30 de agosto de 2015 – TO - DOMINGO
XXII – Ciclo B
…Del corazón
proviene lo que mancha al hombre…
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del
Deuteronomio 4, 1-2. 6-8
Moisés habló al pueblo, diciendo:
Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que les enseño para que las
pongan en práctica. Así ustedes vivirán y entrarán a tomar posesión de la
tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres. No añadan ni quiten nada de
lo que yo les ordeno. Observen los mandamientos del Señor, su Dios, tal como yo
se los prescribo.
Obsérvenlos y pónganlos en práctica, porque así serán sabios y prudentes a los
ojos de los pueblos, que al oír todas estas leyes, dirán: « ¡Realmente es un
pueblo sabio y prudente esta gran nación!»
¿Existe acaso una nación tan grande que tenga sus dioses cerca de ella, como el
Señor, nuestro Dios, está cerca de nosotros siempre que lo invocamos? ¿Y qué
gran nación tiene preceptos y costumbres tan justas como esta Ley que hoy
promulgo en presencia de ustedes?
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 14, 2-3a. 3b-4b. 5 (R.: 1a)
R. Señor,
¿quién se hospedará en tu Carpa?
El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol
Santiago 1, 17-18. 21b. 22. 27
Queridos hermanos:
Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y desciende del Padre de
los astros luminosos, en quien no hay cambio ni sombra de declinación. El ha
querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las
primicias de su creación.
Reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de
salvarlos. Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de
manera que se engañen a ustedes mismos.
La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en
ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no
contaminarse con el mundo.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y
vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir,
sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin
lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus
antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las
abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por
tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de
bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: « ¿Por qué tus
discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados,
sino que comen con las manos impuras?»
El les respondió: « ¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje
de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón
está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino
preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la
tradición de los hombres.»
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: «Escúchenme todos y
entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo;
lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior,
del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las
fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la
maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el
orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las
que manchan al hombre.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
En la dualidad de nuestra vida se
encuentra el origen de las más graves acusaciones que nos hace el mundo: “creen
cosas hermosas, pero no viven lo que creen”, “hablan de la verdad y la justicia
pero no las practican”. El mundo nos juzga por nuestras obras y realizaciones.
La contradicción y el autoengaño son un
problema del corazón humano. No resulta difícil reconocer y aceptar la verdad
sino vivirla consecuentemente.
En el camino de la fe lo que más nos
cuesta no es decir lo que creemos sino que nuestras obras hablen a las claras
de nuestra fe. La salida a esta dificultad es atarnos a ciertos
cumplimientos y formas exteriores que nos brindan una aparente seguridad pero
que nos hacen impermeables al cambio de mentalidad y actitud a la que nos llama
el Evangelio.
A Dios no le interesan las exterioridades
formales ni las apariencias; más bien, las detesta, porque son una máscara que
cierra el camino a lo verdadero de cada hombre, cierran el camino del corazón y
de la conciencia.
Sin duda, hay un valor positivo en el
cumplimiento de las leyes y tradiciones; el problema aparece cuando el
legalismo y el formalismo exterior agotan el espíritu y las normas y
tradiciones más que un camino de libertad hacia el bien se transforman en
una angustiosa opresión o en una pura exterioridad forma.
***
El pueblo de Israel que tiene experiencias
de cómo Dios cumple sus promesas, sabe que sólo podrá llegar a poseer y
conservar la tierra que le fue prometida si cumple las cláusulas de la
alianza.
En el alma de los israelitas hay una
reconfortante seguridad: el cumplimiento fiel de la ley procura la
bendición o ayuda de Dios.
Israel escucha los mandatos que su Dios le
enseña a cumplir y así vive la alianza. En los mandamientos de Dios está
la clave del éxito en la vida, y el camino de la felicidad, y la fuente
de la verdadera sabiduría.
***
En la llamada Carta de Santiago hay una
fundamentación de la exhortación moral posterior. La acción de Dios
comunicando y comunicándose es la base de toda la vida humana y
cristiana. Es preciso vivirlo. No por imposición u obligación, sino por
exigencia de coherencia.
No basta lo intelectual, ni una mera
aceptación interna, que sería sólo parcial, sino un total compromiso de
la persona, que, por lo mismo, se verifica en la práctica concreta. Si la
Palabra de Dios habita en nosotros se tiene que dar necesariamente
muestra de ello. Pero uno puede autoengañarse y es preciso estar sobre
aviso.
