17 de noviembre de 2015

17 de noviembre de 2015 – TO – MARTES DE LA XXXIII SEMANA

Vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido

PRIMERA LECTURA 
Lectura del segundo libro de los Macabeos    6, 18-31

    Eleazar, uno de los principales maestros de la Ley, de edad muy avanzada y de noble aspecto, fue forzado a abrir la boca para comer carne de cerdo. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida infame, marchó voluntariamente al suplicio, después de haber escupido la carne, como deben hacerlo los que tienen el valor de rechazar lo que no está permitido comer, ni siquiera por amor a la vida.
    Los que presidían este banquete ritual contrario a la Ley, como lo conocían desde hacía mucho tiempo, lo llevaron aparte y le rogaron que hiciera traer carne preparada expresamente para él y que le estuviera permitido comer. Asimismo le dijeron que fingiera comer la carne del sacrificio, conforme a la orden del rey. Obrando de esa manera, se libraría de la muerte y sería tratado humanitariamente por su antigua amistad con ellos. Pero él, tomando una noble resolución, digna de su edad, del prestigio de su vejez, de sus venerables canas, de la vida ejemplar que había llevado desde su infancia y, sobre todo, de la santa legislación establecida por Dios, se mostró consecuente consigo mismo, pidiendo que lo enviaran de inmediato a la morada de los muertos.
    «A nuestra edad, decía, no está bien fingir. De lo contrario, muchos jóvenes creerán que Eleazar, a los noventa años, se ha pasado a las costumbres paganas. Entonces también ellos, a causa de mi simulación y de mi apego a lo poco que me resta de vida, se desviarán por culpa mía, y yo atraeré sobre mi vejez la infamia y el deshonor. Porque, aunque ahora me librara del castigo de los hombres, no podría escapar, ni vivo ni muerto, de las manos del Todopoderoso. Por eso, me mostraré digno de mi vejez entregando mi vida valientemente. Así dejaré a los jóvenes un noble ejemplo, al morir con entusiasmo y generosidad por las venerables y santas leyes.» Dicho esto, se encaminó resueltamente al suplicio. Al oír estas palabras, que consideraban una verdadera locura, los que lo conducían cambiaron en crueldad la benevolencia que antes le habían demostrado.
    Pero él, a punto ya de morir bajo los golpes, dijo entre gemidos: «El Señor, que posee el santo conocimiento, sabe muy bien que, pudiendo librarme de la muerte, soporto crueles dolores en mi cuerpo azotado; pero mi alma los padece gustosamente por temor a él.»
    De este modo, Eleazar dejó al morir, no sólo a los jóvenes, sino a la nación entera, su propia muerte como ejemplo de generosidad y como recuerdo de virtud. 
Palabra de Dios.

SALMO    
Sal 3, 2-3. 4-5. 6-8b (R.: 6b) 
R.    El Señor me sostiene.

    Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
    cuántos los que se levantan contra mí!
    ¡Cuántos son los que dicen de mí:
    «Dios ya no quiere salvarlo»! R

    Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
    tú mantienes erguida mi cabeza.
    Invoco al Señor en alta voz,
    y él me responde desde su santa Montaña. R.

    Yo me acuesto y me duermo,
    y me despierto tranquilo
    porque el Señor me sostiene.
    No temo a la multitud innumerable,
    apostada contra mí por todas partes.
    ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    19, 1-10

    Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
    Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
    Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más.»Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

