8 de julio de 2016


El Espíritu de su Padre hablará en ustedes

Lectura de la profecía de Oseas    14, 2-16

Así habla el Señor:
Vuelve, Israel, al Señor de tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor . Díganle: «Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios. Asiria no nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más “¡Dios nuestro!” a la obra de nuestras manos, porque sólo en ti el huérfano encuentra compasión.»
Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. Seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; sus retoños se extenderán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano.
Volverán a sentarse a mi sombra, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del Líbano. Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto.
¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos. 
Palabra de Dios.


SALMO    Sal 50, 3-4. 8-9. 12-13. 14 y 17 (R.: 17b) 
R.    Señor, mi boca proclamará tu alabanza.

    ¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
    por tu gran compasión, borra mis faltas!
    ¡Lávame totalmente de mi culpa
    y purifícame de mi pecado! R.

    Tú amas la sinceridad del corazón
    y me enseñas la sabiduría en mi interior.
    Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
    lávame, y quedaré más blanco que la nieve. R.

    Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
    y renueva la firmeza de mi espíritu.
    No me arrojes lejos de tu presencia
    ni retires de mí tu santo espíritu. R.

    Devuélveme la alegría de tu salvación,
    que tu espíritu generoso me sostenga.
    Abre mis labios, Señor,
    y mi boca proclamará tu alabanza. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    10, 16-23
Jesús dijo a sus apóstoles:
«Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

Terminamos la lectura del profeta Oseas con perspectivas de esperanza y reconciliación. Oseas a través de su amor nupcial doloroso y a través de su sufrimiento de padre humillado por sus hijos, pudo descubrir en su propia vida que el Amor de Dios es mayor que todo. Todo su mensaje tiene como tema fundamental el amor de Dios despreciado por su Pueblo.
La página de hoy es como un diálogo entre el pueblo, que se arrepiente, y Dios, que lo perdona y le promete volver a empezar su relación de mutuo amor y fidelidad.
La iniciativa, como siempre, la tiene Dios, ofreciendo su perdón. El pueblo aprende la lección y se vuelve arrepentido hacia Dios. Las palabras finales del mensaje profético son de consuelo y esperanza. Oseas se ofrece a sí mismo como enseñanza.
La infidelidad que sufre el profeta, con el que comienza su mensaje, se convierte en el símbolo del amor que Dios tiene a su pueblo. Israel, con quien Dios se ha desposado, se ha comportado como una mujer infiel, se ha prostituido y ha provocado la ira y los celos de su esposo divino que la sigue amando, y si la castiga, es para que vuelva hacia Él y pueda devolverle la alegría del primer amor.
El Dios de Oseas, tan herido y maltratado por su pueblo, se abre a la esperanza de que el pueblo se volverá al Señor. Pero el retorno a Dios, se logrará con la confesión humilde de los caminos errados que ha seguido Israel.
La fe en el Dios Salvador significa orientar toda la vida hacia Él. La respuesta del Señor representa el triunfo del amor.
***
Las primeras comunidades cristianas fueron perseguidas tanto por los judíos como por los romanos. Mucha sangre se derramó que fue “semilla de cristianos”. Pero también muchos creyentes apostataron de su fe y renegaron de Jesús ante la inminencia de la persecución, la tortura y el martirio. Por eso Mateo quiere animar a la perseverancia y la fidelidad. Jesús garantiza su presencia permanente y asegura que no abandona a sus seguidores en los momentos más duros y conflictivos.
El mal está presente en el mundo y es engendrador de mal, filtrándose en el interior de todas las relaciones, hasta llegar muchas veces a las raíces de la misma vida. En el esfuerzo por vivir y anunciar el Evangelio, el cristiano habrá de sufrir dificultades y contradicciones, porque continúa viviendo en este mundo que se resiste a ser cuestionado, y no sería fiel a su misión si se evadiera por miedo al enfrentamiento.
Quien soporte ser rechazado u odiado no a causa de sus malas obras, sino a causa del evangelio de la vida, se salvará. En la constancia y fidelidad, se probará la verdad de la fe, y por la fuerza de la gracia se podrá resistir y perseverar hasta el final.
La Iglesia y el mundo son dos realidades de “difícil” convivencia. El mundo al que la Iglesia ha de llevar el mensaje de Jesucristo, no es una realidad neutra, obedece a otro señor, “el señor de este mundo”, el enemigo del alma, al cual el cristiano ha renunciado para pertenecer del todo a Jesucristo y al reino por Él inaugurado.
En la Iglesia muchos dan testimonio del Reino aún a costa de su propia vida. Es el Espíritu del Señor quien acompaña a estas personas para que permanezcan fieles hasta el final.
…«La persecución es la marca de la Iglesia y quizá la más duradera de todas»… Newman