Para el creyente ordinario su manera de
vivir va a ser la prueba de que su entrega a Dios es verdadera o ficticia. Si
hay práctica se está en el buen camino.
***
***
“¿Por qué comen tus discípulos con manos
impuras y no siguen la tradición de los mayores?” Es un ataque indirecto contra Jesús por permitir
tales cosas. La polémica que presenta el evangelio de hoy pone al descubierto
la diferencia entre la enseñanza de Jesús y la doctrina oficial farisaica que
había degenerado hacia la exterioridad, y había convertido el
cumplimiento de la ley en puro rabinismo y ritualismo.
Jerusalén daba las normas para toda la
comunidad judía, tanto de Palestina como de la diáspora. Los máximos
dirigentes del judaísmo están alarmados por las cosas que se dicen del
nuevo maestro galileo, por este motivo se acercan a Jesús un grupo de
fariseos con algunos letrados de Jerusalén para investigarlo. Los
letrados y los teólogos, eran los maestros que interpretaban la ley. Su
deseo era ser fieles a la voluntad de Dios y traducir concretamente los
mandamientos de Ley aplicándolos a los diversos casos de la vida. La ley
y la tradición habían sido dadas por Dios a Moisés en el Sinaí y se
diferenciaban en que una parte fue puesta por escrito y otra se
transmitió oralmente a través de las generaciones.
Los fariseos eran los más minuciosos
observantes de la ley y las tradiciones. “La tradición de los mayores”
es una expresión técnica de la teología rabínica en la que
incluían más de seiscientos preceptos que habían elaborado las escuelas de los
rabinos desde el siglo V antes de Cristo.
El incumplimiento de la tradición de los
mayores era considerado como una transgresión a la ley y, por tanto, de
Dios.
“Lavarse las manos antes de comer” no se
hacía por higiene, sino por pureza legal. Tenían que hacerlo cada vez que
iban a llevarse alimentos a la boca, siguiendo un complicado ritual.
Aquel que comía sin lavarse las manos, impurificaban los alimentos por el
contacto con el mundo exterior, y éstos, al entrar en el hombre, causaban a su
vez su impureza.
Jesús no responde directamente a la
pregunta de sus cuestionadores sino que enfrenta la tradición con la
misma ley divina y apunta mucho más lejos que la pregunta que le han formulado.
No defiende a sus discípulos, sino que ataca duramente a sus acusadores.
Ellos cometen una transgresión mucho más grave que sus discípulos al
poner la tradición, que atribuyen a Dios, por encima del mandamiento del
amor. Jesús apela a lo ya dicho por Isaías «Este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.»
Los letrados y fariseos se preocupaban
excesivamente de normas externas y olvidaban el acercamiento personal a
Dios y a los hombres. Se consideraban mejores que los demás por el hecho
de cumplir escrupulosamente todos los preceptos y tradiciones.
Jesús enseñaba la plena libertad frente a
la ley y a todo tipo de prescripciones humanas, no valora las apariencias
de la persona, sino su interior, la totalidad del hombre. Cuestiona
la fe que no lleva a un amor mayor, concretado en la justicia, y declara que
no tiene ningún valor y constituye una práctica vacía de contenido
e hipócrita. La palabra hipócrita es de origen griego y designaba al actor
que se vestía con una máscara y un disfraz y asumía una personalidad ajena a la
suya. Fingía ante el público ser otro, frecuentemente muy alejado a la
realidad. Unas veces representaba un rey, otras un mendigo o un general. Le
bastaba con ocultar su propio ser detrás de la máscara y tomar cualidades y
sentimientos simulados.
La forma propia de ser de muchos fariseos
era la hipocresía porque actuaban para ser vistos por los hombres y no de cara
a Dios. Su vida era tan falsa como la de los actores durante la representación.
Jesús no trata simplemente de cambiar unas
costumbres por otras. Apunta a algo mucho más radical: relativiza
cualquier costumbre humana combatiendo esa tendencia a convertirlas en
sagradas y absolutas. Sólo Dios es absoluto, un absoluto que es amor desde el
cual debemos vivir y revisar nuestros hábitos y costumbres. La ley no
tiene entrañas. La ley existe para ayudar, y no para encadenar a los
hombres.
La moral evangélica está basada en el
amor, en vez de requisitos y reglamentos reclama verdad y amor al
prójimo. Porque el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el
sábado.
Jesús defiende la libertad interior del
hombre por encima de toda prescripción externa, defiende la fidelidad a
sí mismo; nunca la esclavitud a unos preceptos.
