11 de
septiembre de 2014 – TO - JUEVES DE LA SEMANA XXIII
Hagan por los
demás lo que quieren que hagan por ustedes
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo
a los cristianos de
Corinto 8, 1.4b – 13
Hermanos:
El conocimiento
llena de orgullo, mientras que el amor edifica. Si alguien se imagina que
conoce algo, no ha llegado todavía a conocer como es debido; en cambio, el que
ama a Dios es reconocido por Dios.
En cuanto a comer
la carne sacrificada a los ídolos, sabemos bien que los ídolos no son nada y
que no hay más que un solo Dios. Es verdad que algunos son considerados dioses,
sea en el cielo o en la tierra: de hecho, hay una cantidad de dioses y una
cantidad de señores. Pero para nosotros, no hay más que un solo Dios, el Padre,
de quien todo procede y a quien nosotros estamos destinados, y un solo Señor,
Jesucristo, por quien todo existe y por quien nosotros existimos.
Sin embargo, no
todos tienen este conocimiento. Algunos, habituados hasta hace poco a la
idolatría, comen la carne sacrificada a los ídolos como si fuera sagrada, y su
conciencia, que es débil, queda manchada. Y así, tú, que tienes el debido
conocimiento, haces perecer al débil, ¡ese hermano por el que murió Cristo!
Pecando de esa manera contra sus hermanos e hiriendo su conciencia, que es
débil, ustedes pecan contra Cristo.
Por lo tanto, si
un alimento es ocasión de caída para mi hermano, nunca probaré carne, a fin de
evitar su caída.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 138, 1-3. 13-14b. 23-24 (R.: 24b)
R. Señor, llévame
por el camino eterno.
Señor, tú me
sondeas y me conoces
tú sabes si me
siento o me levanto;
de lejos percibes
lo que pienso,
te das cuenta si
camino o si descanso,
y todos mis pasos
te son familiares. R.
Tú creaste mis
entrañas,
me plasmaste en el
seno de mi madre:
te doy gracias
porque fui formado
de manera tan
admirable.
¡Qué maravillosas
son tus obras! R.
Sondéame, Dios
mío, y penetra mi interior;
examíname y conoce
lo que pienso;
observa si estoy
en un camino falso
y llévame por el
camino eterno. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 6, 27-38
Jesús dijo a sus
discípulos:
«Yo les digo a
ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los
odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que
te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto,
no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no
se lo reclames.
Hagan por los
demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que
los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que
los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito
tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes
esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los
pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus
enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la
recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es
bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean
misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
En este fragmento de su primera carta a
los corintios, el apóstol Pablo, nos permite llegar a la centralidad del
misterio pascual de Cristo a través de otro camino: el de la caridad fraterna.
En Corinto, vivían algunos cristianos que
hacían gala de comer carne sacrificada a los ídolos. Esta situación, si bien no
estaba completamente prohibida, era considerada al menos muy inconveniente para
otros. Así estos cristianos, provocaban escándalos entre los creyentes,
sobre todo entre aquellos que eran menos firmes en la fe. De esta
manera, en la comunidad se oponían los fuertes a los débiles, sembrando
escándalo y decaimiento espiritual en lugar de animar y estimular la vivencia
de la vida cristiana.
Pablo les recuerda entonces, a todos, dos
verdades: -”Pero para nosotros, no hay más que un solo Dios, el
Padre, de quien todo procede y a quien nosotros estamos destinados, y un solo
Señor, Jesucristo, por quien todo existe y por quien nosotros existimos”.
Esta es una revelación de Dios como Padre de nuestro Señor Jesucristo, del que
nos viene no sólo
el mandamiento del amor, sino también la posibilidad de cumplirlo.
el mandamiento del amor, sino también la posibilidad de cumplirlo.
Y el misterio pascual de Cristo,
cuando dice: “Y así, tú, que tienes el debido conocimiento, haces
perecer al débil, ¡ese hermano por el que murió Cristo!”, advirtiendo de
esta manera que la muerte y resurrección de Jesús aparece en pleno contraste
con la actitud de quienes, en el seno de la comunidad y mediante el escándalo,
provocan la muerte, aunque sólo sea espiritual, de un hermano en la fe, tal vez
sin esperanza de resurrección.
***
Este pasaje se sitúa en el centro mismo
del evangelio de Jesús, descubriendo el sentido de Dios y de la vida humana.
Esta segunda parte del discurso del llano va orientada a todo el pueblo y está
estructurado en dos partes.
