…Felices
los
pobres
de
espíritu…
PRIMERA
LECTURA
Lectura
de
la
carta
del
apóstol
san
Pablo
a
los
cristianos
de
Colosas 3,
1-11
Hermanos:
Ya
que
ustedes
han
resucitado
con
Cristo,
busquen
los
bienes
del
cielo
donde
Cristo
está
sentado
a
la
derecha
de
Dios.
Tengan
el
pensamiento
puesto
en
las
cosas
celestiales
y
no
en
las
de
la
tierra.
Porque
ustedes
están
muertos,
y
su
vida
está
desde
ahora
oculta
con
Cristo
en
Dios.
Cuando
se
manifieste
Cristo,
que
es
nuestra
vida,
entonces
ustedes
también
aparecerán
con
él,
llenos
de
gloria.
Por
lo
tanto,
hagan
morir
en
sus
miembros
todo
lo
que
es
terrenal:
la
lujuria,
la
impureza,
la
pasión
desordenada,
los
malos
deseos
y
también
la
avaricia,
que
es
una
forma
de
idolatría.
Estas
cosas
provocan
la
ira
de
Dios.
Ustedes
mismos
se
comportaban
así
en
otro
tiempo,
viviendo
desordenadamente.
Pero
ahora
es
necesario
que
acaben
con
la
ira,
el
rencor,
la
maldad,
las
injurias
y
las
conversaciones
groseras.
Tampoco
se
engañen
los
unos
a
los
otros.
Porque
ustedes
se
despojaron
del
hombre
viejo
y
de
sus
obras
y
se
revistieron
del
hombre
nuevo,
aquel
que
avanza
hacia
el
conocimiento
perfecto,
renovándose
constantemente
según
la
imagen
de
su
Creador.
Por
eso,
ya
no
hay
pagano
ni
judío,
circunciso
ni
incircunciso,
bárbaro
ni
extranjero,
esclavo
ni
hombre
libre,
sino
sólo
Cristo,
que
es
todo
y
está
en
todos.
Palabra
de
Dios.
SALMO
Sal
144,
2-3.
10-11.
12-13b
(R.:
9a)
R. El
Señor
es
bueno
con
todos.
Señor,
día
tras
día
te
bendeciré,
y
alabaré
tu
Nombre
sin
cesar.
¡Grande
es
el
Señor
y
muy
digno
de
alabanza:
su
grandeza
es
insondable!
R.
Que
todas
tus
obras
te
den
gracias,
Señor,
y
tus
fieles
te
bendigan;
que
anuncien
la
gloria
de
tu
reino
y
proclamen
tu
poder.
R.
Así
manifestarán
a
los
hombres
tu
fuerza
y
el
glorioso
esplendor
de
tu
reino:
tu
reino
es
un
reino
eterno,
y
tu
dominio
permanece
para
siempre.
R.
EVANGELIO
X
Lectura
del
santo
Evangelio
según
san
Lucas 6,
20-26
Jesús,
fijando
la
mirada
en
sus
discípulos,
dijo:
«¡Felices
ustedes,
los
pobres,
porque
el
Reino
de
Dios
les
pertenece!
¡Felices
ustedes,
los
que
ahora
tienen
hambre,
porque
serán
saciados!
¡Felices
ustedes,
los
que
ahora
lloran,
porque
reirán!
¡Felices
ustedes,
cuando
los
hombres
los
odien,
los
excluyan,
los
insulten
y
los
proscriban,
considerándolos
infames
a
causa
del
Hijo
del
hombre!
¡Alégrense
y
llénense
de
gozo
en
ese
día,
porque
la
recompensa
de
ustedes
será
grande
en
el
cielo.
De
la
misma
manera
los
padres
de
ellos
trataban
a
los
profetas!
Pero
¡ay
de
ustedes
los
ricos,
porque
ya
tienen
su
consuelo!
¡Ay
de
ustedes,
los
que
ahora
están
satisfechos,
porque
tendrán
hambre!
