San
Luis Orione, presbítero
…Que sean perfectamente uno…
PRIMERA
LECTURA
Lectura de los
Hechos de los apóstoles 22, 30; 23, 6-11
Queriendo
saber con exactitud de qué lo acusaban los judíos, el tribuno le hizo sacar las
cadenas, y convocando a los sumos sacerdotes y a todo el Sanedrín, hizo
comparecer a Pablo delante de ellos.
Pablo,
sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos,
exclamó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y
ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los
muertos.»
Apenas
pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y saduceos, y la
asamblea se dividió. Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia
de los ángeles y de los espíritus; los fariseos, por el contrario, admiten una
y otra cosas.
Se
produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos se pusieron
de pie y protestaron enérgicamente: «Nosotros no encontramos nada de malo en
este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel…?»
Como
la disputa se hacía cada vez más violenta, el tribuno, temiendo por la
integridad de Pablo, mandó descender a los soldados para que lo sacaran de allí
y lo llevaran de nuevo a la fortaleza.
A
la mañana siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «Animo, así como
has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 (R.: 1)
R. Protégeme,
Dios mío, porque me refugio en ti.
Protégeme,
Dios mío,
porque
me refugio en ti.
Yo
digo al Señor: «Señor, tú eres mi bien.»
El
Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
tú
decides mi suerte! R.
Bendeciré
al Señor que me aconseja,
hasta
de noche me instruye mi conciencia!
Tengo
siempre presente al Señor:
él
está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Por
eso mi corazón se alegra,
se
regocijan mis entrañas
y
todo mi ser descansa seguro:
porque
no me entregarás la Muerte
ni
dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R.
Me
harás conocer el camino de la vida,
saciándome
de gozo en tu presencia,
de
felicidad eterna a tu derecha. R.
EVANGELIO
X
Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26
Jesús
levantó los ojos al cielo y oró diciendo:
«Padre
santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su
palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en
ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me
enviaste.
Yo
les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca
que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre,
quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen
la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre
justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que
tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en
ellos.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
En Pentecostés,
del año 57, Pablo ha llegado a Jerusalén. Los hermanos le
anuncian que algunos judíos lo acusan de “incitar” a la traición de las
tradiciones de Moisés, abandonando la circuncisión y otros ritos heredados.
Estaba orando en el Templo de Jerusalén cuando es perseguido, a los gritos,acusado de enseñar “contra el pueblo, contra la ley y contra este lugar
santo”. La policía romana interviene y conduce a Pablo a la
fortaleza. Esta vez su cautiverio durará varios años, en Jerusalén, en Cesarea,
capital romana de Palestina y después en Roma.
El oficial romano, queriendo
saber con certeza de qué lo acusaban los judíos, mandó que le quitaran las
cadenas, convocó al Gran Consejo e hizo que Pablo compareciera ante ellos.
Es una cuestión entre
las dos grandes corrientes religiosas de la época: el partido de los Saduceos que no cree en la resurrección y el
partido de los Fariseos que cree en
ella. La astucia de Pablo lo
va a salvar cuando provoca una discusión entre estos dos grupos a tal punto que se olvidan de él.
Como la pelea iba creciendo, el
oficial romano temiendo que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó a la tropa
que lo llevase de nuevo a la fortaleza.
Pablo apela al
César como ciudadano romano, e
invoca su derecho de ser juzgado en Roma. De noche
oye en visión la voz del Señor que le da ánimo, para que dé testimonio a favor
suyo en Roma.
***
Esta es la última plegaria de Jesús antes de entrar en su Pasión:
es la intención principal por la que ofrecerá el sacrificio de su vida, es su testamento.
Jesús agrandando el horizonte
de su comunidad a aquellos que vendrán, ora por
la comunidad futura. Su obra debe continuar y el mensaje del Padre y su
mensaje, tendrá que ser también el de los discípulos. Este mensaje no puede ser
una doctrina aprendida ni una ley externa a la que se está obligado.
