14 de febrero de 2014 – TO – VIERNES DE LA SEMANA V
Santos Cirilo, monje y Metodio, obispo
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
PRIMERA
LECTURA
Lectura del primer libro de los Reyes 1 Re
11, 29-32; 12,19
Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el
profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el
camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajías agarró su manto nuevo, lo
rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán: “Toma diez trozos, porque así
dice el Señor, Dios de Israel: “Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a
darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo
David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel.”
Así fue como se independizó Israel de la
casa de David hasta hoy.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 80, 10 – 11ab 12 – 13. 14 -15
R: Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi
voz.
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios.
R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 7, 31-37
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro,
pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la
Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y
le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y,
llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la
lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Efatá», que
significa: «Ábrete.» Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y
comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no
dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en
el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los
sordos y hablar a los mudos.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
A Salomón lo sucede su hijo Roboán. Muy pronto diez
de las tribus del Norte se separan y se van con Jeroboán, uno de los
arquitectos más brillantes del Templo, a quien Salomón había nombrado ministro.
Es muy expresivo el gesto simbólico del profeta Ajías con el manto rasgado en
doce trozos.
Probablemente los motivos
concretos de la separación entre Israel (Norte) y Judá
(Sur) fueron de índole política y económica, junto con la falta de
habilidad en el trato con las tribus del Norte, que en el fondo, seguían fieles
a la memoria de Saúl y se sentían marginadas en
relación con las de Judá.
En este libro de los Reyes todo se
interpreta como castigo por el mal que había llegado a hacer al final
Salomón: había faltado gravemente nada menos que al
primer mandamiento, adorando a dioses extraños.
Además en su acceso al trono -como también
había sido el caso de David- hubo intrigas y violencias, llegando a
eliminar a los enemigos que se les ponían en el camino.
El salmo de hoy es una invitación a oír también nosotros, en
silencio y con la cabeza inclinada, la queja de Dios: «Yo soy el Señor
Dios tuyo, escucha mi voz… no tendrás un dios extraño… pero mi pueblo no escuchó
mi voz, Israel no quiso obedecer… ojalá me escuchase mi pueblo y caminase por
mi camino».
***
Jesús dejando de nuevo los confines de Tiro, se fue por Sidón hacia el lago
de Galilea, atravesando la Decápolis. Todos estos desplazamientos son significativos.
Jesús se encuentra en territorio extranjero. Este milagro, una
vez más será hecho a favor de un pagano, en pleno país de misión.
El milagro relatado en estos versículos
pertenece al grupo de capítulos del evangelio de Marcos, escritos con la
intención de que el pueblo, llegue a descubrir en Jesús su
humanidad y su divinidad. Relata cómo mientras estaba Jesús en la región del
mar de Galilea, le traen un hombre sordo y tartamudo, pidiéndole que haga algo
por él. Jesús lo aparta de la gente, y después de tocarlo con sus dedos
y su saliva, expresión de su humanidad; antes de curarlo definitivamente,
Jesús mira al cielo mostrando que la omnipotencia divina es la que hará
el milagro.
Gestos humanos, corporales, sensibles que
revalorizan la dignidad del cuerpo llevándolo a la calidad
de instrumento de comunicación, expresión de la salvación. La
gracia más divina, más espiritual,pasa por humildes y modestos “signos”.
Para el sordomudo, gestos pobres y naturales fueron extremadamente reveladores
de la ternura salvadora de Jesús. La curación del sordomudo provoca
reacciones muy buenas hacia Jesús por parte de los habitantes de Sidón que
llegan a decir que todo lo ha hecho bien.
Somos una unidad, una totalidad: quien
actúe sobre el cuerpo, aunque no se lo proponga está actuando sobre el
espíritu, y viceversa. En Jesús se manifiesta la humanidad divinizada y
la divinidad humanizada. Su cuerpo es instrumento de salvación. Sus
sentidos están abiertos al dolor del otro. Ese cuerpo que se
cansa, que siente hambre y dolor, que se conmueve es un regalo de Dios a los
hombres; es la forma visible de la bondad de Dios.
El cuerpo es creación de Dios, y es el instrumento
indispensable por el que nos hacemos presentes en el mundo, que nos permite
acercarnos a nuestros hermanos, comunicarnos con ellos. El espíritu que lo
invade es lo que puede impulsar al hombre a ser instrumento de
salvación para él mismo y para los otros.
