20 de marzo de 2015


Sean misericordiosos como el Padre

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de la Sabiduría    2, 1a. 12-22

    Los impíos se dicen entre sí, razonando equivocadamente:
    «Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. El se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.
    Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. El proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios.
    Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos.
    Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.»
    Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras. 
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 33, 17-18. 19-20. 21 y 23 (R.: 19a) 
R.    El Señor está cerca del que sufre.

    El Señor rechaza a los que hacen el mal
    para borrar su recuerdo de la tierra.
    Cuando ellos claman, el Señor los escucha
    y los libra de todas sus angustias. R.

    El Señor está cerca del que sufre
    y salva a los que están abatidos.
    El justo padece muchos males,
    pero el Señor lo libra de ellos. R.

    El cuida todos sus huesos,
    no se quebrará ni uno solo.
    Pero el Señor rescata a sus servidores,
    y los que se refugian en él no serán castigados. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan    7, 1-2. 10. 25-30

    Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.
    Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver.
    Algunos de Jerusalén decían: « ¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren como habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es.»
    Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó:
    « ¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió.»
    Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora. 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

En la primera lectura, el profeta nos presenta cómo las fuerzas del mal, encarnadas en los impíos, quieren ahogar la fuerza de Dios que se manifiesta en la vida de los justos. Es el conflicto de siempre, que pasa por el mismo corazón del hombre. Este fragmento se dirige directamente a los judíos fieles de Alejandría, que son perseguidos y despreciados por los judíos renegados y por los paganos. Pero es Dios el que vence y es su protección lo que cuenta.
Este pasaje del Antiguo Testamento parece un análisis, por adelantado, de lo que pasará durante la Pasión. La persecución del justo por parte de los impíos, anticipa la persecución de Jesús por parte de las “autoridades” de Israel. Los mismos que en los Evangelios de los días anteriores, manipulaban la Escritura y la religión de acuerdo a sus intereses, son los mismos que hoy desconfían de su origen y mañana intentarán prenderlo.
***
Siguen considerando a Jesús un peligro para su sociedad y se proponen matarlo, idea que había aparecido a raíz de la curación del inválido. La situación en torno a Jesús es de crisis, escepticismo y persecución. Jesús con sus palabras, se ha vuelto un problema para su seguridad e intereses. Una voz anunciando la Buena Nueva de la liberación para los oprimidos es incómoda porque les echa en cara su pecado.
Jesús subió a la fiesta de los Tabernáculos. La fiesta judía de mayor concurrencia, que celebraba el final de la cosecha y preparaba la próxima sementera. Las solemnidades en el templo, se prolongaban durante ocho días. Jesús no puede subir abiertamente a Jerusalén, sino que lo hace inicialmente de incógnito; y se presenta en la ciudad santa cuando ya la multitud de peregrinos, le sirve de escudo protector. Al identificarlo, la gente se pregunta si no será que al fin, han reconocido que Él es el Mesías, dado que lo ven hablar abiertamente sabiendo que las autoridades querían matarlo.
En la época, se había difundido la creencia de que el Mesías tenía que tener un origen desconocido, y que al manifestarse vendría de las nubes. Jesús reacciona enérgicamente gritando su identidad como aquel que no ha venido por propia decisión, sino ha sido realmente enviado, y conoce al que lo ha enviado. En su grito, Jesús llama la atención a los que creen conocerlo porque saben de su origen galileo, pero desconocen que su origen es también de Dios. Su mesianismo debe ser reconocido no por su lugar de nacimiento, sino por ser enviado del Padre.
Juan presenta a Jesús como la Sabiduría que enseña. El verdadero Mesías no ha de ser reconocido por su lugar de procedencia, como ellos piensan; su autenticidad depende solamente de que sea enviado por Dios, como lo ha demostrado Jesús con sus obras. Si ellos no lo reconocen es por haber subordinado el plan y la acción de Dios a sus propios prejuicios. Ellos no conocen a Dios, se lo impide la ideología religiosa; Jesús lo conoce, y ése es el fundamento de su misión y actividad.
Jesús, ha echado por tierra el modo tradicional de concebir al Mesías, y acusa a los que lo profesan de no conocer a Dios. Parte de sus oyentes no toleran ser puestos en tela de juicio, por eso intentaron prenderlo, pero nadie le puso la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.
También en el mundo de hoy, junto a muchas personas que creen y aceptan a Cristo, hay otras muchas que han optado por ignorarlo, o incluso por perseguir toda idea suya. Sus seguidores corren igual suerte. Una sociedad que va perdiendo valores fundamentales, acusa el impacto del testimonio de los creyentes. Los verdaderos profetas son con frecuencia perseguidos. Los falsos, los que no se preocupan de transmitir lo que Dios dice, sino lo que gusta a la gente, ésos sí que prosperan.
Lo de perseguir al profeta nos puede pasar a cada uno de nosotros, si con nuestra vida damos un testimonio de valores diferentes, porque vivimos en sentido inverso de lo que es moda, o de lo que dicen las estadísticas sociológicas. O sea, si damos testimonio del evangelio de Jesús, que no coincide con el del mundo.
Tal vez no llegaremos a ser perseguidos y amenazados de muerte, pero sí desacreditados o ridiculizados, o simplemente ignorados. No deberíamos asustarnos demasiado. Todos estamos comprometidos en la batalla entre el bien y el mal. Jesús fue signo de contradicción, como les anunció el anciano Simeón a María y a José. Los cristianos, si somos luz y sal, podemos también resultar molestos en el ambiente en que nos movemos. Lo triste seria que no diéramos ninguna clase de testimonio, que fuéramos insípidos, incapaces de iluminar o interpelar a nadie.