El autor del segundo libro de los Macabeos se propone fortalecer la fe de sus hermanos presentando el ejemplo de quienes han resistido heroicamente la persecución. El martirio de Eleazar es el primero que la Escritura cuenta con precisión.
Eleazar era uno de los más eminentes escribas, hombre venerable por su sabiduría y su ancianidad. “Abriéndole la boca por la fuerza, se le quiso obligar a comer cerdo…”, lo que estaba prohibido por la ley de Moisés.
El venerable anciano se mantiene firme en su fe a pesar de las promesas y de las amenazas de los enemigos de Israel.
Los que presidían esa comida ritual le aconsejaron que llevara manjares “permitidos” y que simulara comer carne de la víctima sacrificada, pero Eleazar rechaza también esta propuesta: “no es digno de mi edad ese engaño: van a creer los jóvenes que Eleazar a los noventa años ha apostatado”. Ya no se trata solamente de una observancia legal; se trata de una conformidad de todo el ser a la voluntad de Dios.
Con su actitud da a todos un ejemplo en verdad admirable y aleccionador de fidelidad a la Alianza“si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo”. “De esta manera terminó su vida, dejando no sólo a los jóvenes, sino a toda la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud”.
Eleazar es uno de los primeros en la larga lista que dan testimonio de su fe en Dios incluso con su vida. Hay aquí una afirmación de la fe en la retribución después de la muerte. Ya no cuenta sólo la responsabilidad colectiva sino la personal.
El anciano Eleazar, conducido al sacrificio por su fidelidad a Dios, se convierte en ejemplo para quienes aceptan seguir al Señor con todas las consecuencias que le vengan por ello.
***
Lucas es el único evangelista que nos cuenta la famosa escena de la conversión de Zaqueo. Es el evangelista de la misericordia y del perdón. Ayer Jesús devolvió la vista a un ciego, hoy devuelve la paz a un publicano con una vida aparentemente perdida. El publicano era un funcionario de aduanas y normalmente era ladrón y por eso rico.
Zaqueo como publicanorecaudador de impuestos para la potencia ocupante, era despreciado por sus negocios dudosos y la corrupción con la que obraba. Su oficio era también criticado por los fariseos porque los publicanos estaban en permanente contacto con los extranjeros, considerados impuros y con monedas profanas.
A pesar de todo, Zaqueo quiere ver a Jesús. En este ver, no hay sólo curiosidad, sino una búsqueda que superando todos los obstáculos que se le presentan lo llevan al encuentro con Jesús.
Su baja estatura – física o moral- no le da otra opción que treparse a un árbol para poder verlo porque la gente se lo impide. Pero Jesús es el que toma la iniciativalo mira y rompiendo todo prejuicio, con delicadeza, se hace invitar a su casa.
Esta decisión escandaliza a todos los que se creen santos y puros: un profeta y maestro se aloja en la casa de un pecador. Jesús come con él y consigue lo que quería, lo que había venido a hacer a este mundo: “buscar y salvar lo que estaba perdido”.
En la acción de Jesús se pone de manifiesto, una vez más, el carácter universal de la misericordia de Dios, en la respuesta de Zaqueo se revela el camino de una sincera voluntad de conversión y sus consecuencias.
Es ahora Zaqueo el que toma la iniciativa y reconoce que se ha enriquecido con la pobreza ajena, por eso decide devolver lo que ha conseguido legal, pero injustamente. Sus bienes irán a parar al lugar de donde originalmente vinieron. La crítica dirigida a la actitud de Jesús se convierte en ocasión para mostrar por donde pasa el “Hoy” salvífico de Dios.
Zaqueo ha comprendido que la integración a ese misterio de amor y misericordia que ha descubierto en Jesús, debe transparentarse en todos los órdenes de la vida, incluso en el económico. Expresará su conversión de una manera concreta: dará la mitad de sus bienes a los pobres y devolverá el cuádruplo a aquellos a quienes defraudó. Su fe toma la forma de acciones de justicia y solidaridad.
El encuentro con Jesús es encuentro de conversión. Su amor recrea la comunión entre los hombres sobre la base del amor misericordioso y liberador del Padre, para todos.
Somos hombres que buscamos a Dios porque somos débiles. Personas que, a pesar de nuestra baja estatura en el espíritu, somos invitados a subir a un árbol, porque a toda costa Jesús quiere encontrar nuestra mirada y hospedarse en nuestra casa.
La conciencia de nuestra pobreza y fragilidad no nos deben llevar a la desconfianza ni a la desesperación. La conciencia de que estamos hechos de barro nos ha de servir, sobre todo, para afirmar nuestra esperanza en Cristo Jesús. A pesar de rompernos en mil pedazos, sabemos que siempre podemos volver a Él, “porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”.
La veracidad de su presencia en nuestra vida toma el camino del amor servicial hacia nuestro prójimo, dando de lo nuestro y dándonos nosotros mismos.

Para discernir

¿Vamos a buscar al que se ha alejado?
¿Nos alegramos del acercamiento de los alejados?
¿Tenemos corazón misericordioso o nos encastillamos en una justicia humana?

