6 de julio de 2014 – TO – DOMINGO XIV – Ciclo A
Soy paciente y
humilde de corazón
PRIMERA
LECTURA
Lectura de la profecía de
Zacarías 9, 9-10
Así habla el
Señor:
¡Alégrate mucho,
hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia
ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la
cría de una asna. El suprimirá los carros de Efraím y los caballos de
Jerusalén; el arco de guerra será suprimido y proclamará la paz a las naciones.
Su dominio se extenderá de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los
confines de la tierra.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13c-14 (R.: cf.
1)
R. Bendeciré tu
nombre eternamente, Dios mío, el único Rey.
Te alabaré, Dios
mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu
Nombre eternamente;
día tras día te
bendeciré,
y alabaré tu
Nombre sin cesar. R.
El Señor es
bondadoso y compasivo,
lento para
enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno
con todos
y tiene compasión
de todas sus criaturas. R.
Que todas tus
obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te
bendigan;
que anuncien la
gloria de tu reino
y proclamen tu
poder. R.
El Señor es fiel
en todas sus palabras
y bondadoso en
todas sus acciones.
El Señor sostiene
a los que caen
y endereza a los
que están encorvados. R.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Roma 8, 9. 11-13
Hermanos:
Ustedes no están
animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita
en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Y si
el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a
Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo
Espíritu que habita en ustedes.
Hermanos, nosotros
no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes
viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la
carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 11, 25-30
Jesús dijo:
Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a
los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has
querido.
Todo me ha sido
dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce
al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos
los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes
mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
“El texto de la ley es una cosa, otra es
la fuerza que la impone y la hace real. Por eso, es absurdo caer en el
fetichismo del texto legal escrito, olvidando
la relación de fuerzas que le da vigencia y que permite aplicarlo”. (Guillermo Almeyra)
la relación de fuerzas que le da vigencia y que permite aplicarlo”. (Guillermo Almeyra)
Resultaría impensable en un mundo
sumamente conflictivo y lleno de complicaciones, donde hay tantos intereses
encontrados y tan variados, que los hombres puedan vivir sin leyes. Pero esta
necesidad tan real para una convivencia ordenada y justa, no es una razón
suficiente para convertirla en un valor en sí misma. La ley vale en tanto sirve
a la justicia, la paz, la convivencia, la igualdad, la fraternidad, la
libertad. La dependencia y el apoyo excesivo, en la ley por la
ley, provoca infantilismo y ausencia de libertad.
***
Jesús acaba de fracasar en su intento
evangelizador en algunas ciudades de Galilea, su patria. A pesar de haber
realizado numerosos milagros, no ha hecho brotar la conversión, ni la fe.
Paradojalmente, a pesar de este fracaso, prorrumpe en una oración, en
una acción de gracias porque el Padre revela a los sencillos los
misterios del reino.
Para la concepción religiosa de ese
momento, la oración que hace Jesús, contiene tres revelaciones
desconcertantes e inesperadas:
sólo Jesús es capaz de transparentar el
verdadero rostro del Padre;
la revelación del Padre se abre a los
pequeños y se cierra a los sabios,
todos los que están cansados y oprimidos
pueden encontrar en Cristo alivio y consuelo.
Jesús puede dar gracias al Padre, por
sus entrañas de compasión, especialmente con los más sufridos, por el
conocimiento y la comunión profunda que tiene con Él. Jesús sabe todo del
Padre, porque el propio Padre se lo ha enseñado. El Padre se lo ha entregado
todo.
Dios ha decidido gratuitamente ocultar
estas cosas a los prudentes y a los sabios y revelarlas a los pequeños. El Dios
del cielo y de la tierra tiene preferencias por los humildes y los pequeños.
Jesús afirma qué el Padre ha revelado su voluntad en las palabras y en los
hechos de su Hijo y sólo los sencillos, los que no tienen doblez, los de
corazón abierto, los limpios de corazón, los pobres, los disponibles pueden
recibir esta buena noticia.
Con la expresión “los sabios y los
prudentes” se quiere designar concretamente a las élites religiosas de Israel,
rabinos y fariseos, que permanecían ciegos ante las palabras de Jesús y
se escandalizaban por su predicación en favor de los pobres.
