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25
de
agosto
de
2013
– TO
-
DOMINGO
XXI
– Ciclo
C
…Entren
por
la
puerta
estrecha…
PRIMERA
LECTURA
Lectura
del
libro
del
profeta
Isaías
66,
18-21
Yo
mismo
vendré
a
reunir
a
todas
las
naciones
y
a
todas
las
lenguas,
y
ellas
vendrán
y
verán
mi
gloria.
Yo
les
daré
una
señal,
y
a
algunos
de
sus
sobrevivientes
los
enviaré
a
las
naciones:
a
Tarsis,
Put,
Lud,
Mésec,
Ros,
Tubal
y
Javán,
a
las
costas
lejanas
que
no
han
oído
hablar
de
mí
ni
han
visto
mi
gloria.
Y
ellos
anunciarán
mi
gloria
a
las
naciones.
Ellos
traerán
a
todos
los
hermanos
de
ustedes,
como
una
ofrenda
al
Señor,
hasta
mi
Montaña
santa
de
Jerusalén.
Los
traerán
en
caballos,
carros
y
literas,
a
lomo
de
mulas
y
en
dromedarios
-dice
el
Señor-
como
los
israelitas
llevan
la
ofrenda
a
la
Casa
del
Señor
en
un
recipiente
puro.
Y
también
de
entre
ellos
tomaré
sacerdotes
y
levitas,
dice
el
Señor.
Palabra
de
Dios.
SALMO
Sal
116,
1.
2
(R.:
Mc
16,
15)
R.
Vayan
por
todo
el
mundo,
anuncien
la
Buena
Noticia.
¡Alaben
al
Señor,
todas
las
naciones,
glorifíquenlo,
todos
los
pueblos!
Es
inquebrantable
su
amor
por
nosotros,
y
su
fidelidad
permanece
para
siempre.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura
de
la
carta
a
los
Hebreos
12,
5-7.
11-13
Hermanos:
Ustedes
se
han
olvidado
de
la
exhortación
que
Dios
les
dirige
como
a
hijos
suyos:
Hijo
mío,
no
desprecies
la
corrección
del
Señor,
y
cuando
te
reprenda,
no
te
desalientes.
Porque
el
Señor
corrige
al
que
ama
y
castiga
a
todo
aquel
que
recibe
por
hijo.
Si
ustedes
tienen
que
sufrir
es
para
su
corrección;
porque
Dios
los
trata
como
a
hijos,
y
¿hay
algún
hijo
que
no
sea
corregido
por
su
padre?
Es
verdad
que
toda
corrección,
en
el
momento
de
recibirla,
es
motivo
de
tristeza
y
no
de
alegría;
pero
más
tarde,
produce
frutos
de
paz
y
de
justicia
en
los
que
han
sido
adiestrados
por
ella.
Por
eso,
que
recobren
su
vigor
las
manos
que
desfallecen
y
las
rodillas
que
flaquean.
Y
ustedes,
avancen
por
un
camino
llano,
para
que
el
rengo
no
caiga,
sino
que
se
cure.
Palabra
de
Dios.
EVANGELIO
Lectura
del
santo
Evangelio
según
san
Lucas
13,
22-30
Jesús
iba
enseñando
por
las
ciudades
y
pueblos,
mientras
se
dirigía
a
Jerusalén.
Una
persona
le
preguntó:
«Señor,
¿es
verdad
que
son
pocos
los
que
se
salvan?»
El
respondió:
«Traten
de
entrar
por
la
puerta
estrecha,
porque
les
aseguro
que
muchos
querrán
entrar
y
no
lo
conseguirán.
En
cuanto
el
dueño
de
casa
se
levante
y
cierre
la
puerta,
ustedes,
desde
afuera,
se
pondrán
a
golpear
la
puerta,
diciendo:
“Señor,
ábrenos.”
Y
él
les
responderá:
“No
sé
de
dónde
son
ustedes.”
Entonces
comenzarán
a
decir:
“Hemos
comido
y
bebido
contigo,
y
tú
enseñaste
en
nuestras
plazas.”
Pero
él
les
dirá:
“No
sé
de
dónde
son
ustedes;
¡apártense
de
mí
todos
los
que
hacen
el
mal!”
