5 de noviembre de 2015 – TO – JUEVES
DE LA XXXI SEMANA
Hay alegría en
el cielo cuando un pecador se convierte
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Roma 14, 7-12
Hermanos:
Ninguno de
nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el
Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte,
pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de
los vivos y de los muertos.
Entonces, ¿con qué
derecho juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias?
Todos, en efecto,
tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito: Juro
que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios, dice el
Señor.
Por lo tanto, cada
uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 26, 1. 4. 13-14 (R.: 13)
R. Yo creo que
contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.
El Señor es mi luz
y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el
baluarte de mi vida,
¿ante quién
temblaré? R.
Una sola cosa he
pedido al Señor,
y esto es lo que
quiero:
vivir en la Casa
del Señor
todos los días de
mi vida,
para gozar de la
dulzura del Señor
y contemplar su
Templo. R.
Yo creo que
contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de
los vivientes.
Espera en el Señor
y sé fuerte;
ten valor y espera
en el Señor. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 15, 1-10
Todos los
publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los
escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con
ellos.»
Jesús les dijo
entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja
acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido,
hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de
alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice:
“Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido.”
Les aseguro que,
de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»
Y les dijo
también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la
lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque
encontré la dracma que se me había perdido.”
Les aseguro que,
de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierte.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
Pablo aborda el problema de la caridad
entre “divergencias” concretas, que oponen a los cristianos entre sí por motivo
de prácticas religiosas: días de ayuno, abstinencia de carne y de vino,
no comer ciertos alimentos.
Algunos cristianos, aun habiendo abrazado
la fe en Cristo Salvador, se creían obligados a observar las prescripciones
legales antiguas de la Ley de Moisés, y otros cristianos -los “fuertes”-
consideraban que su fe les concedía libertad plena, frente a esas antiguas
prácticas religiosas.
Un primer principio para mantener la
caridad entre estos cristianos es que cada uno obre por el Señor, con
la certeza de ser, en cualquier circunstancia, siervos del mismo Señor. Ni
la vida ni la muerte, cambian en nada este depender del Señor y mucho menos las
cuestiones sobre prácticas religiosas: ya vivamos, ya muramos, pertenecemos al
Señor.
La unidad ha de hacerse en el esfuerzo de
cada uno por ser «servidor del mismo Dios», para pertenecer al mismo Dios.
El segundo «principio» para desarrollar la
unidad entre cristianos que tienen “opciones” opuestas: que cada uno
cuide de no juzgar los comportamientos de los demás porque el “Juicio” es una
prerrogativa sólo de Dios y nosotros seremos juzgados por El. Así, pues,
cada uno de nosotros deberá rendir cuenta de sí mismo a Dios.
***
El capítulo 15 de San Lucas nos
transmite las parábolas de la misericordia. Para muchos aquí se encuentra “el
corazón del evangelio”. Hoy leemos la de la oveja descarriada y la de la
moneda perdida.
La ocasión para decirlas, se la brindan a
Jesús los fariseos y los letrados, que murmuraban
porque Él recibía y comía con los publicanos y pecadores que solían acercarse
para escucharlo.
La ley de Israel estaba hecha para
que el pueblo, luego de la liberación de Egipto, llegara a ser
autónomo, equitativo y auténtico. Jesús se enfrenta a muchos que se creían
los más grandes de la sociedad porque «cumplían» la ley. Pero, la realidad era
que cumplían sólo la letra, olvidando el espíritu de la ley porque
la usaban para beneficio propio y en muchos casos era fuente de
división y exclusión.
Dios ofrece una ley a su pueblo para
liberarlo y no para que se sienta esclavizado. Dios quiere que el hombre se
salve de la injusticia y de la marginación.
La justicia para los letrados y fariseos
era pensada como el estricto cumplimiento de la ley. Las imágenes del
pastor que, lleno de alegría, se carga sobre los hombros a la oveja
perdida, y la de la mujerque reúne a sus vecinas para comunicarles
su alegría por la moneda encontrada, quieren mostrar el gozo de un Dios lleno
de comprensión y clemencia, cuya justicia está impregnada de misericordia.
