15 de abril de 2014

15 de abril de 2014 - MARTES SANTO 

…Serás la luz de las naciones…

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías    49, 1-6

    ¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. El me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré.» Pero yo dije: «En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza.» Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. El dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17 (R.: cf. 15) 
R.    Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

    Yo me refugio en ti, Señor,
    ¡que nunca tenga que avergonzarme!
    Por tu justicia, líbrame y rescátame,
    inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.

    Sé para mí una roca protectora,
    tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
    porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
    ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.

    Porque tú, Señor, eres mi esperanza
    y mi seguridad desde mi juventud.
    En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
    desde el seno materno fuiste mi protector. R.

    Mi boca anunciará incesantemente
    tus actos de justicia y salvación,
    aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
    Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
    y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan    13, 21-33. 36-38

    Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
    Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
    Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere.» El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
    Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.»
    Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer.»
    Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
    Después que Judas salió, Jesús dijo: «Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: “A donde yo voy, ustedes no pueden venir”.»
    Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
    Jesús le respondió: «Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.»
    Pedro le preguntó: « ¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.»
    Jesús le respondió: « ¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

El Siervo, en el segundo «canto» de Isaías es llamado por Dios desde el seno de su madre con una elección gratuita para que cumpla su proyecto de salvación.
Dos comparaciones describen al Siervo: será como una espada, porque tendrá una palabra eficaz, y será como una flecha que el arquero guarda en su envoltorio, para lanzarla en el momento oportuno. La misión que Dios le encomienda es, reunir a Israel y ser luz de las naciones
para que la salvación de Dios llegue hasta el confín de la tierra.
En este segundo canto aparece ya la contradicción. El Siervo, no tendrá éxitos fáciles y sufrirá momentos de desánimo. Lo salvará la confianza en Dios. Jesús es el verdadero Siervo, luz para las naciones, el que con su muerte va a reunir a los dispersos, el que va a restaurar y salvar a todos.
XXX
En el contexto de esas palabras del profeta, se entiende el relato del Evangelio de hoy. Jesús anuncia a los discípulos que uno de ellos lo traicionará. Pero esa traición no será ocasión de muerte sino de vida. La traición será el momento de la glorificación de Jesús.
La intimidad, la traición instantánea y la traición diferida, se dan cita en esta cena que anticipa el final. Judas lo traicionará deliberadamente, participa del alimento del Maestro, pero no comparte su vida, no resiste la fuerza de su mirada. Por eso “sale inmediatamente”No sabe y no puede responder al amor que recibe.
Pedro también lo traicionará; no ha entendido que quien no se deja amar tampoco puede amar. No comprende el sentido de la muerte de Jesús. Seguir a Jesús no consiste en dar la vida por Él, sino en darla con Él. También sus otros seguidores
traicionarán su confianza huyendo al verlo detenido y clavado en la cruz.
Sin embargo, Jesús traicionado permanece fiel. Abandonado por todos no pierde su confianza en el Padre: «ahora es glorificado el Hijo del Hombre… pronto lo glorificará Dios».
Jesús entre contradicciones muestra que cuando una obra está marcada con la justicia del Padre, éste se encargará de no dejarla morir pese a las amenazas. Es la fe en su Padre lo que lleva a Jesús más allá de la traición y la derrota.
En la iglesia de Jesús, hay que acostumbrarse a vivir con la posibilidad de la traición a Jesús y al evangelio. Pero sobre todo, no nos extrañemos de que la traición esté rondando nuestra propia casa. La traición puede generarse en cada uno de nosotros cuando llegamos a olvidar, lo que motivó cada momento de la vida de Jesús, y lo que lo llevó a la muerte: el amor a todos los hombres.
A nuestra medida, todos llevamos un Judas dentro. Aquél que, suponiendo que está cerca, en realidad está lejos… o muy lejos de Jesús y de su Evangelio. El que, básicamente, traiciona su amistad, su confianza, su misión. El que se vende al mejor postor porque sólo lo busca por interés.
También a nuestra medida, todos llevamos un Pedro dentro. El de las palabras bonitas, pero todavía superficiales. El que se justifica por pertenecer a un grupo, Iglesia, Parroquia, Congregación, Movimiento, Grupo, pero en el fondo no vive el amor por todos los hombres.
Tan cerca y tan lejos, Judas, Pedro y los demás discípulos que lo abandonan; cada uno según su forma representan esa parte de nosotros que aún necesita convertirse. “Era de noche” dice el Evangelio. Y lo sigue siendo cuando vivimos ahí, porque estamos hechos para cosas mayores.
Quien quiera seguir a Jesús, se tendrá que identificar con el amor, pero no un amor de manifestaciones externas que se agotan, sino un amor como principio e identidad de vida, un amor que no se agota y que significa entrega, comprensión.
La clave la da “el discípulo que Jesús amaba”, reclina la cabeza sobre el pecho de Jesús. Es un signo del conocimiento íntimo y profundo, del amor y la entrega, de la necesidad y la confianza. Ante la posibilidad de nuestra fragilidad se nos invita a vivir cerca del corazón de Jesús. Este debe ser también nuestro hogar. Llega la “hora” de Dios, dejémonos empapar de su eterna ternura y veamos toda la realidad, las personas, los acontecimientos, con los ojos y el corazón del siervo, que da su vida por todos y cada uno de los hombres.

