23 de noviembre de 2014 – TO - DOMINGO
XXXIV – Ciclo A
Solemnidad de Cristo Rey
…Se sentará en
el trono de su gloria y separará a unos de otros…
PRIMERA LECTURA
Lectura de Libro del profeta Ezequiel
34,11-12.15-17.
Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo!
Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de
su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis
ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día
de nubes y tinieblas.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las
llevaré a descansar -oráculo del Señor-. Buscaré a la oveja perdida, haré
volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero
exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño,
así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y
chivos.
Palabra de Dios
SALMO
Sal 23(22), 1-2.2-3.5.6.
R: El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R.
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la I Carta del apóstol San
Pablo
a los Corintios 15,20-26.28.
Hermanos:
Pero no, Cristo resucitó de entre los
muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un
hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán,
así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le
corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él
en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo
entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo
Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que
ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido
es la muerte,
Y cuando el universo entero le sea
sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las
cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.
Palabra de Dios
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San
Mateo 25, 31-46
Cuando el Hijo del hombre venga en su
gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su
presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de
los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su
derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les
fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me
dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo
te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te
vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que
cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron
conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda:
‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el
demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer;
tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y
no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y
no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada
vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron
conmigo’.
Estos irán al castigo eterno, y los justos
a la Vida eterna”.
Palabra del Señor
PARA REFLEXIONAR
Muchos consideran que el “instinto
o el ansia de poder”
está en la base misma de las cualidades del político y lo utiliza como instrumento y rasgo distintivo de su profesión. Sin embargo, el drama comienza cuando deja de ser una herramienta positiva al servicio de una “causa”, para convertirse en una embriaguez personal. Y esto que vemos con cierta claridad en la política, se puede aplicar a todos los ámbitos donde el hombre tiene la posibilidad de influir, conducir o dirigir a otros. Reinar, se inscribe en esta línea dentro de nuestras categorías humanas, pero no en lo que queremos celebrar en este día de Cristo Rey.
está en la base misma de las cualidades del político y lo utiliza como instrumento y rasgo distintivo de su profesión. Sin embargo, el drama comienza cuando deja de ser una herramienta positiva al servicio de una “causa”, para convertirse en una embriaguez personal. Y esto que vemos con cierta claridad en la política, se puede aplicar a todos los ámbitos donde el hombre tiene la posibilidad de influir, conducir o dirigir a otros. Reinar, se inscribe en esta línea dentro de nuestras categorías humanas, pero no en lo que queremos celebrar en este día de Cristo Rey.
***
El texto encuentra su situación
histórica en la diáspora y en el exilio de Israel en Babilonia.
Experimentan el fracaso de la monarquía y la incapacidad de los
dirigentes, fue la causa principal del exilio y la dispersión de los hijos de
la alianza. La imagen del pastor es frecuente en el antiguo Oriente para
expresar las relaciones entre el rey y los vasallos.
En la lectura de hoy se denuncian
las injusticias o las culpas de los malos pastores por no haber sido
auténticamente conductores de su pueblo, sino buscarse a sí mismos, su
propio provecho en lugar de buscar el bien y el bienestar de las
ovejas, del pueblo; y llevarlas hacia las verdaderas praderas. Pero Yavé, no
desistirá de su plan de salvación.
Justamente, es en el fracaso de los
hombres donde brillará con más fuerza la fidelidad de Dios, como último
recurso para salvar a su pueblo, va a intervenir en persona. El mismo será
el pastor que saldrá en busca de las ovejas descarriadas y dispersas por todas
las naciones, para reunirlas y devolverlas a su tierra.
***
El señorío de Cristo glorioso no se reduce
a unos cuantos hombres ni a un sector de la realidad. Pablo ve en la
Resurrección de Cristo la victoria sobre el pecado que domina a
los hombres desde Adán en adelante. La victoria de Cristo se va
completando en cada hombre y en cada generación hasta llegar al final. Cristo
resucitado comunica su Vida a quien libremente se entrega a Él, Vida
que supera todas las oscuridades de pecado y muerte.
El proceso histórico puesto en marcha por
Cristo se manifestará un día en toda su fuerza y dimensión. Ese día se revelará
al fin, con toda claridad, que Dios había sido desde siempre la razón de
ser del hombre.
