…Hagan
todo
lo
que
Él
les
diga…
PRIMERA
LECTURA
Lectura
de
la
carta
del
apóstol
san
Pablo
a
los
cristianos
de
Galacia 4,
4-7
Hermanos:
Cuando
se
cumplió
el
tiempo
establecido,
Dios
envió
a
su
Hijo,
nacido
de
una
mujer
y
sujeto
a
la
Ley,
para
redimir
a
los
que
estaban
sometidos
a
la
Ley
y
hacernos
hijos
adoptivos.
Y
la
prueba
de
que
ustedes
son
hijos,
es
que
Dios
infundió
en
nuestros
corazones
el
Espíritu
de
su
Hijo,
que
clama
a
Dios
llamándolo
¡Abba!,
es
decir,
¡Padre!
Así,
ya
no
eres
más
esclavo,
sino
hijo,
y
por
lo
tanto,
heredero
por
la
gracia
de
Dios.
Palabra
de
Dios.
SALMO
Jdt
13,
18bcde.
19
(R.:
15,
9d)
R. ¡Tú
eres
el
insigne
honor
de
nuestra
raza!
Que
el
Dios
Altísimo
te
bendiga,
hija
mía,
más
que
a
todas
las
mujeres
de
la
tierra;
y
bendito
sea
el
Señor
Dios,
creador
del
cielo
y
de
la
tierra.
R.
Nunca
olvidarán
los
hombres
la
confianza
que
has
demostrado
y
siempre
recordarán
el
poder
de
Dios.
R.
EVANGELIO
Lectura
del
santo
Evangelio
según
san
Juan 2,
1-11
Tres
días
después
se
celebraron
unas
bodas
en
Caná
de
Galilea,
y
la
madre
de
Jesús
estaba
allí.
Jesús
también
fue
invitado
con
sus
discípulos.
Y
como
faltaba
vino,
la
madre
de
Jesús
le
dijo:
«No
tienen
vino.»
Jesús
le
respondió:
«Mujer,
¿qué
tenemos
que
ver
nosotros?
Mi
hora
no
ha
llegado
todavía.»
Pero
su
madre
dijo
a
los
sirvientes:
«Hagan
todo
lo
que
él
les
diga.»
Había
allí
seis
tinajas
de
piedra
destinadas
a
los
ritos
de
purificación
de
los
judíos,
que
contenían
unos
cien
litros
cada
una.
Jesús
dijo
a
los
sirvientes:
«Llenen
de
agua
estas
tinajas.»
Y
las
llenaron
hasta
el
borde.
«Saquen
ahora,
agregó
Jesús,
y
lleven
al
encargado
del
banquete.»
Así
lo
hicieron.
El
encargado
probó
el
agua
cambiada
en
vino
y
como
ignoraba
su
origen,
aunque
lo
sabían
los
sirvientes
que
habían
sacado
el
agua,
llamó
al
esposo
y
le
dijo:
«Siempre
se
sirve
primero
el
buen
vino
y
cuando
todos
han
bebido
bien,
se
trae
el
de
inferior
calidad.
Tú,
en
cambio,
has
guardado
el
buen
vino
hasta
este
momento.»
Este
fue
el
primero
de
los
signos
de
Jesús,
y
lo
hizo
en
Caná
de
Galilea.
Así
manifestó
su
gloria,
y
sus
discípulos
creyeron
en
él.
Palabra
del
Señor.
O
de
la
feria:
Romanos
14,
7-12
S.R.
26,
1-4.13-14
Lucas
15,
1-10
PARA
REFLEXIONAR
- En el episodio de las bodas de Caná, san Juan presenta la primera intervención de María en la vida pública de Jesús poniendo de relieve su cooperación en la misión de su Hijo.
- Caná es una aldea de Galilea, mencionada tres veces en el evangelio de Juan. Se localiza a unos 8 kms. al nordeste de Nazaret, en el camino que lleva a Tiberíades. Juan introduce el signo de Caná, con la indicación: “el tercer día”, que tiene la finalidad de poner en relación el primer milagro de Jesús con el Sinaí y con la resurrección.