“No es lo que entra en la boca lo que
hace impuro al hombre“; Jesús rechaza la distinción judía entre lo puro y
lo impuro, entre una esfera sagrada, en la que Dios está presente, y otra
esfera cotidiana, en la que Dios está ausente. Para los judíos un ser
humano puro era el que no se había contaminado con alguna de las cosas
prohibidas por la ley. Eran actos o situaciones que contaminaban al sujeto
durante un determinado tiempo y lo hacían impuro: no lavarse las manos, no
lavar vasos, jarras y bandejas, comer carne de cerdo o conejo, estar con una
mujer en su período menstrual o tener hemorragias. Un leproso era un impuro
permanente, lo mismo que todos los que tuvieran una enfermedad que no se
pudiera curar.
Para Jesús la creación entera es buena por
ser obra de Dios. Las cosas del mundo nunca son impuras. “Lo que sale de
dentro es lo que hace impuro al hombre”. Las cosas llegan a ser impuras
sólo a través del corazón de los hombres. Ni el simple cumplimiento de
las normas nos hace buenos, ni el transgredirlas por casualidad o por ignorancia
nos hace malos. Nada exterior nos puede hacer buenos o malos; somos
nosotros los que hacemos que algo sea bueno o malo; es nuestra intención,
es la dirección que imprimimos a los actos y a las cosas.
No basta que una persona, un lugar, un
templo hayan sido consagrados a Dios para que se hagan automáticamente
sagrados. La única santificación posible viene después, cuando somos
libres y conscientemente asumimos una conducta conforme a la voluntad de
Dios. No hay nada sagrado o profano, puro o impuro en sí.
No nos convertimos en impuros desde fuera,
sino desde dentro. Cuando Jesús habla del “corazón” lo hace en sentido de
toda la interioridad de la persona, el centro de la vida, de las decisiones y
del encuentro personal con Dios.
Según la mentalidad hebrea, con el corazón
se piensa, se recuerda, se toman decisiones; en él se encuentran al
mismo tiempo amor, inteligencia, espíritu, memoria, conocimiento,
libertad… Si nuestro corazón es bueno, lo serán también todas nuestras
acciones, dado que lo que hacemos es fruto de lo que tenemos en el
corazón, de lo que somos.
Lo que sale del corazón hace impura la
vida: los odios, los pensamientos ruines, las calumnias… Es esto lo que
nos incapacita para las cosas de Dios Es la intención la que hace grandes o
mezquinas nuestras palabras y nuestras obras. Los únicos que pueden
considerarse manchados son los que albergan en su corazón actitudes
contrarias al amor y la comunión.
Los hombres valemos por lo que vale
nuestro corazón, por aquello que deseamos, buscamos y amamos desde el
fondo de nosotros mismos. El corazón es la expresión de nuestra
interioridad. Es en el corazón donde acogemos o rechazamos a Dios o a los
hermanos. El corazón es el lugar donde nos revelamos y desde donde, de
hecho, orientamos nuestra vida entera. EL signo claro que pone de
manifiesto lo que el corazón ama y anhela es la vida concreta a pesar de que no
sea del todo perfecta. Jesús no trajo un código de leyes y
prescripciones, sino una llamada a sentir, pensar y vivir desde un amor que
sobrepasa todo cumplimiento de cualquier ley.
Aunque muchas veces, en la práctica, por
debilidad o pecado nos cueste actuar según aquello que creemos, o
actuemos de modo contrario sabemos que Jesús mira el interior, nuestro corazón
humano con una mirada muy distinta a la nuestra y nos llama a hacer lo mismo.
Necesitamos vivir nuestra fe de discípulos no aparte del mundo, sino como el
fundamento de todo lo que tiene sentido superando la tentación de encerrar a
Dios en formas externas para descubrir la verdad de lo religioso en el corazón
del hombre.
Es el corazón” que es lo que nos hace
puros o impuros, buenos o malos. Llamarse discípulo y no vivir
compartiendo lo que se tiene y lo que se es, es hipocresía que impide que el
Reino llegue y se haga carne en la sociedad. La norma del cristiano es el
Evangelio, pero en cuanto es adoptado interiormente como una forma de
vida.
Permitamos que el Espíritu de Dios entre
en nuestra vida, entre en el “corazón”, para que Dios despliegue desde dentro
toda su eficacia transformadora, moviéndonos a salir de nosotros mismos
para ir hacia el prójimo con el amor con que Él se entregó y que nos
conduce a amar lo que Él amó y a vivir una vida generosa y con sentido ….y todo
lo demás vendrá por añadidura
El amor demostrado en obras, será
siempre la ley fundamental de nuestra vida como discípulos de Jesús e hijos del
Reino.
