11 de agosto de 2015


…cuídense de despreciar a estos pequeños…

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Deuteronomio    31, 1-8

    Moisés fue a decir estas palabras a todo Israel: «Ya tengo ciento veinte años. En adelante no podré ejercer ninguna actividad; además, el Señor me dijo: “Tú no pasarás el Jordán.” El Señor, tu Dios, es el que cruzará delante de ti; él eliminará de tu presencia a todas esas naciones, y tú las desposeerás de sus dominios. Será Josué el que cruzará al frente de ti, como el Señor lo ha ordenado. El Señor tratará a esas naciones como trató a Sijón y a Og -los reyes amorreos- y a sus países, cuando los destruyó por completo. El las pondrá en tus manos, y entonces ustedes deberán comportarse con ellas conforme a la orden que les di.
    ¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni tiemblen ante ellas. Porque el Señor, tu Dios, te acompaña, y él no te abandonará ni te dejará desamparado.»
    Después Moisés llamó a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: «Sé fuerte y valiente. Tú irás con este pueblo hasta la tierra que el Señor les dará, porque así lo juró a sus padres, y tú los pondrás en posesión de ella. El Señor irá delante de ti; él estará contigo y no te abandonará ni te dejará desamparado. No temas ni te acobardes.» 
Palabra de Dios.

SALMO     
Deut 32, 3-4a. 7. 8. 9 y 12 (R.: 9a) 
R.    La parte del Señor es su pueblo.

    Yo voy a proclamar el nombre del Señor:
    ¡Den gloria a nuestro Dios!
    El es la Roca: su obra es perfecta. R.

    Acuérdate de los días lejanos,
    considera las épocas pasadas;
    pregúntale a tu padre, y él te informará,
    a los ancianos, y ellos te lo dirán. R.

    Cuando el Altísimo dio una herencia a cada nación,
    cuando distribuyó a los hombres,
    él fijó las fronteras de los pueblos
    según el número de los hijos de Dios. R.

    Pero la parte del Señor es su pueblo,
    la porción de su herencia es Jacob.
    El Señor solo lo condujo,
    no había a su lado ningún dios extranjero. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    18, 1-5. 10. 12-14

    En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: « ¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?»
    Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
    Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
    ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños. 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

