6 de octubre de 2015 – TO – MARTES
DE LA XXVII SEMANA
Eligió la mejor parte, la que no le será quitada
PRIMERA
LECTURA
Lectura de la Profecía de
Jonás 3, 1-10
La palabra del Señor fue
dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: «Parte ahora mismo para
Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré.»
Jonás partió para Nínive,
conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se
necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad
y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive
será destruida.»
Los ninivitas creyeron en
Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más
grande hasta el más pequeño.
Cuando la noticia llegó al rey
de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió
con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en
Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún
hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no
pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales;
clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta
y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se
arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos.»
Al ver todo lo que los
ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de
las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 129, 1-2. 3-4. 6c-8 (R.:
3)
R. Si tienes en cuenta las
culpas,
Señor,
¿quién podrá subsistir?
Desde lo más profundo te
invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las
culpas, Señor,
¿Quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el
perdón,
para que seas temido. R.
Como el centinela espera la
aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la
misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y
una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada
María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada
con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi
hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió:
«Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas
cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no
le será quitada.»
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Jonás, después de dar muchas vueltas, se encuentra de
nuevo ante la llamada. El Señor no lo ha soltado y le renueva la orden
misionera. Jonás se da cuenta de que no puede desobedecer, se levanta, va a
Nínive a proclamar el mensaje que se le ha encargado.
Nínive era una
ciudad extraordinariamente grande: se necesitaban tres días para atravesarla.
Jonás hizo un día de camino recorriendo la ciudad proclamando que en cuarenta
días, Nínive sería destruida.
Aparecen nuevamente los reparos del profeta que
cuestiona el tener que hablar a estos «pérfidos paganos». Jonás, en
el fondo de sí mismo, continúa detestando a los habitantes de Nínive y no es
esto lo que Dios quiere.
Pero para sorpresa de Jonás, todos se
convierten, desde el rey hasta el último de los súbditos pasando por el ganado.
Viendo Dios como se apartaban de su mala conducta, “se
compadeció″ y desistió de aplicar el castigo con el que
los había amenazado. Dios es el que perdona.
El protagonista del relato de hoy es ese Dios que ama
y perdona con facilidad. Dios escucha las súplicas de todo hombre de buena
voluntad, pues Él ama a todos, más allá de las fronteras que ponemos los
hombres.
En Él puede más el amor que el pecado de los hombres,
no se complace en la muerte del malvado, sino en que se convierta de su
conducta y viva.
Mientras que durante siglos la predicación de los
profetas no logró que el pueblo de Israel se convirtiera,la predicación de
solo un día, fue suficiente para que cambiara el corazón de los
menospreciados ninivitas.
Jesús sigue su camino y hace un alto poco antes de
llegar a Jerusalén. El evangelio nos presenta la conocida escena en la casa de
Betania, donde Marta y María, sus amigos de siempre lo reciben.
Como suele ocurrir en muchas casas, la demasiada
preocupación por los preparativos para recibir bien a los invitados hace que se
pase por alto lo esencial: el visitante. Todo tiene que estar bien preparado
para que no pase nada nuevo e inesperado.
Sin embargo María ha elegido “la mejor parte”: escucha
al Señor mientras que Marta; está “atareada en muchos quehaceres”.
La historia se estropea cuando Marta trata de apartar a María de la tarea de
escucha y de adoración que había elegido. Eso es lo que le reprocha Jesús,
y no su deseo de servirlo. Jesús la invita a llegar hasta
el fondo de su servicio, a encontrase con la raíz y no
quedarse en lo superficial.
Marta y María aparecen como las dos formas de
escuchar la Palabra, dos formas que no se niegan sino que
son complementarias entre sí. La mejor parte consiste saber adorar a Dios, lo
mismo en el templo que en la vida.