***
Estamos ante la última enseñanza de Jesús
según el evangelio de Mateo. Su lenguaje es sobre todo profético,
aunque lo realiza a través de una la parábola. Las últimas palabras del Maestro
nos describen la venida del Hijo del Hombre en gloria y poder para el
juicio; cuando se ha sentado en el trono y se disponga a juzgar.
Lo significativo del texto radica en esa presencia
de los paganos en el acontecimiento final, algo absolutamente
impensable en la mentalidad de los judíos contemporáneos de Jesús.
Para Mateo, tal como lo ha ido
desarrollando a lo largo de su obra, la inclusión en el Reino de Dios, no puede
ir ligada exclusivamente al conocimiento de Dios o al cumplimiento de su ley.
Lo que hace del pagano un miembro del Reino de Dios, es su
vida humanitaria comprometida con el que sufre. Esto determina la calidad
de su persona, y de tal modo que, puede ser considerada dentro de
los “justos”, título hasta ahora reservado exclusivamente a los miembros
del Pueblo de Dios y ligado al cumplimiento de la ley. La identificación del
rey con los necesitados constituye desde el Éxodo, uno de los rasgos
característicos del Dios bíblico.
A través de este texto, Jesús hace ver a
sus discípulos que en el futuro Reino de Dios, pueden también tener cabida
aquellos que oficialmente o legalmente no son miembros del Pueblo de Dios.
La profecía de Ezequiel que anuncia que el
mismo Dios se va a preocupar de su pueblo: como pastor, guía, médico, juez,
liberador, reunificador, se ha cumplido perfectamente en Cristo Jesús
en quien Dios se nos ha acercado definitivamente.
Jesús como Pastor no domina, sino apacienta, no se enseñorea,
sino que busca y cuida a sus ovejas; cura a las enfermas y venda a
las heridas; libera de todas las esclavitudes e ilumina todas
las oscuridades; es un Pastor, que a nadie pone a su servicio, sino que a
todos sirve para que todos vivamos sometidos por amor a nuestro Padre
común.
Los contemporáneos de Jesús identificaban
al Pueblo de Dios con el Reino de Dios. Jesús proclama la mayor amplitud del
Reino sobre el Pueblo, con una consecuencia, sorprendente: al
Reino de Dios no se accede por la sola vía religiosa. Frente a una
concepción restrictiva del Reino de Dios, Jesús presenta una concepción
universal que lo convierte en un texto capital para la humanidad.
Cualquier hombre puede llegar a Dios, siempre que su vida tenga la calidad de
la solidaridad.
El juicio será según las obras, no
según lo que decimos creer y confesar. Son las obras las que distinguen
y juzgan a los hombres, no las palabras ni el tipo o cantidad de
plegarias. Distinciones de raza, de dinero o cultura, no valen nada y no
permanecerá ni colocarán a los hombres a la izquierda o a la derecha del Señor.
La realización concreta del mandamiento del amor o su incumplimiento
anticipa ya en el mundo el juicio final.
El que ama a Cristo en los pobres y
sufrientes, solidarizándose con su causa se introduce en el reino de Dios. Los
cristianos no tenemos la exclusiva del reino de Dios, ni la exclusiva
del servicio a Dios. El reino de Dios se extiende más allá de nuestras
fronteras: se encuentra dondequiera que haya hombres capaces
de amar y de servir a los hermanos. Lo que uno ha hecho a otro, lo ha hecho a
Jesús y a Dios. Ya no tiene importancia si lo sabía o no, si quería o no servir
en él a Jesús y a Dios. Al fin se manifiesta que todo servicio al amor
fue servicio al Padre.
El peligro de no pertenecer al Reino no nos viene tanto de lo que hacemos mal, sino
de aquello que dejamos de hacer. Cada hermano que no es amado
suficientemente, que no recibe la ayuda posible; cada vez que eludimos nuestras
responsabilidades o posibilidades comunitarias, en la sociedad, en la Iglesia; el
no hacer nada para que mejore el ambiente del trabajo, para defender a los que
están mal pagados, o excluidos; nos aleja de Jesucristo y del reino que
inauguró con su estilo de vida basado en la compasión y el amor. Para
un discípulo, la pertenencia a la Iglesia como modo de vivir el Reino, no puede
dejar de expresarse en un compromiso de servicio a la humanidad.
