4 de noviembre de 2016


Ser astutos como los hijos de este mundo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos    3, 17-4, 1

Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado. Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.
Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor. 
Palabra de Dios.

SALMO    Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5 (R.: cf. 1) 
R.    Vamos con alegría a la Casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén. R.

Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor. R.

-Según es norma en Israel-
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    16, 1-8

Jesús decía a sus discípulos:
«Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: “¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto.”
El administrador pensó entonces: “¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!.”
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?” “Veinte barriles de aceite”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez.”
Después preguntó a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” “Cuatrocientos quintales de trigo”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo y anota trescientos.”
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

En la comunidad de Filipos, como en todas, hay algunos que “andan como enemigos de la cruz de Cristo”, que “sólo aspiran a cosas terrenas”, más aún, “su dios es el vientre y su gloria, sus vergüenzas”. No han sacado las consecuencias de su fe en Jesús. Pablo quiere dejar bien en claro que ser cristiano afecta a la manera de vivir, al estilo de conducta.
Ayer, Pablo, se puso como ejemplo de los que han sabido descubrir a Cristo en su vida, y dejar por Él otras posibilidades que tenían; hoy se vuelve a poner como ejemplo en cuanto al estilo de vida, invitándolos a participar en la carrera que él lleva. Conocen cuál es el sentido de la vida y lo que deben hacer para alcanzar la meta cristiana, pero este conocimiento, no es más que un primer paso. Es necesario que se lancen hacia delante y corran hasta alcanzar “el galardón de la soberana vocación de Dios, en Cristo Jesús”.
Un cristiano debe considerarse “ciudadano del cielo” y tener la mirada fija en el futuro, “de donde aguardamos un Salvador, el Señor Jesucristo, que transformará nuestra condición humilde en condición gloriosa, como la suya”. Aunque el mundo pretenda presentar la satisfacción de nuestros instintos y el placer de los sentidos, como criterio fundamental de la existencia, un cristiano sabe que hay otros valores superiores a los que dar prioridad en su vida.
Entre el ayer y el mañana, los discípulos deben vivir el hoy con alegría, con coherencia, con vigilancia, solo así puede dar ejemplo a los demás.
***
Toda la vida de Jesús, sus gestos y sus palabras, anuncian un Dios de gratuidad. Después de las tres parábolas de la misericordia, en las que Jesús responde a la crítica que le hacen los fariseos y maestros de la ley porque se mezcla con publicanos y pecadores, Lucas continúa esta sección de instrucción a sus discípulos con una nueva parábola: el mayordomo astuto. ¿Por qué elogia al administrador? Para comprenderlo, hay que situar la parábola en un contexto mucho más amplio, para poder ver que se presenta como un resumen de todo el evangelio.
Jesús ya había hablado del “administrador fiel y prudente”, encargado de distribuir a cada uno su ración. La ración debía ser abundante; la misericordia debe ser grande como la del Padre. Esto se encuentra en el trasfondo de la escena del administrador que perdonó las “deudas” a los deudores del amo.
Un patrón pide cuentas a su mayordomo porque éste malgasta sus bienes. El mayordomo quedará sin empleo y tendrá que ganarse la vida de otra forma. Ya no se encuentra en condiciones de cavar y, mendigar le resulta vergonzoso. Entonces se le ocurre esta salida astuta: al que debía cien barriles de aceite, le pasa la cuenta sólo por cincuenta; y al que debía cien medidas de trigo, le pasa cuenta sólo por ochenta. Con esto buscaba ganarse la simpatía y el aprecio de los deudores de su patrón para ser recibido luego por ellos con agradecimiento. Renuncia a unos derechos de cobro, para conseguir una ganancia mejor en su nueva situación de desempleado. Esto, es lo que admira su patrón, y lo que lleva a Jesús a sentenciar que «los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz».
La revelación de la gracia divina abre una nueva era a la humanidad. Los administradores prudentes son los que imitan con sus hermanos el perdón del Padre. Dios nos ha dado su gracia sin cálculos. Los tiempos de crisis exigen una decisión a la altura de la situación. El discípulo es invitado en la tarea evangelizadora a la creatividad y sagacidad, a recuperar esas características y a ponerlas en función de la construcción del reino. Jesús invita a sus discípulos a saber aprovechar y no desperdiciar ninguna oportunidad para anunciar la propuesta del reino.
El Reino de Dios no puede estar condenado a la ineficacia ni a la incomprensibilidad. Hacer en virtud de la luz, lo que otros hacen por el poder de las tinieblas. Jesús reprocha a los cristianos el hecho de no tener el mismo ingenio, ni la misma inteligencia para “sus asuntos espirituales”, que los que tienen para los asuntos de este mundo. No es de creyentes maduros, quedarse en hermosos principios, necesitamos agotar el ingenio preocupándonos por llegar hasta la eficacia.
El amor de Dios es gracia sin condiciones. El Señor nos ha enriquecido con su Vida, y ha derramado abundantemente su Espíritu Santo en nosotros, para administrar los bienes de Dios; dejando de lado nuestras miradas egoístas, miopes y sin audacia; abriendo nuestros ojos y trabajando, para que el Reino de Dios, llegue a quienes se han alejado de Él, viven hundidos en el dolor, el pecado, o dominados por la injusticia o la maldad.

