12 de diciembre de 2015
– ADVIENTO – SÁBADO DE LA SEMANA II
12 de
diciembre - Nuestra Señora de Guadalupe
¿No
estoy yo aquí que soy tu Madre?
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro del Profeta Isaías 7,10-14; 8,10
Una vez
más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte
del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas”.
Pero Ajaz
respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”.
Isaías
dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los
hombres, que cansan también a mi Dios?
Por eso el
Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un
hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel.
Hagan un
proyecto: ¡fracasará! Digan una palabra: ¡no se realizará! Porque Dios está con
nosotros.
Palabra de
Dios.
SALMO
SAL 66,
2-3. 5. 7-8
R: ¡Aclame
al Señor toda la tierra!
¡Canten la
gloria de su Nombre!
Tribútenle
una alabanza gloriosa,
digan al
Señor:
“¡Qué
admirables son tus obras!”. R.
Por la
inmensidad de tu poder,
tus
enemigos te rinden reverencia.
Vengan a
ver las obras del Señor,
las cosas
admirables que hizo por los hombres. R.
El gobierna
eternamente con su fuerza;
sus ojos
vigilan a las naciones.
Bendigan,
pueblos, a nuestro Dios,
hagan oír
bien alto su alabanza. R.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
María
partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó
de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«
¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu
saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que
se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María
dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece
de gozo en Dios, mi Salvador.»
Palabra del
Señor.
La historia
Un sábado
de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de
madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus
clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado
Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.
Él subió a
la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante
como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: “Juanito: el
más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero
Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo,
para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a
todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí
confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano.
Anda y pon en ello todo tu esfuerzo”.
De regresó
a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo
ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con
el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oír a Juan
Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que
probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un
templo.
De regreso,
Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese
al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente
Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy
enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para
conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por
donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla.
De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio
avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se
preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le
pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la
cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma,
cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.
Una vez ante
Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y
en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen
de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y
edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.
Pío X la
proclamó como “Patrona de toda la América Latina”, Pío XI de todas las
“Américas”, Pío XII la llamó “Emperatriz de las Américas” y Juan XXIII “La
Misionera Celeste del Nuevo Mundo” y “la Madre de las Américas.
Lo que Dios dice desde la imagen
guadalupana
Los pueblos
mesoamericanos trasmitían la memoria de su historia de generación en generación
por medio de poemas y cantos, que al ser transcriptos mediante figuras y
símbolos en papel amate o en pieles formaban los llamados códices. Los expertos
coinciden en que la Virgen de Guadalupe quiso mostrarse a los antiguos pueblos
indígenas con un atuendo lleno de símbolos (a manera de códice) que los
habitantes de estas tierras pudieron entender fácilmente. �
Para que
desde nuestra visión moderna podamos comprender la profundidad del mensaje
contenido en la imagen Guadalupana es necesario conocer el significado básico
de los símbolos presentes en la Santa Imagen según estas culturas indígenas.
Algunos elementos de descripción de la Imagen de la Virgen de Guadalupe
La
estatura de la
Virgen en el ayate es de 143 centímetros y representa a una joven cuya edad
aproximada es de 18 a 20 años.
Su
rostro es moreno, ovalado y en actitud
de profunda oración. Su semblante es dulce, fresco, amable, refleja amor y
ternura, además de una gran fortaleza.
Sus
manos están juntas en señal del
recogimiento de la Virgen en profunda oración. La derecha es más blanca y
estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de
dos razas distintas.
Lleva
el cabello suelto,
lo que entre los aztecas era señal de una mujer glorificada con un hijo en el
vientre.
Está
embarazada. Su
gravidez se constata por la forma aumentada del abdomen, donde se destaca una
mayor prominencia vertical que trasversal, corresponde a un embarazo casi en su
última etapa.
La
flor de cuatro pétalos o
Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, es el máximo
símbolo náhuatl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del
espacio y del tiempo. En la imagen presenta a la Virgen de Guadalupe como la
Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Nuestro Señor Jesús en su
vientre.
El
Cinto marca el embarazo de la Virgen.
Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales, que en el
mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva
era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto
para el viejo como para el nuevo mundo.
Rayos
dorados rodean
a la Virgen y le forman un halo luminoso o aura. El mensaje trasmitido es: ella
es la Madre de la Luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace
descender hacia el “centro de la luna” (México en náhuatl) para que allí nazca,
alumbre y dé vida.
La
Virgen está de pie en medio de la luna, y no es casual que las raíces de la palabra
México en náhuatl son “Metz-xic-co” que significan “en el centro de la luna”.