Pequeños, en tiempo de Jesús, eran los
campesinos y pobres aldeanos de Galilea, los pastores de Belén, los pecadores,
publicanos y prostitutas, a quienes los doctores de la Ley y los fariseos
despreciaban. Los «cansados y agobiados» son todos los que se esforzaban
inútilmente en el cumplimiento de la Ley, y de las tradiciones de los judíos.
La imagen del yugo se aplicaba a la ley judía con sus 643 preceptos imposibles
de saber y de cumplir. Era conciencia generalizada, que el acercamiento a Dios
sólo era posible desde una vida intachable, y en muchos casos socialmente
próspera. Con la exigencia del cumplimiento de la ley y sus interpretaciones,
lo que conseguían eraatormentar las conciencias y dominar
sobre los que se sentían culpables. Jesús se compadece; y anima a
los que soportaban este yugo deshumanizador, a aceptar su invitación a ir hacia
Él, para poner sobre sus hombros un yugo que libera. Quiere quitar esa carga
que oprime para poner sobre sus espaldas una carga que fortalece: la
ley del amor.
Cargar con el yugo de Jesús significa
hacerse cargo del amor de Dios para realizarlo en y con los hermanos, con todos
los hombres. Para el que ama, no existen las obligaciones, nadie le dice lo que
tiene que hacer, sino que sus acciones, brotan del amor con el que vive. Cuando
falta el amor, todas las leyes son insuficientes. Vivir el evangelio significa
sencillamente hacer una opción para amar con el estilo de Jesús.
El amor es peso que no aplasta, sino
que empuja porque nos hace cargar los pesos de los otros, nos
compromete, nos responsabiliza. Es el peso que nos fortalece y libera porque
nos hace trascender, salir de nosotros: saca de nosotros lo mejor de
nosotros.
La vida de fe del discípulo, no
consiste en un conglomerado de leyes que cumplir, ritos y palabras que repetir. Tampoco podemos reducir nuestra fe cristiana a una ideología, o a una moral que trata de colocarse por encima de otras ideologías o morales. Cuando el discípulo vive el seguimiento de Jesús de esta forma, o con cierto sentimiento de poder, colocando su fuerza en la sola ley, corre el riesgo de presentar una religión que poco tiene que ver con el hombre, y casi nada le aporta a su vida, descolgada y, a veces, hasta opuesta a la marcha de la historia.
consiste en un conglomerado de leyes que cumplir, ritos y palabras que repetir. Tampoco podemos reducir nuestra fe cristiana a una ideología, o a una moral que trata de colocarse por encima de otras ideologías o morales. Cuando el discípulo vive el seguimiento de Jesús de esta forma, o con cierto sentimiento de poder, colocando su fuerza en la sola ley, corre el riesgo de presentar una religión que poco tiene que ver con el hombre, y casi nada le aporta a su vida, descolgada y, a veces, hasta opuesta a la marcha de la historia.
El proyecto de Dios, fue asumir en
Jesús todas las realidades humanas, para que, de ese modo, los hombres puedan
experimentar en ellas su presencia constante.
Ahora somos nosotros, como discípulos
suyos, quienes tenemos que hacer posible la extensión de su proyecto; lo que
significa sentir y hacer sentir, la presencia de Dios, en cada rostro humano,
de tal modo que nos sintamos comprometidos a construir y generar
espacios, donde se puedan hacer realidad la justicia, la verdad y la
solidaridad. Sólo el amor hace que las cargas pesadas se
hagan ligeras, y que las estructuras y realidades sociales,
económicas y culturales que denigran y aplastan, se transformen en caminos
hacia una vida cada día más plena.
La llamada profunda que el Señor nos hace
es “ser ese lugar de libertad y de amor donde los hombres pueden seguir
esperando”, así como lo fue Él mismo para todos los que se acercaban en
busca de consuelo, esperanza y sentido para su caminar, tantas veces fatigoso,
por la vida.
Para eso necesitamos presentarnos delante
de Dios conscientes de nuestra radical pobreza, vacío y pequeñez,
pero con esa actitud humilde y esperanzada, de aquel que se encuentra en
búsqueda de algo o de Alguien, que pueda llenar y dar sentido a nuestras
vidas y, de ese modo poder dar sentido a la vida del mundo, para que los
hombres en Él tengan vida.
