Anuncien a Juan lo que han visto y
oído
Lectura del profeta Isaías 45,6-25
“Yo soy el Señor y no hay otro: artífice de la luz,
creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el
Señor, hago todo esto. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria;
ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia; yo, el
Señor, lo he creado.”
Así dice el Señor, creador del cielo _él es Dios_, él
modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó
habitable: “Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo
soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para
salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por
mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: “Ante mí se
doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua”; dirán: “Sólo el Señor tiene
la justicia y el poder”. A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra
él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.”
Palabra de Dios.
SALMO Sal 84
Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
“Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos.”
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7,19-23
En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a
preguntar al Señor: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a
otro?” Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron:
“Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte:
“¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a
otro?”
Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades,
achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después
contestó a los enviados: “Vayan a anunciar a Juan lo que han visto y oído: los
ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen,
los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el
que no se escandalice de mí.”
Palabra del Señor.
Para reflexionar
El único que puede salvar es Dios. Él es el
todopoderoso, el creador de la luz y las tinieblas, de la paz y de las
tribulaciones. Sólo a El podemos clamar pidiendo salvación y justicia.
Los profetas intentaban recordar al pueblo, la
existencia y la actuación de ese Dios trascendente, el único, el «todo Otro»,
lleno de poder y de misericordia a la vez, Señor del cosmos y de la historia.
De esta convicción brota la oración más propia del
Adviento: «cielos, lloved vuestro rocío, ábrase la tierra y brote el Salvador».
El único que puede concedernos eso es Dios.
***
El Bautista, sigue siendo el personaje de esta semana.
Envía desde la cárcel a los discípulos con la pregunta crucial: «¿eres tú, o
esperamos a otro?». El Bautista orienta a sus discípulos hacia Jesús.
La respuesta de Jesús es muy concreta y está llena de
sentido pedagógico.
Sus obras, son las que demuestran que en Él se cumplen
los signos mesiánicos que anunciaban los profetas y que hemos ido escuchando en
las semanas anteriores: devuelve la vista a los ciegos, cura a muchos de sus
achaques y malos espíritus, resucita a los muertos, y a los pobres les anuncia
la Buena Noticia. Ésa es la mejor prueba de que Dios está actuando: el
consuelo, la curación, la paz, el anuncio de la Buena Noticia de la salvación.
Todo cristiano puede, en este Adviento, ante todo
crecer él mismo en su fe, y luego transmitirla a los demás, evangelizar,
conducir a Jesús. Todo el que está trabajando en el campo de la evangelización,
está acercando la salvación a este mundo, está siendo profeta y precursor de
Adviento para los demás. Para que no sigan esperando a otro, y se enteren que
ya ha venido el Salvador enviado por Dios.
El programa mesiánico sólo está inaugurado, sigue en
marcha hasta el final. Y somos nosotros los que lo llevamos adelante.
Para
discernir
¿Actuamos como el Bautista, siendo precursores de una
Buena Noticia?
¿Qué respuestas tenemos para las búsquedas, para las
esperas de los hombres de hoy?
Nuestras obras ¿hablan del Dios de la Vida?
Repitamos a
lo largo de este día
…Venga a nosotros tu Reino…
Para la
lectura espiritual
«La Buena Nueva es anunciada a los pobres»
La luz del sol, vista con los ojos de nuestro cuerpo,
anuncia el sol espiritual, el «Sol de justicia» (Ml 3,20). Verdaderamente, es el
más dulce sol que haya podido amanecer para los que, en aquel tiempo, tuvieron
la dicha de ser sus discípulos, y pudieron mirarle con sus ojos todo el tiempo
que él compartió la misma vida de los hombres como si fuera un hombre
ordinario. Y, sin embargo, por naturaleza era Dios verdadero; por eso fue capaz
de devolver la vista a los ciegos, hacer andar a los cojos y oír a los sordos;
purificó a los leprosos y, con sólo una palabra, llamó a los muertos a la vida.
Y aún ahora no hay nada más dulce que fijar la mirada
de nuestro espíritu sobre él para contemplar y representarse su inexpresable y
divina belleza; no hay nada más dulce que estar iluminados y embellecidos por
esta participación y comunión con su luz, tener el corazón pacificado, el alma
santificada, y estar llenos de esta alegría divina todos los días de la vida
presente… En verdad, este Sol de justicia es, para los que le miran, el
proveedor del gozo, según la profecía de Isaías: «¡Los justos se alegran, gozan
en la presencia de Dios, rebosando de alegría!» Y también: «¡Bendigo al Señor
en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el
Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren!» (Sl 67,4; 33,1)
San Gregorio
de Agrigento (hacia 559-hacia 594), obispo
Comentario sobre
el Eclesiastés, 10,2
Para rezar
Tiempo de
Cambio y Conversión
Adviento,
tiempo de
cambio y conversión.
Para preparar
el nacimiento del Señor
hay que
enderezar los caminos…
nos enseña
Juan el Bautista,
que a su vez
lo aprendió de Isaías,
y a los dos
los encontramos
en los textos
bíblicos del Adviento.
Porque para
vivir como Dios pide
el camino es
su Palabra.
¿Qué deberás
allanar en tu camino
hacia el Padre
y su proyecto?
En tu vida
personal, en la mía, en la nuestra…
¿Cuáles son
los escollos
que ofrecemos
a la senda
que el Señor
nos propone?
Adviento,
tiempo de cambio.
Reencuentro
con Dios-Esperanza,
que busca un
lugar para nacer
en nuestro
corazón,
y desde allí
alimentar
nuestra
conversión y sostenerla…
Porque lo
difícil es
perseverar en
el cambio,
y por eso te
pedimos,
Señor de la
Esperanza,
camina con
nosotros,
camina cerca
nuestro,
tómanos de la
mano
para no
desviar el rumbo.
Ayúdanos a
vivir este Adviento
como tiempo de
conversión,
para aprender
a dar la vuelta,
reconocer tus
pasos,
y caminar, con
decisión,
por el sendero
del Evangelio.
Caminar al
encuentro del Dios de la Vida,
abriendo el
corazón a su Palabra,
aprendiendo a
escuchar su llamado,
y respondiendo
con compromiso de vida.
Por el camino
de la justicia y la paz,
por el camino
de la opción por los pobres,
por el camino
de la vida comunitaria
y la esperanza
tozuda en un mañana distinto,
por el camino
de Jesús, con el aliento del Espíritu,
hacia el Reino
del Padre…
que asoma como
brote nuevo y siempre vivo
en cada
Navidad.
- Que así sea –
Marcelo A. Murúa
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