16 de diciembre de 2015 – ADVIENTO – MIÉRCOLES DE LA III SEMANA
Anuncien a Juan lo que han visto y oído
PRIMERA LECTURA
Lectura del profeta
Isaías 45,6b-8.18.21b-25
“Yo soy el Señor y no hay otro: artífice de la luz,
creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el
Señor, hago todo esto. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria;
ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia; yo, el
Señor, lo he creado.”
Así dice el Señor, creador del cielo _él es Dios_,
él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la
formó habitable: “Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí.
Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para
salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por
mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: “Ante mí se
doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua”; dirán: “Sólo el Señor tiene
la justicia y el poder”. A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra
él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.”
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 84
Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al
Justo.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
“Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos.”
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 7,19-23
En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos
a preguntar al Señor: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a
otro?” Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron:
“Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte:
“¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar
a otro?”
Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de
enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la
vista. Después contestó a los enviados: “Vayan a anunciar a Juan lo que han
visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios,
los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el
Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí.”
Palabra del Señor.
Para reflexionar
El único que puede salvar es Dios. Él es el
todopoderoso, el creador de la luz y las tinieblas, de la paz y de las
tribulaciones. Sólo a El podemos clamar pidiendo salvación y
justicia.
Los profetas intentaban recordar al pueblo, la
existencia y la actuación de ese Dios trascendente, el único, el «todo Otro»,
lleno de poder y de misericordia a la vez, Señor del cosmos y de la
historia.
De esta convicción brota la oración más propia del
Adviento: «cielos, lloved vuestro rocío, ábrase la tierra y brote el
Salvador». El único que puede concedernos eso es Dios.
***
El Bautista, sigue siendo el personaje de esta
semana. Envía desde la cárcel a los discípulos con la pregunta crucial: «¿eres
tú, o esperamos a otro?». El Bautista orienta a sus discípulos hacia Jesús.
La respuesta de Jesús es muy concreta y está llena
de sentido pedagógico.
Sus obras, son las que demuestran que en Él se
cumplen los signos mesiánicos que anunciaban los profetas y que hemos ido
escuchando en las semanas anteriores: devuelve la vista a los ciegos,
cura a muchos de sus achaques y malos espíritus, resucita a los muertos, y a
los pobres les anuncia la Buena Noticia. Ésa es la mejor prueba de que Dios
está actuando: el consuelo, la curación, la paz, el anuncio de la Buena Noticia
de la salvación.
Todo cristiano puede, en este Adviento, ante
todo crecer él mismo en su fe, y luego transmitirla a los
demás, evangelizar, conducir a Jesús. Todo el que está
trabajando en el campo de la evangelización, está acercando la salvación a este
mundo, está siendo profeta y precursor de Adviento para los demás. Para que no
sigan esperando a otro, y se enteren que ya ha venido el Salvador enviado por
Dios.
El programa mesiánico sólo está inaugurado, sigue
en marcha hasta el final. Y somos nosotros los
que lo llevamos adelante.
Para discernir
¿Actuamos como el Bautista, siendo precursores de
una Buena Noticia?
¿Qué respuestas tenemos para las búsquedas, para
las esperas de los hombres de hoy?
Nuestras obras ¿hablan del Dios de la Vida?
Repitamos a lo largo de este día
…Venga a nosotros tu Reino…
Para la lectura espiritual
«La Buena Nueva es
anunciada a los pobres»
La luz del sol,
vista con los ojos de nuestro cuerpo, anuncia el sol espiritual, el «Sol de
justicia» (Ml 3,20). Verdaderamente, es el más dulce sol que haya podido
amanecer para los que, en aquel tiempo, tuvieron la dicha de ser sus
discípulos, y pudieron mirarle con sus ojos todo el tiempo que él compartió la
misma vida de los hombres como si fuera un hombre ordinario. Y, sin embargo,
por naturaleza era Dios verdadero; por eso fue capaz de devolver la vista a los
ciegos, hacer andar a los cojos y oír a los sordos; purificó a los leprosos y,
con sólo una palabra, llamó a los muertos a la vida.
Y aún ahora no hay nada
más dulce que fijar la mirada de nuestro espíritu sobre él para contemplar y
representarse su inexpresable y divina belleza; no hay nada más dulce que estar
iluminados y embellecidos por esta participación y comunión con su luz, tener
el corazón pacificado, el alma santificada, y estar llenos de esta alegría
divina todos los días de la vida presente… En verdad, este Sol de justicia es,
para los que le miran, el proveedor del gozo, según la profecía de Isaías:
«¡Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría!»
Y también: «¡Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi
boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se
alegren!» (Sl 67,4; 33,1)
San Gregorio de Agrigento (hacia 559-hacia 594), obispo
Comentario sobre el Eclesiastés, 10,2
Para rezar
Tiempo de Cambio y Conversión
Adviento, tiempo de cambio y conversión.
Para preparar el nacimiento del Señor
hay que enderezar los caminos…
nos enseña Juan el Bautista,
que a su vez lo aprendió de Isaías,
y a los dos los encontramos
en los textos bíblicos del Adviento.
Porque para vivir como Dios pide
el camino es su Palabra.
¿Qué deberás allanar en tu camino
hacia el Padre y su proyecto?
En tu vida personal, en la mía, en la nuestra…
¿Cuáles son los escollos
que ofrecemos a la senda
que el Señor nos propone?
Adviento, tiempo de cambio.
Reencuentro con Dios-Esperanza,
que busca un lugar para nacer
en nuestro corazón,
y desde allí alimentar
nuestra conversión y sostenerla…
Porque lo difícil es
perseverar en el cambio,
y por eso te pedimos,
Señor de la Esperanza,
camina con nosotros,
camina cerca nuestro,
tómanos de la mano
para no desviar el rumbo.
Ayúdanos a vivir este Adviento
como tiempo de conversión,
para aprender a dar la vuelta,
reconocer tus pasos,
y caminar, con decisión,
por el sendero del Evangelio.
Caminar al encuentro del Dios de la Vida,
abriendo el corazón a su Palabra,
aprendiendo a escuchar su llamado,
y respondiendo con compromiso de vida.
Por el camino de la justicia y la paz,
por el camino de la opción por los pobres,
por el camino de la vida comunitaria
y la esperanza tozuda en un mañana distinto,
por el camino de Jesús, con el aliento del
Espíritu,
hacia el Reino del Padre…
que asoma como brote nuevo y siempre vivo
en cada Navidad. - Que así sea –
Marcelo A. Murúa
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