PARA
DISCERNIR
¿Qué poder le doy a la ley y que fuerza tiene
el discernimiento?
¿Descubro en la ley una servidora de mi
vida para crecer en libertad y conciencia?
¿Experimento mi misión en la Iglesia como
espacio de acogida y consuelo para todo el que sufre?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
“Aprendan de mí, que soy sencillo y
humilde de corazón”
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…”Éste es el más bello canto de amor
filial que jamás se haya entonado en la tierra. El Hijo de Dios lo ha cantado,
lejos de la casa paterna, lejos de la patria celestial, como los devotos
israelitas durante el destierro elevaban a Dios salmos de conmovedora
nostalgia. Desde su corazón de pobre e Hijo cariñoso,
Jesús, exultando en el Espíritu, eleva al
Padre este himno de júbilo que revela el sentimiento de extrema pequeñez y
confianza con el que, en cuanto hombre, se dirige a Dios, el Omnipotente, el
Creador del cielo y de la tierra. Jesús es el «pequeño» por antonomasia al que
le han sido revelados los misterios del Reino de los Cielos. Para hacerse
«pequeño», Jesús se ha despojado de su gloria divina, y nosotros, para llegar a
ser pequeños, en el sentido evangélico, tenemos que despojarnos del hombre
viejo, del pecado. Jesús se ha despojado de la gloria divina y ha asumido
nuestra condición humana; nosotros tenemos que despojarnos de nuestra falsa
grandeza, de nuestro orgullo, y seguirlo.
El Espíritu Santo, cuando toca las cuerdas
del corazón, las hace sensibles a las vibraciones de la gracia y suscita en
ellas un canto divino, la música del amor. Sin embargo, Jesús no canturrea solo
ni para sí; quiere atraer con su cántico a todos los hombres dispersos y
reunirlos y restituirlos; para eso ha venido de a Dios, como hijo. Su canción
se convierte en una inmensa sinfonía cósmica”…
A. M. Cónopi, El evangelio de la vida
nueva, Milán 2000, 35
PARA REZAR
Señor, dame la sencillez
de interpretar la vida y la historia
como un viaje tomado de tu mano
a lo largo del cual me vas llevando
a una vida abundante.
Que tenga la simplicidad del amor
que me da la seguridad de que, pase lo que
pase,
siempre vas a estar de mi lado.
Dame la capacidad de admirarme
ante las situaciones pequeñas y cotidianas
descubriendo en ellas
una realidad sorprendente que me
trasciende.
Que nunca sienta que me basto a mi mismo
y me cierre a lo nuevo.
Que no me crea tan sabio
como para creer que tengo todo resuelto,
que estoy satisfecho, que soy justo
y que por eso puedo juzgar a los demás.
Que no me sienta tan autosuficiente
como para no preguntar, no buscar, ni
escuchar.
Que pueda tener la humildad necesaria
para vivir en tus manos renunciando
a tener la seguridad en mis propias manos.
Quiero conocerte más siguiendo a Jesús
y que te conozca cada día más,
porque te amo cada vez más y experimento
el derecho,
que da el amor, a entrar en tu intimidad.
Que no tenga miedo a abandonarme en tus
pensamientos
para que mi vida tenga sabor a Evangelio
y sea una buena noticia para todos.
Domingo XIV dte. el Año
Ciclo A
Soy paciente y humilde de corazón
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de
Zacarías 9, 9-10
Así habla el
Señor:
¡Alégrate mucho,
hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia
ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la
cría de una asna. El suprimirá los carros de Efraím y los caballos de
Jerusalén; el arco de guerra será suprimido y proclamará la paz a las naciones.
Su dominio se extenderá de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los
confines de la tierra.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 144, 1-2.
8-9. 10-11. 13c-14 (R.: cf. 1)
R. Bendeciré tu
nombre eternamente, Dios mío, el único Rey.
O bien:
Aleluia.
Te alabaré, Dios
mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu
Nombre eternamente;
día tras día te
bendeciré,
y alabaré tu
Nombre sin cesar. R.
El Señor es
bondadoso y compasivo,
lento para
enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno
con todos
y tiene compasión
de todas sus criaturas. R.
