14 de diciembre de 2015

14 de diciembre de 2015 – ADVIENTO – LUNES DE LA III SEMANA   

Unos Momentos con Jesús y María

SANTORAL: SAN JUAN DE LA CRUZ

Lectura del libro de los Números 24, 2-7. 15-17ª

 Cuando alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él y pronunció su poema, diciendo:
 «Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos.
 íQué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel! Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas. El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se eleva por encima de Agag y su reino es exaltado.»
 Entonces pronunció su poema, diciendo:
 «Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante; oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos.
 Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella se alza desde Jacob, un cetro surge de Israel.»

SALMO 
Sal 24, 4-5a. 6-7bc. 8-9 (R.: 4a)
R. Muéstrame, Señor, tus caminos.

 Muéstrame, Señor, tus caminos,
 enséñame tus senderos.
 Guíame por el camino de tu fidelidad;
 enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.  R.
 Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
 porque son eternos.
 Por tu bondad, Señor,
 acuérdate de mí según tu fidelidad.  R.
 El Señor es bondadoso y recto:
 por eso muestra el camino a los extraviados;
 él guía a los humildes para que obren rectamente
 y enseña su camino a los pobres.  R.
  
X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 23-27

Jesús había entrado al Templo y estaba enseñando cuando los sumos sacerdotes y las autoridades judías fueron a su encuentro para preguntarle: ¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha autorizado?
Jesús les contestó: Yo también les voy a hacer una pregunta, nada más. Si me la contestan, yo también les diré con qué autoridad hago todo esto: Cuando Juan bautizaba, ¿lo había mandado Dios o era cosa de hombres?
Ellos reflexionaron interiormente: Si contestamos que lo había mandado dios, nos va a decir: Entonces ¿por qué no creyeron en él? Y si le decimos: Era cosa de hombres, debemos temer al pueblo que considera a Juan un profeta.
Y contestaron a Jesús: No lo sabemos
Entonces Jesús dijo: Yo tampoco les digo con qué autoridad hago esto.


Reflexión

Después de expulsar a los mercaderes del templo, y de realizar varias curaciones milagrosas, los discípulos estaban inquietos, pero más aún los enemigos de Jesús que tomaron coraje y le preguntaron ¿con qué autoridad hacía eso?

La pregunta era una trampa, los movía el deseo de poder condenar a Jesús por sus mismas palabras.
Si Jesús contesta que la autoridad le viene por ser el Hijo de Dios, ellos entonces lo acusarían de blasfemia.
Jesús no responde a la pregunta porque entiende que lo realizado con anterioridad era suficiente para acreditar su divinidad.

Jesús reiteradamente había dicho que lo que decía y hacía lo realizaba en nombre del Padre del Cielo. En este pasaje,  Jesús quiere desenmascarar a los fariseos poniendo en evidencia sus malas intenciones

Los fariseos, se habían quedado en el pasado, se habían quedado con la Palabra de Dios, y no pudieron descubrir la presencia de Dios cerca de ellos, sus corazones estaban endurecidos y no reconocieron a Jesús, por eso nosotros, debemos aprender a descubrir a Dios que está presente en  nuestra vida y que nos habla hoy, no sólo en el Evangelio sino en  nuestra vida concreta de todos los días, en los acontecimientos y  en las personas que nos rodean los que nos rodean.
  
Este evangelio nos muestra también la forma en que debemos actuar. Cuando nos toca hablar con personas que no comprenden a Cristo, ni lo aceptan, ni lo aman, nuestra actitud debe ser simplemente decir la verdad, afirmar nuestra convicción y nuestra fe en Jesucristo, pero no tratar de responder a preguntas engañosas realizadas con mala intención

En este pasaje, se resalta que los que tienen necesidad de preguntar a Jesús de dónde le viene la autoridad son los escribas, los sacerdotes y los ancianos, la gente importante, en cambio la gente sencilla comprendió de dónde provenía la autoridad de Jesús y no necesitó preguntarlo. Vieron las obras y creyeron, en cambio los escribas y sacerdotes, no veían a Dios ni sus obras ni lo escuchaban, estaban sordos  y ciegos.

Hoy vamos a pedirle a la virgen, que nunca seamos ciegos ni sordos, que tengamos la luz para descubrir al Dios presente en nuestras vidas

Atardece, anochece, el alma cesa
de agitarse en el mundo
como una mariposa sacudida.

La sombra fugitiva ya se esconde.
Un temblor vagabundo
en la penumbra deja su fatiga.

Y rezamos, muy juntos,
hacia dentro de un gozo sostenido,
Señor, por tu profundo
ser insomne que existe y nos cimienta.

Señor, gracias, que es tuyo
el universo aún; y cada hombre
hijo es, aunque errabundo,
al final de la tarde, fatigado,
se marcha hacia lo oscuro
de sí mismo; Señor, te damos gracias
por este ocaso último.
Por este rezo súbito. Amén. 
 Himno de la Liturgia de las Horas


SANTORAL: SAN JUAN DE LA CRUZ,  DOCTOR DE LA IGLESIA. 

