3 de mayo de 2013 - VIERNES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA
Santos Felipe y Santiago, Apóstoles (F)
El que me ha visto ha visto al Padre
PRIMERA
LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 15,
1-8
Hermanos, les recuerdo la
Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual
permanecen fieles. Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la
anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
Les he trasmitido en primer lugar,
lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la
Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
Se apareció a Pedro y después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos
hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han
muerto.
Además, se apareció a Santiago
y de nuevo a todos los Apóstoles. Por último, se me apareció también a mí, que
soy como el fruto de un aborto.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 18,
2-3. 4-5b (R.: 5a)
R. Resuena su eco por toda la
tierra.
El cielo proclama la gloria de
Dios
y el firmamento anuncia la
obra de sus manos;
un día transmite al otro este
mensaje
y las noches se van dando la
noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar
palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la
tierra
y su lenguaje, hasta los
confines del mundo. R.
EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio
según san Juan 14, 6-14
Jesús dijo a Tomás:
«Yo soy el Camino, la Verdad y
la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán
también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.»
Felipe le dijo: «Señor,
muéstranos al Padre y eso nos basta.»
Jesús le respondió: «Felipe,
hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha
visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo
estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que digo no son
mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre
y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en
mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al
Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Jesús habla a sus discípulos, a los que han creído en
Él, sólo así cobran sentido sus palabras. Su vida y su muerte muestran
para el hombre de fe, el camino que lo lleva a la plenitud de la vida. En
Jesucristola verdad de Dios se manifestó toda entera, el que cree
en Él no permanece en las tinieblas. Jesús es también la vida porque
la posee en plenitud y puede comunicarla.
El apóstol Felipe hace a Jesús una petición audaz e
inusitada pero que sin embargo está escondida en el corazón y el deseo de cada
hombre: “muéstranos al Padre y eso nos basta”. Todos queremos ver a
Dios; como si a Dios se lo pudiera mostrar aquí o allá, como se muestra a una
persona o a una cosa cualquiera, como si Dios pudiera ser contemplado
sencillamente con nuestros ojos.
Sin embargo la audacia de Felipe ha
hecho que Jesús revele el verdadero rostro de Dios: “quien me ha visto a mí ha visto al Padre”. Jesús es el rostro
de Dios volcado hacia el hombre. Conocer a Jesús, escuchar sus palabras,
vivir sus mandamientos, equivale a conocer plenamente a Dios. La encarnación
ha hecho lo imposible: poder contemplar el rostro amoroso de Dios
reflejado en la bondad de Jesucristo, en su misericordia y amor hacia los
pobres y sencillos.
Los Apóstoles no acababan de entender la unidad entre
el Padre y Jesús, no alcanzaban a ver al Dios y Hombre en la persona de Jesús. Él no se limita
a demostrar su igualdad con el Padre, sino que también les recuerda
que ellos serán los que continuarán su obra salvadora: les otorga el poder de
hacer milagros, les promete que estará siempre con ellos, y cualquier cosa que
pidan en su nombre, se la concederá. Creer en Dios irá inseparablemente unido
al creer en aquel que Él ha enviado, “su Hijo amado, en quien ha puesto toda su complacencia”.
«Camino, verdad y vida» se pueden resumir en amor sin medida, amor hasta la
muerte. Por eso quien conoce a Jesús conoce a Dios, porque Dios es
amor. El Padre y Jesús se identifican, porque ambos son la máxima expresión del
amor.
Cuando el discípulo entra en la esfera del amor, como
Jesús y como Dios, podrá hacer lo mismo que Jesús, e incluso más, pues la tarea
emprendida por Jesús ha de continuar adelante guiada por los suyos.
PARA DISCERNIR
¿Descubro en Jesús el amor del Padre?
¿Experimento en el amor de Jesús al mismo Padre que me
está amando?
REPITAMOS A LO
LARGO DE ESTE DÍA
…El que me ha visto ha visto al Padre…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA
Cristo Jesús, nuestro
Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué
había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el
mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo
designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a
sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran
junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones.