Para discernir

¿Anuncio el evangelio a tiempo y a destiempo?
¿Comprometo todos mis dones en este anuncio?
¿Aprovecho todas las oportunidades para dar testimonio de mi fe?

Repitamos a lo largo de este día

…Hazme siempre hijo de tu luz, Señor…

Para la lectura espiritual

Vivir como buen gerente de los dones de Dios

…”De estas regiones [India y Sri Lanka] no sé escribiros nada más si no es esto: son tan grandes las consolaciones comunicadas por Dios nuestro Señor a los que van por entre los paganos para convertirlos a la fe en Cristo, que si hay algún gozo en esta vida, es este, ciertamente. A menudo me ocurre oír decir a alguno que está entre estos cristianos: « ¡Señor, no me des tantas consolaciones en esta vida! Pero, puesto que en vuestra bondad y misericordia infinitas me las dais, ¡llevadme a vuestra santa gloria! ¡Tanta es la pena que se tiene de vivir sin veros, una vez que os habéis manifestado así a vuestra criatura!» ¡Oh, si los que buscan conocerlo a través del saber en los estudios se esforzaran tanto para buscarlo en estas consolaciones del apostolado, no pasarían día y noche buscando el saber! Si los gozos que busca un estudiante en lo que aprende, los buscara haciendo sentir a su prójimo lo que le es necesario para conocer a Dios, cuanto más consolado y mejor preparado se encontraría para dar cuenta de sí mismo cuando Cristo volverá y le pedirá; «Dame cuenta de tu gestión»…
Acabo pidiendo a Dios nuestro Señor… que nos reúna en su santa gloria. Y para obtenernos este beneficio, tomemos por intercesoras y abogadas todas las almas santas de las regiones en que me encuentro… A todas estas santas almas, les pido que obtengan de Dios nuestro Señor, todo el tiempo que nos queda de separación, la gracia de sentir en lo íntimo de nuestras almas su santísima voluntad y cumplirla perfectamente”… 
San Francisco Javier (1506-1552), misionero jesuita – Carta del 15•01•1544

Para rezar

Tú nos llamas, Señor y Dios nuestro,
a anunciar tu Reino.
El tiempo se ha cumplido:
ha llegado la hora de la fe.

Te suplicamos, Señor,
que liberes nuestros corazones con tu Espíritu
y afiances nuestra decisión:
ha llegado la hora de que nos pongamos
a seguir a tu Hijo como sus discípulos y misioneros.

Ayúdanos a llevar el evangelio a todos los hombres.
Que nunca nos cerremos a nadie y atendamos a las llamadas que nos hacen.
Que caminemos con los ojos abiertos y el corazón en la mano
confesando nuestra fe, sin miedo ni vergüenza
siendo Testigos tuyos en el mundo,
llevando la Buena Noticia a la humanidad,
construyendo una Iglesia unida, justa y fraternal.
María Madre de los Apóstoles,
enséñanos la radicalidad del Evangelio,
para no desfigurar el mensaje de salvación

y un que un día podamos encontrarnos con todos en el Reino.

Amén

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