5 de mayo de 2014 – T. Pascual – MARTES DE LA SEMANA V
La paz que nos da Jesús
PRIMERA LECTURA
Lectura de los
Hechos de los Apóstoles 14, 19-28
Vinieron de
Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud.
Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la
ciudad. Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad.
Al día siguiente,
partió con Bernabé rumbo a Derbe. Después de haber evangelizado esta ciudad y
haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de
Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe,
recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el
Reino de Dios.
En cada comunidad
establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en
el que habían creído.
Atravesaron
Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y
descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido
encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de
cumplir.
A su llegada,
convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había
hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. Después
permanecieron largo tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 144, 10-11.
12-13ab. 21 (R.: cf. 12a)
R. Que tus amigos,
Señor, manifiesten la gloria de tu reino.
Que todas tus
obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te
bendigan;
que anuncien la
gloria de tu reino
y proclamen tu
poder. R.
Así manifestarán a
los hombres tu fuerza
y el glorioso
esplendor de tu reino:
tu reino es un
reino eterno,
y tu dominio
permanece para siempre. R.
Mi boca proclamará
la alabanza del Señor:
que todos los
vivientes bendigan su santo Nombre,
desde ahora y para
siempre. R.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según san Juan 14, 27-31a
Jesús dijo a sus
discípulos:
«Les dejo la paz,
les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han
oído decir: “Me voy y volveré a ustedes.” Si me amaran, se alegrarían de que
vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto
antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré
mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él
nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al
Padre y obro como él me ha ordenado.»
Palabra de Dios.
Para reflexionar
Estamos al término del “primer viaje
misionero” de san Pablo. Ayer leíamos que los ensalzaban como a dioses, y hoy,
que los apedrean hasta dejarlos medio muertos. Pablo y sus acompañantes
experimentan una vez más que el Reino de Dios padece violencia y
que no es fácil predicarlo en este mundo. Pero no se
dejan atemorizar: se marchan de Listra y van a predicar a otras
ciudades.
Pablo y Bernabé no se contentan con
anunciar el evangelio. En un segundo tiempo, algunos años después de su viaje
de ida, vuelven, fundan comunidades estructuradas y designan
a «ancianos»para jefes de las mismas.
Animan a las comunidades a perseverar a pesar de la tribulación. El sufrimiento
acompaña al cristiano, como a todo ser humano, pero su sufrimiento puede tener
sentido: sabemos que es un «paso», un momento doloroso que
conduce al Reino, es decir, a la felicidad total junto a Dios. Pablo ya se
atrevía a decir esas cosas a los recién convertidos.
En el clima de la despedida, los
discípulos están preocupados por el futuro. Los perturba y angustia el anuncio
de la traición de Judas y de la negación de Pedro. Jesús los tranquiliza
y les da la paz en la forma tradicional del saludo y despedida
de los semitas. El judío usaba la fórmula de paz no sólo como saludo ordinario,
sino también como parte de un acto sagrado. En el Antiguo
Testamento, llegó a ser fórmula litúrgica de bendición en el culto en
Jerusalén. En el Nuevo Testamento aparece desde el nacimiento de Juan Bautista
y de Jesús, hasta la resurrección.
Jesús insinúa que quiere dar “su”
paz, que no es igual a la paz que dan los que son del mundo, sino
que esta paz viene de lo alto.
No es la paz superficial que queda
reducida solamente a una ausencia de guerras, o esa paz egoísta, que significa
que no se metan en mi vida ni me compliquen, o la paz de los cementerios.
La paz de Jesús, es una paz que se recibe primero como
don, y que se conquista para el mundo con gran esfuerzo.
Se trata del mayor bien
que el hombre puede desear. La paz del hombre nuevo, hijo de Dios y hermano de todos; el hombre reconciliado con Dios, con él mismo, con los hombres y con toda la creación. La paz infundida por el Espíritu Santo incluye el perdón de los pecados. Esta paz, don del resucitado a su Iglesia, no es de este mundo pero, necesita hacerse presente también en este mundo.
que el hombre puede desear. La paz del hombre nuevo, hijo de Dios y hermano de todos; el hombre reconciliado con Dios, con él mismo, con los hombres y con toda la creación. La paz infundida por el Espíritu Santo incluye el perdón de los pecados. Esta paz, don del resucitado a su Iglesia, no es de este mundo pero, necesita hacerse presente también en este mundo.