La lógica de las parábolas desafía
el pensamiento común del ser humano. Que una oveja suscite más preocupación
que las noventa y nueve restantes, y una dracma provoque más inquietud que las
otras nueve, muestran que esta misericordia divina supera cualquier cálculo y
medida humana. El Buen Pastor
no da por definitivamente perdida a ninguna de sus ovejas.
no da por definitivamente perdida a ninguna de sus ovejas.
Para Jesús, el hombre que busca lo
perdido y la mujer que busca su dracma, son las únicas formas
adecuadas de expresar la actitud misericordiosa de Dios.
La narración de estas parábolas, son una
invitación para que tratemos de imitar la actitud de ese Dios, que busca a los
que han fallado, uno por uno, haciéndoles fácil el camino de
vuelta, acogiéndolos y alegrándose. El Reino de Dios es una casa donde
todos son admitidos, donde no hay excluidos.
El discípulo no es más que su maestro.
La tolerancia, la paciencia, el respeto y
la delicadeza, que tiene Jesucristo cuando sale muchas veces a
buscarnos, es la que nos invita a vivir con nuestros hermanos.No basta con
saber esperar que vuelva el que se ha alejado, el amor del discípulo impone
salir a buscarlo.
Para discernir
¿Tenemos corazón mezquino o corazón de
buen pastor?
¿Acogemos nosotros así a los demás cuando
han fallado y se arrepienten?
¿Damos margen para la rehabilitación a los
que han fallado?
Repitamos a lo largo de este día
…Que se alegren los que buscan al Señor…
Para la lectura espiritual
En busca de la oveja perdida
…”Me alejaba, me alejaba cada vez más, mi Señor y mi vida, y mi vida comenzaba a ser una muerte, o mejor aún, era ya una muerte a vuestros ojos. Y todavía en este estado de muerte Vos me conservabais… Había desaparecido del todo la fe, pero el respeto y la estima permanecían intactos. Vos me hacíais otras gracias, Dios mío, me conservabais el gusto por el estudio, las lecturas serias, las cosas bellas, el asco por el vicio y la abyección. Yo hacía el mal, pero no lo aprobaba ni me gustaba… Vos me distes esta vaga inquietud de una conciencia que, a pesar de estar adormecida, no estaba del todo muerta.
Jamás he sentido esta misma tristeza, este
malestar, esta inquietud de entonces. Dios mío, era, sin duda, un don vuestro;
¡qué lejos estaba de sospecharlo! ¡Cuán bueno sois! Y al mismo tiempo que, por
una invitación de vuestro amor, privabais a mi alma de ahogarse
irremediablemente, guardabais mi cuerpo: porque si entonces hubiera muerto
hubiera ido al infierno… ¡Cómo por milagro me habéis hecho salir de estos
peligros en viajes, tan grandes y múltiples! ¡Esta inalterable salud en los
lugares más malsanos, a pesar de mis grandes fatigas! ¡Oh, Dios mío, cómo
teníais vuestra mano sobre mí, y qué poco la sentía yo! ¡Cómo me habéis
guardado! ¡Cómo me cobijabais bajo vuestras alas siendo así que yo ni tan solo
creía en vuestra existencia! Y mientras así me guardabais, pasaba el tiempo, y
juzgasteis que se acercaba el momento oportuno de hacerme entrar en el redil.
A pesar de todo, habéis desatado todas mis
malas ligaduras que me hubieran mantenido alejado de Vos; incluso habéis
desatado los lazos buenos que me hubieran privado de ser un día vuestro del
todo…Vuestra mano sola ha hecho esto al principio, en medio y al fin. ¡Cuán
bueno sois! Era necesario para preparar mi alma a la verdad; el demonio es
demasiado dueño de un alma que no es casta para dejar entrar en ella la verdad;
Vos no podíais entrar, Dios mío, en un alma en la que el demonio de las
pasiones inmundas reinaba como señor. Vos querías entrar en la mía, o buen
Pastor, y Vos mismo habéis echado fuera a vuestro enemigo”…
Beato Carlos de Foucauld (1858-1916), ermitaño y
misionero en el Sahara
Retiro en Nazaret, noviembre 1897
Para rezar
Oración del perdón
Padre bueno y misericordioso digno de
alabanza y adoración; hoy te doy gracias
por tu amor tierno y compasivo porque
perdonas mis faltas y las apartas de tu
vista
sin que ellas disminuyan tu amor por mí.
