18 de octubre de 2015 – TO - DOMINGO
XXIX – Ciclo B
Beber el cáliz
de Jesús
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta
Isaías 53, 10-11
El Señor quiso
aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación,
verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá
por medio de él.
A causa de tantas
fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo
justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 (R.: 22)
R. Señor, que tu
amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
La palabra del
Señor es recta
y él obra siempre
con lealtad;
él ama la justicia
y el derecho,
y la tierra está
llena de su amor.
Los ojos del Señor
están fijos sobre sus fieles,
sobre los que
esperan en su misericordia,
para librar sus
vidas de la muerte
y sustentarlos en
el tiempo de indigencia.
Nuestra alma espera
en el Señor:
él es nuestra
ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor
descienda sobre nosotros,
conforme a la
esperanza que tenemos en ti.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los
Hebreos 4, 14-16
Hermanos:
Ya que tenemos en
Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo,
permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo
Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue
sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado.
Vayamos, entonces,
confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar
la gracia de un auxilio oportuno.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos 10, 35-45
Santiago y Juan,
los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que
nos concedas lo que te vamos a pedir.»
El les respondió:
«¿Qué quieren que haga por ustedes?»
Ellos le dijeron:
«Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés
en tu gloria.»
Jesús le dijo: «No
saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo
que yo recibiré?»
«Podemos», le
respondieron.
Entonces Jesús agregó:
«Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo.
En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo,
sino que esos puestos son para quienes han sido destinados.»
Los otros diez,
que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los
llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera
gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos
les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario,
el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser
el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no
vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una
multitud.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
Si para el gran creador del
psiconoanálisis Sigmund Freud el placer sexual era la pulsión más fuerte y
determinante de la conducta y de las opciones del hombre, para Adler, otro gran
psicoanalista, la pulsión humana más fuerte es la voluntad de poder.
“A pesar de que muchos hombres e
instituciones hacen incontables esfuerzos para defender los derechos y la
dignidad de cada hombre que habita este suelo; el poder y el dinero siguen
haciendo que el mundo se divida en pueblos ricos y pueblos pobres”. Los
primeros, se enriquecen más y más a costa de una pobreza creciente de los
segundos.
Es una realidad, constatable a un nivel
internacional, nacional e institucional. Ciertos núcleos de poder imponen su
programa de tal modo que se hace difícil el camino para alcanzar la verdad. La
crítica es percibida siempre como “oposición que busca desestabilizar”, la
creatividad se manipula, la representatividad se digita y la sociedad queda
organizada al servicio de los privilegios de unos pocos mientras el resto ve
pasar la posibilidad de una vida digna como si fuera una película de ciencia
ficción.
Lo que constatamos a nivel internacional y
nacional, pasa también en los pequeños ámbitos de la mediana y pequeña empresa,
en los sindicatos, en las escuelas y en las familias que en muchas ocasiones,
son un campo de batalla donde mueren los mejores valores del amor y de la
creación en común.
En nuestra misma Iglesia aparecen muchas
veces un modelo de autoridad y poder más cercano al estilo de los poderes del
mundo que a las exigencias evangélicas.
***
El Hijo del Hombre se presenta entre los
hombres bajo la figura de Siervo. No aparece revestido de poderes humanos. No
piensa sacar a su pueblo de la esclavitud empleando armas ni tanques. Al
contrario, su único poder es el amor que rompe el sufrimiento absurdo
asumiéndolo; su única arma es el servicio hasta la muerte. Amor y servicio no
pueden morir, no puede ser destruidos. Llevan en sí mismos el germen del
triunfo. Y este triunfo lleva el sello de la universalidad: “justificará a
muchos”. Estos son los medios de salvación que emplea el Siervo de Yahvéh.
***
Frente a los sacrificios rituales del
Antiguo Testamento, presenta el escritor la carta a los Hebreos la realidad del
único sacrificio, de una vez para siempre, realizado por Jesús, a través de la
ofrenda de sí mismo, que se convierte en sacerdote y víctima; el sacrificio de
Jesús que se realiza en la entrega total de su ser.
***
En el evangelio, Jesús una vez más tiene
que corregir la visión triunfalista, nacionalista y socioeconómica del
mesianismo que tenían los discípulos. La pretensión de los dos hermanos refleja
que no han podido entender absolutamente nada y que sus expectativas respecto
al reino que Jesús pretende instaurar, tiene el modelo preconcebido de los
reinos temporales. Ante lo inaudito del pedido, Jesús responde que la decisión
es del Padre; y que antes de la glorificación hay un beber un amargo cáliz y
sumergirse en unas aguas cuyo paso es ineludible.