Que todas tus
obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te
bendigan;
que anuncien la
gloria de tu reino
y proclamen tu
poder. R.
El Señor es fiel
en todas sus palabras
y bondadoso en
todas sus acciones.
El Señor sostiene
a los que caen
y endereza a los
que están encorvados. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Roma 8, 9. 11-13
Hermanos:
Ustedes no están
animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita
en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Y si
el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a
Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo
Espíritu que habita en ustedes.
Hermanos, nosotros
no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes
viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la
carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 11, 25-30
Jesús dijo:
Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a
los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has
querido.
Todo me ha sido
dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce
al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos
los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes
mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
“El texto de la ley es una cosa, otra es
la fuerza que la impone y la hace real. Por eso, es absurdo caer en el
fetichismo del texto legal escrito, olvidando
la relación de fuerzas que le da vigencia y que permite aplicarlo”. (Guillermo Almeyra)
la relación de fuerzas que le da vigencia y que permite aplicarlo”. (Guillermo Almeyra)
Resultaría impensable en un mundo
sumamente conflictivo y lleno de complicaciones, donde hay tantos intereses
encontrados y tan variados, que los hombres puedan vivir sin leyes. Pero esta
necesidad tan real para una convivencia ordenada y justa, no es una razón
suficiente para convertirla en un valor en sí misma. La ley vale en tanto sirve
a la justicia, la paz, la convivencia, la igualdad, la fraternidad, la
libertad. La dependencia y el apoyo excesivo, en la ley por la
ley, provoca infantilismo y ausencia de libertad.
***
“El texto de la ley es una cosa, otra es
la fuerza que la impone y la hace real. Por eso, es absurdo caer en el
fetichismo del texto legal escrito, olvidando
la relación de fuerzas que le da vigencia y que permite aplicarlo”. (Guillermo Almeyra)
la relación de fuerzas que le da vigencia y que permite aplicarlo”. (Guillermo Almeyra)
Resultaría impensable en un mundo
sumamente conflictivo y lleno de complicaciones, donde hay tantos intereses
encontrados y tan variados, que los hombres puedan vivir sin leyes. Pero esta
necesidad tan real para una convivencia ordenada y justa, no es una razón
suficiente para convertirla en un valor en sí misma. La ley vale en tanto sirve
a la justicia, la paz, la convivencia, la igualdad, la fraternidad, la
libertad. La dependencia y el apoyo excesivo, en la ley por la
ley, provoca infantilismo y ausencia de libertad.
***
Jesús
acaba de fracasar en su intento evangelizador en algunas ciudades de Galilea, su patria. A pesar de haber realizado numerosos milagros, no ha hecho brotar la conversión, ni la fe. Paradojalmente, a pesar de este fracaso, prorrumpe en una oración, en una acción de gracias porque el Padre revela a los sencillos los misterios del reino.
acaba de fracasar en su intento evangelizador en algunas ciudades de Galilea, su patria. A pesar de haber realizado numerosos milagros, no ha hecho brotar la conversión, ni la fe. Paradojalmente, a pesar de este fracaso, prorrumpe en una oración, en una acción de gracias porque el Padre revela a los sencillos los misterios del reino.
Para la concepción religiosa de ese
momento, la oración que hace Jesús, contiene tres revelaciones
desconcertantes e inesperadas:
sólo Jesús es capaz de transparentar el
verdadero rostro del Padre;
la revelación del Padre se abre a los
pequeños y se cierra a los sabios,
todos los que están cansados y oprimidos
pueden encontrar en Cristo alivio y consuelo.
Jesús puede dar gracias al Padre, por
sus entrañas de compasión, especialmente con los más sufridos, por el
conocimiento y la comunión profunda que tiene con Él. Jesús sabe todo del
Padre, porque el propio Padre se lo ha enseñado. El Padre se lo ha entregado
todo.
Dios ha decidido gratuitamente ocultar
estas cosas a los prudentes y a los sabios y revelarlas a los pequeños. El Dios
del cielo y de la tierra tiene preferencias por los humildes y los pequeños.
Jesús afirma qué el Padre ha revelado su voluntad en las palabras y en los
hechos de su Hijo y sólo los sencillos, los que no tienen doblez, los de
corazón abierto, los limpios de corazón, los pobres, los disponibles pueden
recibir esta buena noticia.