Ruega por sus
discípulos y por
cuantos creerán en Él por su palabra. Pide para que los que lo siguen y los que
lo seguirán en el futuro sean “uno”, como
el Padre está en Él, y Él en el Padre, para que el mundo crea que el Padre lo
ha enviado.
El amor no
se puede proponer si no se vive; si no se comunica como experiencia propia. El mensaje vivido es lo que produce la adhesión a Jesús. El mensaje no es una teoría sobre el amor, sino
elanuncio de la vida y muerte de Jesús como
expresión de su amor y del amor del Padre.
Jesús pide la unidad como distintivo de la comunidad de fe. El modelo es siempre el amor y la unidad, que
existe entre Jesús y el Padre. El
amor de los cristianos tiene por modelo el amor mismo de Dios.
La comunión de los hombres con
Dios se evidencia a través de las obras que revelan su amor y será la prueba
convincente de la misión divina de Jesús. No
se convence con palabras, sino con hechos.
Cuando Jesús pide la unidad,
ratifica el supremo mandato: “ámense unos a otros como yo los amo, en
esto los reconocerán como mis discípulos”. Es un mandato y un anuncio. Promete el don de su
Espíritu porque nadie puede amar con su amor sino le es dado.
Esta unidad es la cumbre del evangelio, es la “buena nueva”: el amor mismo de Dios, el amor trinitario es dado
a los que creen. Es ese amor perfecto que une al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo, lo que está trabajando en el corazón de la humanidad cuando
busca, desde y por la unidad, nuevos caminos para la justicia, la paz y el
amor.
PARA
DISCERNIR
¿Dónde pongo
el acento de mi fe?
¿Cuál es mi
esfuerzo más grande?
¿Cuáles son
mis argumentos de credibilidad?
¿Cómo expreso
este llamado a la unidad?
La unidad ¿es
unidad conmigo o unidad en el Señor?
REPITAMOS
A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Estemos
unidos para que el mundo crea…
PARA
LA LECTURA ESPIRITUAL
…No hay que
olvidar que el Señor pidió al Padre la unidad de los discípulos para que den
testimonio de su misión y que el mundo pueda creer que el padre le ha enviado.
Se puede decir que el movimiento ecuménico se inició, en un sentido, a partir
de la experiencia negativa de aquellos que, anunciando el evangelio único, se
sabían cada uno miembro de su Iglesia particular o de su comunidad eclesial
particular. Esta gran contradicción quedaba manifiesta ante aquellos que
escuchaban el mensaje de salvación y en ello encontraban un obstáculo para
acoger el anuncio evangélico.
Esta grave
dificultad, desgraciadamente, no está superada. Es verdad que no estamos en
plena comunión. Y no obstante, a pesar de las divisiones, estamos dispuestos a
recorrer el camino de la plena unión, de la unión que caracterizaba la Iglesia
apostólica en sus inicios y que nosotros buscamos sinceramente. Guiada por la
fe, nuestra oración común lo testimonia. En la oración, nos reunimos en el
nombre de Cristo que es uno. El es nuestra unión…
Juan Pablo II
PARA
REZAR
Danos
Señor un corazón de carne
Danos Señor un corazón de
carne,
para que como Tú, nos
conmovamos
ante el dolor del prójimo más
próximo.
Recrea en nosotros entrañas de
misericordia,
para que inflamados en tu amor
seamos testigos y testimonio
con nuestras obras,
de tu presencia en el mundo.
Señor, resucítanos hoy,
y regálanos como al hijo de la
viuda,
la oportunidad de levantarnos
por sobre nuestras mezquindades
y miserias,
y transmitir con el ejemplo,
las maravillas que Tú obras.
Te lo pedimos por la
intercesión de María Santísima,
a ti, Señor que vives y reinas,
por los siglos de los siglos.
Amén.
LECTIO DIVINA
Que sean perfectamente uno
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 17, 20-26
Jesús levantó
los ojos al cielo y oró diciendo:
«Padre santo,
no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra,
creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero
que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria
que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo,
el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me
enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que
el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.»
