24 de junio de
2015 – TO – MIÉRCOLES DE LA XII SEMANA
El nacimiento de San Juan Bautista (S)
Te llamo a ser luz de las naciones
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta
Isaías 49, 1-6
¡Escúchenme,
costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el
seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. El hizo de mi
boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una
flecha punzante, me escondió en su aljaba. El me dijo: «Tú eres mi Servidor,
Israel, por ti yo me glorificaré.» Pero yo dije: «En vano me fatigué, para
nada, inútilmente, he gastado mi fuerza.» Sin embargo, mi derecho está junto al
Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que
me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que
Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y
mi Dios ha sido mi fortaleza. El dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor
para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de
Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi
salvación hasta los confines de la tierra.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 138, 1b-3. 13-14b. 14c-15 (R.: 14a)
R. Te doy gracias
porque fui formado de manera tan admirable.
Señor, tú me
sondeas y me conoces,
tú sabes si me
siento o me levanto;
de lejos percibes
lo que pienso,
te das cuenta si
camino o si descanso,
y todos mis pasos
te son familiares. R.
Tú creaste mis
entrañas,
me plasmaste en el
seno de mi madre:
te doy gracias
porque fui formado
de manera tan
admirable.
¡Qué maravillosas
son tus obras! R.
Tú conocías hasta
el fondo de mi alma
y nada de mi ser
se te ocultaba,
cuando yo era
formado en lo secreto,
cuando era tejido
en lo profundo de la tierra. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de los Hechos de los
apóstoles 13, 22-26
Pablo decía:
«Cuando Dios
desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, e; hijo de Jesé, a un hombre
conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad. De la descendencia de
David hizo surgir para Israel un Salvador, qué es Jesús. Como preparación a su
venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel.
Y al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que ustedes creen, pero
sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las
sandalias”. Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los
descendientes de Abraham y los que temen a Dios.»
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 1, 57-66. 80
Cuando llegó el
tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus
vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se
alegraban con ella.
A los ocho días,
se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su
padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan.» Ellos le decían: «No hay
nadie en tu familia que lleve ese nombre.» Entonces preguntaron por señas al
padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: «Su
nombre es Juan.» Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías
recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una
gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la
región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo
en su corazón y se decían: « ¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del
Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y
vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Palabra del Señor.
Para reflexionar
Hoy las cuestiones fundamentales
de la vida, corren el peligro de ser sofocadas o eludidas. El sentido
de la vida, más que buscado viene impuesto: o por lo que se vive en lo
inmediato, o por lo que satisface las necesidades; la conciencia llega a ser
cada vez más extraña, y las cuestiones más importantes quedan sepultadas.
Un aspecto que caracteriza el tiempo que
corre, es la multiplicidad de opciones que se presentan como contracara a la
carencia de enfoques, de propuestas, de proyectos. El hoy se asemeja
a un panteón de la antigua Roma, a un gran « templo » en el que todas las «
divinidades » tienen lugar, y cada « valor » tiene su puesto y su altar.
En este contexto, resulta difícil tener
una visión unitaria del mundo y, por lo tanto es muy débil la capacidad de
proyectar la vida. Cuando una cultura no define valores como capaces para dar
sentido a la vida, sino que pone todo en el mismo plano, todo llega a ser
indiferente y sin importancia.
Se busca autenticidad, afecto, relaciones
personales, amplitud de horizontes; y por otro lado es muy
grande la experiencia de estar solos, «heridos» por el bienestar, engañados
por las ideologías, confusos por el relativismo dominante.
El criterio con el que la mentalidad de
hoy acostumbra a mirar el futuro se centra en el provecho, el gusto o
la comodidad. El camino a elegir, la persona que amar, la profesión a
desarrollar, se dispone de modo que se presente como criterio absoluto,
la utilidad particular del individuo. Son opciones sin ninguna
apertura a lo que el hombre realmente desea, al misterio y a la trascendencia y
muchas veces con escasa responsabilidad respecto a la vida, propia y ajena.
Predomina una sensibilidad y mentalidad que desestiman la
clave vocacional de la vida.
En nuestro mundo complejo y sin puntos
veraces de referencia, el modelo que prevalece es el del «hombre sin vocación
». Una cultura de este estilo hace jóvenes con una identidad frágil y
fragmentada, con la consiguiente indecisión crónica frente a
la opción vocacional. Si por una parte se busca a toda costa, autonomía
e independencia, por otra, se tiende, como refugio, a ser
dependientes del ambiente socio-cultural y a vivir en función
de lo que “pide el cuerpo”, de aquello que” hace sentir bien”, en
un mundo afectivo hecho a nuestra medida.