Nadie es profeta en su tierra. Y Juan de la Cruz no lo ha sido todavía. Pero esperamos que lo sea, aunque nosotros no alcancemos a verlo. La Iglesia está en sus comienzos y las  -ideas tardan mucho en germinar... 

Juan de la Cruz es luminoso, aunque vivió en la oscuridad. Ya de niño, huérfano y pobre, experimentó la dureza de la vida, que forzó a su madre, Catalina Alvarez, a emigrar de Fontiveros, aldea paupérrima de Avila, a Medina del Campo, centro comercial con mayores posibilidades de subsistir. 
Sirvió en el Hospital de la Concepción y comenzó en aquella ciudad sus estudios que continuará en Salamanca, en cuya universidad le han matriculado los Superiores del Carmen, donde ha profesado como Fray Juan de Santo Matía. 

Su alma insatisfecha necesita mayor recogimiento del que ofrece su Orden mitigada. Busca un marco más apropiado para la contemplación y planea hacerse Cartujo. 
En esas estaba, cuando Teresa de Jesús andaba buscando hombres que comenzasen la Reforma de los Carmelitas. Pedro de Orozco le sugiere el nombre de Fr. Juan. Teresa le propone la empresa y le apremia a que deje su plan de la Cartuja. Va a ser más útil en la Reforma. 
Fue un encuentro propiciado por el cielo. Juan de la Cruz será, no sólo el primer Carmelita Descalzo, sino también, el padre de la Madre Teresa y su teólogo preferido. 

Hombre providencial que sistematizará la doctrina, experiencias e intuiciones con las que la Madre esta cimentando el Carmelo Reformado. 
Su vida no es fulgurante a lo humano. Desconocido y humillado. Era demasiado grande para entrar en mentes superficiales, demasiado fino para ser tolerado por vidas adocenadas, demasiado cristalino y noble para que le perdonaran los perversos. La envidia es el tributo que la mediocridad paga al genio. 
Encarcelado por sus propios hermanos, calumniado y desprestigiado hasta su muerte, elige el convento donde sabe que el Superior no le quiere para ir a curarse de unas calentunrillas, que le llevarán al sepulcro. 

Hombre celestial y divino, llama de amor viva, "no hay otro que fervore tanto en las cosas del cielo en toda Castilla", dijo de él Teresa de Jesús. 
Pero nadie es profeta en su tierra. 

Hoy hay muchos santos modernos que llevan la huella de -San Juan de la Cruz. Teresita, Doctora de la Iglesia, Edith Stein, Carlos de Foucauld y sus hijos Voillaume y Carretto. Este incluso le llama "mi gran maestro espiritual". Como Juan Pablo II, que le debe el sacerdocio y su hondura mística y no tiene reparo en llamarse "hijo espiritual de España", por él, su padre.   Polacos, anglicanos, ortodoxos, budistas, filósofos, y hasta marxistas, son sus lectores.  En su patria, los españoles se conforman con autores de tercera o cuarta división para salir del paso. 

Lo comprendo, cuando se vive en la orilla del mar no se pueden apreciar los trasatlánticos ni los submarinos. Uno  tiene suficiente con su charquito, aunque Jesús mandó a Pedro "remar mar adentro". 
Quizá el momento más adecuado para emprender con provecho su lectura es el de la Noche, cuando se han recibido tres o cuatro cornadas en la vida; creo que entonces se da simbiosis como de alma gemela. 

- "Digame, Padre, de los Cantares", dice Fray Juan moribundo. Y mientras le leen, comenta ilusionado:- "¡Oh, qué preciosas margaritas!". 
El 14 de diciembre de 1591, al oir las campanas a las 12 de la noche, pregunta: -"¿A que' tañen?- A maitines. Y exclamó jubiloso,como si le hubieran dado la señal de partida: -"!Glória,a Dios, que al cielo los iré a decir". Besó el crucifijo, musitó las palabras del salmo 30,6: "A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu" y expiró. 


   
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: Hablar con Dios del P. Fernández-Carvajal, Cinco Minutos con Dios del P. A. Milagros, Meditaciones del Pueblo de Dios del P. E. López Rosas, Buenas Noticias para cada día del P. J.M.Garuza, Encuentros Bíblicos del P. M. Weichs, Por los Caminos del Señor del Card. C. Martini, Palabra de Dios para cada día del P. N Quesson, Pensar por Libres del P. E. Monasterio, etc.. y los comentarios de la Biblia Latinoamericana y de EUNSA.  También se han incluido Himnos y Salmos de la Liturgia de las Horas y se han utilizado las biografías de Amigos de Dios y de los Hombres, de Esther Pizzariello de Leoz, y 365 Historias de Clovis Bovo, para la preparación del Santoral.
El texto de las lecturas corresponde a al Biblia "El Libro del Pueblo de Dios" traducido de los originales hebreo y grieo por Mons. Alfredo B. Trusso y Mons Armando J. Levoratti, de la fundación Palabra de Vida.
Los realizadores de esta recopilación de textos no pretenden en ningún caso atribuirse la autoría de los mismos, ni persiguen ningún fin de lucro ni otro, que no sea la propagación de la Palabra de Dios y la doctrina católica.



Unos Momentos con Jesús y María

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