Primero, trata del amor a los
enemigos y después hace una invitación a no condenar a nadie. Jesús
invita a todos a un amor generoso y universal, a fin de llegar a
asemejarnos al Padre del cielo. El hombre que se abre al amor se vuelve
generoso como el Dios de la creación. Frente a cualquier reduccionismo o
ideología, el Evangelio ofrece un claro y desafiante proyecto: “Amar
a los enemigos”.
A la idea jurídica de recompensa, Lucas
sustituye la de “agradecimiento”. Mientras que en el mundo
griego el amor consistía en la búsqueda de la plenitud personal, en
el cristianismo consiste en el sacrificio y en la entrega de la propia
vida por los demás, teniendo como modelo el amor, la entrega y sacrificio de
Jesús. Dios es el Padre de Jesús, que ama de tal forma a la humanidad que se
entrega en la persona de su Hijo, se sacrifica en el intento de salvarnos.
Es un amor que busca el camino
de la confrontación, del diálogo, de la tolerancia,
que no responde con agresión porque sabe que ni la violencia ni la venganza, es
la medida con la que Dios juzga al mundo. Sólo el reconocimiento del
enemigo como persona, como ser humano puede llevar a responder desde la
misericordia de Dios, a la maldad ajena.
Amar a quien nos odia es la medida
del verdadero amor. Porque quién sólo ama a quien le retribuye con los mismos
sentimientos, no sobrepasa la medida del amor egoísta. Beneficiar a quien
nos causa daño, bendecir al que nos maldice, y ser generosos con los
egoístas, invierte la lógica del mundo. Esta manera de actuar no nace de
la ingenuidad, sino de la conciencia de que el Hombre
Nuevo es superior a cualquier mezquindad.
Jesús no sólo pide que seamos buenos
o que mejoremos nuestro modo de ser, nos pide que nos abramos a Dios
y cambiemos la mediocridad de nuestro egoísmo por la grandeza de la
generosidad.
Los discípulos deben
ser reconocibles por el amor. Un amor que Jesús no concibe como un simple
sentimiento, sino como una actitud que tiene la raíz existencial en la
paternidad de Dios. Por el amor, Dios reconoce al hombre como hijo suyo y el
hombre se reconoce hijo de Dios. El premio del que habla Jesús es experimentar
a Dios como Padre.
Es el Padre quien da
sentido y coherencia a la vida de los hermanos. Sólo así tiene sentido que
podamos y tengamos que amar a todo hombre, que no es nada más ni nada menos que
un hermano mío.
Sólo a un hermano se lo
comprende, se lo acepta, se lo soporta, no se lo juzga, no se lo condena, se lo
corrige, se lo espera, se lo perdona.
Las relaciones con el prójimo son vistas
desde la perspectiva de la misericordia. El discípulo no es
aquel que tiene el oficio de condenar, sino la tarea de ser bondadoso y
compasivo; es aquel que, como el Padre del cielo, otorga misericordia y
encuentra el gozo en la entrega y el amor.
El seguimiento de Jesucristo no se trata
en absoluto de reproducir materialmente una u otra actitud, sino de mirar
la realidad como El lo ha hecho, estar disponible como El ante el
acontecimiento. Se trata no de reproducir sino de inventar, ya que cada
acontecimiento es siempre nuevo y único, por lo tanto el discípulo tratará de
que su respuesta esté a la altura del acontecimiento.
El amor al enemigo no es un dato
marginal, sino el sentido y centro del amor de los
cristianos. Sólo cuando se da sin esperar
recompensa, cuando se ama sin que el otro lo
merezca, cuando se pierde para que el otro gane, sólo
entonces se ha llegado hasta el misterio del amor que nos enseña y nos
ofrece Cristo.
PARA DISCERNIR
¿Qué criterios rigen nuestro amor?
¿A quién considero enemigos?
¿Qué actitud tomo frente a mis enemigos?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
…Dame tu amor Señor…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Viendo Dios que los hombres se hacen
atraer por beneficios, quiso cautivarlos para su amor por medio de los suyos.
Dijo por tanto: «Quiero atraer a los hombres para que me amen con aquellos
lazos con que los hombres se hacen atraer, a saber: con los vínculos del amor».
Esos fueron precisamente los dones que Dios hizo al hombre. El, después de
haberlos dotado de alma con potencias a su imagen, de memoria, intelecto y
voluntad, así como de un cuerpo provisto de sentidos, creó para él el cielo y
la tierra y tantas otras cosas, todas ellas por amor al hombre; a fin de que
sirvieran al hombre y éste le amara por gratitud a tantos dones.