Allí
habrá
llantos
y
rechinar
de
dientes,
cuando
vean
a
Abraham,
a
Isaac,
a
Jacob
y
a
todos
los
profetas
en
el
Reino
de
Dios,
y
ustedes
sean
arrojados
afuera.
Y
vendrán
muchos
de
Oriente
y
de
Occidente,
del
Norte
y
del
Sur,
a
ocupar
su
lugar
en
el
banquete
del
Reino
de
Dios.
Hay
algunos
que
son
los
últimos
y
serán
los
primeros,
y
hay
otros
que
son
los
primeros
y
serán
los
últimos.»
Palabra
del
Señor.
PARA
REFLEXIONAR
- “Máximo rendimiento con mínimo esfuerzo”… esta frase que puede ser tranquilamente el mensaje central de una propaganda de un jabón para lavar ropa o de un detergente para vajilla es la “alta filosofía” de este tiempo.
- Escuchamos diariamente predicadores y conferencistas que garantizan la salvación en esta vida y la otra por caminos fáciles, recetas y fórmulas más cercanas a la magia que a la fe. Hasta se puede “parar de sufrir por decreto”. Se apropian de la Palabra de Jesús y la amoldan a su gusto para reclutar partidarios de su causa, sirviendo a sus propios intereses más que a la causa de Jesús.
- La demagogia religiosa prescinde del verdadero compromiso humano y cristiano. Se acumulan las propuestas que se inclinan al mero cumplimiento de algunos ritos pseudo piadosos sin ningún contacto con la realidad y mucho menos con una opción efectiva por la justicia. Estos no son los caminos de Jesús ni de su evangelio. Son las rutas que conducen al orgullo religioso, al fanatismo y a la cerrazón del entendimiento.
- Por otro lado, no son pocos, ni mucho menos, los cristianos para quienes vivir de acuerdo con la fe consiste, en última instancia, en cumplir una serie de requisitos, leyes, obligaciones, prácticas piadosas y evitar una serie de “pecados” para que, a la hora de morir podamos “presentarnos sin abolladuras y merecer la salvación”.
- Desde esta mentalidad la vivencia de la fe es descarnada y evasionista; preocupados por la salvación en el más allá, me despreocupo por la vida en el más acá.
***
- La primera lectura de hoy es un oráculo que se dirige a los que han retornado del exilio de Babilonia; es una llamada de esperanza universal. El fracaso del pueblo, con toda su identidad, debería haberles enseñado a abrirse a todos los pueblos, razas y lenguas, para que el proyecto universal de salvación de Yahvé, el Dios de Israel, pudiera realizarse plenamente.
***
- La lectura de la carta a los Hebreos es una amplia exhortación a vivir la fe en medio de las dificultades que se deben soportar. Los destinatarios son, muy probablemente, judíos convertidos a quienes se les exhorta, a que cuando reciban una corrección deben asumirla con paciencia, porque a pesar del desconcierto primero, el final siempre es positivo. El fruto verdadero de la corrección y la paciencia es una esperanza firme para no abandonar la fe.
***
- A medida que Jesús avanzaba hacia Jerusalén, el tema de la entrada al Reino de Dios se iba agudizando. En este contexto, Lucas presenta el seguimiento como un verdadero discipulado. ¿Es necesario ser discípulo de Jesús para salvarse?
- Jesús no respondía a preguntas que se resolvieran desde el punto de vista legal; y no respondió a la cuestión de si serían muchos o pocos los que se salvarán. Jesús se niega siempre a responder a cuestiones de este tipo como: cuándo se terminará el mundo, cómo será el cielo, etc.; Jesucristo no responde, no contesta. No está ahí nuestro problema. Su interés está en hablarnos del ahora y no del después, porque no habrá un después sin un ahora verdadero.
- Su mensaje no pretendía aterrorizar a los pecadores ni tranquilizar a los justos, sino convertir a todos. El Padre admitirá a su reino a los que hayan hecho el bien. Lo que Jesús dijo es muy sencillo: si quieren participar de la plenitud de la vida que el Padre quiere para todos empiecen a vivirla ahora. No se puede pretender comulgar después con esta plenitud de vida, y no intentar hacerlo ahora. Este es nuestro problema. Lo que debemos hacer ahora, no lo que será después.