¡Ay
de
ustedes,
los
que
ahora
ríen,
porque
conocerán
la
aflicción
y
las
lágrimas!
¡Ay
de
ustedes
cuando
todos
los
elogien!
¡De
la
misma
manera
los
padres
de
ellos
trataban
a
los
falsos
profetas!»
Palabra
del
Señor.
PARA
REFLEXIONAR
- Pablo sigue con su razonamiento a los cristianos de Colosas. Si son conscientes de que “han resucitado con Cristo”, deben ser consecuentes y buscar “los bienes de arriba”.
- Pero eso no sólo es una realidad futura. Ya desde ahora se realiza esta unión con el misterio de muerte y resurrección de Cristo.
- Pablo enumera una serie de situaciones pecaminosas que son las obras de la vieja condición humana: la fornicación, la codicia, la avaricia, ira, coraje, calumnias y groserías. Algunos de estos ejemplos apuntan a las costumbres sexuales. Otros, a la caridad fraterna. Otros, a la avaricia del dinero, que es una idolatría.
- Los cristianos, despojados del pecado, deben “revestirse de la nueva condición, que se va renovando como imagen de su creador” y son las obras de Cristo. En las relaciones con los demás se notará si hemos asimilado el nuevo estilo de los resucitados. En esta nueva condición, “no hay distinción entre judíos y gentiles, entre esclavos y libres, porque Cristo está en todos“.
***
- Jesús señala dónde está la verdadera felicidad. Las bienaventuranzas vienen acompañadas por unos lamentos, por aquellos que se encierran en una vida autosuficiente y egoísta, no aceptando el mensaje de salvación. Bendiciones y lamentaciones que ponen de manifiesto una inversión de todos los cálculos y propuestas del mundo. Los hombres creían que iban a construir su felicidad a base de recetas, pero Dios viene a abrir otra perspectiva.
- Jesús declara bienaventurados a los pobres de espíritu y, de este modo, coloca la plataforma de todas las demás. El pobre es capaz de recibir el Reino de Dios como un don. El que es
pobre se da cuenta que el alimento verdadero no está en lo bienes materiales, el poder o la violencia, sino en la Palabra de Dios, en la justicia y el amor. Quien es
pobre podrá compadecerse ante el sufrimiento del mundo, y buscar caminos de solución. Quien es
pobre sabrá que toda su riqueza es Dios y que, por eso, será incomprendido y burlado. - La lamentación por los ricos es también el fundamento de todas las que siguen, porque el rico y autosuficiente, que no sabe poner sus riquezas al servicio de los demás y se encierra en su egoísmo, obra él mismo su desgracia.
- Con las bienaventuranzas y los lamentos Jesús presenta los dos caminos: el camino de la vida y el camino de la muerte. No hay una tercera posibilidad neutra: quién no va hacia la vida se encamina hacia la muerte; quién no sigue la luz, vive en las tinieblas.
- Las bienaventuranzas marcan el camino del cristiano porque ha sido el camino del mismo Cristo. Él es el pobre. El es el abandonado, el condenado injustamente. El recorrió el camino de los hombres y trazó el camino de la felicidad cuando subió al Gólgota. Locura y escándalo para los hombres pero, sin embargo, sabiduría y verdad de Dios porque por la aparente desventura abre el camino a la Pascua.
PARA
DISCERNIR
- ¿Creo en la verdad que encierran las bienaventuranzas?
- ¿Trato de encarnarlas en mi vida cotidiana?
- ¿Apuesto a la felicidad evangélica o me rebelo a esta propuesta?