Para discernir

¿Me siento condicionado por lo que sé de los demás, lo que creo de ellos?
¿Estoy abierto a la novedad de la vida y de los otros o ya la tengo y los tengo prearmados?
¿Tengo prejuicios sobre mí mismo, me creo más de lo que puedo o me creo menos?
¿Hasta dónde condiciono a Dios con lo que espero de Él?

Repitamos a lo largo de este día

…Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor…

Para la lectura espiritual
…En la vida de Jesús, en su vivir mediante el Padre, se hace presente el sentido intrínseco del mundo, que se nos brinda como amor -de un amor que ama individualmente a cada uno de nosotros- y, por el don incomprensible de este amor, sin caducidad, sin ofuscamiento egoísta, hace la vida digna de vivirse. La fe es, pues, encontrar un tú que me sostiene y que en la imposibilidad de realizar un movimiento humano da la promesa de un amor indestructible que no sólo aspira a la eternidad, sino que la otorga. La fe cristiana obtiene su linfa vital del hecho de que no sólo existe objetivamente un sentido de la realidad, sino que este sentido está personalizado en Uno que me conoce y me ama, de suerte que puedo confiar en Él con la seguridad de un niño que ve resueltos todos sus problemas en el “tú” de su madre.
Todo esto no elimina la reflexión. El creyente vivirá siempre en esa oscuridad, rodeado de la contradicción de la incredulidad, encadenado como en una prisión de la que no es posible huir. Y la indiferencia del mundo, que continúa impertérrito como si nada hubiese sucedido, parece ser sólo una burla de sus esperanzas. ¿Lo eres realmente? A hacernos esta pregunta nos obligan la honradez del pensamiento y la responsabilidad de la razón, y también la ley interna del amor, que quisiera conocer más y más a quien ha dado su “sí”, para amarle más y más.
¿Lo eres realmente? Yo creo en ti, Jesús de Nazaret, como sentido del mundo y de mi vida… 
J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, Salamanca 1969, 57-58.

Para rezar

Señor, Jesús,
Pongo este día en tus manos,
es una nueva oportunidad que me das
para demostrar que mi vida vale
y que la esperanza
que pusiste en mí no va a ser defraudada.
Que pueda aprovechar todo
lo que la vida me vaya ofreciendo,
que pueda estar abierto
sin condicionar nada
sino admirándome de todo
y pueda crecer a medida que construyo
un mundo más humano. Amén

LECTIO DIVINA 

Quisieron detenerlo, pero todavía no había llegado su hora

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    7, 1-2. 10. 25-30

Jesús recorría la Galilea ; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.
Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver.
Algunos de Jerusalén decían: «¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren como habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es.»
Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó:
«¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió.»
Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora. 
Palabra del Señor

1.   LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:

Los judíos creían saber de dónde venía Jesús, porque sabían que procedía de Galilea. Pero según sus tradiciones el Mesías vendría de un lugar secreto, nadie conocería su origen. Y con este argumento negaban que Jesús fuera el Mesías. 
En realidad el origen de Jesús está más allá de Galilea, porque está más allá de este mundo. Jesús procede del Padre Dios, él es su Hijo único que desde toda la eternidad recibe su vida del Padre, que comparte todo con el Padre amado. 
Por eso es Jesús el único que conoce al Padre, el único que capta toda la riqueza infinita del Padre Dios, el único que ha entrado en lo más profundo del Padre. Y por eso mismo, sólo Jesús puede revelarnos al Padre. Nosotros podemos conocer al Padre en la medida en que Cristo, el Hijo único lo revela. 
Pero hay que tener en cuenta también que en la Biblia, la palabra “conocer” no indica sólo un conocimiento intelectual, sino una experiencia personal, un encuentro profundo, una intimidad. Jesús no quiere revelarnos datos sobre el Padre amado, para que nos dejemos atraer por él y entremos en su abismo de misericordia y poder. 
Y Jesús no nos revela al Padre solamente con sus palabras. Toda la vida de Jesús, todos sus gestos, todas sus acciones son un reflejo del amor del Padre, ese Padre que amó tanto al mundo que le entregó a su propio Hijo. 
Es bueno recordar esta santa obsesión de Jesús: mostrarnos al Padre, llevarnos al Padre, compartir con nosotros la intimidad que él tiene con el Padre. Y es bello advertir que somos invitados a eso, a un encuentro íntimo y profundo, a entrar en las profundidades de Dios. 
Texto extraído de “El Evangelio de cada día”
Víctor M. Fernández – Editorial San Pablo – Página 406.

2.   MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación:

·        ¿Por qué Jesús subió en secreto a la fiesta y luego se da a conocer?
·        ¿Por qué esos judíos esperaban un Mesías de origen desconocido?
·        ¿Por qué Jesús insiste con reclamar a esos judíos que no conocen a su Padre? 

3.   ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor Jesús, que vienes de la intimidad con el Padre, tú que lo conoces profundamente, llévanos al Padre. Enséñanos a conocerlo, muéstranos su amor, llévanos contigo a su presencia para que podamos descansar en sus brazos de amor.

4.  CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Reflexiono acerca de la ceguera espiritual de los judíos del relato bíblico que no supieron reconocer frente a ellos al Mesías.
Medito acerca de las veces que no reconocí a Jesús cerca de mí y no le di el lugar que correspondía en mi vida.
              
5.   ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción:

·        ¿Cómo “reconoceré” a Jesús en mi caminar diario?
·        ¿Puedo decir que conozco realmente a Jesús?
·        ¿Con quién compartiré lo recibido en la Lectio de hoy?


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