Hoy Jesús Resucitado sigue
curando a la humanidad a través de su Iglesia. Con los gestos
sacramentales: imposición de manos, bendición, unción con óleo y crisma
Jesús sigue actuando. Gestos tomados de la cultura humana; de ellos se sirve Dios para transmitir su salvación. Gestos que siguen cargados de simbología. El evangelio de hoy, es un signo claro para el cristiano que debe tener abiertos los oídos para escuchar y los labios para hablar. Para escuchar a Dios y a los hombres, sin hacerse el sordo: ni a la Palabra salvadora, ni a la necesidad del hermano.
Jesús sigue actuando. Gestos tomados de la cultura humana; de ellos se sirve Dios para transmitir su salvación. Gestos que siguen cargados de simbología. El evangelio de hoy, es un signo claro para el cristiano que debe tener abiertos los oídos para escuchar y los labios para hablar. Para escuchar a Dios y a los hombres, sin hacerse el sordo: ni a la Palabra salvadora, ni a la necesidad del hermano.
PARA
DISCERNIR
¿A qué realidades cerré mis oídos?
¿Qué verdades callé por miedo o
conveniencia?
¿Experimento la necesidad de ser sanado?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Quiero escucharte Señor…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…”« ¿Dónde estás?». Cada vez que Dios
plantea una pregunta de este tipo no es para que el hombre le haga saber algo
que él ignora: lo que quiere es provocar en el hombre una reacción que sólo es
posible suscitar precisamente a través de esa pregunta, a condición de que ésta
impacte en el corazón del hombre y de que éste se deje impactar por ella en el
corazón.
Adán se esconde para no tener que dar
cuentas, para huir de la responsabilidad de su propia vida. Así se esconde todo
hombre, porque todo hombre es Adán y se encuentra en la situación de Adán. Para
escapar de la responsabilidad de la vida que hemos vivido, hemos de transformar
la existencia en un mecanismo para escondernos. Precisamente escondiéndose así
y persistiendo siempre en esta tarea «ante el rostro de Dios», se desliza
siempre el hombre, y cada vez de un modo más profundo, hacia la falsedad. De
este modo se crea una nueva situación que, de día en día y de esconderse en
esconderse, se vuelve más y más problemática. Es una situación que podemos
caracterizar con una extrema precisión: el hombre no puede escapar del ojo de Dios,
sino que, intentando esconderse de Él, se esconde de sí mismo. Dentro de sí
conserva también algo que le busca, pero a este algo se le hace más difícil
cada vez encontrarle. Y precisamente en esta situación le coge la pregunta de
Dios: quiere turbar al hombre, destruir su mecanismo para esconderse, hacerle
ver adónde le ha llevado un camino equivocado, hacer nacer en él un ardiente
deseo de salir fuera.
En este punto todo depende del hecho de
que el hombre se plantee o no la pregunta. Indudablemente, si la pregunta
llegara al oído, a cualquiera «le temblará el corazón». Ahora bien, el
mecanismo le permite asimismo seguir siendo dueño de esta emoción del corazón.
En efecto, la voz no llega en medio de una tempestad que pone en peligro la
vida del hombre; «es la voz de un silencio semejante a un soplo» (1 Re 19,12),
y es fácil sofocarla. Hasta que no ocurra esto, la vida del hombre no se podrá
convertir en camino. Por muy grande que sea el éxito y el goce de un hombre,
por muy grande que sea su poder y colosal su obra, su vida seguirá sin tener un
camino mientras no haga frente a esta voz. Adán le hizo frente, reconoció que
había caído en una trampa y confesó: «Me he escondido». Aquí empieza el camino
del hombre”…
M. Buber, El camino del hombre, Magnano 1990, pp.
21-23, passim.
PARA REZAR
Padre alabamos y glorificamos tu nombre,
porque tú eres el Señor.
Gracias por la salud, las fuerzas y energía
para cumplir con las funciones y responsabilidades de cada día.
Gracias por inspirar las ideas creativas
necesarias en nuestro diario vivir.
Gracias por la provisión de los alimentos y
posibilidades para satisfacer nuestras
necesidades básicas.
Dios, estamos agradecidos por todas las bendiciones que nos prodigas, pero reconocemos que necesitamos más alimento espiritual y el valor para enfrentar y vencer las tentaciones y pruebas
cotidianas que se presentan sin ser invitadas a nuestro paso por la vida.
Amado Señor, quédate con nosotros.
Abrázanos y déjate sentir.
En el nombre de Jesús.
Amén.
porque tú eres el Señor.
Gracias por la salud, las fuerzas y energía
para cumplir con las funciones y responsabilidades de cada día.
Gracias por inspirar las ideas creativas
necesarias en nuestro diario vivir.