La encarnación del hijo de Dios ha
sido tan profunda en la naturaleza humana que donde haya un hombre que
reclama nuestra atención, allí está presente el Dios hecho hombre, Jesucristo,
el Salvador.
Ser discípulo de Cristo es amar
con el amor efectivo que consiste en servir, consolar, acompañar,
compartir, dar lo que sea preciso, a cada hombre concreto con quien
tropezamos, con la certeza de que en cada hombre, tropezamos con Cristo.
Este es el camino que nos enseñó y vivió
nuestro Rey, Nuestro Señor Jesucristo. Un camino posible para todos, pero exigente
para todos. Así, la fiesta de hoy no es la exaltación de un « catolicismo
triunfante», sino más bien al contrario: es la exaltación del reinado del
amor servidor sobre todas las cosas.
PARA DISCERNIR
¿Qué imagen de Cristo Rey tengo formada
en mi corazón?
¿Reconozco el reinado de Cristo diverso al
reinado humano?
¿Acepto un reinado que se da desde la
entrega y la cruz? ¿Apuesto con mi vida a un reino que no es de este mundo?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Que venga tu Reino Señor…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Venid vosotros, los benditos de mi Padre; heredad el
reino preparado para vosotros desde la creación del mundo»
…”«Habiendo realizado la purificación de los pecados, Cristo está sentado a la derecha de su Majestad en las alturas» (Hb 1,3)…Es, pues, para servirnos que vino desde su Padre hasta el mundo. Y para colmo: no se manifestó tan sólo en el momento en que vino a la tierra revestido de la debilidad humana presentándose en forma de esclavo y escondida su calidad de señor, sino que más tarde se manifestará en todo su esplendor, el día en que vendrá con todo su poder y aparecerá con toda la gloria de su Padre. Refiriéndose a su reino, se dice: «Se ceñirá, hará sentar a sus siervos a la mesa y los irá sirviendo» (Lc 12,37). ¡Éste es aquel por quien reinan los soberanos y gobiernan los príncipes!
Es de esta manera que ejercerá su realeza
verdadera y sin mancha…; es de esta manera que hace seguir a los que ha
sometido a su poder: más amable que un amigo, más imparcial que un príncipe,
más tierno que un padre, más íntimo que los miembros, más indispensable que el
corazón. No se impone a través del temor, no domina por un salario. Sólo en él
encuentra la fuerza de su poder, sólo a través de sí mismo se une a sus
súbditos. Porque reinar a través del temor o en vistas a un salario, no es
gobernar con autoridad, sino por la esperanza de un sueldo o por amenaza…
Es preciso que Cristo reine en el sentido
estricto de la palabra; toda otra autoridad es indigna de él. Ha sabido llegar
a ella por un medio extraordinario… para llegar a ser el verdadero Señor,
abraza la condición de esclavo y se hace el servidor de los esclavos, hasta la
cruz y la muerte; es así como arrebata el alma de los esclavos y se apodera
directamente de su voluntad. Sabiendo que éste es el secreto de su realeza,
Pablo escribe: «Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de
cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo» (Flp 2, 8-9)… Por la primera
creación, Cristo es Señor de la naturaleza; por la nueva creación, se ha
convertido en señor de nuestra voluntad… Por eso dice: «Se me ha dado pleno
poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18)”…
San Nicolás Cabasilas (hacia 1320-1363), teólogo laico
griego
La vida en Cristo, IV, 93-97, 102
PARA REZAR
Construir el Reino es,
hacer la Verdad;
porque la más auténtica Verdad
de nuestro mundo es que está llamado
a ser algo muy distinto
de lo que en realidad es;
la más auténtica realidad
de nuestro mundo es que está llamado
a estar construido sobre la solidaridad,
sobre el afecto, la mutua confianza,
la búsqueda del bien común;
la ausencia de todo egoísmo,
de todo tipo de lucha,
de toda forma de injusticia o
insolidaridad;
la más auténtica realidad de nuestro mundo
es que está llamado a pervivir,
a transformarse entrando en una vida nueva
y sin término, a reconocer plenamente
que Dios está ahí y que es el Padre común
de todos los hombres
y el autor de toda la creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.