26 de febrero de 2016


Viernes de la semana II

Arrendará la viña a quienes le entreguen fruto
  
Lectura del libro del Génesis    37, 3-4. 12-13a. 17b-28

    Israel amaba a José más que a ningún otro de sus hijos, porque era el hijo de su vejez, y le mandó hacer una túnica de mangas largas. Pero sus hermanos, al ver que lo amaba más que a ellos, le tomaron tal odio que ni siquiera podían dirigirle el saludo.
    Un día, sus hermanos habían ido hasta Siquém para apacentar el rebaño de su padre. Entonces Israel dijo a José: «Tus hermanos están con el rebaño en Siquém. Quiero que vayas a verlos.»
    José fue entonces en busca de sus hermanos, y los encontró en Dotán.
    Ellos lo divisaron desde lejos, y antes que se acercara, ya se habían confabulado para darle muerte. «Ahí viene ese soñador», se dijeron unos a otros. « ¿Por qué no lo matamos y lo arrojamos en una de esas cisternas? Después diremos que lo devoró una fiera. ¡Veremos entonces en qué terminan sus sueños!»
    Pero Rubén, al oír esto, trató de salvarlo diciendo: «No atentemos contra su vida.» Y agregó: «No derramen sangre. Arrójenlo en esa cisterna que está allá afuera, en el desierto, pero no pongan sus manos sobre él.» En realidad, su intención era librarlo de sus manos y devolverlo a su padre sano y salvo.
    Apenas José llegó al lugar donde estaban sus hermanos, estos lo despojaron de su túnica -la túnica de mangas largas que llevaba puesta- , lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna, que estaba completamente vacía. Luego se sentaron a comer.
    De pronto, alzaron la vista y divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, transportando en sus camellos una carga de goma tragacanto, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.
    Entonces Judá dijo a sus hermanos: « ¿Qué ganamos asesinando a nuestro hermano y ocultando su sangre? En lugar de atentar contra su vida, vendámoslo a los ismaelitas, porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne.» Y sus hermanos estuvieron de acuerdo.
    Pero mientras tanto, unos negociantes madianitas pasaron por allí y retiraron a José de la cisterna. Luego lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata, y José fue llevado a Egipto.

Palabra de Dios.

SALMO    Sal 104, 16-17. 18-19. 20-21 (R.: 5a)

R.    Recuerden las maravillas que obró el Señor.

    El provocó una gran sequía en el país
    y agotó todas las provisiones.
    Pero antes envió a un hombre,
    a José, que fue vendido como esclavo. R.

    Le ataron los pies con grillos
    y el hierro oprimió su garganta,
    hasta que se cumplió lo que él predijo,
    y la palabra del Señor lo acreditó. R.

    El rey ordenó que lo soltaran,
    el soberano de pueblos lo puso en libertad;
    lo nombró señor de su palacio
    y administrador de todos sus bienes. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    21, 33 – 46

    Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
    «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
    Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
    Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: “Respetarán a mi hijo.” Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia.” Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
    Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?»
    Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»
    Jesús agregó: « ¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
    Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»
    Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

Palabra del Señor.