PARA DISCERNIR

¿Hasta dónde doy mi vida por el Señor?
¿Pretendo méritos personales que justifiquen mi amistad y el amor de Jesús?
¿Qué significa su pasión?
¿Me dejo salvar por Jesús?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA

…Dios entregó a su propio Hijo por todos nosotros…

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…La miseria del hombre consiste en haber traicionado a Dios. Ninguna injusticia humana será de verdad reparada hasta que no se repare esta injusticia con Dios. Nos acusamos unos a otros, y todos somos culpables. Y los más culpables somos nosotros, los cristianos mediocres. Siempre deberemos hacer esta confesión, siempre seremos indignos de Cristo. Pero no es el momento de procesar al hombre cuando Dios agoniza en nuestros corazones.
Ciertamente, hay necesidades materiales que debemos satisfacer hoy, pues hay miserias corporales que no pueden demorarse ni una hora más. Mi intención no es tanto la de atenuar el sentimiento de su urgencia cuanto demostrar que su existencia proviene de nuestro abandono de Dios y que su curación se derivará infaliblemente de nuestro retorno a Dios. Lo que resulta tan grave en la hora presente —y a la vez tan grande— es que todos los problemas conllevan, de manera muy acuciante, una resonancia mística, comprometen el Reino de Dios y nos imponen el deber inexorable de ayudar a Dios crucificado, condenado por nuestro egoísmo y prisionero de su Amor;
compadeciendo su dolor antes de enternecernos por el nuestro, esforzándonos por aliviar la herida que hace derramar sangre a su corazón.
Ahora es el tiempo de salir a su encuentro en el camino doloroso al que las culpas humanas le arrastran martirizando su rostro en el alma pecadora. Es necesario que nuestro corazón se convierta en sacramento del suyo y que ninguno de nuestros hermanos pueda lamentarse de no haber encontrado en nosotros su ternura. Entonces disminuirán el dolor y la sombra que proyecta sobre el rostro del Amor… 
M. Zundel, El Evangelio interior, Padua 1991, 54-56.

PARA REZAR

“No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera”.
“¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
No quieras enviarme
De hoy, ya más mensajero,
que no saben decirme lo que quiero. 
Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo
y todos más me llagan,
y déjanme muriendo,
un no sé qué,
que quedan balbuciendo”.

LECTIO DIVINA 

Uno de vosotros me entregará...
No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces
    
      
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan  13, 21-33.36-38 

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará.» 
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. 
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere.»
El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?» 
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.»
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer.» 
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche. 
Después que Judas salió, Jesús dijo: «Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: "A donde yo voy, ustedes no pueden venir".»
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?» 
Jesús le respondió: «Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.» 
Pedro le preguntó: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.»
Jesús le respondió: «¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor. 