Pero Dios no se contentó con darnos todas
estas hermosas criaturas. Para hacerse con todo nuestro amor, llegó a dársenos
todo él mismo. El Padre eterno llegó a darnos a su mismo y único Hijo. Al ver
que todos nosotros estábamos muertos y privados de su gracia a causa del
pecado, ¿qué hizo? Por su amor inmenso -más aún, como escribe el apóstol, por
el excesivo amor que nos tenía-, mandó a su Hijo amado para que satisficiera
por nosotros y para devolvernos así aquella vida que el pecado nos había
arrebatado. Y al darnos a su Hijo (no perdonando a su Hijo para perdonarnos a
nosotros), junto con el Hijo nos dio todo bien: su gracia, su amor y el
paraíso”…
Alfonso María de Ligorio,
[edición española: Práctica del amor a Jesucristo,
Rialp, Madrid 1999]
PARA REZAR
Amar como Jesús,
siguiendo su ejemplo
que nace del servicio y de la entrega
desinteresada a los demás.
Amar como Jesús
optando por los más débiles,
los que sufren
y están al margen de la vida.
Amar como Jesús
apasionados por la justicia y la paz,
ofreciendo lo mejor de cada uno
para lograr una vida digna para todos.
Amar como Jesús
abierto a los demás y a sus necesidades
compartiendo los dones recibidos
viviendo la alegría del dar.
Que así sea
LECTIO DIVINA
Sean misericordiosos,
como el Padre es misericordioso
como el Padre es misericordioso
+Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 27-36
Jesús dijo a sus discípulos:
Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los
que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los
difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te
quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que
tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a
aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a
aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes,
¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos
de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a
los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio.
Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo,
porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
Palabra del
Señor.
1 - LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la lectura:
Si algo hay claro en este evangelio, es que vivir este modelo de
conducta, en las relaciones de unos con otros y tal como somos los mortales, no
está a nuestro alcance.
Por eso, cuando encontramos a alguien que vive de esta forma,
siempre, absolutamente siempre, y es bueno con todos, incluso con sus peores
enemigos, en esa persona descubrimos con sorpresa algo que nos impresiona, que
nos llama poderosamente la atención, algo que suma, que nos trasciende.
Porque vivir así es algo que, humanamente hablando, no tiene
explicación. Por eso es tan importante la fe en Jesús, siempre que esa fe esté
bien orientada.
Una fe que no nos hace más religiosos, sino más respetuosos, más
transparentes, más buenas personas siempre, nos pase lo que nos pase en la
vida.
En la sociedad actual, a la bondad hay que añadir el derecho. Por
eso, la primera forma de bondad actual es luchar por los derechos de todos. La
bondad antigua se centraba en el desinterés y el desprendimiento. Hoy sigue
siendo tan necesario como entonces.
2 - MEDITACIÓN -
¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Medito entre la diferencia que hay en el precepto: “No hagas a los otros lo que no
quieres que te hagan a ti” en
contraposición de la Regla de Oro: “Hagan
por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes”.
3 - ORACIÓN -
¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Recemos guiados por el salmo de la liturgia de hoy:
SALMO Sal 150, 1-2. 3-4. 5-6 (R.:
6)
¡Que todos los vivientes alaben al Señor!
Alaben a Dios en su Santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento;
alábenlo por sus grandes proezas,
alábenlo por su inmensa grandeza.
Alábenlo con toques de trompeta,
alábenlo con el arpa y la cítara;
alábenlo con tambores y danzas,
alábenlo con laúdes y flautas.
Alábenlo con platillos sonoros,
alábenlo con platillos vibrantes.
¡Que todos los seres vivientes
alaben al Señor!
¡Que todos los vivientes alaben al Señor!
Alaben a Dios en su Santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento;
alábenlo por sus grandes proezas,
alábenlo por su inmensa grandeza.
Alábenlo con toques de trompeta,
alábenlo con el arpa y la cítara;
alábenlo con tambores y danzas,
alábenlo con laúdes y flautas.
Alábenlo con platillos sonoros,
alábenlo con platillos vibrantes.
¡Que todos los seres vivientes
alaben al Señor!
4 - CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Reflexiono en mi vida mientras repito varias veces en forma lenta
y en silencio:
“Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.
Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que
te quite el manto, no le niegues la túnica.
Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo
reclames.”
5 - ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para la acción:
¿Qué significa en un caso puntual de mi vida hoy, “poner la otra mejilla”?
¿Qué cosa que me gusta que hagan conmigo haré por otro?
¿Qué daré hoy sin esperar nada a cambio?
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