La vocación fundamental del hombre, se
contiene en la vocación a la vida y a una vida concebida desde su
origen, a semejanza de la vida de Dios. El acto creador del Padre, es lo
que provoca el conocimiento de que la vida es una entrega a la
libertad del hombre, llamado a dar respuesta personalísima y original,
responsable y llena de gratitud.
Dios me ha llamado de la nada. Entre los
miles de millones de seres posibles, Él me ha elegido y me ha llamado a mí. Mi
vida está constituida por esa llamada. Mi vida continúa porque Él continúa
llamándome, impidiendo que vuelva a caer en el silencio de la nada del que fui
sacado. Mi existencia es fruto del amor creador de Dios, de su palabra
creadora. Vengo a la vida porque soy amado, pensado y querido por una Voluntad
que nos ha preferido a la no-existencia, que nos ha amado antes de que
fuésemos.
Mi vida es una Voz que me llama, la Voz
potente de Aquél a quien se debe todo lo que existe; mi vida es
una respuesta obligatoria a esa Voz que me está llamando.
En la existencia de algunos hombres, esta
llamada de Dios se ha dejado realmente sentir con la inmediatez concreta de una
voz humana, de acontecimientos, de necesidades, suscitando la sorpresa o el
sobresalto que se experimenta cuando somos llamados por nuestro nombre a
aquello que humanamente nos sobrepasa.
Y esto es lo que explica, en la
raíz, el misterio de la vida del hombre, que es misterio de
predilección y gratuidad absoluta. Como proyecto de vida, la vocación es proyecto
total de existencia. Nada queda fuera de ella, nada queda al margen de ella,
todo tiene un nuevo sentido. Hay cosas en nuestra vida que la vocación revoca,
porque no pueden seguir igual, exigen una conformación con lo que Dios
quiere. La vocación como compromiso exige dar la vida, entregarla sin
cálculo, generosamente, con la seguridad puesta en quien llama.
***
En el Evangelio de hoy los vecinos se
hacían la pregunta justa: “¿Qué va a ser este niño?”. Era y es la
pregunta que todos nos hacemos ante un recién nacido. ¿Qué mundo le
tocará? ¿Qué profesión tendrá? ¿Será feliz? Un niño recién nacido es
siempre un libro abierto y en blanco. Todas las páginas están por llenar. Cada
niño que nace tiene siempre algo de profecía, de ruptura con el pasado y
comienzo de algonuevo. Es siempre un misterio.
Hoy celebramos el nacimiento de
Juan Bautista. Una vocación grabada a fuego desde el vientre materno. Su
futuro será sorprendente: anunciar la presencia de Jesús, el Salvador, y
preparar sus caminos. Nunca los padres imaginaron así el futuro de su hijo.
Lo que más se destaca en la vocación de
Juan es su total dedicación a la tarea de convertir al pueblo
ante la venida del Señor. Él ha visto la situación de su pueblo, ha
experimentado que era necesario hacer algo, ha sentido que Dios lo llamaba, y
se ha lanzado. Juan habla con dureza, es exigente, combate las
desigualdades, las injusticias, las autosatisfacciones, la búsqueda
indiscriminada del placer. Juan es tan exigente consigo mismo, hasta el punto
que, comparado con Jesús, aparece casi exageradamente ascético; esa
es su manera de mostrar que el proyecto de Dios es lo único importante.
Al contemplar el testimonio personal de
Juan, contemplamos también su papel en la historia de la salvación.
Contemplamos como Dios va marcando caminos, y escoge a hombres y
mujeres para realizar su plan salvador. Juan es escogido con una
función especialmente decisiva.
La primera lectura, le aplica a Juan el segundo cántico del Siervo de
Yahvé, para señalar esta elección, que consistirá en empezar a encender en
medio del pueblo de Israel la luz; que después será luz para todas las naciones.
Juan es una señal del amor de Dios por su pueblo. El nombre de “Juan”
quiere decir “Dios concede su favor”, y se aplica hoy tanto al
nivel doméstico de la vida de Zacarías e Isabel, que siendo ya ancianos tienen
un hijo, como en el nivel de la historia de la salvación de Dios para todos los
hombres.