1.   LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:                 
  
El texto del Evangelio de hoy está inserto dentro de la escena en el aposento alto, donde Jesús celebra la última cena con sus discípulos. Es una cena pascual cargada de sorpresas puestas de manifiesto en  acciones y declaraciones del Maestro.  Luego del inesperado gesto del lavatorio de los pies, tarea asignada a los esclavos y que Jesús realiza como modelo a seguir, se estremece y dice una frase tan clara como impensada para los comensales “Les aseguro que uno de ustedes me entregará” (v.21b).  
Tamaña afirmación de parte del Señor genera una turbación mayúscula entre los discípulos. La primera reacción es la de mirarse unos a otros con la desagradable sospecha de no saber a quién se refería (v.22). ¿Habrá existido también la auto sospecha en alguno de ellos, sintiéndose pasibles de semejante acción ante los terribles momentos que intuían se avecinaban a pasos agigantados? 
Pero es Pedro, una vez más quien toma la iniciativa, preso seguramente de su carácter impetuoso. Pide a quien estaba reclinado muy cerca de Jesús, identificado como aquel a quien el Señor amaba (para la mayoría de los biblistas se trata de Juan el evangelista), para que consulte sobre la identidad del traidor. La posición privilegiada de Juan se explica en que los comensales se sentaban en el piso alrededor de la mesa, debiendo necesariamente recostar levemente sus cuerpos hacia un costado al apoyarse en su mano izquierda dejando libre la derecha para comer. 
El diálogo entre Juan y Jesús seguramente se da de manera tal que el resto de los discípulos no alcanza a escucharlo. Esto explica por qué, luego no comprenden la declaración de Jesús y la partida de Judas (vs.28-30).  Jesús le indica a Juan “Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato” (v.26a).  Luego en el momento de darle ese bocado a Judas, declara en voz audible para todos “Realiza pronto lo que tienes que hacer” (v.27 b). El mal en su máxima expresión se había desatado, el demonio ya había tomado control del accionar de Judas (v.27a). No pasó mucho tiempo luego de la partida del Cenáculo que Judas diera a los miembros del Sanedrín las coordenadas esperadas de la próxima escala de Jesús con los discípulos, un huerto al otro lado del torrente Cedrón. ¿Cómo no saberlo Judas? Tantas veces había estado con Jesús allí junto al resto de los discípulos. (18.2)  ¿Cómo no saberlo Jesús? Se dirigirá exactamente al lugar esperado y marcado por el traidor, va a cumplir la voluntad del Padre, la dura copa del sacrificio en favor de la humanidad toda.  
Luego de la salida de Judas, Jesús vuelve a hablar. Esta vez sus palabras son mucho menos explícitas. Primero habla de su glorificación como una unidad inseparable a la glorificación de Dios (vs.31-32). Luego habla de su partida con palabras muy difíciles de comprender en ese momento por los discípulos “Adonde yo voy, ustedes no pueden venir”.  Como era esperable, Pedro no puede digerir esas palabras dando lugar a uno de los diálogos más trágicos y memorables del Evangelio (vs.36-38). Pedro le promete fidelidad aún a costa de su vida “Yo daré mi vida por ti” y Jesús le anuncia todo lo contrario: su inminente, triple y vergonzosa negación “Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”.                     

2.   MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación:

Ø      Cuando leo el texto donde el Señor dice: “…uno de ustedes me entregará”, salvando las distancias y circunstancias: ¿Me puedo sentir aludido?
Ø      ¿Qué tan lejos o tan cerca estoy de las causas de las negaciones de Pedro?
Ø      ¿Qué tan seguro estoy de mi fidelidad a Jesús? 

3.   ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
   
Señor, que tu piedad y perdón estén sobre mi vida. No me considero inmune a negaciones ni traiciones. Ayúdame a serte fiel. Restáurame con la fuerza de tu infinito amor y perdón.

4.  CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Miro la escena en el Cenáculo y me “introduzco” en ella con temor y temblor.
Medito en las declaraciones y acciones de Jesús y sus discípulos mientras pienso cómo hubiera reaccionado yo en esa circunstancia.

5.   ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción: 

Ø      ¿Cómo voy a considerar a partir del texto, los riesgos de una autosuficiencia religiosa que me declare inmune a traiciones y negaciones?
Ø      ¿Qué relevancia tendrá en esta Semana Santa la humildad y entereza de Jesús a pesar de estas traiciones de su círculo más íntimo?
Ø      ¿Cómo voy a vivir la alegría de saber que las palabras de Jesús “Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás” son también para mí hoy?


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