Jesucristo, que conocía bien al hombre
quiso poner en guardia a los suyos frente a esa tentación irresistible que ejerce
el poder. La actitud de los apóstoles y su indignación le proporciona ocasión a
Jesús para una nueva enseñanza acerca de la autoridad y el servicio. El resto
de los discípulos alimentaban una ambición semejante a los hijos de Zebedeo.
Jesús presenta entonces la autoridad y el servicio como una absoluta inversión
de lo que en el mundo se practica. Aquí, la autoridad es un servicio y que es a
través del servicio como uno se convierte en hombre, y hombre con Dios. Y que
esto es lo único que hay que esperar y desear.
El discípulo y la nueva comunidad no
pueden apoyarse en el “modelo” de la sociedad civil, sino en el modelo
del Siervo de Yahvéh que se hace ofrenda en la entrega total de su ser.
En esta nueva comunidad no hay jerarquías
de mando ni puestos de privilegio. Para ser discípulo hay que “beber la copa y
“ser bautizado” con el mismo bautismo que Jesús.“Beber la copa” significa
experimentar el sufrimiento hasta la muerte y este bautismo implica
esencialmente “morir para renacer”.
A través de estas imágenes se nos está
diciendo que los discípulos compartirán las vicisitudes de su muerte y
resurrección que no se limitan a su sacrificio último realizado en la cruz.
Esto significa vivir a contrapelo del
mundo que nos rodea, de sus hombres y de los criterios predominantes. Desde que
el mundo es mundo, lo normal es mandar, someter, oprimir; gusta más ser servido
que estar sirviendo. Jesús presenta una dinámica contraria al poder que
instrumentaliza todo, que justifica todo a su servicio y que provoca sufrimiento,
hambre, esclavitud o muerte para los demás. “No ha venido a que le sirvan, sino
para servir y para dar la vida por todos”. De un poder que todo lo
instrumentaliza para su éxito y que mata. Jesús presenta una autoridad que todo
lo pone al servicio de los demás, hasta las últimas consecuencias.
El verdadero poder lo muestra Jesús con su
propia vida y con su muerte; él no ha venido al mundo para vivir como un señor,
sino para morir como un esclavo. Jesús ha querido ocupar el último lugar de
todos, la cruz, para servir a todos dando la vida por todos.
Toda su vida fue entrega y servicio y su
muerte no fue sino la culminación de un desvivirse constantemente. Día tras
día, fue entregando sus fuerzas, su juventud, sus energías, su tiempo, su
esperanza, su amor. La entrega final fue el mejor sello a una vida de servicio
total.
Dar así la vida es siempre, según el
evangelio, un gesto que enriquece, que ayuda a vivir, que crea vida en los
demás, que rescata, que libera, que salva y que plenifica el propio vivir. Sólo
quien da su vida por los demás la hace fructificar.
Jesús no vivió otra vida, caminó junto a
los hombres sus hermanos, curándolos, liberándolos, sirviéndolos con
profundidad, para revelar en gestos sencillos a los hombres sencillos, la gran
novedad de la que es portador: Dios es AMOR y salva a los hombres en el amor y
por amor.
Siendo Dios, fue un hombre entre los
hombres, un hombre íntegro que vivió en perfecta solidaridad la aventura misma
de los hombres. Jesús, “nacido de mujer”, “ha sido probado en todo igual que
nosotros, excepto en el pecado y que “pasó haciendo el bien”, termina haciendo
verdad en su propia carne la afirmación cumbre de su mensaje, “nadie tiene más
amor que el que da la vida por sus hermanos”.
El camino de su vida nos explica lo que
significa la realización humana, las enormes posibilidades que se encierran en
nuestra condición de hombres se realizan integralmente al quemar nuestras
mejores energías en el servicio de los otros. Hoy y siempre necesitamos líderes
en el sentido propuesto por Jesús: dispuestos al servicio del pueblo, que es el
único modo de ejercer el poder con dignidad; políticos o eclesiásticos que se
coloquen en la cola de la sociedad para empujar a los pobres hacia arriba;
cristianos que se echen a los hombros la difícil tarea de caminar hacia la
muerte para hacer el milagro de que el pueblo recupere la vida, la ilusión y la
esperanza. Porque ya sea en política como en religión o en vida cotidiana sólo
manda con autoridad quien sirve a los hermanos sin condiciones.
Éste es el secreto más importante de la
vida y el más ignorado. Vivimos intensamente la vida sólo cuando la regalamos.