REPITAMOS
Y
VIVAMOS
HOY
LA
PALABRA
…Tu
Palabra
Señor
da
luz
a
mi
vida…
PARA
LA
LECTURA
ESPIRITUAL
«Dichosos
los
pobres…
Dichosos
los
que
lloráis»
«Bienaventurados los pobres.» No todos los pobres son bienaventurados; porque la pobreza es una cosa neutra: puede haber pobres buenos y pobres malos…Bienaventurado el pobre que ha clamado al Señor y ha sido escuchado (Sl 33,7): pobre de faltas, pobre de vicios, el pobre en quien el príncipe de este mundo nada ha encontrado (Jn 14,30), pobre a imitación de ese Pobre, el cual, siendo rico se ha hecho pobre por nosotros (2 Co. 8,9). Es por eso que Mateo da una explicación más completa: «Dichosos los pobres en espíritu», porque el pobre en espíritu no se hincha, no se ensalza en un pensamiento totalmente humano. Así es la primera bienaventuranza.
«Bienaventurados los pobres.» No todos los pobres son bienaventurados; porque la pobreza es una cosa neutra: puede haber pobres buenos y pobres malos…Bienaventurado el pobre que ha clamado al Señor y ha sido escuchado (Sl 33,7): pobre de faltas, pobre de vicios, el pobre en quien el príncipe de este mundo nada ha encontrado (Jn 14,30), pobre a imitación de ese Pobre, el cual, siendo rico se ha hecho pobre por nosotros (2 Co. 8,9). Es por eso que Mateo da una explicación más completa: «Dichosos los pobres en espíritu», porque el pobre en espíritu no se hincha, no se ensalza en un pensamiento totalmente humano. Así es la primera bienaventuranza.
[«Bienaventurados
los
mansos»
escribe,
seguidamente,
Mateo.]
Habiendo
dejado
todo
pecado…,
estando
contento
de
mi
simplicidad,
desnudo
de
mal,
sólo
me
falta
moderar
mi
carácter.
¿De
qué
me
sirve
no
poseer
bienes
de
este
mundo
si
no
soy
manso
y
pacífico?
Puesto
que
seguir
el
camino
recto
quiere
decir
seguir
a
aquél
que
dice:
«Aprended
de
mí
que
soy
manso
y
humilde
de
corazón»
(Mt
11,29)…
Hecho esto, acuérdate de que eres pecador: llora tus pecados, llora tus faltas. Está bien que la tercera bienaventuranza sea para los que lloran sus pecados, porque es la Trinidad la que perdona los pecados. Purifícate, pues, con tus lágrimas y lávate con tu llanto. Si lloras por tí mismo, nadie tendrá que llorarte… Cada uno tiene sus muertos por quien llorar; estamos muertos cuando pecamos… Que el que es pecador llore, pues, por él mismo y se corrija para llegar a ser justo, porque «el justo se acusa a sí mismo» (Pr. 18,17).
Hecho esto, acuérdate de que eres pecador: llora tus pecados, llora tus faltas. Está bien que la tercera bienaventuranza sea para los que lloran sus pecados, porque es la Trinidad la que perdona los pecados. Purifícate, pues, con tus lágrimas y lávate con tu llanto. Si lloras por tí mismo, nadie tendrá que llorarte… Cada uno tiene sus muertos por quien llorar; estamos muertos cuando pecamos… Que el que es pecador llore, pues, por él mismo y se corrija para llegar a ser justo, porque «el justo se acusa a sí mismo» (Pr. 18,17).
San
Ambrosio
– Sobre
el
evangelio
de
San
Lucas,
V,
53-55
PARA
REZAR
Plegaria
de
las
bienaventuranzas
Temo,
Señor,
una
pobreza
sin
subterfugios,
porque no comprendo la riqueza de la donación…
Miro con recelo toda aflicción,
pero es que no experimento la serenidad del consuelo…
Soy violento, hombre de espada y de golpe bajo,
y así pienso alcanzar un lugar digno en la tierra…
Hambre y sed de justicia me dan pánico;
por eso no me siento saciado, sino vacío…
Soy duro, inmisericorde, intransigente,
y, sin embargo, exijo toda la misericordia para mí…
Por eso te pido pobreza enriquecida.
Te pido aflicción consolada.
Sed y hambre de justicia te pido, para ser saciado.
Te pido ser misericordioso para alcanzar misericordia.
Déjame ser sincero de corazón porque deseo verte.