- Lo mismo que en el Sinaí, Yahvé reveló su gloria dando su ley a Moisés, así en Caná, Jesús revela su gloria dando el vino mejor, símbolo de la nueva ley que es su evangelio. Además del Sinaí, este “tercer día” de Caná, hace referencia al tercer día del misterio pascual: la resurrección. En esta hora el Padre revela la gloria del Hijo, es decir, la verdad plena de su persona.
- Se celebraban unas bodas. Según las costumbres del Antiguo Testamento, las fiestas de la boda duraban normalmente siete días, y eran lógicamente la ocasión para un alegre banquete, servido habitualmente en casa del esposo. Por tanto, se necesitaba tener una buena provisión de vino. Y esto fue lo que falló en Caná.
- María estaba entre los invitados de esta celebración. El texto refiere que Jesús y sus discípulos fueron invitados junto con María; nos está indicando que la presencia del Hijo en aquella boda, fue en razón de la madre.
- La Virgen como experta y preocupada ama de casa, inmediatamente se da cuenta que falta el vino, e interviene para ayudar a los esposos en su dificultad y para que no decaiga la alegría de todos. Dirigiéndose a Jesús, le expresa su preocupación por esa situación, esperando una intervención que la resuelva.
- Después de una respuesta un tanto enigmática, Jesús accedió a la petición de la madre, y convirtió en vino copioso y de calidad, el agua contenida en las seis tinajas, puestas allí para las abluciones rituales que los judíos realizaban antes de sentarse a la mesa. De esta forma Jesús dio comienzo a sus prodigios y fue aquél, el signo que suscitó la fe incipiente de los discípulos en Él, como Mesías.
- Es evidente que este relato de las bodas, delinea ya con bastante claridad, la nueva dimensión, el nuevo sentido de la maternidad de María. En el texto de Juan, se manifiesta concretamente una maternidad según el espíritu y no únicamente según la carne; María
se preocupa por los hombres, sale al encuentro en toda la gama de sus necesidades. Este ir al encuentro de las necesidades del hombre, la introduce en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. - Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres desde sus pobrezas, indigencias y sufrimientos. Se pone «en medio», hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre; consciente de que como tal, puede, «tiene el derecho de», hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres. Su mediación tiene un carácter de intercesión: María «intercede» por los hombres. Y no sólo; como Madre desea también que se manifieste el poder salvador del Hijo, su poder redentor encaminado a socorrer la desdicha humana, a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas pesa sobre su vida.
- Otra manifestación de la función materna e intercesora de María se encuentra en las palabras dirigidas a los sirvientes: «Hagan lo que Él les diga». La Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la voluntad del Hijo, indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse para que pueda manifestarse el poder salvador del Mesías.
- En Caná, gracias a la intercesión de María y a la obediencia de los criados, Jesús provoca la primera «señal» y contribuye a suscitar la fe de los discípulos. Redemptoris Mater, 21.
- Así como María tomó parte en la Encarnación y la Redención por su Divina Maternidad y sus dolores en el calvario, así ahora ella adecuadamente coopera en la distribución de las gracias merecidas por su Hijo. Dice San Bernardo “Es la voluntad de Dios que obtengamos todo por medio de María”.
Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Pero Él, no por necesidad sino por benevolencia, ha querido asociarse otros mediadores. Entre ellos, María. - La mediación universal de María, tanto en la obtención como en la distribución universal de todas las gracias, arranca y se fundamenta en su función de madre espiritual de todos los hombres, que se inicia en la tierra y continua ejerciéndola desde el cielo, por lo que María coopera en la impetración y distribución actual de todas las gracias concedidas a los hombres.