Sólo se puede vivir cuando se hace vivir a otros.
El verdadero modelo de autoridad para el
discípulo es Jesús. No gobierna, no impone, no domina ni controla. No ambiciona
ningún poder. No se arroga títulos honoríficos. No busca su propio interés. Lo
suyo es «servir» y «dar la vida». Por eso es el primero y más grande.
Necesitamos en la Iglesia discípulos
dispuestos a gastar su vida por el proyecto de Jesús, no por otros intereses.
Así como Jesús fue develándose en su
andar, la Iglesia será servidora como su maestro siendo una Iglesia sencilla,
cercana, acogedora y misericordiosa. Una Iglesia que está junto a los pobres a
los perseguidos, a los mendigos, a los drogadictos. Una Iglesia servidora de
los jóvenes y de los ancianos, de los maltratados y de los que sufren la
injusticia. Una Iglesia que tiene oídos para el que está solo y boca para
clamar por el huérfano y la viuda. Una Iglesia comprometida, consecuente y
solidaria, una Iglesia Madre y Maestra de entrañable humanidad.
La Iglesia es servidora siendo fiel a su
misión de evangelizar a tiempo y a destiempo, poniendo en medio de tantas
palabras la Palabra que da Vida, partiendo el pan Eucarístico para poder partir
el pan material. No está llamada a conquistar el mundo para Jesús, sino ser
servidora del reino de Jesús asumiendo los valores, la idiosincrasia y las
costumbres de cada pueblo. Es servidora de todos los hombres promoviendo la fraternidad,
el respeto mutuo, la aceptación de las diversidades. La Iglesia es servidora de
los hombres transformando en hogar universal lo que la globalización económica
está convirtiendo en un gran mercado mundial. Jesús quiere una iglesia
servidora donde cualquier persona, de cualquier nación, raza o pueblo, pueda
encontrar su propio hogar y su familia.
“La Iglesia, que es signo e instrumento de
la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano, se reconoce
como servidora de la dignidad humana y de la comunión fraterna en la hora
actual de nuestra Patria. Quiere ofrecer este servicio mediante el testimonio
renovado de la vida de sus miembros, el anuncio de la Palabra con todas sus
consecuencias, la celebración de los Sacramentos y la promoción del diálogo con
todos” .NMA 51
Para discernir
¿Qué imagen tenemos del poder?
¿Cómo usamos el poder que tenemos?
¿Por qué nos resistimos a servir?
Repitamos a lo largo de este día
…que pueda ser grande sirviendo…
Para la lectura espiritual
Para los habitantes de la tierra el poder
y la autoridad son dos medios para prosperar; para tener muchos servidores;
para dar rienda suelta al orgullo y la presunción; para colocar -vía amiguismo
y enchufismo- a parientes, amigos y a los del partido; para tener influencias,
para mirar por encima del hombro al pueblo; para viajar en “mystere” y tener
coche blindado; para tener cuatro chalés mejor que tres; para viajar a costa
del dinero de los contribuyentes, aunque sea un viaje particular, etc.
Para los ciudadanos del Reino la autoridad
es servicio y no hay otro trono posible que el de la cruz. Para los habitantes
de la tierra el dinero es lo que da la felicidad o, por lo menos, ayuda a
conseguirla; es el que abre puertas y tiende puentes; da categoría a los
hombres, los hace importantes, distinguidos, privilegiados.
Para los ciudadanos del Reino el dinero es
un bien que se utiliza pero al que no se sirve; que se comparte pero que no se
acumula; que hace más responsable de las injusticias al que abundantemente lo
posee, si no lo emplea en remediar las necesidades de los hermanos.
Para los habitantes de la tierra la
categoría social es imprescindible; hace de los hombres “yupis”; levanta los
sombreros de los vecinos, suscita las envidias de casi todos, es fundamental
“ser alguien”, tener un título, una posición por encima -al menos- de la media
nacional; ser un “don nadie” es una de las mayores tragedias, cuando no una
vergüenza familiar y social.
Para los ciudadanos del Reino no hay nadie
más importante y más valioso que los pobres y los niños, los que socialmente no
cuentan, los que son un número sin rostro; la categoría social es inútil porque
“los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”.
Para los habitantes de la tierra hay
muchos valores absolutos a los cuales se ven sometidos los hombres: la
estética, el deporte, estar en forma, los objetos de consumo, el piso, el
coche…
Para los ciudadanos del Reino no hay otro
valor absoluto que Dios, junto con el hombre, creado a imagen y semejanza de
Dios; todo lo demás, absolutamente todo lo demás está al servicio del hombre,
nunca al revés.