Para discernir

¿Renuncio a la fe por miedo al cuestionamiento?
¿Me animo a enfrentarme al “poder de este mundo” aunque tenga que sufrir?
¿Dudo de la asistencia permanente de Jesús?

Repitamos a lo largo de este día

…Aquel que persevere hasta el fin se salvará…

Para la lectura espiritual

No antepongan nada absolutamente a Cristo

…”Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea él quien la lleve a término, y así nunca lo contristaremos con nuestras malas acciones, a él, que se ha dignado contarnos en el número de sus hijos, ya que en todo tiempo debemos someternos a él en el uso de los bienes que pone a nuestra disposición, no sea que algún día, como un padre que se enfada con sus hijos, nos desherede, o, como un amo temible, irritado por nuestra maldad, nos entregue al castigo eterno, como a servidores perversos que han rehusado seguirlo a la gloria.
Por lo tanto, despertémonos ya de una vez, obedientes a la llamada que nos hace la Escritura: Ya es hora de despertarnos del sueño. Y, abiertos nuestros ojos a la luz divina, escuchemos bien atentos la advertencia que nos hace cada día la voz de Dios: Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis el corazón; y también: Quien tenga oídos que oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias.
¿Y qué es lo que dice? Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Caminad mientras tenéis luz, antes que os sorprendan las tinieblas de la muerte. Y el Señor, buscando entre la multitud de los hombres a uno que realmente quisiera ser operario suyo, dirige a todos esta invitación: ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Y, si tú, al oír esta invitación, respondes: «Yo», entonces Dios te dice: «Si amas la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Si así lo hacéis, mis ojos estarán sobre vosotros y mis oídos atentos a vuestras plegarias; y, antes de que me invoquéis, os diré: Aquí estoy».
¿Qué hay para nosotros más dulce, hermanos muy amados, que esta voz del Señor que nos invita? Ved cómo el Señor, con su amor paternal, nos muestra el camino de la vida.
Ceñida, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, avancemos por sus caminos, tomando por guía el Evangelio, para que alcancemos a ver a aquel que nos ha llamado a su reino. Porque, si queremos tener nuestra morada en las estancias de su reino, hemos de tener presente que para llegar allí hemos de caminar aprisa por el camino de las buenas obras.
Así como hay un celo malo, lleno de amargura, que separa de Dios y lleva al infierno, así también hay un celo bueno, que separa de los vicios y lleva a Dios y a la vida eterna. Éste es el celo que han de practicar con ferviente amor los monjes, esto es: estimando a los demás más que a uno mismo; soporten con una paciencia sin límites sus debilidades, tanto corporales como espirituales; pongan todo su empeño en obedecerse los unos a los otros; procuren todos el bien de los demás, antes que el suyo propio; pongan en práctica un sincero amor fraterno; vivan siempre en el temor y amor de Dios; amen a su abad con una caridad sincera y humilde; no antepongan nada absolutamente a Cristo, el cual nos lleve a todos juntos a la vida eterna”… 
De la Regla de san Benito, abad – Prólogo, 4-22; Cap. 72, 1-12

Para rezar

Me da miedo, Señor, decirte “Sí”

Me da miedo, Señor, decirte “sí”,
porque… ¿a dónde me vas a llevar?
Me da miedo de que me toque la “gran suerte”.
Me da miedo firmar un acuerdo sin leerlo.
Me da miedo un “sí” que luego trae muchos “síes”…
Me da miedo poner mi mano en la tuya
porque… no me la vas a soltar.
Me da miedo mirarte a los ojos
porque me vas a hipnotizar.
Me da miedo lo que me vas a exigir
porque eres un Dios muy insistente…


Michel Quoist

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.