- El pueblo de Dios siempre ha creído en la mediación de María y ha invocado su misericordia. Basta recordar la oración que ya en el siglo tercero recitaban los fieles y que posteriormente fue introducida en la liturgia y que ha llegado hasta nuestros días:
“Bajo
tu
protección
nos
acogemos,
santa
Madre
de
Dios,
no
deseches
las
súplicas
que
te
dirigimos
en
nuestras
necesidades,
antes
bien,
líbranos
siempre
de
todo
peligro,
oh
Virgen
gloriosa
y
bendita“.
- La fiesta de María Medianera de todas las gracias fue instituida por el papa Benedicto XV en 1921; en ella se nos invita a recurrir siempre con confianza a esta mediación incesante de la Madre del Salvador.
- El Concilio Vaticano II ha escrito sobre esta condición de mediadora de la Santísima Virgen: «María, asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. «Lo cual, sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador». (LG 62).
- La Virgen no es solamente la madre de la cabeza, sino que además ha cooperado con la caridad, al nacimiento de los fieles en la iglesia y es verdaderamente madre de los miembros de Cristo. En esta cooperación, María no ha sido instrumento pasivo en las manos de Dios, sino que ofreció una aportación responsable y activa a través de un servicio libremente expresado y con fe, esperanza y caridad. LG 53.56.
PARA
DISCERNIR
- ¿Busco la intercesión de la Virgen en mi camino de fe?
- ¿Experimento su cercanía y presencia maternal?
- ¿Valoro su presencia cooperadora en la salvación realizada por Jesús?
PARA
LA
LECTURA
ESPIRITUAL
María,
Medianera
de
todas
las
gracias
Queridos
hermanos
y
hermanas:
1.
Entre
los
títulos
atribuidos
a
María
en
el
culto
de
la
Iglesia,
el
capítulo
VIII
de
la
Lumen
Gentium
recuerda
el
de
«Mediadora».
Aunque
algunos
padres
conciliares
no
compartían
plenamente
esa
elección
(cf.
Acta
Synodalia
III,
8,
163-164),
este
apelativo
fue
incluido
en
la
constitución
dogmática
sobre
la
Iglesia,
confirmando
el
valor
de
la
verdad
que
expresa.
Ahora
bien,
se
tuvo
cuidado
de
no
vincularlo
a
ninguna
teología
de
la
mediación,
sino
sólo
de
enumerarlo
entre
los
demás
títulos
que
se
le
reconocían
a
María.
Por
lo
demás,
el
texto
conciliar
ya
refiere
el
contenido
del
título
de
«Mediadora»
cuando
afirma
que
María
«continúa
procurándonos
con
su
múltiple
intercesión
los
dones
de
la
salvación
eterna»
(Lumen
Gentium,
62).
Como
recuerdo
en
la
encíclica
Redemptoris
Mater,
«la
mediación
de
María
está
íntimamente
unida
a
su
maternidad
y
posee
un
carácter
específicamente
materno
que
la
distingue
del
de
las
demás
criaturas»
(n.
38).
Desde
este
punto
de
vista,
es
única
en
su
género
y
singularmente
eficaz.
2. El mismo Concilio quiso responder a las dificultades manifestadas por algunos padres conciliares sobre el término «Mediadora», afirmando que María «es nuestra madre en el orden de la gracia» (Lumen Gentium, 61). Recordemos que la mediación de María es cualificada fundamentalmente por su maternidad divina. Además, el reconocimiento de su función de mediadora está implícito en la expresión «Madre nuestra», que propone la doctrina de la mediación mariana, poniendo el énfasis en la maternidad. Por último, el título «Madre en el orden de la gracia» aclara que la Virgen coopera con Cristo en el renacimiento espiritual de la humanidad.
3.
La
mediación
materna
de
María
no
hace
sombra
a
la
única
y
perfecta
mediación
de
Cristo.
En
efecto,
el
Concilio,
después
de
haberse
referido
a
«María
Mediadora»,
precisa
a
renglón
seguido:
«Lo
cual,
sin
embargo,
se
entiende
de
tal
manera
que
no
quite
ni
añada
nada
a
la
dignidad
y
a
la
eficacia
de
Cristo,
único
Mediador»
(ib.,
62).