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Jesús no sólo
enviaba su pequeño grupo de seguidores hacia el mundo. También confiaba que
ellos tendrían éxito (v.20). Pero Jesús no esperaba frutos aislados o creyentes
individuales. Anhelaba un cuerpo unido, como la vid y sus ramas. Lo que antes
describía principalmente en términos de amor (caps. 13-15), aquí lo describió
en términos de unidad. Pero significa lo mismo. Jesús buscaba para sus
seguidores la misma unidad que caracterizaba su relación con el Padre (vs.
21-22), una relación de perfecto amor (3.35; 5.20; 10.17; 14.31; 15.9-10;
17.23-24, 26).
Tal unidad no
podría ser el resultado de esfuerzos humanos. Como los seres humanos no podemos
hacernos a nosotros mismos hijos e hijas de Dios, sino que tenemos que recibir
tal posibilidad como don de Dios (1.12-13), tampoco podemos inventar la unidad
que Jesús quería para sus seguidores. Tal unidad sólo puede venir de Dios, como
extensión de la perfecta unidad que existe dentro de Dios mismo (vs. 21-22).
Entonces, para
que sus seguidores pudiesen vivir en unidad divina, Jesús compartió con ellos su
gloria. Con referencia al alcance de la palabra “gloria”, sobre la base del
contexto inmediato (la vida interna de Dios) y más amplio (la relación entre la
gloria de Jesús y el don de vida en Juan), parece que el énfasis está en la
nueva vida que ofrece Jesús a los suyos. Vivir en amor y unidad entre sí es la
manera principal, en que los cristianos, podemos manifestar la vida nueva
recibida por Jesús.
El énfasis del
pasaje sigue siendo la misión de Jesús y sus seguidores: “para que el mundo
crea”, para que “el mundo conozca que Tú me has enviado”.
El otro centro
del texto es la completa unidad ente Padre e Hijo. Y para Juan tal unidad no
aparece después de la resurrección, sino que ha caracterizado la relación entre
Padre e Hijo desde antes de la creación, y durante toda la vida de Jesús
(1.1-2, 18; 10.30; 14.9-10). Es decir que, el deseo de Jesús expresado en sus
palabras: “Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo
esté, para que contemplen la gloria que me has dado porque ya me amabas antes
de la creación del mundo”, era que los creyentes entraran en la realidad
que Él gozaba; la experiencia de vivir siempre en el seno del Padre (1.18).
Desde el seno del Padre, inmerso en el amor divino, se aprecia la verdadera
gloria de Jesús y se encuentra motivado a amar a los demás. Lo que Jesús
deseaba para los creyentes era llenarlos de su propia vida y amor: “para que
el amor con que Tú me amaste esté en ellos, y Yo también esté en ellos”.
Sólo así podrán ser no solamente receptores de bendiciones divinas, sino
también canales, agentes de la misión hacia el mundo tan necesitado y tan amado
por Dios.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué significa
entender que Jesús también nos incluyó a nosotros en su oración?
¿Cómo entiendo
la unidad cristiana y el testimonio evangelizador?
¿Qué significa
hoy para mí la pertenencia en el amor del Hijo y del Padre?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO
BÍBLICO?
Señor, gracias
porque en tu oración nos tuviste a nosotros hoy, en tu corazón y seguís
intercediendo a nuestro favor a la diestra del Padre.
Ayúdame a
vivir mi pertenencia a la familia del pueblo de Dios con la intención y
vocación misionera de que el mundo crea.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
A la luz de
las palabras de Jesús “…también por los que, gracias a su palabra, creerán
en mí”, releo la oración sintiéndome especialmente convocado como
recipiente de las promesas y verdades contenidas.
Reflexiono en
los conceptos de unidad, pertenencia y amor con el Hijo, el Padre y con
todos mis hermanos/as en Cristo.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Cómo voy a
vivir el llamado a la unidad testimonial contenida en la oración?
¿De qué
seguridad y paz me apropio al saber que Jesús pidió que esté con Él para
contemplar su gloria (v.24)?
¿Cómo
manifestaré al mundo mi conocimiento del Nombre del Jesús y el amor que recibo
de Él (v.26)?
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