San Ireneo, obispo y mártir
… Si quieres
puedes purificarme…
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del
Génesis 17, 1. 4-5. 9-10. 15-22
Cuando Abraham tenía noventa y
nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso.
Camina en mi presencia y sé irreprochable. Esta será mi alianza contigo: tú
serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abraham: en
adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de
una multitud de naciones.» Después, Dios dijo a Abraham: «Tú, por tu parte,
serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las
generaciones. Y esta es mi alianza con ustedes, a la que permanecerán fieles tú
y tus descendientes: todos los varones deberán ser circuncidados.»
También dijo Dios a Abraham:
«A Sarai, tu esposa, no la llamarás más Sarai, sino que su nombre será Sara. Yo
la bendeciré y te daré un hijo nacido de ella, al que también bendeciré. De
ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de pueblos.»
Abraham cayó con el rostro en
tierra, y se sonrió, pensando: « ¿Se puede tener un hijo a los cien años? Y
Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?»
Entonces Abraham dijo a Dios:
«Basta con que Ismael viva feliz bajo tu protección.»
Pero Dios le respondió: «No,
tu esposa Sara te dará un hijo, a quien pondrás el nombre de Isaac. Yo
estableceré mi alianza con él y con su descendencia como una alianza eterna.
Sin embargo, también te escucharé en lo que respecta a Ismael: lo bendeciré, lo
haré fecundo y le daré una descendencia muy numerosa; será padre de doce
príncipes y haré de él una gran nación. Pero mi alianza la estableceré con
Isaac, el hijo que Sara te dará el año próximo, para esta misma época.»
Y cuando terminó de hablar,
Dios se alejó de Abraham.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: 4)
R. ¡Así será bendecido el hombre
que teme al Señor!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu
trabajo,
serás feliz y todo te irá
bien. R.
Tu esposa será como una vid
fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de
olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde
Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de
Jerusalén! R.
EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 8, 1-4
Cuando Jesús bajó de la
montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante
él y le dijo: «Señor, si quieres,
puedes purificarme.» Jesús
extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado.» Y al
instante quedó purificado de su lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas
a nadie, pero ve a presentarse al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó
Moisés para que les sirva de testimonio.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
La gran preocupación de Abraham es la de no tener un
hijo. Dios habla con Abraham «en lo íntimo de su vida» y vemos
en esta página que Dios toma la palabra cinco veces. La tensión
desaparece ante las palabras divinas y Abrahán se mantiene a partir de ese momento
en una pasividad casi absoluta.
Las palabras de Yahvé lo invitan a andar en su
presencia y ser perfecto ante Él, y para ello establecerá
su alianza. Caminar en presencia de Dios o dedicarle totalmente la existencia,
constituye la suprema aspiración de los justos. Dios anuncia su compromiso
con Abrahán, en virtud del cual su descendencia será numerosa.
La novedad consiste en el cambio de nombre
del patriarca. Abrahán significa etimológicamente «mi padre es elevado, de
noble estirpe», pasa a una forma más larga que respondiendo a una etimología
popular, quiere decir «Padre de una multitud de pueblos». El cambio de
nombre significa que Dios se apropia de su vida.
El compromiso se mantendrá. Dios será el Dios de la
descendencia de Abrahán, que poseerá la tierra de Canaán, en la que los
patriarcas han sido sólo forasteros.
Para sellar esa alianza con un signo concreto de
pertenencia, Dios le pide que todo su pueblo sea marcado por la
«circuncisión». La realización de la circuncisión «aquel mismo día», manifiesta
claramente la obediencia de Abrahán.
***
El mensaje de Jesús sobre el Reino de los Cielos ha
venido a revelar el infinito amor de Dios Padre por los hombres y la salvación
que gratuitamente ofrece. Los milagros que nos comienza a relatar Mateo
destacan la acción misericordiosa de Jesús con los necesitados y quiere
mostrar, cómo va formando desde diversas procedencias, situaciones y
marginalidades, un pueblo bendecido para ser signo de ese Reino de los cielos
que anuncia.
Un leproso, lleno de dolor y consciente de su
enfermedad acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Hoy
la lepra es una enfermedad controlable y hasta curable, pero en tiempos de
Jesús, era la terrible enfermedad que no sólo postraba físicamente a quien la
padecía, sino que lo hacíaimpuro y, por lo tanto, excluido de la
comunidad, sometido a la vergüenza pública que significaba tener que
gritar para que todos corrieran a apartarse de él.
Según la ley, un leproso no tenía acceso a Dios en el
Templo, allí no había espacio para él. Como ciudadano no le eran concedidos
ninguno de sus derechos. El leproso estaba “excluido de la vida”.
Este hombre reconoce en Jesús su última esperanza.