Juan supo recoger toda la esperanza y
anhelo de salvación que estaba en el corazón de su pueblo. Su palabra, atenta
al devenir de la vida de los hombres de su tiempo, llegaba al
interior de cada uno suscitando provocación, inquietud y haciendo que
los ojos se abrieran al futuro. Su palabra
tambaleaba seguridades, fue “espada cortante” que llamaba con ímpetu, como la palabra de los profetas, a la conversión.
tambaleaba seguridades, fue “espada cortante” que llamaba con ímpetu, como la palabra de los profetas, a la conversión.
Juan representa el último escalón de la
preparación de la venida del Mesías. El relato de Lucas, nos
describe su figura con todos los rasgos característicos de los verdaderos
profetas: la vocación que se manifiesta desde el nacimiento mismo, la posesión
del Espíritu, la ascesis. Juan nace de unas entrañas
estériles; es de familia sacerdotal y es profeta,
destinado a designar al Mesías.
Como profeta capta los
signos de los tiempos, en el punto preciso en el que el futuro le dará
significación. No se expresa mediante conceptos; recurre a los signos y
a los gestos, más que de solucionarlos, es capaz de vislumbrar los
problemas. Su lenguaje es directo y crudo.
Transmite un ‘mensaje’: es el heraldo del Mesías, que ha venido y que ha
de venir”.
A la pregunta: “¿Qué va a ser este
niño?”; le responde la primera lectura: “Te hago luz de las naciones“, pero
al mismo tiempo la segunda lectura lo presenta lleno de humildad y totalmentesubordinado
a Jesús: “Yo no soy quien piensan, sino que viene detrás de mí uno
a quien no merezco desatarle las sandalias”. El propio Jesús define la
figura de Juan: “entre todos los nacidos de mujer no hay profeta mayor
que Juan; pero el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él”.
La grandeza de su vocación y
la grandeza de la fidelidad con la que él la vive consiste
en no ahorrar sacrificio, sabiéndose retirar cuando
su misión está realizada, no pretendiendo entender más de lo que le es
dado, sabiendo morir para no traicionar su verdad. Sabe disminuir
y desaparecer para dar paso al único y verdadero Salvador.
La actitud clave que
permite al Bautista actuar de esta manera es su desprendimiento. Juan no
construye nada para él, ni siquiera un grupo de seguidores. Obra en
función de otro. Tiene clara conciencia de ser puente y camino. Él
no es el fin.
Para nosotros Jesucristo no es “el que ha
de venir” sino “el que ha venido”. Pero igualmente podemos hablar de una
necesidad de continuar su venida y por lo tanto, de una necesidad de continuar
el trabajo de Juan: preparar la venida de Jesucristo a cada uno de nosotros, a
cada hombre, a la humanidad, en cada momento de la historia. La voluntad de
Dios y nuestra responsabilidad es que Jesucristo sea conocido y seguido a
través de lo que nosotros hacemos. La vocación fundamental de cada cristiano es
ser fiel a la misión de preparar el camino.
De ello depende el que la Buena Noticia de
Jesucristo quede desconocida, falseada, o sea un anuncio que libere, que
comunique fuerza, que renueve al hombre. Esta misión, cada uno tiene su modo de
realizarla sin excusas.
Hoy el ejemplo de Juan nos muestra caminos
para realizar nuestra vocación. Juan une la radicalidad de su palabra y la
exigencia de su propia vida, con la fidelidad a lo que él dice. Es un hombre
que dice y hace con exigencia, con radicalidad.
Nos enseña a reconocer a Jesús como lo más
importante y como la verdad que debemos seguir. Juan nos enseña a cumplir con
nuestra misión de discípulos de Cristo viviendo en la verdad de
su palabra; transmitir esta verdad a quien no la tiene, por medio de
nuestra palabra y ejemplo de vida; a ser piedras vivas de la Iglesia.
Nos hace ver la importancia del reconocimiento y arrepentimiento de los
pecados.
En cierto modo, estas características de
Juan son las que debemos tener como Iglesia con respecto a la persona y a la
obra de Jesús. La vocación propia de la Iglesia es preparar el camino
para el encuentro salvador de los hombres con Jesús. Su razón de ser radica en
la misión de precursora de Jesús. Como Juan, la Iglesia está
llamada a señalar a los hombres dónde se encuentra la verdadera salvación.