- Es inútil pertenecer a la misma raza de Abraham y de Jesús, inútil escuchar la Biblia, pertenecer a esta o aquella asociación religiosa, confiar en que hemos participado en la Eucaristía y en los sacramentos. Todo eso es, sin duda, fundamental para quienes creemos en Jesús, pero no nos sirve si no aceptamos el camino de la conversión constante del corazón y la experiencia de una fe que toque la misma raíz de la vida.
- Elegir la puerta estrecha es andar por el camino que nos enfrenta con nuestra propia conciencia, es cargar con la cruz de cada día, de vivir con el estilo de Aquel que dijo que era “la puerta”.
- Si, la puerta estrecha de la constante conversión a una vida personal más verdadera,
- La puerta estrecha del trabajo por un mundo que se ajuste más al querer de Dios.
- La puerta estrecha
que lleva al reino es la misma vida construida, paso a paso, creada constantemente, desde el evangelio y la gracia, mejorada, a través de tantos actos aparentemente intrascendentes. - La puerta estrecha de la heroicidad del quehacer diario del obrero solidario en su lugar de trabajo, del ama de casa en su rutina creadora, la del estudiante entre sus libros y sus compañeros, la del profesor con sus alumnos.
- La puerta estrecha por el que camina todo el que se esfuerza por ser fiel a Dios y a los principios evangélicos.
- La puerta estrecha de la lucha contra el egoísmo, la agresividad y la violencia, no dejarse vencer por la idolatría del dinero y de los bienes materiales.
- No hay salvación fácil ni difícil. Es como la vida: tiene la medida de nuestras capacidades. Una vida que hemos de vivir con sinceridad. La salvación no es tema de curiosidad, sino de compromiso. Es una puerta estrecha, pero la única posible.
- Aunque la vida de fe es un don de Dios, no podemos olvidar el esfuerzo del hombre. Todo el que se esfuerza por vivir acorde con el sermón de la montaña, todos éstos son los que se salvarán.
- La puerta estrecha es la entrada a una casa abierta, donde todos caben, cualquiera sea su proveniencia. Una vez más Jesús nos sorprende con la proveniencia de los invitados y por el lugar que les da a cada uno: los que creían tener asegurada la entrada se desconcertarán debiendo dejar el lugar a los despreciados porque las que Dios no se maneja con las categorías de los hombres.
- La sociedad de hoy, construida desde el imperio de lo económico genera muchos excluidos que no cuentan, que estorban porque no producen. Sin embargo, estos son los predilectos del Reino, no sólo por su condición, sino también por su corazón, por su capacidad de sufrimiento y su tenacidad por la vida, porque sólo en Dios pueden esperar.
- La Iglesia debe ser reino en marcha: casa de puerta estrecha pero abierta, sin fronteras ni aduanas, es propiedad de todos los que creen en Jesús y lo están demostrando con su vida. No es propiedad privada de nadie. La Iglesia no es gheto cerrado que asegura la salvación a sus fieles y condena a los que no piensan como ella. Su pastoral consiste en abrir caminos de salvación y de esperanza a todos los hombres.
- El discípulo de Jesús está llamado, entonces, a vivir en un responsable y permanente camino de conversión, no durmiéndose en supuestos “derechos adquiridos” que excluyen a otros, sino abierto a Dios que nos invita a entrar en la lógica del amor que quiere que todos participen de su vida.
“La
alegría
que
hemos
recibido
en
el
encuentro
con
Jesucristo,
a
quien
reconocemos
como
el
Hijo
de
Dios
encarnado
y
redentor,
deseamos
que
llegue
a
todos
los
hombres
y
mujeres
heridos
por
las
adversidades;
deseamos
que
la
alegría
de
la
buena
noticia
del
Reino
de
Dios,
de
Jesucristo
vencedor
del
pecado
y
de
la
muerte,
llegue
a
todos
cuantos
yacen
al
borde
del
camino
pidiendo
limosna
y
compasión
(cf.
Lc
10,
29-37;
18,
25-43).
La
alegría
del
discípulo
es
antídoto
frente
a
un
mundo
atemorizado
por
el
futuro
y
agobiado
por
la
violencia
y
el
odio.
La
alegría
del
discípulo
no
es
un
sentimiento
de
bienestar
egoísta
sino
una
certeza
que
brota
de
la
fe,
que
serena
el
corazón
y
capacita
para
anunciar
la
buena
noticia
del
amor
de
Dios.
