25 de junio de 2017 – TO - DOMINGO XII - Ciclo A
No teman a los
que matan el cuerpo
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta
Jeremías 20, 10-13
Dijo el profeta Jeremías:
Oía los rumores de la gente: « ¡Terror por
todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!» Hasta mis amigos más
íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre
él y nos tomaremos nuestra venganza.»
Pero el Señor está conmigo como un
guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer;
se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
Señor de los ejércitos, que examinas al
justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!,
porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque
él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Palabra de Dios.
SALMO Sal 68, 8-10.
14y 17. 33-35(R.: 14c)
R. Respóndeme, Dios
mío, por tu gran amor.
Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis
hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi
madre:
porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te
agravian. R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor,
en el momento favorable:
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,
sálvame, por tu fidelidad.
Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu
amor,
por tu gran compasión vuélvete a mí. R.
Que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos.
Que lo alaben el cielo, la tierra y el
mar,
y todos los seres que se mueven en ellos.
R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 5, 12-15
Hermanos:
Por un solo hombre entró el pecado en el
mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres,
porque todos pecaron.
En efecto, el pecado ya estaba en el
mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en
cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en
aquellos que no habían pecado, cometiendo una trasgresión semejante a la de
Adán, que es figura del que debía venir.
Pero no hay proporción entre el don y la
falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de
Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron
derramados mucho más abundantemente sobre todos.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 10, 26-33
Jesús dijo a sus apóstoles:
No teman a los hombres. No hay nada oculto
que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo
les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído,
proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero
no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el
cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por
unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento
del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No
teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.
Al que me reconozca abiertamente ante los
hombres, yo los reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré
ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los
hombres.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
La primera lectura presenta a Jeremías,
uno de los más grandes profetas de todos los tiempos. Los grandes imperios
relacionados con Israel eran Babilonia y Egipto, dos grandes potencias que se
disputaban su mundo. Dentro de esta situación tan agitada, Jeremías desde muy
joven sintió la llamada de Dios; tenía que gritar contra la violencia y contra
la opresión. Por una parte, Dios lo empuja a predicar; por la otra, los
poderosos no quieren oírlo y continúan engañando al pueblo con apariencias de
religiosidad: ayunos y holocaustos. Ante esta situación, se sentía acompañado
de un poderoso defensor a quien encomienda la suerte de su vida.
San Pablo exhorta a menudo a mantener
ambas cosas: el temor y la falta de temor. De un lado, no hay lugar para el
temor, ya que el discípulo tiene al Espíritu de Dios; de otro, hay que llevar a
cabo la obra del Señor en el mundo con temor y temblor. El pecado entró en el
mundo y por muy justo que uno sea, padece situaciones de pecado a las que tiene
que enfrentarse. La novedad de Cristo no está en decir aquí no pasa nada, y
todos tan contentos sino en la promesa y el don de la victoria definitiva.
Después que Jesús escoge a los doce y los
envía a proclamar el Reino de Dios, en el Evangelio de Mateo, los exhorta a que
sean valientes ante la oposición que pueden sufrir, por parte de quienes tienen
el poder de condenarlos a muerte. El hilo conductor del texto es lo mandato “no
tengan miedo”. No hay que tenerle miedo a las cosas que matan el cuerpo, en
este caso a quienes los persiguen, los calumnian, los insultan e incluso puedan
ocasionarles la muerte material. Hay que temer al que puede llevarlos a renunciar
al reino que es morir definitivamente. Vivir claudicando del amor y de la
justicia, es para Jesús peor que morir. A muchos les llegará el martirio por
seguirlo, pero no deben temer.
El alma es la vida en sentido bíblico, por
oposición a lo que sólo es apariencia por eso no podrán matarla. La enseñanza
es clara: la inmortalidad del alma es una creencia definitiva, que Jesús
propone a los suyos, contra los saduceos que la negaban.
***
Estas recomendaciones a los discípulos que
Jesús envía a predicar, fueron redactadas en tiempos de la persecución de los
cristianos por parte de los judíos, cuando se jugaban la vida del cuerpo.
Jesús invita a confiar en Dios, dueño y
Señor de la vida; todo lo que existe se rige según su voluntad. Estamos en
manos de Aquel que no es indiferente ni a uno solo de los cabellos de nuestra
cabeza. De Aquel que es mayor que los hombres y puede disponer en la vida y en
la muerte. El no dejará que nos perdamos. Valemos más que todos los gorriones
juntos.
Jesús sabe que tiene enemigos y pide a sus
discípulos que tomen partido por Él; lo que supone muchas veces enfrentarse a
los hombres y al poder. Los envía como ovejas en medio de lobos. El cristiano,
está llamado a una lucha constante contra toda injusticia, contra todo mal. Contra
todo lo que significa no respetar el derecho de cada hombre a vivir dignamente,
y poder realizarse como hijo de Dios. Es necesario desenmascarar la mentira y
la injusticia, agazapadas principalmente en los distintos poderes que manipulan
la historia, y proclamar la primacía del amor y las bienaventuranzas como
condiciones indispensables para vivirlo.
La fe pide valentía. El camino no es
fácil. La reacción espontánea es el rechazo al esfuerzo y el refugio en la
facilidad. La exhortación se sitúa en un crecimiento de fe que implica una
fortaleza hecha de constancia, perseverancia y reciedumbre. La vida en la fe es
un camino que se abre haciéndolo; que no se aleja en los momentos difíciles,
que mantiene viva la esperanza, no se agobia en el dolor y acepta en la
normalidad de la vida la posibilidad de la incomprensión.