Padre bueno y misericordioso digno de
alabanza y adoración; hoy te doy gracias
por tu amor tierno y compasivo porque
perdonas mis faltas y las apartas de tu
vista
sin que ellas disminuyan tu amor por mí.
Hoy quiero suplicarte una gracia especial,
concédele a mi corazón el poder comprender
la debilidad de mis hermanos, el entender
que aquellos que me han herido tal vez
también estaban heridos, que no podían
dar lo que no tenían, por inmadurez o
ignorancia.
Dame, mi Dios, un corazón tolerante,
comprensivo y misericordioso como el tuyo.
Señor, dame la gracia de amar con tu
corazón. Amén
LECTIO DIVINA
Habrá alegría en el cielo
por un pecador que se convierta
por un pecador que se convierta
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-10
Todos los
publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los
escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con
ellos.»
Jesús les dijo
entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja
acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido,
hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de
alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice:
"Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había
perdido."
Les aseguro
que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que
se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»
Y les dijo
también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la
lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo,
porque encontré la dracma que se me había perdido."
Les aseguro
que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que
se convierte.»
Palabra del
Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
Jesús responde a los
fariseos y maestros de la Ley que lo critican porque se junta a comer con
pecadores (15,2). Para Jesús y la gente de su tiempo, las comidas y banquetes
creaban lazos de amistad y hasta de parentesco entre los comensales. Para no
contaminarse y adquirir la condición de “pecador”, los judíos piadosos no
comían en la misma mesa con reconocidos pecadores, cobradores de impuestos y
extranjeros.
El pastor de la parábola
de la oveja perdida, en cuanto fiel figura de Dios, muestra un particular
interés por su oveja extraviada, precisamente porque no está en su rebaño. Por
esto, deja al resto de las ovejas bien seguras en el desierto y sale a
buscarla. Apenas la encuentra, la carga sobre sus hombros y convoca a los
vecinos, no para festejar por las noventa y nueve ovejas del corral, sino por
haber encontrado a la oveja extraviada, que integra al rebaño.
Toda la tarea ha sido del
pastor, dejó a las otras ovejas, salió a buscar la perdida hasta encontrarla,
la cargó sobre sus hombros, la regresó a su redil. La oveja perdida, en cambio,
permaneció pasiva. La preocupación activa del pastor por su oveja es figura de
la actitud de Dios hacia los pecadores. Por esto su Hijo Jesús se sienta a la
mesa con los que son rechazados por los fariseos y los maestros de la Ley.
En la siguiente parábola
de Jesús sobre la moneda perdida, la protagonista es una mujer, dueña de casa,
que busca con cuidado entre sus enseres una moneda, entre diez, que se le
perdió. Esa moneda equivale al salario de un día de trabajo. Como en la
parábola anterior, también aquí la iniciativa y las acciones para encontrar la
moneda son realizadas por la mujer: enciende una lámpara, barre la casa, busca
con cuidado hasta encontrarla.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Por qué Jesús elige contar esas parábolas en oportunidad de su comida con
publicanos y pecadores?
·
¿Qué imagen de Dios reflejan ambas parábolas?
·
¿Cómo contrasta “el Dios de Jesús” con el de los fundamentalistas de entonces?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, dame la
sensibilidad espiritual para dejar de lado mi lugar de comodidad y mi “grupo
seguro” e ir en búsqueda de los que necesitan conocer tu amor a través mío.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Repito y
reflexiono en la frase:
“Les
aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo
pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse.”
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Busco compartir mi fe en forma práctica fuera de mi “círculo religioso de
seguridad”?
·
¿Tengo en mi corazón el amor por las minorías que necesitan de Dios?
·
¿Qué atributos de Dios y de Jesús me motivan a imitar estas parábolas?
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