Conocer
a
Jesús
es
el
mejor
regalo
que
puede
recibir
cualquier
persona;
haberlo
encontrado
nosotros
es
lo
mejor
que
nos
ha
ocurrido
en
la
vida,
y
darlo
a
conocer
con
nuestra
palabra
y
obras
es
nuestro
gozo.”(Aparecida
29)
PARA
DISCERNIR
- ¿Construyo mi fe desde la gracia pero con esfuerzo?
- ¿Me apasiona trabajar por el reino de Jesús abierto a todos?
- ¿Me creo con derechos adquiridos frente a Dios?
REPITAMOS
Y
VIVAMOS
HOY
LA
PALABRA
…Que
pueda
entran
confiado
por
la
puerta
estrecha…
PARA
LA
LECTURA
ESPIRITUAL
Hay
frases
en
el
evangelio
que
nos
resultan
tan
duras
y
molestas
que,
casi
inconscientemente,
las
encerramos
en
un
cómodo
paréntesis
y
las
olvidamos
para
no
sentirnos
demasiado
interpelados.
Una
de
ellas
es,
sin
duda,
ésta
que
escuchamos
hoy
de
labios
de
Jesús:
«Esforzaos
en
entrar
por
la
puerta
estrecha».
Estamos
caminando
hacia
una
sociedad
más
tolerante
y
permisiva.
Y
esto
que,
sin
duda,
tiene
aspectos
grandemente
válidos
y
enriquecedores,
está
provocando
lo
que
algunos
llaman
«involución
moral».
Muchos
comportamientos
éticamente
reprobables
que
antes
permanecían
en
la
esfera
de
lo
privado,
son
aireados
y
exhibidos
públicamente.
Por
otra
parte,
está
imponiéndose
en
determinadas
áreas,
una
permisividad
jurídica
cada
vez
mayor
(infidelidad
matrimonial,
aborto…).
Y,
naturalmente,
cuando
la
ley
civil
es
suavizada
o
se
hace
más
tolerante,
se
produce
un
«vacío
moral»
en
aquellos
que
han
tomado
erróneamente
la
ley
civil
como
guía
de
su
conducta.
Pero,
la
crisis
moral
tiene
raíces
más
profundas.
La
sociedad
actual
está
haciendo
nacer
un
tipo
de
«hombre
amoral».
Esta
sociedad
de
consumo
ataca
el
núcleo
moral
de
la
persona
y
lo
desmoraliza,
colocando
en
primer
término
el
valor
de
las
cosas
y
empobreciendo
el
espíritu
humano
de
las
personas.
Se
toman
en
serio
las
banalidades
y
se
pierde
de
vista
lo
profundo.
El
hombre
se
afana
por
demasiadas
cosas
y
se
le
escapa
el
alma.
«Es
difícil
en
verdad
que
en
el
hombre-masa
crezcan
los
valores
éticos»
(·López-Ibor).
La
competencia
se
transforma
en
agresividad.
Las
relaciones
humanas
se
desintegran.
La
producción
se
reduce
a
la
búsqueda
implacable
de
lucro.
El
amor
se
degrada
y
la
sexualidad
se
convierte
en
un
producto
más
de
consumo.
Pero,
precisamente
en
esta
sociedad,
hay
hombres
y
mujeres
que
están
descubriendo
que
es
necesario
entrar
por
la
«puerta
estrecha»,
que
no
es
un
moralismo
raquítico
y
sin
horizontes,
sino
un
comportamiento
lúcido
y
responsable.
La
puerta
por
la
que
entran
los
que
se
esfuerzan
por
vivir
fielmente
el
amor,
los
que
viven
al
servicio
del
hermano
y
no
tras
la
posesión
de
las
cosas,
los
que
saben
vivir
con
sentido
de
solidaridad
y
no
desencadenando
agresividad
y
violencia.
JOSE
ANTONIO
PAGOLA
PARA
REZAR
¿Cómo
reinar
en
el
cielo?
No
es
otra
cosa
que
confundirse
de
tal
modo
con
Dios
y
con
todos
los
santos,
ángeles
y
hombres,
por
el
amor,
en
una
sola
voluntad,
que
todos
juntos
no
ejercen
más
que
un
solo
y
único
poder.