Jesús sabe que es duro seguirlo y nos
anima prometiéndonos su testimonio en favor nuestro ante el Padre. El evangelio
tiene enemigos y se da la lucha. El evangelio no es remedio para el corazón que
lo preserva del conflicto. Frente a un miedo comprensible; el Señor promete su
asistencia, una asistencia que ha sido palpable y visible a través de la
historia en la que miles de personas, de toda condición y estilo, han vencido
con valor el miedo a la muerte violenta con la que se encontraron sólo por ser
cristianos.
La opción que tomemos por Cristo, Él la
tomará por nosotros, o lo que es lo mismo: en la medida en que vivamos su vida,
Él vivirá la nuestra y con nosotros. Ponernos de su parte significa vencer
nuestro miedo y apostar a seguir su camino de servicio, de ayuda, de
comprensión; significa creer en la fuerza, en la capacidad de transformación y
de fecundidad que tiene la semilla de verdad, de amor y de esperanza que El, ha
sembrado en nosotros. Ponerse de parte de Jesús significa comprometerse con Él,
dejando de lado respetos humanos, enamorados de su misión, dispuestos a hacer
todo aquello que Él pida. Ponerse de parte de Jesús implica sentir que vive
junto a nosotros aquí y ahora, con una presencia perturbadora, que conmueve
nuestras seguridades, nuestras tranquilidades, y que nos compromete a una
acción concreta de compromiso con los hermanos.
Para
discernir
¿Acepto que el camino de la fe puede
implicar incomprensiones y sufrimientos?
¿Busco en la fe un refugio a mis
impotencias o una fuerza para mis debilidades?
¿Confío en que la fuerza y la misericordia
de Dios me acompañan en la adversidad?
Repitamos a
lo largo de este día
…No temamos…
Para la
lectura espiritual
…«La cruz de la Madre Teresa ha sido el primer signo cristiano que se ha visto en la televisión estatal, al menos desde 1967», declaraba un refugiado albanés a su llegada a Italia en 1990.
La cruz de la que hablaba era aquella cruz
negra que la Madre Teresa llevaba en su sarga blanca.
Si a partir de 1944 el régimen marxista
había perseguido a los creyentes (católicos, ortodoxos y musulmanes), la
situación empeoró en 1967. Fue entonces cuando Albania se declaró oficialmente
como la única nación atea de la tierra. la religión fue atacada ferozmente. El
modo como fueron tratados los católicos recordaba las persecuciones de los
emperadores romanos más crueles. En los tiempos modernos, la iglesia ha sido
reducida como en los años de las catacumbas. Un hecho sorprendente: mientras
los albaneses no tenían derecho a pronunciar públicamente el nombre de Jesús,
la Madre Teresa recorría el mundo con el nombre de Jesús en los labios y
prodigando obras de misericordia. A un párroco que se encontraba en prisión le
pidió un detenido que bautizase a su hijo, en secreto. Cuando las autoridades
descubrieron esta desobediencia, el sacerdote fue condenado a muerte. Fue uno
de los sesenta sacerdotes que murieron, ahorcados, fusilados o agotados por el
rigor de los campos de trabajos forzados. Las persecuciones, como sabemos, se
han cebado con el cristianismo. Los perseguidos son llamados «dichosos» porque
defienden y enseñan la justicia. La promesa que acompaña a esta bienaventuranza
es asombrosa: nada menos que poseer el Reino de los Cielos. Señor Jesús,
sabemos que para imitarte tenemos que hacer el bien a todos. Nos has dicho que
sufriríamos trabajando por los otros contra la opresión, contra la degradación,
contra la guerra.
Cada día encontramos la oposición, la
contradicción. Ayúdanos a aceptar nuestros pequeños sufrimientos, porque
conocemos su valor redentor. Transforma nuestra tristeza en gozo, mientras nos
esforzamos en cumplir tu voluntad”…
E. Egan – K. Egan, Madre Teresa y la bienaventuranza.
Para rezar
«Jesucristo dijo: “Quien quiera guardar su vida, la
perderá;
y quien la gastare por mí, la recobrará en su vida
eterna”.
A pesar de todo, tenemos miedo a gastar la vida
y entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva al egoísmo
Un terrible instinto de conservación nos lleva al egoísmo
y nos atormenta cuando hemos de jugarnos la vida.
Pagamos seguros por todas partes para evitar los
riesgos.
Y además de todo eso está la cobardía…
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Sin
embargo,
Tú nos diste la vida para gastarla.
No podemos reservárnosla en un estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás,
aunque no nos paguen;
hacer un favor a quien nada puede darnos a cambio;
gastar la vida es arriesgarse incluso al inevitable
fracaso,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del
prójimo.
Somos antorchas, y sólo tenemos sentido cuando nos
quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace eludir el sacrificio y buscar
seguridad.
Gastar la vida no es algo que se haga con gestos
extravagantes
y falsa teatralidad.
La vida se entrega sencillamente,
sin publicidad, como el agua de la fuente,
como la madre que da el pecho a su hijito,
como el sudor humilde del sembrador.
Enséñanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible están tu gracia
y tu presencia; no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se pierde en la
niebla;
con todo, queremos seguir dándonos,
porque Tú estás esperando en la noche
con mil ojos humanos que se deshacen en lágrimas».
Lucho Espinal, jesuita asesinado en
Bolivia el 22 de marzo de 1980
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