Repitamos a lo largo de este día

…Quiero verte Señor…

Para la lectura espiritual

«Hoy tengo que alojarme en tu casa» 
…”Algunas personas se parecen a Zaqueo. Desean ver a Jesús para saber quién es, pero para llegar a saberlo, saben que cualquier razonamiento o luz natural se quedan cortos de talla. Estas personas, pues, corren más allá de toda la multitud y de toda dispersión de las criaturas. Por la fe y el amor, trepan hasta la cumbre de su pensamiento, allá donde el espíritu no queda afectado por ninguna imagen y no encuentran impedimento alguno en su libertad. Es allí que Jesús es visto, reconocido y amado en su divinidad. Porque él está siempre presente a todos los espíritus libres y elevados que, amándole, se han visto elevados por encima de sí mismos. Es allí que desbordan en plenitud de dones y gracias.
Y sin embargo dice a cada una de éstas: «Baja enseguida, porque una libertad elevada por encima del espíritu no se puede mantener si no se tiene un espíritu humilde y obediente. Porque te es necesario reconocerme y amarme como Dios y como hombre, al mismo tiempo exaltado más allá de todo y abajado por debajo de todo. Es de esta manera que tú podrás saborearme, cuando yo te levante por encima de todo y por encima de ti mismo, en mi, y cuando tú te abajes por debajo de todo y por debajo de ti mismo, conmigo y por mi causa. Entonces podré venir a tu casa, quedarme en ella y permanecer contigo y en ti, y tú conmigo y en mi».
Cuando alguien conoce esto, lo saborea y lo siente en sí, desciende rápidamente no estimándose en nada y diciendo con corazón humilde, decepcionado de su vida y de todas sus obras: «Señor, yo no soy digno de que entre (Mt 8,8) en la morada de pecado que son mi cuerpo y mi alma, tu cuerpo glorioso que está en el Santísimo Sacramento. Mas tú, Señor, muéstrame tu gracia y ten piedad de mi pobre vida y de todas mis debilidades»”… 
Beato Juan van Ruysbroeck (1293-1381), canónigo regular
El Espejo de la bienaventuranza eterna

Para rezar

Anímate a caminar intensamente
este tiempo para la conversión,
para producir el cambio;
para pasar de la muerte a la vida,
del egoísmo al amor,
del odio al perdón,
del rencor a la reconciliación,
de la cobardía al coraje,
del miedo a la valentía,
de la esclavitud a la libertad,
de la injusticia a la justicia,
del desaliento a la esperanza,
de la indiferencia al compromiso,
de la oscuridad a la luz,
de la mentira a la verdad,
de la estupidez a la sabiduría,
de lo menos humano a lo más humano,
de lo humano a lo divino…

René J. Trossero

17 Noviembre - San Roque de la Santa Cruz y Compañeros Mártires

Nacido en Asunción, Paraguay, en 1576. Desde joven demostró una gran piedad ya que a los 14 años dirigió una procesión por el bosque en honor a la Eucaristía. Fue ordenado sacerdote a la edad de 22 años y poco después nombrado párroco de la catedral de Asunción por el Obispo Martín Ignacio de Loyola.
El 9 de mayo de 1609 San Roque entró en la Compañía de Jesús y dos años más tarde fue nombrado superior de la primera Reducción de Paraguay, San Ignacio Guazú. El deseo de llevar el evangelio a todo el mundo lo animaba a seguir adelante. El 22 de marzo de 1615 fundó una reducción en Itapúa (actual ciudad de Argentina de Posadas) la cual pronto se trasladó a la otra orilla del río, en lo que es hoy Encarnación, Paraguay.
Gran amante de la Virgen María. Con ella conquistaba corazones para Cristo. Por eso le llamaba “conquistadora”. Se cuenta que muchas veces con solo levantar el cuadro de la imagen de nuestra Señora, los indios admiraban la belleza de María y sin pronunciar palabras se convertían.
El 15 de noviembre de 1628, celebró la Santa Misa cerca de Caaró (hoy día en Brasil), donde se planeaba una nueva reducción. Allí fue asesinado por un cacique llamado Nezú. Los asaltantes quemaron su cuerpo pero, milagrosamente, quedó intacto el corazón. Para gran asombro de los asesinos, el corazón del santo les habló haciéndoles ver lo que habían hecho e invitándoles al arrepentimiento. Este corazón tan lleno del amor divino para todos los hombres, se mantuvo incorrupto. Cinco años más tarde fue llevado a Roma junto con el instrumento del martirio: un hacha de piedra.
El corazón de San Roque y el hacha fueron trasladados a Paraguay en 1960 tras una breve estancia en Argentina. Ahora están expuestos en la Capilla de los Mártires en el colegio de Cristo Rey, Asunción, Paraguay. En la misma capilla hay una placa con los nombres de 23 misioneros jesuitas martirizados en la región.
Es de notar que ninguno murió a manos de los indios guaraníes de las Reducciones sino por miembros de otras tribus que no les conocían o de los “paulistas”. Estos últimos eran cazadores de esclavos procedentes de San Paulo, Brasil, que tenían a los padres por enemigos por su defensa de los indios.
En 1931 Roque de Santa Cruz y sus dos compañeros mártires, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, fueron beatificados. San Roque fue canonizado por Su Santidad Juan Pablo II en su visita al Paraguay, en la ciudad de Asunción, Mayo de 1988.