L. GRACIETA
Para rezar
Oración por la Iglesia
Que no olvide yo ni un instante
que tú has establecido en la tierra
un reino que te pertenece;
que la Iglesia es tu obra,
tu institución, tu instrumento;
que nosotros estamos bajo tu dirección,
tus leyes y tu mirada;
que cuando la Iglesia habla,
tú eres el que hablas.
Que la familiaridad que tengo
con esta verdad maravillosa
no me haga insensible a esto;
que la debilidad de tus representantes humanos
no me lleve a olvidar,
que eres tú quien hablas
y obras por medio de ellos. Amén.
Cardenal Newman
LECTIO DIVINA
“¿Pueden beber el cáliz que
Yo beberé
y recibir el bautismo que Yo
recibiré?”
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 35-45
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir».
Él les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?»
Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu
izquierda, cuando estés en tu gloria».
Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y
recibir el bautismo que Yo recibiré?»
«Podemos», le respondieron.
Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que Yo beberé y recibirán el
mismo bautismo que Yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no
me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido
destinados».
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra
ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquéllos a quienes se
considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los
poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al
contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que
quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del
hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por
una multitud».
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Mientras suben a Jerusalén, Jesús va anunciando
a sus discípulos el destino doloroso que le espera en la capital. Los
discípulos no le entienden. Andan disputando entre ellos por los primeros
puestos. Santiago y Juan, discípulos de primera hora, se acercan a él para
pedirle directamente sentarse un día "el uno a su derecha y el otro a su
izquierda".
A Jesús se le ve desalentado: "No
saben lo que piden". Nadie en el grupo parece entender que seguirle a
él de cerca colaborando en su proyecto, siempre será un camino, no de poder y
grandezas, sino de sacrificio y cruz.
Mientras tanto, al enterarse del
atrevimiento de Santiago y Juan, los otros diez se indignan. El grupo está más
agitado que nunca. La ambición los está dividiendo. Jesús los reúne a todos
para dejar claro su pensamiento.
Antes que nada, les expone lo que sucede
en los pueblos del imperio romano. Todos conocen los abusos de Antipas y las
familias herodianas en Galilea. Jesús lo resume así: Los que son
reconocidos como jefes utilizan su poder para "tiranizar" a los
pueblos, y los grandes no hacen sino "oprimir" a sus súbditos. Jesús
no puede ser más tajante: "Ustedes, nada de eso".
No quiere ver entre los suyos nada
parecido: "El que
quiera ser grande, que sea servidor de los demás, y el que quiera ser primero,
que sea esclavo de todos". En su comunidad no habrá lugar para
el poder que oprime, sólo para el servicio que
ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e
izquierda, sino servidores como él, que dan su vida por los demás.
Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no
se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de
los que se colocan abajo. No cabe en ella jerarquía alguna en clave de honor o
dominación. Tampoco métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que
construye la comunidad cristiana.
Jesús da tanta importancia a lo que está
diciendo que se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para
exigir que le sirvan, sino "para servir y dar su vida en rescate por
muchos". Jesús no enseña a nadie a triunfar en la Iglesia, sino a servir
al proyecto del reino de Dios desviviéndonos por los más débiles y necesitados.
La enseñanza de Jesús no es sólo para los
dirigentes. Desde tareas y responsabilidades diferentes, hemos de
comprometernos todos a vivir con más entrega al servicio de su proyecto. No
necesitamos en la Iglesia imitadores de Santiago y Juan, sino seguidores fieles
de Jesús. Los que quieran ser importantes, que se pongan a trabajar y
colaborar.
José Antonio Pagola
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿De qué manera hoy se pueden buscar lugares de privilegio en la Iglesia a la
manera de los hijos de Zebedeo?
·
¿Por qué Jesús les dice que ellos iban a beber su cáliz y recibir su bautismo?
·
¿Cuál es la fuerza argumental de la respuesta de Jesús sobre el servicio?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor que no
busque yo lugares de privilegio sino de servicio. Que pueda llegar a ser el
primero en amar a mi prójimo y grande como servidor de los humildes.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Repito y
reflexiono en las palabras de Jesús:
“…el que
quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que
quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.”
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
· ¿Qué concepto tengo y uso sobre “autoridad”, el del mundo o
el del reino de Dios?
·
¿Qué haré si deseo ser alguien relevante para el
reino de Cristo?
·
¿Qué ejemplo referencial de servicio tengo en
Jesucristo?
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