Con la expresión “los sabios y los
prudentes” se quiere designar concretamente a las élites religiosas de Israel,
rabinos y fariseos, que permanecían ciegos ante las palabras de Jesús y
se escandalizaban por su predicación en favor de los pobres.
Pequeños, en tiempo de Jesús, eran los
campesinos y pobres aldeanos de Galilea, los pastores de Belén, los pecadores,
publicanos y prostitutas, a quienes los doctores de la Ley y los fariseos
despreciaban. Los «cansados y agobiados» son todos los que se esforzaban
inútilmente en el cumplimiento de la Ley, y de las tradiciones de los judíos.
La imagen del yugo se aplicaba a la ley judía con sus 643 preceptos imposibles
de saber y de cumplir. Era conciencia generalizada, que el acercamiento a Dios
sólo era posible desde una vida intachable, y en muchos casos socialmente
próspera. Con la exigencia del cumplimiento de la ley y sus interpretaciones,
lo que conseguían eraatormentar las conciencias y dominar
sobre los que se sentían culpables. Jesús se compadece; y anima a
los que soportaban este yugo deshumanizador, a aceptar su invitación a ir hacia
Él, para poner sobre sus hombros un yugo que libera. Quiere quitar esa carga
que oprime para poner sobre sus espaldas una carga que fortalece: la
ley del amor.
Cargar con el yugo de Jesús significa
hacerse cargo del amor de Dios para realizarlo en y con los hermanos, con todos
los hombres. Para el que ama, no existen las obligaciones, nadie le dice lo que
tiene que hacer, sino que sus acciones, brotan del amor con el que vive. Cuando
falta el amor, todas las leyes son insuficientes. Vivir el evangelio significa
sencillamente hacer una opción para amar con el estilo de Jesús.
El amor es peso que no aplasta, sino
que empuja porque nos hace cargar los pesos de los otros, nos
compromete, nos responsabiliza. Es el peso que nos fortalece y libera porque
nos hace trascender, salir de nosotros: saca de nosotros lo mejor de
nosotros.
La vida de fe del discípulo, no
consiste en un conglomerado de leyes que cumplir, ritos y palabras que repetir.Tampoco podemos reducir nuestra fe cristiana a una ideología, o a una moral que trata de colocarse por encima de otras ideologías o morales. Cuando el discípulo vive el seguimiento de Jesús de esta forma, o con cierto sentimiento de poder, colocando su fuerza en la sola ley, corre el riesgo de presentar una religión que poco tiene que ver con el hombre, y casi nada le aporta a su vida, descolgada y, a veces, hasta opuesta a la marcha de la historia.
consiste en un conglomerado de leyes que cumplir, ritos y palabras que repetir.Tampoco podemos reducir nuestra fe cristiana a una ideología, o a una moral que trata de colocarse por encima de otras ideologías o morales. Cuando el discípulo vive el seguimiento de Jesús de esta forma, o con cierto sentimiento de poder, colocando su fuerza en la sola ley, corre el riesgo de presentar una religión que poco tiene que ver con el hombre, y casi nada le aporta a su vida, descolgada y, a veces, hasta opuesta a la marcha de la historia.
El proyecto de Dios, fue asumir en
Jesús todas las realidades humanas, para que, de ese modo, los hombres puedan
experimentar en ellas su presencia constante.
Ahora somos nosotros, como discípulos
suyos, quienes tenemos que hacer posible la extensión de su proyecto; lo que
significa sentir y hacer sentir, la presencia de Dios, en cada rostro humano,
de tal modo que nos sintamos comprometidos a construir y generar
espacios, donde se puedan hacer realidad la justicia, la verdad y la
solidaridad. Sólo el amor hace que las cargas pesadas se
hagan ligeras, y que las estructuras y realidades sociales,
económicas y culturales que denigran y aplastan, se transformen en caminos
hacia una vida cada día más plena.
La llamada profunda que el Señor nos hace
es “ser ese lugar de libertad y de amor donde los hombres pueden seguir
esperando”, así como lo fue Él mismo para todos los que se acercaban en
busca de consuelo, esperanza y sentido para su caminar, tantas veces fatigoso,
por la vida.