Oremos 

Dios todopoderoso y eterno, que diste a los santos mártires San Roque y compañeros la valentía de aceptar la muerte por el nombre de Cristo: concede también tu fuerza a nuestra debilidad para que, a ejemplo de aquellos que no dudaron en morir por ti, nosotros sepamos también ser fuertes, confesando tu nombre con nuestras vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

LECTIO DIVINA 

El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     19, 1-10 

    Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
    Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
    Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor.

1.     LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

 ·   Guías para la lectura:                        

Zaqueo, un hombre rico, quería ver a Jesús, y su interés lo lleva a treparse al árbol sin vergüenza. Hay que advertir que su actitud contrasta con la de los fariseos, que no tenían interés en ver a Jesús o en escucharlo, sino simplemente en hacerlo desaparecer. La apertura de Zaqueo, que había sido tocado en su parte buena por el atractivo de Jesús, le permitió encontrar a Jesús no como un enemigo peligroso, sino como un liberador. 
Jesús se dirige a Zaqueo reconociendo su candidez interior, ese resquicio receptivo de su corazón, e invitándolo a bajar rápidamente. Y la reacción de Zaqueo fue inmediata y feliz. 
Que Jesús lo mirara, se acercara exclusivamente a él y se hospedara en su casa, fue para Zaqueo lo que él necesitaba para superar su apego al dinero. El modo como Jesús lo trató bastó para hacerle descubrir su propio valor y no dejarse ya dominar por el afán desenfrenado de dinero. Al ser mirado de esa manera Zaqueo podía descubrir que él valía por sí mismo, no por su dinero.
La respuesta de Zaqueo al amor de Jesús fue en primer lugar la justicia: devolver cuatro veces más de lo robado  (2 Sam 12,6). Pero también supo ir más allá de lo exigido por la Ley repartiendo la mitad de sus bienes. Jesús no le pide nada más, no le exige el desprendimiento que era propio de un llamado especial. Con la respuesta que Zaqueo libre y espontáneamente quiso dar ya bastaba para demostrar que a su corazón había llegado la salvación. 
La compasión del Señor y la respuesta de Zaqueo nos muestra de qué manera Jesús “vino a buscar y salvar lo que estaba perdido”. (v.10). Porque para el Señor no hay nadie que esté irremisiblemente perdido. 
Texto extraído de “El Evangelio de cada día” – Víctor M. Fernández
Editorial San Pablo – Página 355.

2.     MEDITACIÓN - ¿QUÉ  ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

·                       Preguntas para la meditación:

·        ¿Cuál es la actitud de Zaqueo que me inspira imitar?
·        ¿Cuál es la acción amorosa de Jesús hacia quienes le buscan?
·        ¿Qué significó en la práctica la conversión de Zaqueo?

3.     ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
            
Señor, muéstrame con tu presencia de amor lo que no está en orden en mi vida, para que me deje cautivar y acepte cambiar lo que te desagrada. Arranca mi egoísmo y dame un corazón capaz de compartir generosamente.

4.     CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
       
Trato de “recrear” la escena percibiendo toda la ansiedad de Zaqueo y la acción amorosa y personal de Jesús.  
Reflexiono en el impacto en la vida de Zaqueo de ese encuentro con el Señor y el concepto de salvación que utiliza Jesús para este caso.  
Medito en mi búsqueda  real de encontrarme con Jesús y que me salve cada día.

5.     ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

·                        Preguntas para la acción:

·        ¿De qué manera insistiré en encontrarme cada día con Jesús?
·        ¿Cuál será mi actitud amorosa hacia aquellos necesitados de conocer el amor del Señor?

·        ¿Qué significado amplio aplicaré al concepto de salvación?

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