Y
cita,
a
este
respecto,
el
conocido
texto
de
la
primera
carta
a
Timoteo:
«Porque
hay
un
solo
Dios,
y
también
un
solo
mediador
entre
Dios
y
los
hombres,
Cristo
Jesús,
hombre
también,
que
se
entregó
a
sí
mismo
como
rescate
por
todos»
(1
Tm
2,5-6).
El
Concilio
afirma,
además,
que
«la
misión
maternal
de
María
para
con
los
hombres
de
ninguna
manera
disminuye
o
hace
sombra
a
la
única
mediación
de
Cristo,
sino
que
manifiesta
su
eficacia»
(Lumen
Gentium,
60).
Así
pues,
lejos
de
ser
un
obstáculo
al
ejercicio
de
la
única
mediación
de
Cristo,
María
pone
de
relieve
su
fecundidad
y
su
eficacia.
«En
efecto,
todo
el
influjo
de
la
santísima
Virgen
en
la
salvación
de
los
hombres
no
tiene
su
origen
en
ninguna
necesidad
objetiva,
sino
en
que
Dios
lo
quiso
así.
Brota
de
la
sobreabundancia
de
los
méritos
de
Cristo,
se
apoya
en
su
mediación,
depende
totalmente
de
ella
y
de
ella
saca
toda
su
eficacia»
(ib.).
4.
De
Cristo
deriva
el
valor
de
la
mediación
de
María,
y,
por
consiguiente,
el
influjo
saludable
de
la
santísima
Virgen
«favorece,
y
de
ninguna
manera
impide,
la
unión
inmediata
de
los
creyentes
con
Cristo»
(ib.).
La
intrínseca
orientación
hacia
Cristo
de
la
acción
de
la
«Mediadora»
impulsa
al
Concilio
a
recomendar
a
los
fieles
que
acudan
a
María
«para
que,
apoyados
en
su
protección
maternal,
se
unan
más
íntimamente
al
Mediador
y
Salvador»
(ib.,
62).
5. ¿Qué es, en verdad, la mediación materna de María sino un don del Padre a la humanidad? Por eso, el Concilio concluye: «La Iglesia no duda en atribuir a María esta misión subordinada, la experimenta sin cesar y la recomienda al corazón de sus fieles» (ib.).
María
realiza
su
acción
materna
en
continua
dependencia
de
la
mediación
de
Cristo
y
de
él
recibe
todo
lo
que
su
corazón
quiere
dar
a
los
hombres.
La Iglesia, en su peregrinación terrena, experimenta «continuamente» la eficacia de la acción de la «Madre en el orden de la gracia».
La Iglesia, en su peregrinación terrena, experimenta «continuamente» la eficacia de la acción de la «Madre en el orden de la gracia».
Juan
Pablo
II,
Audiencia
General,
1
de
octubre
de
1997
PARA
REZAR
Mi
santísima
Señora,
Madre
de
Dios,
llena
de
gracia,
tú
eres
la
gloria
de
nuestra
naturaleza,
el
canal
de
todos
los
bienes,
la
reina
de
todas
las
cosas
después
de
la
Trinidad…,
la
mediadora
del
mundo
después
del
Mediador;
tú
eres
el
puente
misterioso
que
une
la
tierra
con
el
cielo,
la
llave
que
nos
abre
las
puertas
del
paraíso,
nuestra
abogada,
nuestra
mediadora.
Mira
mi
fe,
mira
mis
piadosos
anhelos
y
acuérdate
de
tu
misericordia
y
de
tu
poder.
Madre
de
Aquel
que
es
el
único
misericordioso
y
bueno,
acoge
mi
alma
en
mi
miseria
y,
por
tu
mediación,
hazla
digna
de
estar
un
día
a
la
diestra
de
tu
único
Hijo.