También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los ciclos de la
fertilidad femenina y terrestre.
Un
ángel está a los pies de la Guadalupana
con ademán de quien acaba de volar. Las alas son como de águila, asimétricas y
muy coloridas, los tonos son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que
Juan Diego oyó cantar anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe. Sus
manos sostienen el extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del
manto.
Para reflexionar
Celebramos
la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América Latina.
En su rostro indígena, en el rostro moreno de María reconocemos nuestra
propia raza, los hijos de esta tierra latinoamericana a quienes María
quiere hacer llegar su maternal protección.
Dios ha
irrumpido en la historia del hombre haciéndose uno de nosotros. El Hijo de
Dios, encarnado en María, lleva a su pleno cumplimiento las promesas hechas a
nuestros antiguos padres. María, la Madre del Hijo de Dios Encarnado,
se convierte en la portadora de esa salvación para Isabel que
queda llena del Espíritu Santo, el cual es el único que nos hace participar de
la Vida y Salvación que Dios nos ofrece en Jesús.
Una de las
constantes en la vida de María fue y ha sido su servicio. María se presenta
como la servidora, la que está siempre atenta a las necesidades del prójimo.
Desde que Jesús nos la dejó como Madre, ella, con gran amor continúa realizando
esta acción de amor en sus hijos.
María
recoge las expectativas y esperanzas de salvación del “pequeño resto” de
Israel, y hoy sigue siendo el prototipo de madre y mediadora que
recoge los anhelos y esperanzas de los más pobres.
María,
además de Madre de Jesús, es para nosotros figura y prototipo de la
Iglesia que se convierte en misionera, en portadora de
la salvación, en engendradora del Salvador, en el corazón
de todos los hombres, por la fuerza del Espíritu Santo que habita en ella.
El pueblo
indígena se encuentra en crisis después de la caída del Imperio Azteca. La
presencia de María de Guadalupe viene a darle nuevas fuerzas, viene a ser Evangelio:
buena noticia para este pueblo.
buena noticia para este pueblo.
El
acontecimiento encierra diferentes Buenas Nuevas. La Virgen de Guadalupe – es “La
que Procede de la Región de la Luz como Águila de Fuego”-. Y el
Fuego que la transforma en Sol, es el Niño-Sol que lleva en su seno. Es la
Noticia portadora de Alegría.
Es Buena
Noticia porque Guadalupe reivindica a Juan Diego en su dignidad de
persona, de protagonista responsable de una historia, capaz de llevar una
misión a su exitosa culminación.
Su Buena
Noticia es una palabra eficaz. Cura sin duda al tío Bernardino que ya agoniza a
causa de una enfermedad mortal. Juan Bernardino personifica al Pueblo Mexicano
conquistado, abatido, contagiado. Pero Guadalupe transforma al
Tepeyacac en un jardín de exquisitas, frescas, perfumadas y significativas
rosas. No era el tiempo ni el lugar apropiado para que las hubiera.
Nuestra
Señora, transforma también el corazón de quien se abre a la
novedad: Fray Juan de Zumárraga tendrá que reconocer la fuerza de lo verdadero
que proviene del mundo nuevo de los conquistados. De todos ellos se hará eco y voz
Santa María de Guadalupe, desde el TEPEYAC.
Las
palabras que dice a Juan Diego: ¿Por qué temes?, ¿no estoy yo aquí que soy tu
Madre? son el signo y a la vez promesa que invitan a confiar en ella y en su
poderosa intercesión.
Hoy en
América Latina Nuestra Señora de Guadalupe, despierta en
nuestro pueblo una gran confianza de hijos, ya que desde su misma
imagen mestiza se presenta cercana y unida al pueblo pobre para ayudarlo y
defenderlo en sus dolores y angustias más profundas; y al mostrar su predilección
por los humildes y necesitados nos impulsa a vivir un amor generoso y
compasivo.
Para discernir
¿Experimento
el cuidado de la Santísima Virgen?
¿Me
identifico con los más pobres de mi pueblo?
¿Me siento
parte del pueblo latinoamericano?
Para rezar
Oración a
la Virgen de Guadalupe
Préstame Madre tus ojos,
Préstame Madre tus ojos,
para con ellos poder mirar,
porque si con ellos miro,
nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios,
para con ellos rezar,
porque si con ellos rezo,
Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua,
para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos,
para poder trabajar,
que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto,
para cubrir mi maldad,
pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo,
para poder yo amar.
Si tú me das a Jesús,
Si tú me das a Jesús,
qué más puedo yo desear
y ésta será mi dicha
y ésta será mi dicha
por toda la eternidad. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.