Gracias por la provisión de los alimentos y
posibilidades para satisfacer nuestras
necesidades básicas.
Dios, estamos agradecidos por todas las bendiciones que nos prodigas, pero reconocemos que necesitamos más alimento espiritual y el valor para enfrentar y vencer las tentaciones y pruebas
cotidianas que se presentan sin ser invitadas a nuestro paso por la vida.
Amado Señor, quédate con nosotros.
Abrázanos y déjate sentir.
En el nombre de Jesús.
Amén.
Virma Pomale
LECTIO
DIVINA
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Marcos
7, 31-37
Cuando Jesús
volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea,
atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le
presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo
separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y
con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró
y le dijo: «Efatá», que significa: «Ábrete.» Y enseguida se abrieron sus oídos,
se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les
mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía,
ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha
hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Palabra del
Señor.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
Jesús utiliza
un recorrido poco habitual e inusual para ir a Tiro, recorriendo territorio
pagano. Para esto realiza una travesía circular desde Tiro hasta Sidón, que
queda al norte, y desde allí hacia el sudoeste, hacia el Lago de Galilea y la
región de Decápolis, las ciudades griegas. Esto no es casual ni caprichoso, es
una señal de interés en la proclamación universal del evangelio.
Todas las
traducciones coinciden en que la persona que le traen para sanar era sorda,
pero algunos le agregan que era muda y otros, solo tartamuda. Ésta última
alternativa es la más probable. La palabra griega usada aquí mogilalon,
significa “hablar con dificultad”. Los sordos no profundos, debido a su
incapacidad de oír, tienen una dicción característica cuando hacen esfuerzo por
hablar. Esa dicción dificultosa muchas veces es asimilada a una suerte de tartamudez.
No significa incapacidad total de hablar, sino consecuencia lógica de sus
dificultades de escucharse.
Es claro en el
relato que el individuo no oyente no se acerca a Jesús por su propia iniciativa
ni pide la curación; como en otras ocasiones (1,20.32; 6,54s), son unos sujetos
anónimos quienes lo llevan a Jesús. En la tradición profética, la sordera o la
ceguera son figuras de la resistencia al mensaje de Dios (Is 6,9; 42,18; Jr
20-23; Ez 12,2); paralelamente, en el evangelio son figura de la incomprensión
y la resistencia al mensaje. Pero los que la padecen no son conscientes de
ella, o simplemente no tienen urgencia de curarse, son otros los que lamentan
el defecto y acuden a Jesús.
Jesús actúa
con fina sensibilidad. Conoce que a los sordos les abruma la multitud, lo
separa. Para sanarlo, realiza dos acciones. Primero le mete los dedos en los
oídos y luego le toca la lengua con su propia saliva. Para interpretar este
último gesto hay que tener en cuenta que, en la cultura judía, se pensaba que la
saliva era aliento condensado; la aplicación de la saliva significa, pues, la
transmisión del aliento/Espíritu.
Entonces Jesús
levanta la mirada al cielo, como gesto de petición a Dios que subraya la
importancia de la acción que está cumpliendo, y expresa su sentimiento (dio un
suspiro) de pena o tristeza.
Como en otras
ocasiones, a pesar del expreso pedido de Jesús de mantener la sanidad en
secreto, ellos la divulgaban sin reparos.
El texto
culmina con una expresión de admiración con base en Isaías 35.5-6. «Todo lo
ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué trato
personal y especial dio Jesús a esta persona?
¿Fueron las
palabras de Jesús, las primeras que el sordo escuchó en su vida? ¿Qué
significado tendría esto de ser así?
¿Por qué Jesús
pidió que no se divulgue el hecho y no le hicieron caso?
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR
DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor,
libérame de mi sordera que me impide muchas veces oír tu voz y de mis
dificultades en hablar a los otros de tus maravillas. Ayúdame también a tener
tu sensibilidad para los que sufren en este mundo.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL
TEXTO BÍBLICO?
Reflexiono
acerca de la sensibilidad de Jesús puesta en práctica no sólo en lo que hace
sino en cómo lo hace.
Medito en la
necesidad que tengo yo también de que Jesús abra mis oídos y libere mi lengua
para escucharlo y hablar de Él a los demás.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL
TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Qué
necesidades de gente sufriendo conozco y qué puedo hacer por ellos?
¿Estoy
escuchando al Señor adecuadamente y hablando de Él oportunamente?
¿Tengo en mi
corazón la expresión de admiración sobre Jesús del último versículo del texto?
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