Por eso el lugar de esa nueva paz es sobre
todo la comunidad cristiana, como espacio de la presencia
de Cristo. Esta paz nunca dejará de ser combatida, porque expone al
discípulo al conflicto con el mundo; precisamente porque cree, y sus valores no
son los del mundo. La promesa de paz de Jesús se realiza en medio de la
agitación y de todos los peligros.
Jesús estará presente en su comunidad por
medio de su Espíritu y de su Palabra,
y estará también junto al Padre. Porque está junto al Padre su
presencia puede ser permanente en la comunidad.
De ese modo se cierra el círculo. A través
de su camino hacia la cruz en obediencia a la voluntad del Padre, Jesús se
convierte ahora definitivamente en el revelador del amor de Dios. Sólo
se vence el odio cuando se aprende a dar la vida. Paradójicamente “luchar
por la paz” es hacerse capaz de “recibir el don de la paz”.
Hoy Jesús nos da esa misma paz que
ratifica su presencia. La paz es un verdadero estado de gracia,
construido en lo más profundo del corazón del hombre. Ella posibilita que nos
acerquemos al otro como a un hermano. Lo que ofrece Jesús es una paz nacida de
la solidaridad, el respeto por la vida y la entrega generosa.
Para discernir
¿Qué paz doy, qué paz busco?
¿Es un ideal la paz por la que lucho?
¿Vivo la Paz del mundo, o anhelo esa paz
de Dios que es armonía por la búsqueda del bien y la verdad en el amor?
¿Pienso que la paz es simplemente fruto de
un acuerdo o un bien por el cual luchar?
Para repetir a lo largo de este día
…Que no se inquiete nuestro corazón. Nos
dejó su paz…
Para la lectura espiritual
…Es una pregunta clásica de los psiquiatras.
Te dicen una palabra y el paciente responde con lo que aquella cosa le sugiere.
Si a los cristianos nos dijesen “¿Morada de Dios?”, es muy posible que en un
porcentaje alto contestáramos: Templo. Y sin embargo, el evangelio de hoy
responde a esta pregunta de un modo totalmente diferente.
Para el evangelio la morada de Dios
es el propio cristiano. Al cristiano, dice Jesús, que vendrá
con su Padre para morar en él. Para que esta realidad
insospechada se dé, Cristo pone un presupuesto: que el cristiano le ame y guarde su palabra.
insospechada se dé, Cristo pone un presupuesto: que el cristiano le ame y guarde su palabra.
Podemos estar orgullosos de nuestro Dios.
Ni soñando hubiéramos podido imaginar este comportamiento como propio de Dios.
Al recordar el plan amoroso de Dios en su relación con los hombres, un
sentimiento de profunda gratitud nos debe embargar a todos nosotros.
Antes, se concebía a Dios como una
realidad exterior al hombre y distante de él. En la exposición que hace Jesús,
la comunidad y cada miembro se convierten en morada de la divinidad, la misma
realidad humana se hace santuario de Dios.
No hay ámbitos sagrados donde Dios se
manifieste, fuera del hombre mismo.
Tal vez, nadie ha expresado esto tan
bellamente como S. Agustín:
“Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan
nueva, tarde te amé. Tú estabas dentro de mí; yo, fuera. Por fuera te buscaba y
me lanzaba sobre el bien y la belleza, creados por ti. Tú estabas
conmigo y yo no estaba contigo ni conmigo. Me retenían lejos las
cosas. No te veía ni te sentía ni te echaba de menos. Mostraste tu resplandor y
pusiste en fuga mi ceguera. Exhalaste tu perfume y respiré y suspiro por Ti.
Gusté de Ti y siento hambre y sed. Me tocaste y me abraso en tu paz”.
En ausencia de Jesús, los discípulos
contarán con la ayuda del Espíritu, que les hará penetrar en todo lo que Jesús
ha dicho. El Espíritu colaborará en la construcción de la comunidad. Hará
posible la interpretación del mensaje de Jesús.
Jesús se despide deseándoles la paz. No es
un saludo trivial. Les asegura que no va a estar ausente. Esto debe darles la
serenidad y quitarles todo temor. Ir al Padre no es una tragedia, puesto que su
muerte va a ser la manifestación suprema del amor del Padre, la victoria sobre
el mundo y la muerte…
Pedro Olalde
Para rezar
¡Feliz de ti
si desalojas de tu corazón
la violencia destructiva,
y luchas por la paz,
tantas veces amenazada a tu alrededor,
y en el mundo entero,
por las discordias y odios,
los rencores y las guerras.
Feliz de ti
si tus justas y necesarias rebeldías
contra todo lo malo
no te impulsan a destruir todo lo viejo,
sino a construir un mundo nuevo,
sobre los cimientos de la paz,
la convivencia fraternal
y la solidaridad entre los hombres.