Pone toda su confianza en él. Pero no lo obliga con su pedido sino que lo deja
a su voluntad. Rompe con la norma y se aproxima para pedirle la curación con
las sencillas palabras de un pobre del Reino: “Si quieres“. Jesús
responde de la misma manera, y rompe la norma: extendiendo la mano y
tocándolo…” ¡El puro toca al impuro y lo purifica! Todo lo contrario
de lo que pensaba la gente. Jesús le limpia la lepra de la piel y sana su
corazón. Libera al ser humano de toda atadura.
Hoy existen otras «enfermedades» del cuerpo padecidas
por muchos, y «enfermedades» del “espíritu” que provocan la exclusión y hasta
la eliminación de la persona. Enfermos de SIDA, que no pueden controlar su
enfermedad, porque hay enfermos de avaricia que especulan con las medicinas
lucrando y compitiendo a costa de la vida de las personas.
Pero también hay otras amenazas contra la vida de
las personas y del planeta por mantener privilegios y ganancias de grandes
empresas. Una sociedad que no tiene conciencia de pecado, no puede pedir perdón
y esperar el cambio.
A pesar de todo, Jesús continúa pasando a nuestro
lado, día tras día, y espera la misma petición: «Señor, si quieres…» porque
desea la salvación de aquel que sufre en el cuerpo y la de aquel que tiene el
alma enferma. Desde nuestro corazón, desde el corazón de cada hombre al corazón
de la sociedad y del mundo para aliviar un poco el dolor de los hombres.
PARA DISCERNIR
¿Me preocupo por el dolor de mis hermanos?
¿Me siento en parte responsable de sus sufrimientos?
¿De qué modo colaboro para aliviar el dolor de mis
hermanos?
¿Me acerco a los que sufren y están enfermos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Señor, si quieres…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Estás buscando el modo de encontrar a Jesús.
Intentas encontrarlo no sólo en tu mente, sino también en tu cuerpo. Buscas su
afecto y sabes que este afecto implica tanto su cuerpo como el tuyo. El se ha
convertido en carne para ti, a fin de que puedas encontrarlo en la carne y
recibir su amor en la misma. Sin embargo, queda algo en ti que impide este
encuentro. Queda aún mucha vergüenza y mucha culpa incrustadas en tu cuerpo, y
bloquean la presencia de Jesús. No te sientes plenamente a gusto en tu cuerpo;
lo consideras como si no fuera un lugar suficientemente bueno, suficientemente
bello o suficientemente puro para encontrar a Jesús.
Cuando mires con atención tu vida, fíjate cómo ha sido
afligida por el miedo, un miedo en especial a las personas con autoridad: tus
padres, tus profesores, tus obispos, tus guías espirituales, incluso tus
amigos. Nunca te has sentido igual a ellos y has seguido infravalorándote frente
a ellos. Durante la mayor parte de tu vida te has sentido como si tuvieras
necesidad de su permiso para ser tú mismo. No conseguirás encontrar a Jesús en
tu cuerpo mientras éste siga estando lleno de dudas y de miedos. Jesús ha
venido a liberarte de estos vínculos y a crear en ti un espacio en el que
puedas estar con él. Quiere que vivas la libertad de los hijos de Dios.
No desesperes pensando que no puedes cambiarte a ti
mismo después de tantos años. Entra simplemente tal como eres en la presencia
de Jesús y pídele que te conceda un corazón libre de miedo, donde él pueda
estar contigo. Tú no puedes hacerte distinto. Jesús ha venido a darte un
corazón nuevo, un espíritu nuevo, una nueva mente y un nuevo cuerpo. Deja que
él te transforme con su amor y te haga así capaz de recibir su afecto en la
totalidad de tu ser”…
H. J. M. Nouwen, La voz del amor, Brescia 1997
H. J. M. Nouwen, La voz del amor, Brescia 1997
PARA REZAR
Cúmplase en mí tu voluntad Señor.
Amo la vida que Tú me das y
quiero gastarla en tu servicio.
Quiero sanar para bendecir tu nombre
con los hermanos.
Concédeme esperar sereno,
agradecer a los que me cuidan,
purificando mi corazón para amarte más.
Y que brille la esperanza del gozo sin fin
todos los días de mi vida,
que pongo en tus manos. Amén.
Amo la vida que Tú me das y
quiero gastarla en tu servicio.
Quiero sanar para bendecir tu nombre
con los hermanos.
Concédeme esperar sereno,
agradecer a los que me cuidan,
purificando mi corazón para amarte más.
Y que brille la esperanza del gozo sin fin
todos los días de mi vida,
que pongo en tus manos. Amén.
LECTIO DIVINA
Apacienta mis corderos,
apacienta mis ovejas
apacienta mis ovejas
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Juan 21, 15-19
Habiéndose
aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: «Simón,
hijo de Juan, ¿me amas más que estos?»
El le
respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dijo:
«Apacienta mis corderos.»
Le volvió a
decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
El le
respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero.»
Jesús le dijo:
«Apacienta mis ovejas.»
Le preguntó
por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Pedro se
entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo:
«Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.»