La entrada a la Tierra prometida no fue un juego para niños. Israel tuvo que conquistarla a la fuerza y se le pide que sea fuerte y valeroso.
Moisés se siente viejo y confiesa que no puede ya desplazarse; como muchos ancianos es un inválido. La Biblia nos habla de que tenía «ciento veinte años» que es una cifra simbólica que indica «la perfección».
Moisés no va a poder entrar en la tierra prometida, por más que se lo haya pedido a Dios. A pesar de esto, no va a producirse un «vacío de poder» en un momento tan delicado como éste, en que están ya a las puertas de Canaán y se disponen a iniciar su ocupación. Dios convence a Moisés de que ha llegado el momento de transmitir sus poderes a Josué.
Llamó Moisés a Josué y le ordenó entrar con el pueblo en la tierra que el Señor juró dar a sus padres. El carisma de guiar al pueblo pasa ahora de Moisés a Josué; pero en realidad el guía seguirá siendo el mismo, Yahvé. En esta transmisión de poderes, Dios está siempre presente.
Dios repetirá las proezas del pasado para continuar su obra liberadora. Esta presencia activa de Yahvé es la que ha de animar y convencer íntimamente a Josué que la conquista tendrá éxito.
***
Los discípulos, todavía inmaduros y sin penetrar a fondo en el sentir de Jesús, aspiraban a ser hombres de prestigio a la sombra del Maestro. Tienen la humana preocupación del lugar que ocupan en la comunidad y se lo preguntan a Jesús.
La respuesta de Jesús es realmente desconcertante. Llama a un niño y lo pone como medida y modelo a seguir. Igual que los extranjeros, los enfermos y las mujeres, los niños carecían también de valor en el mundo antiguo. Su simplicidad e impotencia ante la vida, eran despreciadas en la mentalidad de la cultura antigua. Solo los varones adultos tenían algún valor.
Jesús, sin embargo, aprovecha ese significado de la niñez en aquella cultura, para enseñar la condición fundamental del discípulo. El niño que pone en medio es un joven sirviente de los que habitualmente había en las casas. Al colocarlo en medio, lo hace Jesús centro de atención y modelo para los discípulos, echando por tierra que El más importante, va a ser el que más sabe o, el más dotado de cualidades humanas. El más importante es aquel que se hace niño.
Lo que Jesús alaba de un niño es su pequeñez, su indefensión, su actitud de apertura, su necesidad de los demás. Y, en los tiempos de Cristo, también su condición de marginado en la sociedad. Por lo tanto, hacerse como niños es cambiar de actitud, convertirse, ser sencillos de corazón, abiertos, sin vueltas ni cálculos fríos, convencidos de que no podemos nada por nuestras solas fuerzas y necesitamos de Dios y de los demás.
En la comunidad de discípulos, la grandeza se juzga por criterios opuestos a los de la sociedad. El que sirve, no el que manda, es el más grande. Toda ambición de preeminencia o de dominio queda excluida.
El pequeño servidor pasa a ser modelo de discípulo. La disposición al servicio debe acompañar al discípulo en la misión; llevando de este modo con él, la presencia de Jesús.
Teniendo claro quién es el mayor, Mateo, presenta la actitud que debe tener la comunidad con los “pequeños”, mediante la imagen de los pastores que abandonan el cuidado del rebaño para ir a buscar la oveja que se extravió. Con este relato sacado de la vida diaria de sus oyentes, muestra hasta dónde llega la misericordia de Dios y hasta dónde debe llegar la preocupación de la comunidad por cada uno de sus miembros, especialmente por los más pequeños o débiles
A la actitud de los fariseos, excesivamente intransigente en su justicia, que veían en el pecador a un enemigo de Dios, Jesús opone la alegría de Dios, que prefiere la conversión del pecador, a la satisfacción de los justos estancados en sus hábitos adquiridos. Dios no espera el arrepentimiento para amar al pecador, sino que lo deja todo para ir en su búsqueda.
Cristo presenta la misericordia de Dios, como el esfuerzo incesante de Dios para salvar a los pecadores. Jesús mismo es, fiel al deseo del Padre y, lleva hasta las últimas consecuencias la búsqueda del pecador.
Los discípulos somos invitados a hacer la experiencia espiritual de la misericordia de Dios, que nos acepta tal como somos. Dios está siempre, anda siempre, en nuestra búsqueda. Aquel que no se avergüenza frente a Dios de sus límites y pide ayuda como un niño, puede gozar de la gracia que el Señor quiere derramar. La misericordia es la que llama al pecador a la conversión y la que lo restaura para que pueda vivir en la libertad de los hijos de Dios.
El testimonio del discípulo pasa por su vida reconciliada. El signo evangelizador en una sociedad que margina, clasifica y excluye, es el ejercicio de la misericordia para con los demás, para con toda miseria humana.
La Iglesia, como comunidad de discípulos, tiene que mostrar en su actitud concreta de plena acogida y de búsqueda a aquellos que se sienten en inferioridad de condiciones, o cualquier tipo de marginación; la valoración que Dios tiene de cada uno y la dignidad que nos regala por pura misericordia. Todo lo que se hace por el menor, por el más pequeño, es a Cristo a quien se hace.

Para discernir

¿Qué imagen tengo del discípulo?
¿Quiénes son los más importantes para mí?
¿Qué actitud tengo con los errados?