Para discernir
¿Qué muestran mis obras?
¿Dónde pongo el acento de mi fe?
¿Qué lugar le doy a la ley?
Repitamos a lo largo de este día
…Señor, que viva lo que creo…
Para la
lectura espiritual
«Su corazón está lejos de mí»
La vida interior es
primordial… La vida activa es la consecuencia de la vida interior y no tiene
valor más que si depende de ella. Quisiéramos hacerlo todo lo mejor posible,
con perfección. Pero si no está ligada a la vida interior no sirve para nada.
Todo el valor de nuestra vida y de nuestra actividad depende de la vida
interior, la vida del amor de Dios y de la Virgen Maria, la Inmaculada, no son
teorías ni dulzuras, sino la práctica de un amor que consiste en la unión de
nuestra voluntad a la voluntad de la Inmaculada.
Ante todo y por encima de todo, debemos profundizar en la vida interior. Si se trata verdaderamente de la vida espiritual, son necesarios los medios sobrenaturales. La oración, la oración y solamente la oración, es necesaria para mantener la vida interior y su desarrollo; es necesario el recogimiento interior. No estemos inquietos por las cosas sin necesidad, sino que, suavemente y en la paz, procuremos guardar el recogimiento del espíritu y estar disponibles a la gracia de Dios. Es para eso que nos ayuda el silencio.
Ante todo y por encima de todo, debemos profundizar en la vida interior. Si se trata verdaderamente de la vida espiritual, son necesarios los medios sobrenaturales. La oración, la oración y solamente la oración, es necesaria para mantener la vida interior y su desarrollo; es necesario el recogimiento interior. No estemos inquietos por las cosas sin necesidad, sino que, suavemente y en la paz, procuremos guardar el recogimiento del espíritu y estar disponibles a la gracia de Dios. Es para eso que nos ayuda el silencio.
San Maximiliano Kolbe (1894-1941), franciscano, mártir
Conversaciones espirituales inéditas
Conversaciones espirituales inéditas
Para rezar
Una comunidad dice mucho cuando es de
Jesús.
Cuando habla de Jesús y no de sus reuniones.
Cuando anuncia a Jesús y no se anuncia a sí misma.
Cuando se gloría de Jesús y no de sus meritos.
Cuando se reúne en torno de Jesús y no en torno de sus problemas.
Cuando se extiende para Jesús y no para sí misma.
Cuando habla de Jesús y no de sus reuniones.
Cuando anuncia a Jesús y no se anuncia a sí misma.
Cuando se gloría de Jesús y no de sus meritos.
Cuando se reúne en torno de Jesús y no en torno de sus problemas.
Cuando se extiende para Jesús y no para sí misma.
Cuando se apoya en Jesús y no en su propia
fuerza.
Cuando vive de Jesús y no vive de sí misma.
Una comunidad dice mucho cuando es de Jesús.
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Cuando comunica sus propios méritos.
Cuando anuncia sus reuniones.
Cuando vive de Jesús y no vive de sí misma.
Una comunidad dice mucho cuando es de Jesús.
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Cuando comunica sus propios méritos.
Cuando anuncia sus reuniones.
Cuando da testimonio de sus compromisos.
Cuando se gloría de sus valores.
Cuando se extiende en provecho propio.
Cuando vive para sí misma.
Cuando se apoya en sus fuerzas.
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Cuando se gloría de sus valores.
Cuando se extiende en provecho propio.
Cuando vive para sí misma.
Cuando se apoya en sus fuerzas.
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Una comunidad no se tambalea por las
fallas, sino por la falta de fe.
No se debilita por los pecados, sino por la ausencia de Jesús.
No se rompe por las tensiones, sino por olvido de Jesús.
No se queda pequeña por carencia de valores, sino porque Jesús dentro de ella es pequeño.
No se ahoga por falta de aire fresco, sino por asfixia de Jesús.
Una comunidad es fuerte cuando Jesús dentro de ella es fuerte.
No se debilita por los pecados, sino por la ausencia de Jesús.
No se rompe por las tensiones, sino por olvido de Jesús.
No se queda pequeña por carencia de valores, sino porque Jesús dentro de ella es pequeño.
No se ahoga por falta de aire fresco, sino por asfixia de Jesús.
