamente por encima de todo. R.
Bendito seas en el firmamento del cielo.
Aclamado y glorificado eternamente
por encima de todo. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 8,
31-42
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en
él:
«Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán
verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará
libres.»
Ellos le respondieron: «Somos descendientes de
Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces:
“Ustedes serán libres”?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que todo el que
peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el
hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera,
ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham,
pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes
hacen lo que han aprendido de su padre.»
Ellos le replicaron: «Nuestro padre es Abraham.»
Y Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de
Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les
dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran
como su padre.»
Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la
prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios.»
Jesús prosiguió: «Si Dios fuera su Padre, ustedes
me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí
mismo, sino que él me envió.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
En la primera lectura, el profeta nos narra cómo el Señor envía un ángel a salvar a sus siervos. Los
justos son aquellos que en medio del fuego de las pruebas y
persecuciones mantienen la fidelidad y
la confianza en Dios, que los hace libres. Los tres jóvenes
son imagen del pueblo fiel que persevera en la alabanza, a pesar de las dificultades.
El rey de Babilonia ha levantado un gran ídolo en medio de la llanura y ha
convocado a la muchedumbre; todos alineados, tendrán que rendirle culto. Se
impone la religión del Estado. Está prohibido pensar de modo distinto que el
rey y el que se niega a hacerlo es enviado al gran horno. Los «tres jóvenes» de
Daniel han elegido no someterse a
nadie, sino sólo a Dios.
Aquí se manifiesta la fe y la esperanza
invencibles de los que creen en Dios, ni el tormento del fuego es
capaz de hacerlos renegar. El Dios de Sidraj, Misaj y Abed-Nego es el Dios de
Israel; por tanto, los israelitas han de proceder de semejante manera. El fuego
destinado a devorar a los creyentes quema a los impíos que lo encienden,
y los fieles son capaces de caminar
por las llamas bendiciendo a Dios.
***
Los judíos estaban orgullosos de ser hijos de Abraham y se creían por eso,
interiormente libres y superiores, aunque externamente estuvieran sometidos al
poder de Roma. Jesús les
dice que la verdadera esclavitud del hombre no
consiste en una servidumbre externa, sino en la esclavitud del pecado.
Para San Juan, pecar es convertirse en esclavo, tener por padre al “padre de la mentira”; los
judíos son pecadores porque no aceptan a Cristo, “la Verdad” y, por tanto,
esclavos; de ahí que no pueden ser hijos de Abrahán, hijos de la libertad.
Sólo Jesús es el verdadero Hijo de Dios,
conocedor del Padre. Y por eso sólo El
puede dar la verdadera libertad.
No son libres los judíos meramente por ser herederos de Abrahán, a pesar de
estar orgullosos de ello. Si no pueden
liberarse del pecado, son esclavos. Si no buscan
alcanzar la verdad, son esclavos. Si no creen
en el Enviado de Dios, siguen en la oscuridad y la esclavitud. Y al
contrario: si se mantienen en la palabra de
Jesús “conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.
Jesús les muestra a los judíos que no basta con la descendencia carnal,
genética. La verdadera descendencia es la del
corazón. Sólo es verdadero hijo de Abrahán el
que hace la voluntad de Dios, escucha su Palabra y obedece, como hizo el
patriarca hace tantos siglos, como hizo el mismo Jesús; y como lo debe vivir
cada discípulo.
Así como para Israel la Pascua fue la liberación de Egipto, estamos
caminando a la celebración de la Pascua, que es dejarse
comunicar la libertad del Resucitado.
El cristiano es un hombre libre porque
ha sido liberado por Cristo, llamado a ser dueño
de todas las cosas y a no estar sometido a nadie. El
cristiano es un servidor lleno de
obediencia, que por amor se somete libremente a todos. Lo paradójico,
del evangelio es que la esclavitud del amor
compasivo y servicial a los demás, es el signo
de haber alcanzado la liberación de toda otra esclavitud.
Jesús es perfectamente libre,
porque es perfectamente Hijo. Ama a su
Padre y en nombre de ese amor da su vida. Es libre porque ama: no está apegado
a sí mismo. Nada lo detiene. Ningún egoísmo. Ningún obstáculo al amor.
Sólo el amor libera. Amar sólo
al Dios verdadero. Someterse sólo al
Dios verdadero. Es el único medio para no estar sometido a nadie y liberarse de
cualquier ídolo.
La Pascua de Jesús quiere ser para nosotros un crecimiento en libertad interior. En medio de un
mundo que nos ofrece muchos valores, pero también nos tienta con contravalores
que nos llevan irremediablemente a la esclavitud, se nos invita a ser libres.
Nos toca vivir en una sociedad pluralista y compleja, en la que Jesús nos
pide que permanezcamos firmes y motivados por la
fe en su Palabra.
