16 de febrero de 2015 – TO – LUNES DE LA
SEMANA VI
¿Por qué esta
generación pide un signo?
PRIMERA
LECTURA
Lectura del libro del
Génesis 4, 1-15. 25
El hombre se unió
a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. Entonces dijo: «He
procreado un varón, con la ayuda del Señor.» Más tarde dio a luz a Abel, el
hermano de Caín. Abel fue pastor de ovejas y Caín agricultor.
Al cabo de un
tiempo, Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo, mientras
que Abel le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con
agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró
muy resentido y agachó la cabeza.
El Señor le dijo:
« ¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja? Si obras bien podrás mantenerla
erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero
tú debes dominarlo.»
Caín dijo a su
hermano Abel: «Vamos afuera.» Y cuando estuvieron en el campo, se abalanzó
sobre su hermano y lo mató. Entonces el Señor preguntó a Caín: « ¿Dónde está tu
hermano Abel?»
«No lo sé»,
respondió Caín. « ¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?»
Pero el Señor le
replicó: « ¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia mí
desde el suelo. Por eso maldito seas lejos del suelo que abrió sus fauces para
recibir la sangre de tu hermano derramada por ti. Cuando lo cultives, no te
dará más su fruto, y andarás por la tierra errante y
vagabundo.» Caín respondió al Señor:
«Mi castigo es demasiado grande para poder sobrellevarlo. Hoy me arrojas lejos
del suelo fértil; yo tendré que ocultarme de tu presencia y andar por la tierra
errante y vagabundo, y el primero que me salga al paso me matará.»
«Si es así, le
dijo el Señor, el que mate a Caín deberá pagarlo siete veces.» Y el Señor puso
una marca a Caín, para que al encontrarse con él, nadie se atreviera a matarlo.
Adán se unió a su
mujer, y ella tuvo un hijo, al que puso el nombre de Set, diciendo: «Dios me
dio otro descendiente en lugar de Abel, porque Caín lo mató.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 49, 1y 8. 16b-17. 20-21 (R.:14a)
R. Ofrece a Dios un
sacrificio de alabanza.
El Dios de los
dioses, el Señor,
habla para
convocar a la tierra
desde la salida
del sol hasta el ocaso.
No te acuso por
tus sacrificios:
¡tus holocaustos
están siempre en mi presencia!» R.
« ¿Cómo te atreves
a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi
alianza con tu boca,
tú, que aborreces
toda enseñanza
y te despreocupas
de mis palabras? R.
Te sientas a
conversar contra tu hermano,
deshonras al hijo
de tu propia madre.
Haces esto, ¿y yo
me voy a callar?
¿Piensas acaso que
soy como tú?
Te acusaré y te
argüiré cara a cara.» R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San
Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo:
Llegaron los
fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían
un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: «¿Por qué esta
generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo.»
Y dejándolos,
volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
Partiendo de un relato primitivo que
hablaba del origen de los quenitas, el autor del Génesis nos habla de la
violenta conducta humana en los comienzos de la historia. Las consecuencias del
pecado de Adán y Eva no se hizo esperar: se rompe la armonía de relaciones con
Dios y entre los mismos seres humanos. El deterioro de la humanidad se pone de
manifiesto.
La vida agrícola y pastoril representada
por Caín y Abel, simbolizan dos tipos diversos de vida humana. Unidos como
hermanos pero diferentes en su profesión, en sus manifestaciones cúlticas, en
sus actitudes. Caín no acepta que las ofrendas de su hermano al Señor sean más
gratas que las suyas y se enfurece contra él.
El pecado acecha agazapado y se puede
apoderar del hombre en cualquier momento. Caín puede dominarlo, pero, al no
aceptar al hermano, será el pecado el que se apodere de él; así se comete el
primer fratricidio de la historia. El odio, nacido de la envidia, ha ocasionado
la ruptura de la hermandad humana. El intento de querer ser como dioses hace
que no podamos soportar al que está al lado, aunque éste sea nuestro hermano de
sangre.
Dios pide cuentas, le interesa la justicia
entre los hombres. La sangre inocente grita y el Señor no puede dejar de
escuchar. Por eso Caín es maldecido y se le impone el destierro; la misma
tierra, el suelo que él cultivó, también sufre las consecuencias de la sangre
derramada: se lo maldice, se le niega su fuerza maternal. El mundo se convierte
así en el espacio de su infructífero y vano vagar. Y, a pesar del fratricidio,
Caín sigue con vida; Dios nunca destruye al hombre sino que siempre cuida de él
a tal punto que prohíbe terminantemente la venganza.