Una comunidad es fuerte cuando Jesús dentro de ella es fuerte.
Una comunidad pesa cuando Jesús dentro de
ella tiene peso.
Una comunidad marcha unida cuando Jesús está en medio.
Una comunidad se extiende cuando extiende a Jesús.
Una comunidad vive cuando vive Jesús.
UNA COMUNIDAD CONVENCE Y LLENA CUANDO
ES LA COMUNIDAD DE JESÚS
Una comunidad marcha unida cuando Jesús está en medio.
Una comunidad se extiende cuando extiende a Jesús.
Una comunidad vive cuando vive Jesús.
UNA COMUNIDAD CONVENCE Y LLENA CUANDO
ES LA COMUNIDAD DE JESÚS
P. Loidi
LECTIO DIVINA
Dejan de lado el mandamiento
de Dios,
por seguir la tradición de los hombres
por seguir la tradición de los hombres
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 7, 1-8. 14-15.
21-23
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes
cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al
volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay
muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado
de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce y de las camas.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué tus
discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados,
sino que comen con las manos impuras?»
Él les respondió: «¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje
de la Escritura que dice:
"Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto:
las doctrinas que enseñan
no son sino preceptos humanos".
las doctrinas que enseñan
no son sino preceptos humanos".
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los
hombres».
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: «Escúchenme todos y
entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo;
lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior,
del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las
fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la
maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el
orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las
que manchan al hombre».
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
La Iglesia retoma la
lectura del Evangelio de San Marcos. Esta vez haciendo una crítica a los
fariseos que sólo cumplían leyes exteriores. Por eso le preguntan
sarcásticamente al Señor, porqué sus discípulos no seguían las leyes de los
ancestros de lavarse las manos. Esto le da oportunidad a Jesús de recordar al
profeta Isaías, quien había denunciado que personas así son hipócritas. Y dice
que el pueblo lo honra con sus labios pero su corazón está lejos de Dios.
Entonces Jesús critica con mayor fuerza la falsedad con que diría Isaías: Su
culto es inútil, porque son preceptos humanos.
Jesús añade que descuidar
el verdadero culto a Dios, por seguir las tradiciones humanas, tomando éstas
como mandato divino, hacen una verdadera controversia.
El amor a Dios, se debe
manifestar en “misericordia quiero y no sacrificios”. De que sirve un ritual
tan complicado, que solamente conforta a los seres humanos, si por el interior
hay odios y venganzas. El culto que desea el Señor es un amor manifestado
con obras a los hermanos.
El Señor aclara que lo que
mancha el corazón es lo que sale del corazón. Y en una lista muy decidida lo
dice: “del corazón del hombre salen los malos pensamientos, fornicación, robos,
asesinatos, adulterios, codicia, malicia, fraude, desenfreno, envidia,
blasfemia, arrogancia, desatino.”
Es un texto muy fuerte que
hay que entender porque la crítica del Señor a los fariseos (que hoy en
nuestro mundo se tiene a fariseo igual que hipócrita), es muy fuerte y
posiblemente nos ayude a ser cristianos más auténticos.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Cuántas veces preferimos acciones cultuales
exteriores?
·
¿Criticamos a los que no siguen las tradiciones?
·
¿Hasta qué punto las tradiciones son más humanas que
un verdadero culto al Señor?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
SALMO
Sal 14, 2-5 (R.:
1a)
Señor, ¿quién habitará en tu Casa?
Señor, ¿quién habitará en tu Casa?
El que procede
rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no se retracta de lo que juró
aunque salga perjudicado.
El que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no se retracta de lo que juró
aunque salga perjudicado.
El que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Es bueno que entendamos de
este texto, la importancia de vivir con Jesús. Para ayudarnos, repitamos muchas
veces durante estos días la frase que Jesús recuerda de Isaías:
“Este pueblo me honra con
los labios, pero su corazón está lejos de mí”
Y en este seguir
profundizando vamos a pedirle al Señor que cambie nuestro corazón.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Propuestas para la acción:
· Que nuestro compromiso sea volver sobre la
lista de las cosas que dañan nuestra vida y nuestro corazón y proponerse
cambiarlas.
· Si hubiera que encontrar a alguna persona
que le hemos hecho algún daño, buscarla para pedirle disculpas.
· Y si alguien se ha sentido ofendido por
nuestro mal obrar, también mostrar un gesto de arrepentimiento. Esto es lo que
nos hará verdaderos cristianos.
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