Feliz de ti
Si descubres los caminos
de la amistad que construye.
feliz de ti si, desde ahora,
aprendes a recorrer el camino del diálogo,
escuchando a los demás
evitando cerrarte en ti mismo,
para convivir con nosotros.
LECTIO
DIVINA
Mi paz les doy
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14, 27-31a
Jesús
dijo a sus discípulos:
«Les
dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. í No se inquieten ni
teman! Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes." Si me amaran,
se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que
yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»
Palabra
de Dios.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
El
texto del Evangelio de hoy sigue al de ayer. Jesús les había hablado una vez
más de su íntima pertenencia filial con el Padre y de la promesa del Espíritu
Santo para consolarlos y recordarles sus palabras.
Ahora
les dice que antes de irse les deja su paz (27a). Seguramente, la idea
subyacente en las palabras de Jesús era el concepto hebreo de “shalom”, paz en
el sentido pleno, integral. Los discípulos debían ver por todos los medios, que
más allá de los eventos difíciles que iban a vivir y que culminarían con la
muerte del líder, había un propósito de bienestar para ellos que debía vencer el
miedo.
No
se trataba de una paz conocida, no entraba dentro de la categoría de ausencia
de conflicto ni de calma circundante como la “pax romana”. Jesús dice de la
misma: “…pero no como la da el mundo”(v.27b). Era la paz
de Jesús, un gozo profundo que podía permanecer seguro y confiado en las
tormentas más terribles y en los tormentos más atroces. Por eso vuelve a
repetir lo que manifestó al comenzar el discurso 14, 1: “¡No se
inquieten ni teman”. Era además una paz escatológica y que solamente
Dios estaba en condiciones de ofrecer: “Yo daré paz a la tierra…” (Lev.26,6)
Al
contrario de temor por su anunciada partida “Me han oído decir: Me voy y
volveré a ustedes”(vs.28a), los discípulos debían sentir regocijo. Lejos de
constituirse en fin, la muerte para Jesús era un “pasaporte” para volver al
Padre: “Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre,
porque el Padre es más grande que yo” (vs.28b). Pero
ese camino sí debía implicar separación física que les impediría escuchar su
voz personalmente "Ya no hablaré mucho más con ustedes” (v.30a).
¿Quién estaba por entrar en escena de manera inminente? Jesús lo anuncia sin
lugar a equívocos: “…el Príncipe de este mundo”. Pero a esa nota de
realismo espiritual, Jesús le quiere agregar una verdad fundamental que estaba
destinada a fortalecer la fe y el valor de los discípulos: “…él nada
puede hacer contra mí”(vs.30b).
El
propósito de estos anuncios sobre los acontecimientos futuros: Su despedida,
pasión, victoria, vuelta al Padre, llegada del Espíritu Santo, etc. estaban
destinados a provocar en los discípulos un valor espiritual asociado a la paz:
la fe. Jesús no ahorra palabras para insistir en esto: “Les he dicho
esto antes que suceda para que cuando se cumpla, ustedes crean” (v.29a).
Antes
de hacer un “intervalo” en su discurso (v31b), Jesús reitera la
urgencia que tienen los discípulos actuales y futuros de conocer su amor
esencial con el Padre puesto de manifiesto en su obediencia, la misma que lo
llevará a aceptar su signo sacrificial en la angustia del Getsemaní y
materializado luego en la cruz: “…pero es necesario que el mundo sepa
que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado”(v.31a).
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME
DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿En qué medida yo experimento la paz de Jesús en mi vida?
·
¿Qué implicancia tiene que el demonio nada puede hacer contra el poder de
Jesús?
·
¿En qué me ayuda conocer que Jesús ama al Padre y le obedece?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO
A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor,
Tú que viniste a darnos una paz inigualable, dame la posibilidad de vivirla
cada día, permaneciendo en tu amor y en tus palabras. Amén.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO
INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Reflexiono
en la profundidad de la paz que ofrece Jesús y el significado que esto tiene
para conocerlo más a él y para mi vida personal.
Medito
en las maneras que tengo de ser un factor comunicante de esa paz a un mundo que
vive en conflicto y temor.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR
EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Buscaré a través de la lectura orante de este texto recibir la paz de Cristo?
·
¿Trataré de ser un pacificador no solo en palabras y gestos litúrgicos, sino en
mi vida cotidiana?
·
¿Con quién que está turbado o con temores voy a compartir lo que recibí del
Señor en la Lectio de hoy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.