En medio de una maraña de corrientes y conductas, tendremos que crecer en
la libertad que nos da la verdad de Cristo. Y esto no es algo que alcanzamos
con el simple esfuerzo; se da cuando le dejamos campo
abierto a Dios para que obre en nuestra vida y su gracia nos anime
a dar pasos de seguimiento a Jesús:
el hombre libre y liberador.
Para discernir
¿Cuál es el fruto que da en mi vida la opción por Cristo?
¿Cuál es la obra que me está diciendo a mí si opto por Cristo o no?
¿Experimentamos que la verdad nos hace libres?
¿Nos sentimos libres, o tenemos que reconocer que hay cadenas que nos atan?
¿Nos hemos parado a pensar alguna vez de qué somos esclavos?
Repitamos a lo largo de este día
…Para que seamos libres nos ha liberado Cristo…
Para la lectura espiritual
…La libertad consiste precisamente en el poder de darse. La existencia
humana, en su originalidad, es una oferta, un don, y la libertad se lleva a
cabo en el encuentro con el Otro. La grandeza del hombre está dentro de
nosotros [...] porque sólo el hombre puede tomar la iniciativa del don al que
está llamado. Dios no puede violar la libertad porque es él mismo quien la
suscita y la hace inviolable. Jesús, Dios, de rodillas ante sus apóstoles, es
la tentativa suprema para avivar la fuente que debe brotar para la vida eterna.
En su muerte atroz, Jesús revela el precio de nuestra libertad: la cruz. Lo
cual quiere decir que nuestra libertad
a los ojos del Señor Jesús tiene un valor infinito. Muere para que la libertad nazca en el diálogo de amor que la llevará a plenitud. Nadie como Jesús ha tenido pasión por el hombre, nadie como él ha puesto al hombre tan alto, nadie como Jesús ha pagado el precio de la dignidad humana. Cristo introduce una nueva escala de valores. Esta transformación de valores se inaugura con el lavatorio de los pies, ¡y el mundo cristiano todavía no se ha dado cuenta! Jesús nos da una lección de grandeza, porque la grandeza ha cambiado de aspecto: no consiste en dominar, sino en servir…
a los ojos del Señor Jesús tiene un valor infinito. Muere para que la libertad nazca en el diálogo de amor que la llevará a plenitud. Nadie como Jesús ha tenido pasión por el hombre, nadie como él ha puesto al hombre tan alto, nadie como Jesús ha pagado el precio de la dignidad humana. Cristo introduce una nueva escala de valores. Esta transformación de valores se inaugura con el lavatorio de los pies, ¡y el mundo cristiano todavía no se ha dado cuenta! Jesús nos da una lección de grandeza, porque la grandeza ha cambiado de aspecto: no consiste en dominar, sino en servir…
M. Zundel, Estupor y pobreza, Padua
1990, 19s.
Para rezar
Jesús hombre libre
Nosotros tenemos tu secreto.
Podremos ser como tú.
Felices seremos si recibimos tu mensaje.
Es un mensaje en clave,
por eso el mundo no lo entiende.
Tampoco nosotros seremos comprendidos
si acertamos a cumplirlo en nuestras
vidas.
Podremos llegar a entenderlo?
Tú nos aseguras que seremos libres
si las riquezas no nos atan,
si sabemos compartir con los demás,
si aguantamos las ofensas sin vengarnos,
si sentimos en nosotros las desgracias
ajenas,
si buscamos la justicia
por encima de nuestros intereses,
si tratamos de comprender y perdonar,
si nuestra mirada y nuestro corazón son
limpios,
si ponemos paz en nuestro interior y en
derredor nuestro,
si nos desprecian y persiguen por obrar
rectamente,
si interpretan mal el bien que hemos
hecho.
Jesús, es sencillo, pero nada fácil.
Por eso pedimos tu ayuda.
Lo que nosotros no podemos,
que tu Espíritu lo realice en nosotros,
para que cada día nos sintamos más libres
y nos vayamos pareciendo a Tí.
LECTIO DIVINA
Si
el Hijo los libera serán realmente libres
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Juan 8, 31-42
Jesús dijo a aquellos judíos que
habían creído en él:
«Si ustedes permanecen fieles a mi
palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad
los hará libres.»
Ellos le respondieron: «Somos
descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes
decir entonces: "Ustedes serán libres"?»
Jesús les respondió: «Les aseguro
que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para
siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el
Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son
descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra
en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi
Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre.»
Ellos le replicaron: «Nuestro padre
es Abraham.»
Y Jesús les dijo: «Si ustedes
fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al
hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero
ustedes obran como su padre.»
Ellos le dijeron: «Nosotros no
hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios.»
Jesús prosiguió: «Si Dios fuera su
Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he
venido por mí mismo, sino que él me envió.»