Repitamos a lo largo de este día

Hazme pequeño como un niño, Señor…

Para la lectura espiritual

«Vuestro Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños» 
…”Ven, Señor Jesús, busca a tu siervo; busca a tu oveja fatigada; ven, pastor… Mientras tú te retrasas por los montes, tu oveja va errante: deja, pues, a las noventa y nueve restantes, que son tuyas y ven a buscar a la única que se ha perdido. Ven sin hacerte ayudar, sin hacerte anunciar; ahora es a ti a quien espero. No cojas tu látigo, coge tu amor; ven con la suavidad de tu Espíritu. No dudes en dejar en los montes a estas noventa y nueve ovejas que ya son tuyas; sobre las cumbres en que las has puesto, los lobos no tienen acceso a ellas… Ven a mi, que me extraviado quedando lejos de los rebaños de allá arriba, porque también a mi me habías colocado con ellas, pero los lobos de la noche me han hecho abandonar tus apriscos.
¡Búscame, Señor, puesto que mi oración te busca! ¡Búscame, encuéntrame, levántame, llévame! Al que tú buscas, puedes encontrarlo, al que encuentras, dígnate levantarlo, al que levantas, póntelo sobre tus hombros. Esta carga de tu amor, jamás te es cargosa, y sin cansarte te haces el pagador de la justicia. Ven, pues, Señor, porque es verdad que me extravío, «no he olvidado tu palabra» (Sl 118,16), y sé que seré curado. Ven, Señor, tú eres todavía el único capaz de llamar a tu oveja perdida, y a las otras que vas a dejar, no les causarás ningún
dolor; también ellas estarán contentas de ver como regresa el pecador. Ven, y habrá salvación en la tierra y gozo en el cielo (Lc 15,7).
No mandes a tus pequeños servidores, no mandes mercenarios, ven tú mismo a buscar a tu oveja. Levántame en esta misma carne en que cayó Adán. Por tu gesto reconoce en mi, no al hijo de Eva sino al hijo de María, virgen pura, virgen por gracia, sin ninguna sospecha de pecado; después, llévame hasta tu cruz, ella es la salvación de los extraviados, el solo descanso de los cansados, la única vida de los que mueren”… 
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al salmo 118, 22, 27-30; CSEL 62, 502-504

Para rezar

Señor 
Luz para mis pobres ojos,
luz que ilumina por dentro,
luz que señala el sendero,
luz que da color a las cosas,
luz que despeja horizontes,
luz que rodea los montes,
luz que clarifica mi mente,
luz que desvanece las tinieblas,
luz que eres Dios, horno ardiente,
luz, siempre luz, plena luz.
Luz total, luz incandescente,
Luz de Luz, toda la luz.
Toda está en Ti,
envuelve en Ti, penetra en Ti,
y nos la das para que vivamos en Ella
.
Carmen Cerezo

LECTIO DIVINA

Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños
         
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     18, 1-5. 10. 12-14 

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?» 
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. 
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial. 
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños. 
Palabra del Señor.

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:                        

Los discípulos deben ser como los niños, es decir, deben suprimir de su corazón la ambición y la envidia que lleva a desear los puestos de honor. Y no habla Jesús precisamente de la inocencia del niño en este texto, sino del conocimiento que él tiene de su pequeñez y de su debilidad e impotencia; el más humilde será el más grande ante el Padre; poco importa el rango que ocupe y el papel que desempeñe en la comunidad.
El sentido de “hacerse como los niños” incluye la humildad y sencillez de corazón. Es una condición no sólo para ser grande en el Reino, sino para ser admitido en él. El término niño empleado aquí por Jesús designa a los sencillos que se han hecho sus discípulos ya que poseen aquella sencillez afirmada por Jesús, como condición para seguirlo. 
La parábola de la oveja perdida y vuelta a encontrar, que aquí nos propone el evangelista, nos indica la solicitud de Jesucristo por los pecadores; también deberemos ver otro modo redundante oriental en ese “tiene más alegría”. 
Dios nuestro Señor se nos ha revelado como Amor (1 Jn 4,8-16), que se alegra siempre que un pecador vuelve a Él (Lc 15, 20-24) y no quiere que se pierda quien cree en su misericordia.

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación:

·        ¿Por qué querer ser el más grande en el Reino de los Cielos?
·        ¿Qué significa hacerse pequeño o ser como niños?
·        ¿Por qué el pastor se alegra más por la oveja perdida que recupera que por las otras noventa y nueve?

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, que a través de la humildad y la búsqueda sencilla de tu palabra sea como un niño. Que en mi corazón pese más el deseo de buscar al hermano que se alejó de ti antes que quedarme cómodo con los que te siguen.

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Reflexiono acerca de la figura verbal y luego simbólica que Jesús hace sobre la importancia de ser como niños.
Medito en el lugar que ocupa en mi pensamiento la “oveja perdida” entre las muchas que están en “el redil”.

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción:

·        ¿Cómo seré en la práctica asimilable a un niño delante del Señor?
·        ¿Qué lugar quiero ocupar en el Reino de los Cielos?

·        ¿Conozco alguna “oveja perdida”? ¿Iré hoy mismo a buscarla?

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