***
Los milagros de Jesús no son realizados
para asombrar a la pobre gente, sino para mostrarles que la gran noticia es
realmente su liberación total. Por eso los milagros se refieren siempre a la
liberación del hombre: de la enfermedad, de la muerte, de la opresión.
Por el contrario, los fariseos insisten
mucho sobre los aspectos triunfalistas del futuro Mesías. Desde aquí se
comprende la pretensión de los fariseos al reclamar un signo del cielo. Exigen
que Dios dé directamente una prueba de la mesianidad de Jesús. Como
representantes de la religión, deben pronunciarse, y quieren apoyar su opinión
en hechos irrefutables.
Jesús se encuentra entre la indignación y
el estupor. No habrá más signo que su propia vida. Este es el gesto que
manifiesta que Dios actúa: la vida del Nazareno. No se dará otro signo que la
obediencia del Hijo, una vida vivida absolutamente bajo la inspiración del
Espíritu. Su vida habla por sí misma y es la más válida demostración. Estos son
los signos de los tiempos: un hombre que ama hasta el extremo, que habla de
perdón y lo realiza en gestos hasta el punto de dar su vida; un hombre que de
cara al creador en su oración lo llama “Abba- papito”.
El signo de salvación que Dios da es la
vida entregada de su Hijo Predilecto, que llega hasta las últimas consecuencias
del amor. Signo para nosotros debe ser la comunidad reunida, la palabra
proclamada, el pan y el vino de la Eucaristía, la gracia del perdón, la entrega
de muchos por los más pobres y necesitados. Signo para el pueblo será hoy
nuestra vida de hombres serenos y esperanzados ante las dificultades, nuestra
constancia en buscar el bien a costa muchas veces de renuncias, nuestra
fidelidad a la llamada recibida desde la vida vivida en clave misionera,
nuestra apertura y capacidad de comprensión ante los errores y pecados de los
otros.
Siempre ha existido y existirá la
tentación “farisaica” de buscar y ofrecer señales asombrosas, que hagan callar
a los adversarios. Esta tentación llega casi siempre en momentos críticos de decadencia
de la fe: no teniendo que ofrecer a los otros testimonios vivos y reales, se
intenta seguir presentes a través de fenómenos sobrenaturales, muy lejos del
espíritu de los milagros de Jesús, y muy cerca de los resultados que buscan los
medios de comunicación y la propaganda.
Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de
manera discreta en medio de nuestra vida y ha elegido precisamente lo débil
para confundir a los poderosos. La fe en Jesús, en Dios, no se compra, no se
condiciona, no se somete a juicios humanos de convalidación. Es don, y los
dones se piden y reciben sencillamente como gracia.
Para discernir
¿Ando buscando signos para hacer crecer mi
fe?
¿Qué signos pido?
¿Qué signos doy?
Repitamos a lo largo de este día
…Quiero descubrirte y manifestarte Señor…
Para la lectura espiritual
¿Por qué esta generación reclama un signo?
… “Padre Santo, Dios todopoderoso…, cuando
yo elevo la débil luz de mis ojos, ¿puedo dudar de que eso es tu cielo? Cuando
contemplo el curso de las estrellas, su retorno en el ciclo anual, cuando veo
las Pléyades, la Osa menor y la Estrella de la mañana y considero que cada una
brilla en el lugar que tú le has asignado, comprendo, oh Dios, que tú estás
allí, en estos astros que yo no comprendo. Cuando veo «las soberbias olas del
mar» (sl 92,4), no comprendo el origen de esta agua, ni tampoco comprendo quien
es que pone en movimiento su flujo y reflujo regular y, sin embargo, creo que
hay una causa –ciertamente para mí impenetrable- en estas realidades que yo
ignoro, y también allí percibo tu presencia.
Si vuelvo mi espíritu hacia la tierra que,
por el dinamismo de unas fuerzas escondidas, descompone todas las semillas que
antes ha acogido en su seno, las hace germinar lentamente y las multiplica,
después las hace crecer, no encuentro allí nada que pueda comprender con mi
inteligencia; pero esta misma ignorancia me ayuda a discernirte, a ti, puesto
que, si soy incapaz de comprender la naturaleza que ha sido puesta a mi
servicio, sin embargo te encuentro a través de este mismo hecho de que ella
está allí, para mi uso.
Si me vuelvo hacia ti, la experiencia me
dice que yo no me conozco a mi mismo, y te admiro tanto más por el hecho de ser
yo un desconocido para mí mismo. En efecto, aunque yo no los puedo comprender,
sí tengo experiencia de los movimientos de mi espíritu que juzga sus
operaciones, su vida, y esta experiencia te la debo sólo a ti, a ti que me has
hecho participar de esta naturaleza sensible que me da un gran gozo, aunque su
origen se encuentra más allá de lo que alcanza mi inteligencia. No me conozco a
mi mismo, pero te encuentro en mí y, encontrándote, te adoro”…
San Hilario (hacia 315-367), obispo de Poitiers y
doctor de la Iglesia
La Trinidad, libro 12, 52-53
Para rezar
Tu eres el Hijo de Dios que te hiciste hermano y amigo
nuestro.