Te pido valentía para que me persigan por mi fidelidad.
Señor Jesús, Cristo magistral del cerro bienaventurado,
imprime estos “criterios de dicha” en mí.
porque no comprendo la riqueza de la donación…
Miro con recelo toda aflicción,
pero es que no experimento la serenidad del consuelo…
Soy violento, hombre de espada y de golpe bajo,
y así pienso alcanzar un lugar digno en la tierra…
Hambre y sed de justicia me dan pánico;
por eso no me siento saciado, sino vacío…
Soy duro, inmisericorde, intransigente,
y, sin embargo, exijo toda la misericordia para mí…
Por eso te pido pobreza enriquecida.
Te pido aflicción consolada.
Sed y hambre de justicia te pido, para ser saciado.
Te pido ser misericordioso para alcanzar misericordia.
Déjame ser sincero de corazón porque deseo verte.
Te pido valentía para que me persigan por mi fidelidad.
Señor Jesús, Cristo magistral del cerro bienaventurado,
imprime estos “criterios de dicha” en mí.
Norberto
Alcover
s.j.
LECTIO
DIVINA
¡Felices
ustedes, los pobres!
¡Ay
de ustedes, los ricos!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 20-26
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:
¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Guías para la lectura:
Las bienaventuranzas que nos presenta Lucas no se caracterizan tanto por actitudes interiores, como la mansedumbre, la pobreza de espíritu o la pureza de corazón, que aparecen en la versión de Mateo 5. Lucas se dirige más bien a los pobres a secas, los que pasan hambre y lloran en su miseria y su angustia, los desterrados y despreciados por la sociedad. A ellos se les promete un premio celestial abundante, se les ofrece una esperanza que puede darles alegría en medio de la angustia y los desprecios, porque pueden saberse especialmente amados.
Pero esto es también una exhortación a los destinatarios del evangelio de Lucas, que eran comunidades ricas del mundo griego; a esos ricos Lucas quiere hacerles descubrir que su conversión debe llevarlos necesariamente a cambiar también su actitud ante el dinero, a dejar de adorar al dinero, a compartir con los pobres sus riquezas, si quieren ser mirados con esa ternura especial que Dios tiene para los pobres. La conversión no puede quedarse en la intimidad de la persona, sino que tiene que producir un cambio en todas las dimensiones de la persona, también en su economía. Por eso San Pablo se preocupó tanto por organizar colectas para los pobres, y se dedicó a motivar esas colectas (ver 2 Cor 8-9).
Luego de declarar bienaventurados a los pobres, para que no queden dudas sobre esta preferencia de Dios por ellos, Lucas menciona también los reproches a los ricos, satisfechos y aplaudidos por la sociedad, y se les dice que no pueden poner esperanza alguna en ese poder mundano, porque esas glorias humanas no valen nada a los ojos de Dios. De hecho todo el evangelio de Lucas insiste en esta predilección de Dios por los que no tienen dónde apoyarse y por lo tanto sólo pueden recostarse en Él.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la meditación:
· ¿Considero felices a los que Jesús llama de esa manera?
· ¿Me considero feliz cuando sufro por causa de mi fe en Cristo?
· ¿Me identifico con algún tipo de persona a las que Jesús nombra en sus “ayes”?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Ayúdame Señor para que pueda mirar con tus ojos a los pobres, hambrientos y despreciados. No permitas que mi corazón se endurezca ante el dolor ajeno, no me dejes caer en la mediocridad del egoísmo, de la vanidad y la indiferencia.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Releo el texto lentamente y me detengo a meditar en cada tipo de personas mencionadas en las “felices” y en los “ayes”. Busco en mi corazón con cuál me siento identificado y hablo sinceramente con el Señor sobre mi situación.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la acción:
· ¿Cómo miraré a los pobres, hambrientos y sufrientes luego de esta lectura?
· ¿En qué situación se encuentra mi vida y que haré para ser considerado feliz por el Señor?
· ¿Cómo tomaré los desprecios que sufriré por identificarme con Cristo?
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