15 de septiembre – Ntra Sra de los
Dolores
Una espada te traspasará el alma
Lectura de la carta de los Hebreos 5, 7-9
El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida
mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarse
de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo
que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió
en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, proclamando por
Dios Sumo Sacerdote a semejanza de Melquisedec.
Palabra de Dios
SALMO Sal 30, 2-3. 3-4. 5-6. 15-16. 20
R: Sálvame, Señor, por tu misericordia.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R
Ven a prisa líbrame,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: “Tú eres mi Dios”
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen.
Que bondad tan grande, Señor.
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: “Tú eres mi Dios”
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen.
Que bondad tan grande, Señor.
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 33-35
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se
decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: “Este está puesto
para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción
-y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto
las intenciones de muchos corazones”.
Palabra del Señor
Para reflexionar
La fiesta de este día hace alusión a siete dolores de
la Virgen durante el peregrinar de su hijo por este mundo. El número siete
manifiesta la influencia bíblica, ya que en la Sagrada Escritura el uso del
número siete aparece para significar la indeterminación y, con más frecuencia,
la universalidad. Conmemorar los Siete Dolores de la Virgen equivaldría a
celebrar todo el inmenso dolor de la Madre de Dios por el dolor de su Hijo no
sólo en la pasión, sino a lo largo de toda su vida.
Las palabras proféticas del anciano Simeón le anuncian
a la Virgen María que una espada le atravesará el alma. Esta espada se refiere
a los dolores que tendrá que padecer. También la imagen de la espada puede
referirse a la Palabra de Dios a la que ha sido fiel, muchas veces con dolor.
La Iglesia Católica ha venerado siempre con singular
cariño los siguientes siete dolores de la Virgen: El Nacimiento de Jesús en un
pobre portal, la Presentación en el templo, la Huida a Egipto, la Pérdida de
Jesús en el templo, el Encuentro con Jesús en la calle de la amargura, la
muerte de Jesús en la cruz y cuando Jesús es bajado de la cruz y colocado en
brazos de su Santísima Madre.
En toda su vida y en cada dolor María nos precede y
muestra un camino de fe y de seguimiento de Cristo.
María, como todo discípulo de Jesús, ha tenido que
aprender a situar las relaciones familiares en el contexto del proyecto del
Padre. También Ella, por causa del Reino, tiene que dejar al Hijo (cf. Mt
19,29), y ha aprendido a valorarlo según el plan de Dios, aún cuando sea el
hijo querido de sus entrañas. También Ella ha tenido que crucificar su carne
(cf. Ga 5,24) para poder ir transformándose a imagen de Jesucristo. Pero el
momento más fuerte de sufrimiento, será cuando acompañe con su corazón de madre
toda la aflicción de Jesús, en el momento de su entrega al Padre.
Esta unión y asociación al dolor del Hijo la hace
intercesora y mediadora de la gracia de la redención. Mediante su experiencia
de dolor, el dolor humano puede ser sustraído de la maldición y convertirse en
mediación de una vida salvada y al servicio de los que sufren. María es la
primera que, sufriendo con su hijo moribundo en la cruz, cooperó de un modo
absolutamente especial en la obra del Salvador. (L.G.61).
María, además, es modelo de paciencia y perseverancia
evangélica en el dolor, al participar en los sufrimientos de Cristo. Así ha
sido durante toda su vida, y lo confirma en el momento del Calvario; y por
haber estado estrechamente unida a la muerte de Cristo, también lo está a su
resurrección. El vía crucis de María, sólo la resurrección lo transformará en
canto de júbilo y paz.
«En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma.
Jamás, esta espada hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu
alma. Por lo tanto, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de
compasión superaron las sensaciones del dolor corporal». San Bernardo
Para discernir
¿Acepto con paciencia los dolores de la
vida?
¿Acompaño afectuosamente el dolor de los
demás?
¿Recurro a la Virgen ante el sufrimiento y
el dolor?
Repitamos a lo largo de este día
…Quiero decir que sí como vos, María…
Para la lectura espiritual
«Y a ti misma, una espada te traspasará el corazón»
“…Oveja contemplando a su cordero que es llevado al matadero (Is 53,7), consumida de dolor; le seguía, con las demás mujeres, clamando así: «¿Adónde vas, hijo mío? ¿Por qué acabas de esta manera tu corta vida (Sl 18,6)? Todavía hay, en Caná, otras bodas, ¿es allí que tú vas ahora, tan rápidamente para hacer, de nuevo, vino del agua? ¿Te puedo acompañar, hijo mío, o es mejor que espere? Dime una palabra, Verbo, no pases delante de mí en silencio…, tú, que eres mi hijo y mi Dios…
«Tú vas hacia una muerte injusta y nadie
comparte tu sufrimiento. Pedro no te acompaña ahora, él que decía: « Aunque
tuviera que morir, yo jamás te negaré » (Mt 26,35). Te ha abandonado ese Tomás
que exclamaba: «Muramos con él » (Jn 11,6). Y también los demás, los
íntimos, ellos que han de juzgar a las doce tribus (Mt 19,28), ¿dónde están,
ahora? No ha quedado ninguno; y tú, completamente solo, hijo mío, mueres por
todos. Es tu salario por haber salvado a todos los hombres y haberles servido,
hijo mío y Dios mío.»
Girándose hacia María, aquél que salió de
ella, exclamó: «¿Por qué lloras, madre ?… Yo, ¿no sufrir? ¿no morir? ¿Cómo
podría salvar a Adán? ¿Dejar de habitar el sepulcro? ¿Cómo devolvería la vida a
los que permanecen en el país de los muertos? ¿Por qué lloras? Mejor que
grites: ‘Él sufre voluntariamente, mi hijo y mi Dios’. Virgen sensata, no te
vuelvas semejante a las insensatas (Mt 25,1s); tú estás dentro de la sala de
bodas, no reacciones, pues, como si estuvieras fuera… No llores más, pues es
mejor que digas: ‘Ten piedad de Adán, sé misericordioso con Eva, tú, mi hijo y
mi Dios.’
… « Ten la seguridad,
madre, que tú serás la primera en verme salir del sepulcro. Vendré a mostrarte
de qué males he rescatado a Adán, qué de sudores he derramado por él. A mis
amigos les revelaré el sentido de las señales que verán en mis manos. Entonces,
tú verás a Eva como en otros tiempos”….
San Román – Himno 25, María en el camino de la cruz
Para rezar
Señora y Madre nuestra:
tú estabas serena y fuerte junto a la cruz
de Jesús.
Ofrecías tu Hijo al Padre para la
redención del mundo.
Lo perdías, en cierto sentido,
porque El tenía que estar en las cosas del
Padre,
pero lo ganabas porque se convertía en
Redentor del mundo,
en el Amigo que da la vida por sus amigos.
María, ¡qué hermoso es escuchar
desde la cruz las palabras de Jesús:
“Ahí tienes a tu hijo”, “Ahí tienes a tu
Madre”.
¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa
como Juan!
Queremos llevarte siempre a nuestra casa.
Nuestra casa es el lugar donde vivimos.
Pero nuestra casa es sobre todo el
corazón,
donde mora la Trinidad Santísima. Amén.
Si de la feria:
1 Cor. 15, 1-11
S.R. 117, 1-2.16-17.28
El Evangelio es propio de la
memoria (el trascripto anteriormente o Jn.19,25-27)
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