Y así, después de la
defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su
resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a adoctrinar a los
hombres y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Los apóstoles -palabra
que significa «enviados»-, después de haber elegido a Matías, echándolo a
suertes, para sustituir a Judas y completar así el número de doctores (apoyados
para esto en la autoridad de una profecía contenida en un salmo de David), y
después de haber obtenido la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar
milagros, como lo había prometido el Señor, dieron primero en Judea testimonio
de la fe en Jesucristo e instituyeron allí Iglesias, después fueron por el
mundo para proclamar a las naciones la misma doctrina y la misma fe.
De modo semejante, continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que las demás Iglesias fundadas posteriormente, para ser verdaderas Iglesias, tomaron y siguen tomando de aquellas primeras Iglesias el retoño de su fe y la semilla de su doctrina. Por esto también aquellas Iglesias son consideradas apostólicas, en cuanto que son descendientes de las Iglesias apostólicas.
Es norma general que toda cosa debe ser referida a su origen. Y, por esto, toda la multitud de Iglesias son una con aquella primera Iglesia fundada por los apóstoles, de la que proceden todas las otras. En este sentido son todas primeras y todas apostólicas, en cuanto que todas juntas forman una sola. De esta unidad son prueba la comunión y la paz que reinan entre ellas, así como su mutua fraternidad y hospitalidad, Todo lo cual no tiene otra razón de ser que su unidad en una misma tradición apostólica.
De modo semejante, continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que las demás Iglesias fundadas posteriormente, para ser verdaderas Iglesias, tomaron y siguen tomando de aquellas primeras Iglesias el retoño de su fe y la semilla de su doctrina. Por esto también aquellas Iglesias son consideradas apostólicas, en cuanto que son descendientes de las Iglesias apostólicas.
Es norma general que toda cosa debe ser referida a su origen. Y, por esto, toda la multitud de Iglesias son una con aquella primera Iglesia fundada por los apóstoles, de la que proceden todas las otras. En este sentido son todas primeras y todas apostólicas, en cuanto que todas juntas forman una sola. De esta unidad son prueba la comunión y la paz que reinan entre ellas, así como su mutua fraternidad y hospitalidad, Todo lo cual no tiene otra razón de ser que su unidad en una misma tradición apostólica.
El único medio seguro
de saber qué es lo que predicaron los apóstoles, es decir, qué es lo que Cristo
les reveló, es el recurso a las Iglesias fundadas por los mismos apóstoles, las
que ellos adoctrinaron de viva voz y, más tarde, por carta.
El Señor había dicho en
cierta ocasión: Tendría aún muchas cosas que deciros, pero no estáis ahora en
disposición de entenderlas; pero añadió a continuación: Cuando venga el
Espíritu de verdad, os conducirá a la verdad completa; con estas palabras
demostraba que nada habían de ignorar, ya que les prometía que el Espíritu de
verdad les daría el conocimiento de la verdad completa. Y esta promesa la
cumplió, ya que sabemos por los Hechos de los apóstoles que el Espíritu Santo
bajó efectivamente sobre ellos.
Del Tratado de Tertuliano, presbítero, Sobre la prescripción de los herejes
(Cap. 20, 1-9; 21. 3; 22, 8-10: CCL 1, 201-204)
PARA REZAR
Mentes cansadas
Mentes cansadas,
manos encallecidas,
labriegos al fin de la jornada,
jornaleros de tu viña,
venimos, Padre,
atardecidos de cansancio,
agradecidos por la lucha,
a recibir tu denario.
Llenos de polvo,
El alma hecha girones,
Romeros al filo de la tarde,
Peregrinos de tus montes,
Venimos, Padre,
Heridos por los desengaños,
Contentos por servir a tu mesa,
A recibir tu denario.
Hartos de todo,
Llenos de nada,
Sedientos al broquel de tus pozos
Y hambrientos de tu casa,
venimos, Padre,
el corazón entre tus brazos,
la frente humilde de delitos,
a recibir tu denario. Amén.
Liturgia de las horas
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