Para eso necesitamos presentarnos delante
de Dios conscientes de nuestra radical pobreza, vacío y pequeñez,
pero con esa actitud humilde y esperanzada, de aquel que se encuentra en
búsqueda de algo o de Alguien, que pueda llenar y dar sentido a nuestras
vidas y, de ese modo poder dar sentido a la vida del mundo, para que los
hombres en Él tengan vida.
PARA DISCERNIR
¿Qué poder le doy a la ley y que fuerza tiene
el discernimiento?
¿Descubro en la ley una servidora de mi
vida para crecer en libertad y conciencia?
¿Experimento mi misión en la Iglesia como
espacio de acogida y consuelo para todo el que sufre?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
“Aprendan de mí, que soy sencillo y
humilde de corazón”
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Éste es el más bello canto de amor
filial que jamás se haya entonado en la tierra. El Hijo de Dios lo ha cantado,
lejos de la casa paterna, lejos de la patria celestial, como los devotos
israelitas durante el destierro elevaban a Dios salmos de conmovedora
nostalgia. Desde su corazón de pobre e Hijo cariñoso,
Jesús, exultando en el Espíritu, eleva al
Padre este himno de júbilo que revela el sentimiento de extrema pequeñez y
confianza con el que, en cuanto hombre, se dirige a Dios, el Omnipotente, el
Creador del cielo y de la tierra. Jesús es el «pequeño» por antonomasia al que
le han sido revelados los misterios del Reino de los Cielos. Para hacerse
«pequeño», Jesús se ha despojado de su gloria divina, y nosotros, para llegar a
ser pequeños, en el sentido evangélico, tenemos que despojarnos del hombre
viejo, del pecado. Jesús se ha despojado de la gloria divina y ha asumido
nuestra condición humana; nosotros tenemos que despojarnos de nuestra falsa
grandeza, de nuestro orgullo, y seguirlo.
El Espíritu Santo, cuando toca las cuerdas
del corazón, las hace sensibles a las vibraciones de la gracia y suscita en
ellas un canto divino, la música del amor. Sin embargo, Jesús no canturrea solo
ni para sí; quiere atraer con su cántico a todos los hombres dispersos y
reunirlos y restituirlos; para eso ha venido de a Dios, como hijo. Su canción
se convierte en una inmensa sinfonía cósmica”…
A. M. Cónopi, El evangelio de la vida
nueva, Milán 2000, 35
PARA REZAR
Señor, dame la sencillez
de interpretar la vida y la historia
como un viaje tomado de tu mano
a lo largo del cual me vas llevando
a una vida abundante.
Que tenga la simplicidad del amor
que me da la seguridad de que, pase lo que
pase,
siempre vas a estar de mi lado.
Dame la capacidad de admirarme
ante las situaciones pequeñas y cotidianas
descubriendo en ellas
una realidad sorprendente que me
trasciende.
Que nunca sienta que me basto a mi mismo
y me cierre a lo nuevo.
Que no me crea tan sabio
como para creer que tengo todo resuelto,
que estoy satisfecho, que soy justo
y que por eso puedo juzgar a los demás.
Que no me sienta tan autosuficiente
como para no preguntar, no buscar, ni
escuchar.
Que pueda tener la humildad necesaria
para vivir en tus manos renunciando
a tener la seguridad en mis propias manos.
Quiero conocerte más siguiendo a Jesús
y que te conozca cada día más,
porque te amo cada vez más y experimento
el derecho,
que da el amor, a entrar en tu intimidad.
Que no tenga miedo a abandonarme en tus
pensamientos
para que mi vida tenga sabor a Evangelio
y sea una buena noticia para todos.
LECTIO
DIVINA
Soy paciente y humilde de
corazón
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-30
Jesús dijo:
Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a
los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así
como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré.
Carguen sobre
ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y
así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ
DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
El tema del
“descanso” como elemento constitutivo del sábado permite a Neusner (*)
ponerse en relación con el grito de júbilo de Jesús, que en el Evangelio de
Mateo precede a la narración de la recogida de espigas por parte de los
discípulos. Es el llamado grito de júbilo mesiánico, que comienza: “Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla…”.