Jesús le dijo:
«Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que
cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas
viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras.»
De esta
manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de
hablar así, le dijo: «Sígueme.»
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Al igual que
los Sinópticos, Juan ha dado un lugar especial entre los apóstoles a Pedro.
Recibe atención particular en los relatos del evangelista sobre el comienzo
(1.42), el momento de la confesión de fe en Jesús (6.68-69), la última cena
(13.6-10 y 24), el jardín (18.10-11), el proceso a Jesús (18.15-18 y 25-27) y
los eventos que sucedieron después de la resurrección (20.3-10; 21.1-19).
Sólo Marcos y
Juan muestran un interés especial en el problema de la restauración de la
relación entre Pedro y su Señor después de la resurrección. Como le es típico,
Marcos toca el tema sólo implícitamente: el anuncio del ángel desde la tumba
vacía “vayan a decirles a los discípulos y a Pedro…”. Lo que
Marcos comunica implícitamente, Juan lo hace explícito.
La pregunta
del v.15 buscaba un valor relativo: “¿me amas más que estos?”. Con la
vergüenza que Pedro podía sentir después de haber negado a su Señor en la noche
de su arresto, éste no responde la pregunta de Jesús de la manera que es
realizada, sino que se limita a responder de manera absoluta, eludiendo las
comparaciones: “Si, Señor, tú sabes que te quiero”. A esa respuesta de
cariño, el Señor le encomienda un compromiso misionero inesperado pero acorde a
sus dichos: “Apacienta mis corderos”.
Seguramente
Pedro se sintió peor por la repetición de la pregunta de Jesús y Juan nos
aclara que ante el tercer interrogante con el mismo contenido, Pedro se
entristeció. El esquema de preguntas y respuestas sigue el mismo patrón de la
primera. Jesús le interroga a Pedro sobre su compromiso de amor, éste le responde
afirmativamente aludiendo que esto debía ser del conocimiento del Maestro y
finalmente Jesús le da un envío pastoral especialísimo para con “sus
ovejas”.
Sin embargo,
precisamente allí, en la repetición de la pregunta, está su secreto y su
intención cariñosa. Por cada vez que Pedro había negado su relación con Jesús
aquella noche oscura, en la nueva mañana el Señor le dio la oportunidad de
reafirmar su compromiso. Las tres negaciones quedaban borradas por las tres
afirmaciones. La base de todo eso no era el compromiso de Pedro con Jesús, sino
el compromiso de Jesús con Pedro. La iniciativa quedaba en Jesús. Precisamente
el compromiso inquebrantable de Jesús abría la posibilidad de una restauración
y renovación del compromiso vacilante de Pedro. Jesús confiaba en la fe y el
corazón de Pedro, ahora era Pedro quién debía “escucharse” y descubrir su
vocación pastoral y que el vínculo no sólo no estaba perdido, sino que por el
amor de Jesús estaba restaurado y reafirmado. Pedro debía rápidamente
perdonarse y reinsertarse en la comunidad cristiana ejerciendo un rol pastoral
de liderazgo. Felizmente, el trato restaurador de Jesús hace fruto en el
corazón de Pedro, a quien vemos ardiendo de vocación evangélica y misionera en
su valeroso discurso luego de Pentecostés.
Pedro estaba
siendo llevado por Jesús a una fidelidad y un compromiso únicos y enormes. En
este sentido, los vs. 18-19 coronan esa restauración con el honor de dar
testimonio de Cristo con su propia vida. Lo que Pedro quería pero no
podía en el 13.36-38 le sería concedido al final de su vida. Con una muerte de
mártir daría gloria a Dios y, del modo más cercano posible, seguiría al Señor
(v.19).
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué buscaba
Jesús en el corazón atribulado y temeroso de Pedro?
¿Por qué Jesús
restaura e incrementa su responsabilidad en el reino de Dios a quien hace días
lo había negado?
¿Me he sentido
alguna vez identificado con el temor y la tristeza de Pedro y luego gozoso por
la restauración amorosa del Señor?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, Vos que
en tu amor restaurás y sanás nuestros temores y tristezas, danos una voz de
renovación para nuestra vocación para que te sirvamos con toda nuestra vida. Amén.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Tratamos de
imaginar la escena y la tensión que dominaba el diálogo. Entendemos el temor y
pena de Pedro a la vez que admiramos su ánimo y voluntad de permanecer en el amor
a Jesús.
Reflexiono en
la acción amorosa de Jesús y en la visión misionera que Él sostiene a pesar de
las limitaciones y flaquezas de sus discípulos.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿De qué manera
voy a renovar mi amor a Jesús a pesar de mis temores y vacilaciones?
¿Cómo voy a
considerar en mi tarea dentro de la Iglesia el amor inalterable de Jesús por el
cuidado de sus ovejas?
¿De qué manera
reveo mis pruebas por mi testimonio cristiano en comparación del anuncio de
Jesús sobre el martirio de Pedro?
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