Ella sabe que los hombres pueden encontrar
a Jesús de muchas maneras, y su mayor alegría consiste en disminuir para que
Jesús crezca en el corazón de los hombres. El ejemplo de Juan nos debe
estimular a la aceptación gozosa de nuestro papel, relativo y
subordinado, pero lleno de la verdadera grandeza.
Para discernir
¿Experimento mi vida como la realización
de una vocación?
¿Qué determina mi respuesta cotidiana?
¿Valoro el papel que tengo en la
construcción del reino?
Repitamos a lo largo de este día
..Llamado a preparar su camino…
Para la lectura espiritual
«Y tú, niño, serás llamado profeta del
Altísimo, porque irás delante del Señor para preparar sus caminos.» (Lc 1,76)
…”Con razón el nacimiento de este niño fue
para muchos causa de alegría. Lo sigue siendo hoy. Nacido en la vejez de sus
padres, vino a predicar a un mundo envejecido la gracia de un nuevo nacimiento.
Es justo que la Iglesia celebre este nacimiento con solemnidad, ya que se trata
de un hecho maravilloso de la gracia, del que la naturaleza se admira.
A mí mismo, esta lámpara que ilumina al
mundo (Jn 5,35) me trae con su aparición una alegría nueva, ya que es gracia a
ella que he reconocido al que es la luz verdadera que alumbra en las tinieblas,
pero las tinieblas no la han acogido. (Jn 1,5; 9) Sí, el nacimiento de este
niño me trae una alegría inefable ya que es para el mundo entero fuente de
inestimables bienes. Juan, el primero, instruye a la Iglesia, empieza a
educarla por la penitencia, la prepara por el bautismo, y, una vez preparada,
la entrega a Cristo y la une a él. (Jn 3,29). Enseña a la Iglesia a vivir en la
sobriedad, y por el ejemplo de su propia muerte le concede la fortaleza para
morir animosa. Por todo ello prepara al Señor un pueblo bien dispuesto”… (Lc
1,17)
Beato Guerric d’Igny (hacia 1080-1157) abad
cisterciense
Sermón 1 para la fiesta de S. Juan Bautista
Para rezar
Hoy te bendecimos, Dios de los apóstoles y
de los profetas,
por la figura y testimonio de Juan el Bautista,
el precursor humilde e insobornable del Mesías, Cristo Jesús.
haz que nos tomemos muy en serio su mensaje siempre actual.
Así, convertidos al amor y la justicia de tu reino,
te cantamos a boca llena el canto de gozo de los convertidos.
Éramos tierra yerma y erial calcinado por el egoísmo,
pero tú eres capaz de hacer florecer nuestro desierto inhóspito.
Enséñanos a vivir en tu presencia y alabarte siempre
con el corazón alegre por tu amorosa gratitud de Padre,
porque todo es presencia y gracia, ternura y cariño tuyo.
Amén.
por la figura y testimonio de Juan el Bautista,
el precursor humilde e insobornable del Mesías, Cristo Jesús.
haz que nos tomemos muy en serio su mensaje siempre actual.
Así, convertidos al amor y la justicia de tu reino,
te cantamos a boca llena el canto de gozo de los convertidos.
Éramos tierra yerma y erial calcinado por el egoísmo,
pero tú eres capaz de hacer florecer nuestro desierto inhóspito.
Enséñanos a vivir en tu presencia y alabarte siempre
con el corazón alegre por tu amorosa gratitud de Padre,
porque todo es presencia y gracia, ternura y cariño tuyo.
Amén.
B. Caballero
LECTIO DIVINA
Su nombre es Juan
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Lucas 1, 57-66. 80
Cuando llegó el tiempo en
que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y
parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban
con ella.
A los ocho días, se
reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan.»
Ellos le decían: «No hay
nadie en tu familia que lleve ese nombre.»
Entonces preguntaron por
señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y
escribió: «Su nombre es Juan.»
Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento
produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba
en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este
recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la
mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se
fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se
manifestó a Israel.
Palabra del Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías
para la lectura:
El pasaje menciona
ciertamente la circuncisión, pero más bien como una introducción a lo que
sigue, al nombre dado al niño y a las cosas asombrosas que se manifestarán.