Ama
a
Dios
más
que
a
ti
mismo,
y
comienzas
ya
a
tener
lo
que
allí
deseas
perfectamente
poseer.
Ponte
de
acuerdo
con
Dios
y
con
los
hombres,
con
tal
que
éstos
no
estén
en
desacuerdo
con
Dios,
y
ya
empiezas
a
reinar
con
Dios
y
con
todos
los
santos.
Pues
en
la
medida
en
que
estés
ahora
de
acuerdo
con
la
voluntad
de
Dios
y
de
los
hombres,
concordarán
entonces
Dios
y
todos
los
santos
con
tu
voluntad.
Si
quieres,
pues,
ser
rey
en
el
cielo,
ama
a
Dios
y
a
los
hombres
como
debes,
merecerás
ser
lo
que
deseas.
San
Anselmo
de
Cantorbery
– Carta
112
LECTIO DIVINA
Traten de entrar por la puerta estrecha
+ Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Lucas 13, 22-30
Jesús iba enseñando por
las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le
preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. El respondió:
“Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán
entrar y no lo conseguirán. En cuando el dueño de casa se levante y cierre la
puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo:
“Señor, ábrenos”. Y él les responderá: “No sé de dónde son ustedes”. Entonces
comenzarán a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras
plazas”. Pero él les dirá: “No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos
los que hacen el mal!
Allí habrá llantos y
rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los
profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos
de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el
banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los
primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos.
Palabra del
Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
Alguien le
hace a Jesús una pregunta que hoy no es muy frecuente: "¿son pocos los que
se salvan?" En la época de Jesús, en cambio, esta pregunta sobre la
salvación era muy importante y frecuente. A cualquier persona religiosa le
interesaba saber cómo alcanzar la salvación, como asegurar su entrada al cielo
después de la muerte. Por eso en los Evangelios se habla muchas veces sobre la
salvación.
Hoy llevamos
una vida acelerada, pendientes de muchas cosas, llenos de distracciones, y
habituados al cambio permanente. Nos interesa vivir bien ahora y evitamos las
preguntas sobre lo que pueda suceder cuando llegue nuestra muerte. Por eso la
pregunta más frecuente que se hacen las personas suele ser: ¿Cómo puedo hacer
para vivir bien? ¿Qué tengo que hacer para estar mejor? pero no nos damos
cuenta que es la misma respuesta para la vieja pregunta, porque lo que Dios nos
pide para que alcancemos la salvación es lo mismo que nos puede hacer sentir
bien, lo único que puede darnos verdadera paz, lo único que puede hacernos
sentir firmes, seguros, vivos (Deut 6,24). Y lo que Dios pide es siempre que
pongamos nuestra confianza en Él y que tratemos de amar.
Pero la
pregunta precisa que aparece en este texto es: "¿son pocos los que se
salvan?" Jesús prefiere no responder esa pregunta; más bien nos exhorta a
no sentirnos tan seguros de que nuestra vida va por el camino correcto, y nos
indica lo que podría suceder: que una multitud de patriarcas, profetas y gente
de todas partes llegue a la mesa del Reino de Dios mientras nosotros no podamos
entrar. Antes que estar haciéndonos esas preguntas nos conviene tratar de
entrar por la puerta estrecha, no elegir el camino fácil de la gloria humana,
del egoísmo, de la vanidad, creyendo que por esos caminos puede alcanzarse la
verdadera vida.
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿Me
he hecho esa pregunta últimamente?
Ø ¿Qué
cosas ocupan el primer lugar en mis pensamientos? ¿Las trascendentes o las
urgentes?
Ø ¿Cómo
y por qué ingresaré por esa puerta?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, yo sé que en el fondo de mi corazón está presente esa vieja pregunta por la salvación, pero mi vida está demasiado acelerada como para detenerme en ese planteo.
Ayúdame a entrar por la
puerta estrecha, para que en el fondo de mi corazón pueda sentirme seguro y
viva en tu paz.
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Reflexiono acerca de lo
trascendente de la pregunta y su vigencia actual.
Medito en la respuesta de
Jesús y tomo unos minutos para revisar mi fe y mi vida cristiana.
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Qué
importancia le daré a las preguntas trascendentes de la vida?
Ø ¿Qué
significa para mi hoy el ingreso por la puerta estrecha?
Ø ¿Con
quién compartiré hoy lo reflexionado en la Lectio?
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