María saborea las palabras de Jesús que quedarán
grabadas en lo más íntimo de su corazón y serán una fuente de seguridad gozosa
que más allá de las evidencias de la muerte, la harán capaz de descubrir la
novedad de la Pascua. La misma que ahora contempla a Jesús, es la que correrá
hasta el sepulcro cuando esté apagada la esperanza de los hombres.
Como Iglesia estamos invitados a recoger con la
palabra del Maestro. Estar en su presencia, aunque luego haya que
improvisar un poco de comida. Una Iglesia que prefiere lo provisorio de
las tiendas del desierto, a la seguridad de las casas demasiado
estables, que no tardan en convertirse en cargas o prisiones.
Necesitamos por la contemplación ver más allá de la
dura realidad humana y descubrir la imposible novedad pascual y la otra
cara de las cosas. Una Iglesia que sólo se preocupa de las muchas cosas,
puede transformarse en empresa en cadena, donde todo está programado y donde
todo irá bien, pero no habrá novedad ni fiesta.
Una Iglesia que no pasa del estar con el Señor a la
acción comprometida, vive alienada de la historia: no ha contemplado al
Señor; simplemente lo ha mirado.
Como Iglesia, para cumplir verdaderamente nuestra
misión, necesitamos pasar primero por el discipulado “a los pies del Señor”. De
este modo, nuestra acción en el mundo no será únicamente un conjunto de
actividades en favor de un proyecto, sino una forma de hacer crecer la
presencia de Dios, su Reino, entre los hombres. Y para esto, necesitamos de la
palabra del Maestro, que nos guíe, ilumine y revele “el quehacer
necesario e importante” en cada momento.
“Dichosos los de escucha atenta y acción vigorosa, los
que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”.
Para discernir
¿Qué es lo necesario para ser discípulo, según Jesús?
¿Qué privilegio en mi vida de fe: la acción o la
escucha?
¿Qué espacio de nuestra vida dedicamos a la escucha de
la Palabra?
¿Qué lugar le doy a la acción?
Repitamos a
lo largo de este día
…Quiero escucharte Señor…
Para la
lectura espiritual
…”Jesús no responde a nuestro estilo de vida, marcado
por las preocupaciones, diciendo que no deberíamos dedicarnos tanto a los
asuntos de este mundo. No intenta alejarnos de los acontecimientos, de las actividades
y de las personas que forman parte de nuestra vida. No dice que todo lo que
hacemos es insignificante, carente de valor o inútil. Ni siquiera nos sugiere
que nos retiremos de todas las actividades en las que estamos comprometidos,
para vivir en quietud y tranquilidad lejos de las tensiones del mundo.
La respuesta de Jesús a las preocupaciones que colman
nuestra vida es muy diferente. Nos pide que transfiramos el centro de gravedad,
que traslademos el centro de nuestra atención, que cambiemos el orden de
nuestras prioridades. Jesús quiere que nos traslademos desde las «muchas cosas»
a la «única cosa necesaria». Es importante que nos demos cuenta de que Jesús no
quiere en absoluto que abandonemos nuestro mundo, tan complejo. Su voluntad,
más bien, es que vivamos en él, firmemente arraigados en el centro de todas las
cosas. Jesús no habla de que cambiemos de tipo de actividad o de que
modifiquemos nuestras relaciones, ni siquiera de que disminuyamos el ritmo.
Jesús nos habla de un cambio del corazón. De una disposición diferente del
corazón que haga todo diferente, aun cuando todo parezca seguir como antes. Eso
significa: «Buscad primero el Reino de Dios… y todas estas cosas se os darán
por añadidura». Lo que cuenta es el empleo de nuestro corazón.
Cuando nos asaltan las preocupaciones, nuestro corazón
se encuentra en el lugar equivocado. Jesús nos pide que traslademos el corazón
al centro, allí donde todo lo demás está en su sitio”…
H. J. M. Nouwen, Invitación a una alta vida espiritual, Brescia 1998.
Para rezar
Ayudanos Señor a saber a escuchar,
que puestos a tus pies,
que puestos a tus pies,
dejemos que tu palabra nos empape
como suave rocío.