Para reflexionar

·         La narración del Génesis quiere explicar de modo simbólico la historia de la tribu de José y el lugar especial que ocupaban sobre las demás tribus. En los planes de Dios, José estaba destinado a ser la salvación de su pueblo, pero antes tiene que pasar por la prueba y la mortificación. La envidia y el odio de sus hermanos, traza el camino que Dios utilizará para salvar a toda su familia.
·         No es que Dios necesite ese odio para realizar esa salvación, pero una vez que el mal se instala, existe y actúa; en eso y a pesar de eso, Dios actúa y se sirve de acontecimientos aparentemente contrarios a su proyecto, para llevarlo adelante.
·         José, traicionado por sus hermanos, será quien los salvará, cuando venga el hambre, y vayan a Egipto donde encontrarán al hermano que vendieron convertido en el hombre fuerte del país.
***
·         La parábola que presenta el evangelio va en la misma dirección y con muchos puntos en común: los labradores homicidas se comportan como los hermanos de José.
·         Jesús habla de un «hijo» enviado para cosechar los frutos de una viña, y que los viñadores matan, para quitárselo de encima. Es el anuncio de su propia muerte.
·         Los viñadores son las autoridades del pueblo que no han dado los frutos oportunos, el amo arrendará la viña a “otros labradores”. Sin embargo la perseverancia de Dios va hasta el final. Sacrifica lo que es más precioso para Él: “De tal manera ha amado Dios al mundo que le ha enviado su propio hijo”. Todo el texto es una alegoría que subraya que la buena noticia de Jesús, dirigida en primer término al pueblo de Israel, será dada a todos los pueblos. En apariencia es un fracaso absoluto de Dios, pero de hecho, su victoria más grande.
·         En el camino de la Cuaresma, los dos relatos bíblicos nos “hablan” de Jesús. También Él, igual que José es un soñador. Amado por el Padre, sueña con hacer ver a todos los seres humanos su condición de hijos de Dios. Sueña con un mundo en el que el reinado de Dios acabe con la violencia, la injusticia, la inhumanidad. Pero no se limita a soñar. Entrega su vida, como gesto real y concreto que permita descubrir el Dios que de la muerte hace surgir la vida. En la parábola de la viña, Jesús concreta su propia historia de amor y marca la pauta para la historia de cuántos quieran seguir sus pasos.
·         Nuestro camino de Pascua supone también aceptar la cruz de Cristo. Convencidos de que, como Dios escribe derecho en renglones torcidos; también nuestro dolor o nuestra renuncia, como los de Cristo,conducen a la vida. Ser cristiano no es esencialmente la aceptación de una doctrina, sino de una Persona, Jesucristo en la totalidad de su mensaje y de su vida, con sus criterios y su modo de ser en lo cotidiano, que se hace portador de salvación. 
·         Por experiencia sabemos que seguir a Jesús con radicalidad no es fácil. La ambigüedad de nuestro propio corazón, el miedo a la oposición y a la incomprensión; la tentación del cansancio y del desalientoestán agazapadas para llevarnos a desistir del evangelio cuando no vemos resultados inmediatos de nuestro trabajo y nuestra entrega.
·         Sin embargo, el Señor nos confirma desde la vida de tantos hombres y mujeres que han trabajado y trabajan para que este mundo no sucumba a merced del pecado, la injusticia y el desamor, que “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”.
·         La convicción de esta verdad, el triunfo del amor al estilo de Jesús, es lo que guía y anima a los discípulos de Jesús a ser constructores activos de un mundo que viva desde la novedad del reino. Ese es el “milagro patente” que Dios puede hacer con nosotros, si nos abandonamos a la fuerza de su Palabra y respondemos con generosidad a su invitación.
·         Lo “sumos sacerdotes y los fariseos” no aprovecharon esta oportunidad, y nosotros no estamos exentos de repetir la historia. El llamado es a construir una nueva historia, más humana, más fraterna, más evangélica. Los frutos nos irán diciendo si estamos sembrando un Evangelio parcial, a medida, de temor y acostumbramiento mediocre, o el Evangelio del Reino de la vida, del amor, “el derecho, la verdad, la solidaridad y la justicia”.
·         Este tiempo de cuaresma es un tiempo de gracia para mirar como administro los bienes y los dones que Dios me ha dado.

Para discernir

·         ¿Cuál es el fruto que Dios espera de mí?
·         ¿Cuál es el fruto que mi vida necesita para que sea fecunda?
·         ¿Acepto la poda o prefiero muchas veces destruir la viña?
·         ¿Qué sacrificio quiero que Dios por su gracia transfigure?

Repitamos a lo largo de este día

…Me ha revestido con un traje de salvación…

Para la lectura espiritual

…”La única realidad inquebrantable en la historia de José, que no se ha perdido, aunque se haya olvidado, incomprendida, no asumida conscientemente, es el amor de Jacob. El amor de Jacob que vive en los hijos y no puede ser pisoteado, muerto, olvidado, porque resucitará en los mismos hijos como amor fraterno. Existe un valor, al que podemos llamar “el valor”, que está en el fondo de todos los deseos, de todos los esfuerzos, de toda la actividad humana, y es el amor del Padre, el amor con que crea a todo hombre. El hombre puede vivir desvinculado de este amor, incluso negando este amor, pero nunca podrá destruirlo, porque es un valor que resucita siempre; es la realidad que actúa en la pascua. A veces hablamos acaloradamente sobre los valores, pero la historia de José nos dice que cada
valor es valor si crece a
partir de este único valor fundante que es el amor del Padre vivido en los hijos, resucitado en los hermanos. Un valor es valor si ayuda a las personar a adherirse libremente al organismo de la fraternidad de todos los hombres.
Lo que no ayuda a la libre adhesión, a la fraternidad, a la comunicación cada vez más universal, a descubrir la unidad del amor que crea a todos y que se ejercita al reconocerse uno al otro, no es valor; es ilusión, engaño, una especie de idolatría cultural. Al final de la historia de José, en una carestía, en una tragedia fratricida a la que lleva una falsa cultura, emerge una cultura del amor o, mejor, una cultura entendida como un tejido en el que la actividad humana, su creatividad, respira y recibe vida del único valor indestructible, que es el amor del Padre y mueve el universo hacia una filiación y fraternidad consciente”…

M. I. Rupnik, “Busco a mis hermanos”. Lectio divina de José en Egipto, Roma 1998, 106s.

Para rezar

Oración de San Francisco

Señor; haz de mi un instrumento de tu paz.
Donde haya odio pueda yo amar,
donde haya ofensa ponga yo perdón,
donde haya discordia ponga yo unión,
donde haya duda ponga yo seguridad.
Donde haya desesperación, ponga yo esperanza.
Donde haya tinieblas ponga yo luz.
Donde haya tristeza ponga yo alegría.
Oh Maestro
que no busque tanto ser consolado como consolar
ser comprendido como comprender
ser amado como amar.
Porque es dando que se recibe
es olvidando que se encuentra
es perdonando que se perdona
es muriendo que se nace a la vida eterna.


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