Como había anunciado el
ángel (1,13), Isabel da a luz un hijo. Ya se habían anunciado incluso los
festejos que acompañarían a este feliz acontecimiento: “Muchos se gozarán en su
nacimiento” (1,14)
Ente los israelitas, las
circuncisión tenía lugar el octavo día después del nacimiento (Gn. 17,12) y
constituía el signo de la alianza concluida entre Yahvé y la nación. En tiempos
de Jesús solo en el momento de la circuncisión el niño recibía el nombre. Se
puede relacionar esta costumbre con el hecho de que Dios hubiera cambiado los
nombres de Abraham y de Sara al declarar la ley de la circuncisión (Gn. 17,
5.15). Seguramente no era normal dar al hijo el nombre del padre, dado
que los semitas, como muchos otros pueblos antiguos, distinguían a las personas
de un mismo clan añadiendo el nombre del padre, como Simón hijo de Jonás (Mt.
16,17). En el caso de Juan, quizás, la avanzada edad del padre sugería un
procedimiento distinto.
Isabel no quiere aceptar
el nombre de “Zacarías”, entonces respondió: “Se llamará Juan”. En la narración
de Lucas, donde abundan los hechos “maravillosos”, se presupone una inspiración
especial de lo alto, pero quizás Zacarías ya se lo había dado a conocer,
escribiendo el nombre que deseaba dar al niño. A propósito de 1,13 se han hecho
algunas observaciones sobre el nombre de “Juan”. Dar el nombre era una función
importante (Mt. 1,21) que podía ser privilegio tanto del padre (Gn. 4,26.53),
como de la madre (4, 1.25; 30, 6.8.13.20.24). La objeción planteada por los
presentes (Lc. 1,61) indica que en esa época el derecho de la madre no se
reconocía plenamente y se apoya en la costumbre de elegir un nombre ya en uso
entre los parientes.
Aunque Lucas nos refiera
algunos hechos, no nos había dicho todavía que el castigo de Zacarías (1,20.22)
implicaba también sordera, como se supone en el v.62. Quizá asocia
inconscientemente dos enfermedades que con frecuencia van juntas, como en Mc.
7,32.37; 9,24. El pidió por señas una tablilla y escribió diciendo “Juan es su
nombre”. Zacarías reconoce la autoridad del mensaje divino (v.13), e
inmediatamente se ve curado de su enfermedad (v.20).
El temor que sobrecoge a
los vecinos es del mimo tipo que el que sacudió a Zacarías en el momento del
encuentro con el ángel (v.12): reacción del hombre bíblico ante una
manifestación excepcional de la presencia o de la intervención de Dios. “En
toda la región montañosa de Judea”, da al acontecimiento una gran
resonancia mediante el efecto que produce en toda la región.
“La mano del Señor estaba
con él”, es una reflexión de Lucas en vistas a explicar por qué la gente se
preguntaba qué papel estaba llamado a desempeñar ese niño. Los episodios
maravillosos que marcan su origen indican con claridad que era objeto de un
favor divino muy particular (Hch. 11,21).
“El niño iba creciendo y
se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que
se manifestó a Israel”. Este último
versículo de Lc.1 concluye la primera parte de la narración de la infancia y el
primer versículo del cap. 2 parece un nuevo inicio. El v.80 es una nota
biográfica, o si queremos semi biográfica que cubre toda la vida del Bautista,
desde la circuncisión hasta su aparición en el desierto para iniciar su misión
profética (3,11-20).
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas
para la meditación:
¿Qué aprendo de la
obediencia de Isabel y Zacarías?
¿De qué manera Dios
utilizó este suceso más allá de los familiares y amigos de Zacarías e Isabel?
¿Me sentiría impresionado
por estos sucesos de haber estado allí? ¿Qué efecto hubieran tenido sobre mi
fe?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor, Tú que en tu plan
de salvación elegiste a Isabel y Zacarías como ejemplo de obediencia y fe, más
allá de las limitaciones humanas, aumenta y fortalece mi fe.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Trato de incorporarme
imaginariamente en la escena descripta por Lucas y sentir la alegría por la
llegada del hijo de los ancianos Isabel y Zacarías.
Descubro además la
expectativa y la sorpresa por la elección de su nombre “Juan”.
Finalmente, me maravillo
en la recuperación de la voz por parte de Zacarías.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas
para la acción:
¿De
qué manera consideraré mi fe en relación solo a lo humanamente posible?
¿Cómo
la obediencia de Isabel y Zacarías me enseñan un camino de fe?
¿De
qué manera estaré expectante que los planes cumplidos por Dios impacten a mucha
gente, más allá de los conocidos o allegados?
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