Que al rumiarla
en la lectura de cada día,
se fecunde nuestra vida.
en la lectura de cada día,
se fecunde nuestra vida.
Enséñanos Señor
a escuchar tu Palabra;
que se haga carne de nuestra carne,
a escuchar tu Palabra;
que se haga carne de nuestra carne,
luz de nuestros ojos
para mirar la vida
según tu voluntad,
según tu voluntad,
para que cada uno
de nuestros gestos y acciones
sean expresión de tu reino ya comenzado.
LECTIO DIVINA
Marta lo recibió
en su casa.
María eligió la mejor parte
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús:
«Señor, ¿no te
importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas
cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María
eligió la mejor parte, que no le será quitada.»
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
A pesar de que es muy probable que Lucas conociera que María y
Marta habitaban en Betania, no da precisión geográfica del lugar donde ocurre
el episodio narrado. Simplemente dice que “Jesús entró en un pueblo”.
En general se
piensa que Marta era la hermana mayor y como tal, estaba a cargo de la familia,
especialmente de la administración doméstica. De todas maneras, del relato
queda claro que entre ellas hay una diferencia de caracteres personales.
Mientras Marta se presenta como una persona activa, enfocada a las tareas
y preocupada en la imagen exterior, María aparece como reflexiva, dispuesta a
escuchar y más atraída por la vida interior. El contraste toma su punto
máximo de tensión cuando Marta le reclama al mismo Jesús por la actitud de su
hermana: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el
trabajo? Dile que me ayude.».
No debemos
cargar demasiado las tintas criticando a Marta, ella actúa de la manera
habitual en una mujer judía cuando recibe un invitado importante en su casa y
espera que su hermana menor por lo menos no se desentienda de su tarea. Por
otro lado, es muy significativo que ella se dirige a Jesús con el título de
“Señor” (gr. Kyrios), como lo hacen los discípulos en Lucas.
La respuesta
del Señor a Marta, está llena de comprensión y amor. No es menor el doble
pronunciamiento de su nombre, que la invita afectuosamente a la atención.
Lejos de profundizar la confrontación planteada, busca que ella pueda encontrar
un alto en su loable trajinar para que: “… sin embargo, pocas cosas, o más
bien, una sola es necesaria”. Esa parte, la mejor en ese momento,
escuchar al Maestro es la que eligió María.
No hay
que buscar en este dicho una base para sostener la superioridad de la vida
contemplativa sobre la activa. Simplemente, es necesario comprender que hay un
tiempo para cada cosa y hay prioridades que hacen a la atención del interior
que no deben descuidarse.
Finalmente, es
muy significativo que Jesús anime precisamente a escuchar y aprender “religión”
a dos mujeres, cosa que los rabinos lejos estaban de permitir.
2. MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Propuesta para la meditación:
·
¿Cuándo se necesita la actitud de Marta?
·
¿Cuándo se necesita la actitud de María?
·
¿Era necesario el reclamo de Marta a Jesús sobre su hermana? ¿Qué hay detrás
del mismo?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, muchas veces estoy
atareado-a con tantas cosas que me hacen olvidar la importancia de acercarme a
tu palabra y escuchar tu voz, de pasar un tiempo alimentando mi vida interior.
Ayúdame a no perder de vista esta “mejor parte que no me será quitada”.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Miro la escena y reflexiono
en la actitud de Marta y de María.
Trato de identificarme con
alguna de ellas y luego escucho la voz de Jesús y medito en sus palabras.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Cómo encontraré cada día tiempo para escuchar la voz del Señor?
·
¿De qué manera la Lectio divina me ayuda a “elegir la mejor parte”?
·
¿Cómo encontraré el equilibrio entre mis tareas y el cuidado de mi vida
interior?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.