Palabra del Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la lectura:
El versículo 31 en donde Juan identifica la audiencia
a la que Jesús dirige estas palabras, presenta dificultades con el resto del
relato. Esto es porque comienza hablando a “aquellos que habían creído en
Él”, y luego les dice a éstos que “ahora quieren matarme”(vs37). Más aún,
si se sigue el diálogo más allá de la lectura de hoy, en el vs. 44 Jesús dice
que “ustedes tienen por padre al demonio”. ¿Cuál es el significado de creer en
este Evangelio?
Juan usa el verbo “creer” (pisteúo) alrededor
de cien veces, pero nunca emplea el sustantivo “fe”. El uso
frecuente del verbo en combinación con la ausencia total del sustantivo,
demuestra que para Juan la fe no es como un objeto. Es un proceso dinámico,
creemos en Él mientras seguimos viviendo sobre la base de su persona y su
palabra. Para Juan, la fe es verbo y no sustantivo.
El desarrollo anterior arroja más luz sobre la
profundidad de la primera afirmación de Jesús, en donde las palabras
permanencia y fidelidad cobran un sentido central: “Si ustedes permanecen
fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos”. (vs.31b).
También explica el por qué buscaban matarle “…porque mi palabra no penetra en
ustedes” (vs.37).
Pero es la segunda afirmación la que produce una
fuerte reacción de estos judíos creyentes: “conocerán la verdad y la verdad los
hará libres” (vs.32). Estas palabras son una moneda de dos caras. Por un
lado, la interpretación es la alegría del encuentro del camino a la libertad,
pero por el otro, el necesario reconocimiento de que uno está esclavizado. Esto
último que fuera interpretado en clave política y social: “Somos
descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie”, además de
no ser una verdad histórica, los alejaba de la profundidad de las palabras del
Maestro. Jesús les está hablando que son esclavos de ellos mismos en el
presente, y a causa del pecado que reina desde Adán en todo ser humano “…todo
el que peca es esclavo del pecado” (vs.34). Es más, se revela a sí
mismo como el libertador verdadero y definitivo “…si el Hijo los libera,
ustedes serán realmente libres” (vs.36).
En el vs. 37 Jesús retomó lo que los creyentes dijeron
en el vs. 33 “ustedes son descendientes de Abraham…” y de ahí en adelante todo
el resto del capítulo gira alrededor de este tema.
Jesús, comenzó a cuestionar la identidad que sus
oyentes ostentaban, sobre la base de que se identificaban a sí mismos como
hijos de Abraham. No se trataba de cuestiones biológicas: el mismo Jesús
admitió que eran descendientes biológicos de Abraham (vs.37). El
cuestionamiento fue ético, no genético. En esto, Jesús, siguió una línea profética
muy vieja. Aparece no sólo en Juan el Bautista (Mt.3.9) sino, por lo menos
implícitamente, en Jeremías 9.25-26. La clave para identificar a la gente son
sus acciones (vs. 37-39,40). Estas, diferentes de las de Abraham, demostraban
que pertenecían a otro padre.
Finalmente, cuando los judíos sacan a lucir su
credencial filial con Dios mismo “…tenemos un solo Padre, que es Dios”, Jesús
no duda en revelarse abiertamente como el Hijo de Dios, enviado por el Padre,
como el Mesías prometido: “Yo he salido de Dios y vengo de Él. No he venido por
mí mismo, sino que Él me envió” (vs.42). Siguiendo la lógica discursiva de
Jesús, si lo que dicen sus interlocutores fuera cierto desde el punto de vista
espiritual, no sólo no buscarían matarlo, sino le amarían: “Si Dios fuera su
Padre, ustedes me amarían”.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la meditación:
¿Tengo conciencia de mi esclavitud al pecado y la
necesidad de un permanente libertador?
¿De qué manera el creer cobra una dimensión dinámica
para mí?
¿Cuál es mi comprensión de ser un verdadero hijo
de Dios?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO
BÍBLICO?
Señor, gracias porque en tu palabra conocemos la
verdad que nos hace libres.
Señor, ayúdanos a permanecer fieles a tus palabras.
Dios, que nuestras obras muestren que somos tus hijos,
como así también nuestro amor profundo a Jesucristo. Amén.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Trato de introducirme en la escena pero sin
preconceptos, intentando no juzgar a los que polemizan a Jesús, sino
entendiéndolos y mirando con humildad mi propio corazón y pensamientos.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿Qué acciones y conductas voy a hacer y/o dejar de
hacer para permanecer fiel a la palabra de Jesús?
¿Cómo voy a mostrar visiblemente mi amor a Jesús que
me identifica como hijo de Dios?
¿De qué manera práctica voy a vivir la verdad
liberadora de las palabras de Jesús?
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