En nuestra interpretación habitual, éstos aparecen como dos textos evangélicos
muy diferentes entre sí: uno habla de la divinidad de Jesús, el otro de la
disputa en torno al sábado. Neusner deja claro que ambos textos están
estrechamente relacionados, pues en los dos casos se trata del misterio de
Jesús, del “Hijo del hombre”, del “Hijo” por excelencia.
Las frases
inmediatamente precedentes a la narración sobre el sábado son: “Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Generalmente
estas palabras son interpretadas desde la idea del Jesús liberal, es decir,
desde un punto de vista moralista: la interpretación liberal de la Ley que hace
Jesús facilita la vida frente al “legalismo judío”. Sin embargo, en la
práctica, esta lectura no resulta muy convincente, pues seguir a Jesús no
resulta cómodo, y además Jesús nunca dijo nada parecido. ¿Entonces qué?
Neusner nos
muestra que no se trata de una forma de moralismo, sino de un texto de alto
contenido teológico, o digámoslo con mayor exactitud, de un texto cristológico.
A través del tema del descanso del que se trata ahora tiene que ver con Jesús.
Las enseñanzas de Jesús sobre el sábado aparecen ahora en perfecta consonancia
con este grito de júbilo y con las palabras del Hijo del hombre como señor del
sábado. Neusner resume del siguiente modo el contenido de toda la cuestión: “Mi
yugo es ligero, yo os doy descanso. El Hijo del hombre es el verdadero señor
del sábado. Pues el Hijo del hombre es ahora el sábado de Israel; es nuestro
modo de comportarnos como Dios”.
(*) “Un rabino habla con Jesús” – Jacob
Neusner
Texto extraído
de “Jesús de Nazaret” – Joseph Ratzinger Benedicto XVI – Primera
Parte – Editorial Planeta - Páginas 139 a 141.
“Aquí el
Hijo pone de manifiesto que su naturaleza es inefable e inconcebible, como la
del Padre. Porque sólo la naturaleza divina de la Trinidad se comprende a sí
misma. Sólo el Padre conoce a su propio Hijo, y sólo el Hijo divino reconoce a
aquel que es eterno y por quien ha sido engendrado. Sólo Dios Espíritu Santo
entiende las profundidades de Dios en la intercomunicación entre el Padre y el
Hijo”. (Cirilo de Alejandría, Crisóstomo)
“Jesús alaba y
glorifica al Padre, pues ha visto con antelación el trasvase de la Palabra a
los gentiles a causa de la infidelidad de Israel y a favor nuestro,
beneficiados por ello. Da gracias a su Padre, el Señor del cielo y de la
tierra, habiéndose encarnado como esclavo. Habla sobre el placer del Padre en
ocultar el misterio sobre sí mismo a Israel, el pueblo sabio, y revelarlo a los
gentiles, que en un primer momento no entendían nada. Por ello se demuestra que
no olvidó Dios lo que iba a suceder ni fracasó la venida de Cristo en la
finalidad que le había sido dispuesta, sino que Dios lo sabía con antelación y
ordenó con antelación la gracias del arrepentimiento. La justicia del placer de
Dios es silenciada aquí, mientras que se muestra en otros sitios. Pues la benevolencia
de Dios no es irracional ni los hombres adquieren conocimiento y sabiduría
sobre ello si no es por sus propias deficiencias. (Orígenes, Fragmentos del Ev. de Mateo).
2. MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
Ø ¿Alabo
a Dios por cumplir su voluntad en el universo?
Ø ¿A
quién voy cuando estoy afligido o agobiado?
Ø ¿Soy
paciente y humilde de corazón?
3. ORACIÓN -
¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor,
enséñame a alabar al Padre como Tú lo haces; reconociendo su reinado sobre el
cielo y la tierra y dándole gracias por su divina voluntad. ¡Venga a nosotros
tu Reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo!
4. CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Medito en la
relación filial del Hijo con el Padre y en la posición de alabanza en que le
habla Jesús.
Reflexiono en
la invitación de Jesús al descanso para los que están afligidos y agobiados.
5. ACCIÓN -
¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Cómo
voy a alabar al Padre imitando la oración de Jesús?
Ø ¿Sobre
quién cargaré mis aflicciones y cargas impuestas o auto impuestas?
Ø ¿De
qué manera trataré de ser paciente y humilde de corazón?
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