San
Efrén
de
Siria
LECTIO
DIVINA
Habrá
alegría en el cielo
por
un pecador que se convierta
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-10
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido."
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Guías para la lectura:
Este capítulo presenta las tres parábolas de la misericordia: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo. Pero las tres van dirigidas a los fariseos que eran incapaces de alegrarse por los pecadores que se acercaban a Jesús.
Por eso, la parábola del hijo pródigo es ante todo la parábola del Padre misericordioso, pero también la del hermano envidioso e insensible, incapaz de comprender a su hermano y de alegrarse por su regreso.
En este texto tenemos las parábolas de la oveja y de la moneda perdida, donde se muestra que Dios busca todas las maneras posibles para hablarnos de su amor y de su misericordia. Además, las dos parábolas indican que el amor de Dios no es general, como si nos quisiera a todos en multitud, sino que su amor es particular, porque su amor y su inteligencia infinita le permiten estar plenamente atento a todos al mismo tiempo y a cada uno en particular. Por eso, da la impresión que al buscar la oveja perdida no hubiera en el mundo otra cosa más que ella.
Por otra parte, las dos parábolas destacan la sinceridad de esta preocupación del Señor, porque nos hablan de la alegría, de la fiesta que hay en el corazón de Dios cuando recupera a un perdido. El pastor que recupera la oveja la pone sobre sus hombros “contento”, y la mujer que recupera la moneda (que era como un anillo de casamiento) invita a sus vecinas para festejar.
Algunos autores espirituales (Gregorio de Nisa, Taulero), al leer la parábola de la moneda, interpretan que esa moneda es la más valiosa del corazón del hombre, su centro más profundo y bello, muchas veces cubierto por el polvo de las preocupaciones y vanidades. La mujer es Dios, que limpia la casa, el interior del hombre, hasta que vuelve a relucir ese centro dorado que se había perdido bajo el polvo.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la meditación:
· ¿Nos acercamos, como lo hizo Jesús, a los hoy “publicanos y pecadores” para que escuchen el
mensaje
de amor del Evangelio?
· ¿Privilegiamos una persona a la multitud en nuestra tarea misionera?
· ¿Qué me dice el texto del amor de Cristo hacia mi persona individual?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, te adoro por tu gran misericordia y te doy gracias porque me buscas con amor cuando ando perdido. Dame la gracia de mirar a los demás con tus ojos misericordiosos para que me alegre por su bien.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Trato de recrear en mi mente la tensión de la escena a raíz de la actitud inmisericorde de fariseos y escribas.
Releo las parábolas en ese contexto de tensión.
Reflexiono en el amor de Cristo, individual y personal y medito en mis actitudes de misericordia.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la acción:
· ¿Qué haré para no tener una actitud similar a la de los fariseos y escribas del texto?
· ¿Cómo consideraré a cada persona individual, especialmente a los marginados, dentro de mi
· ¿Privilegiamos una persona a la multitud en nuestra tarea misionera?
· ¿Qué me dice el texto del amor de Cristo hacia mi persona individual?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, te adoro por tu gran misericordia y te doy gracias porque me buscas con amor cuando ando perdido. Dame la gracia de mirar a los demás con tus ojos misericordiosos para que me alegre por su bien.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Trato de recrear en mi mente la tensión de la escena a raíz de la actitud inmisericorde de fariseos y escribas.
Releo las parábolas en ese contexto de tensión.
Reflexiono en el amor de Cristo, individual y personal y medito en mis actitudes de misericordia.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
· Preguntas para la acción:
· ¿Qué haré para no tener una actitud similar a la de los fariseos y escribas del texto?
· ¿Cómo consideraré a cada persona individual, especialmente a los marginados, dentro de mi
corazón
misionero?
· ¿Cómo me consideraré delante de Cristo como pecador y ser individual e irrepetible?
· ¿Cómo me consideraré delante de Cristo como pecador y ser individual e irrepetible?
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