Gracias, Jesús porque me quieres.
Tu viniste a enseñarnos el camino del cielo
Tu viniste a salvarnos del pecado y de la muerte.
Tú viniste a decirnos que Dios es un Padre que nos ama.
Tú viniste a enseñarnos a construir un mundo mas digno del hombre.
Tu viniste a animarnos y hadarnos fuerza para ser mejores.’
Tú viniste a consolarnos en nuestras tristezas y a traer alegría a
nuestra vida.
Tú viniste a enseñarnos como amarnos y perdonarnos unos a otros.
Padre Dios, Tu nos amaste tanto que nos enviaste a Jesús, tu propio
Hijo, para salvarnos; ayúdanos a escuchar y cumplir siempre lo que El
nos dice.
Te lo pedimos por el mismo Cristo Jesús. Amén.
Gracias, Jesús porque me quieres.
Tu viniste a enseñarnos el camino del cielo
Tu viniste a salvarnos del pecado y de la muerte.
Tú viniste a decirnos que Dios es un Padre que nos ama.
Tú viniste a enseñarnos a construir un mundo mas digno del hombre.
Tu viniste a animarnos y hadarnos fuerza para ser mejores.’
Tú viniste a consolarnos en nuestras tristezas y a traer alegría a
nuestra vida.
Tú viniste a enseñarnos como amarnos y perdonarnos unos a otros.
Padre Dios, Tu nos amaste tanto que nos enviaste a Jesús, tu propio
Hijo, para salvarnos; ayúdanos a escuchar y cumplir siempre lo que El
nos dice.
Te lo pedimos por el mismo Cristo Jesús. Amén.
LECTIO DIVINA
¿Por qué esta generación
pide un signo?
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo:
Llegaron los
fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían
un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo:
«¿Por qué esta
generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo.»
Y dejándolos,
volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
En vista del éxodo
liberador propuesto por Jesús en favor de los paganos (8, 1-9), exigen de él
una señal espectacular, una intervención divina extraordinaria que legitime y
avale su pretensión mesiánica. Quieren una señal del cielo como las que realizó
Moisés en el éxodo, liberadora para Israel y destructora para sus enemigos (Dt.
6,22; 7,19; 11,3). Sólo admiten un Mesías nacionalista. Las señales de Dios son
las de su amor a todos los hombres (4,10); ellos, en cambio, piden una señal
del poder en favor de Israel y en contra de los paganos. No conciben un Dios
que no discrimine entre los pueblos.
La observación del
evangelista; para tentarlo pone en relación la petición de los fariseos
con la tentación del desierto, indicando que pretenden que Jesús asuma el papel
de un Mesías de poder. Quieren desviarlo de su línea. Hay dos programas
contrapuestos: el de la entrega-amor y el del dominio-poder.
El suspiro profundo de
Jesús expresa su pena y su tristeza, es el mismo sentimiento que tuvo ante la
obcecación de los fariseos en la sinagoga.
El dicho de Jesús “Les aseguro” es
solemne e implica una negativa profunda. Jesús se enfrenta con los fariseos,
quienes deberían haber acompañado al Mesías en su éxodo, pero no lo hacen
porque Jesús no asume el papel de Mesías nacionalista y violento. Es infiel
como la del primer éxodo. Ante este rechazo, Jesús se embarca de nuevo.
Va desde tierra judía a tierra pagana.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Qué idea de Mesías hay detrás del pedido de señal?
·
¿Por qué Jesús no cede ante esta tentación?
·
¿Cuál es la señal definitiva que Jesús va a dar?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, no necesito señales
basadas en mi imaginario de Dios para confiar en Ti. Me bastan tus señales de
amor hacia mí, demostradas en tus manos y pies.
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL
TEXTO BÍBLICO?
|
Reflexiono acerca de la
forma manipuladora de un dios a sus deseos y “agendas” que proponen los
fariseos.
Medito en la forma en que
Jesús se mantuvo fiel a su ministerio sufriente.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Alguna vez pretendí que Dios haga señales
afines a mis propias ideologías?
·
¿Cómo mantenerme fiel al ministerio que
Jesús ha dado a sus discípulos a pesar de las tentaciones de asumir roles
contrarios a la voluntad de Dios?
·
¿Con quién compartiré lo reflexionado en la
Lectio de hoy?
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