27 de junio de 2017 – TO – MARTES DE LA SEMANA XII
Hagan por los
demás lo que desean que hagan por ustedes
Lectura del libro del Génesis 13,2.5-18
Abrahán era muy rico en ganado, plata y
oro. También Lot, que acompañaba a Abrahán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de
modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran
inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores
de Abrahán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país.
Abrahán dijo a Lot: “No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros
pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si
vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha yo iré a la
izquierda.” Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la
entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a
Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió
la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos.
Abrahán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas
hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente
contra el Señor.
El Señor habló a Abrahán después que Lot
se había separado de él: “Desde tu puesto dirige la mirada hacia el norte,
mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a
tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo; el que
pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Anda, pasea el país a
lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar.” Abrahán alzó la tienda y fue a
establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar
en honor del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 14,2-4b.5
R: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 7, 6. 12-14
Jesús dijo a sus discípulos:
No den las cosas sagradas a los perros, ni
arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan
contra ustedes para destrozarlos.
Todo lo que deseen que los demás hagan por
ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Entren por la puerta estrecha, porque es
ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos
los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva
a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Los pastos no son suficientemente
abundantes para el ganado de Abraham y de su sobrino Lot. Los pastores de ambos
se disputan entre sí los mejores lugares donde apacentar sus rebaños.
Abrahán fue generoso con su sobrino y con
un gesto de grandeza, le dejó escoger las tierras que quisiera para que puedan
pastar sus ganados. Lot, sin dudarlo, se quedará con los mejores pastos del
valle del Jordán, abundantes en riego.
A Abrahán le quedan las tierras más secas
de la montaña de Canaán. La situación que se creó entre Abrahán y su sobrino
Lot, entre sus respectivos pastores, podría haber llegado a una lucha más o
menos abierta. Pero para Abraham, «la paz» es un bien superior a los bienes
materiales. Abraham ha sido generoso, sin cálculo, para construir la paz
fraterna.
Abrahán en el fondo elige a Dios, y este
gesto de desprendimiento, suscita la generosidad de Dios, que le promete otra
vez para él y sus descendientes la tierra de Canaán que están recorriendo.
Abraham no sólo es prototipo de cómo se responde a Dios con obediencia y fe,
sino también de cómo se es tolerante y generoso con los demás hombres.
***
Siguen, en el sermón del monte, diversas
recomendaciones de Jesús. Hoy leemos tres.
La primera está tomada probablemente de un
refrán popular: «no echar las perlas a los cerdos o lo santo a los perros». Si
bien no aparece con claridad el sentido; puede ser que en el contexto de la
iglesia primitiva, este dicho se refiera a la conveniencia de no anunciar el
secreto del Reino a aquellos que con toda seguridad lo van a rechazar, o se van
a burlar de él. En nuestro contexto actual, estas palabras de Jesús nos
previenen contra la posibilidad de no darle el verdadero lugar o valor, a la
experiencia cristiana. Aunque el discípulo no excluya a nadie de su amor, no
por eso ha de ser ciego a la actitud de los demás.
La segunda se refiere al tipo de
relaciones entre los hombres, y nos interpela con claridad a tratar a los demás
como queremos que ellos nos traten. El modo de relacionarse de los hombres,
debe estar construido sobre la base de la concordia y en el respeto de
hermanos, para que se haga efectiva la realidad de que somos hijos de un mismo
Padre.
La Ley y los Profetas son presentados
ahora como código de moralidad. Jesús resume toda la enseñanza moral de esos
escritos, en el amor, que busca el interés del prójimo como el propio. Jesús no
viene a fundar una nueva doctrina moral, utiliza una norma de moralidad
universal y busca infundir el Espíritu, que permitirá al hombre llegar a una
entrega tan generosa como la suya.
La tercera: «entren por la puerta
estrecha», presenta la opción de los dos caminos, el exigente y el permisivo,
el estrecho y el ancho. Jesús nos va mostrando los caminos que tenemos que
seguir si queremos ser seguidores suyos.
Mateo los contrapone como el camino de la
muerte y el de la vida. Esta enseñanza de tipo sapiencial expone dos formas de
conducirse en la vida: la de quienes buscan la voluntad de Dios y la de quienes
se contentan con realizar la suya propia.
Es una advertencia urgente en orden a la
aceptación del mensaje de Jesús y sus consecuencias. El seguimiento del Señor
no puede consistir en una aceptación teórica, ni puede agotarse con un
entusiasmo inicial. Exige una práctica coherente que va a entrañar
dificultades.
Con estas palabras no quiere decirnos
Jesús que sean muchos más numerosos los condenados al infierno que los justos
del cielo.
Los doctores de la ley se preguntaban si
serían muchos o pocos los que se salvarán. Jesús no respondió a semejante
pregunta porque esto es un secreto de Dios; en todo caso, no es ésta la
cuestión. Este fatigoso y a veces doloroso camino, es el camino de la cruz. Y
al decir que son pocos los que entran por él, Jesús anuncia que su camino no es
el del mundo, el de la cultura dominante; el de la conveniencia; sino el de la
coherencia con las Bienaventuranzas. Andar por él, implicará muchas veces
dolorosas renuncias. Sabemos que cuando se elige algo también se deja de lado
algo.
En la vida del discípulo de Jesús, la
conducta de la mayoría no es criterio válido de acción, el evangelio nos llama
muchas veces a vivir “contra la corriente”. Y esto no significa estar
condenados a una vida oscura, aburrida e infeliz, sino todo lo contrario, pues
nos promete y nos da la felicidad verdadera. Las Bienaventuranzas nos muestran
que aquellos que entran por la puerta estrecha, han sido felices y han hecho
dichosos a los demás.
Sin embargo, nada de eso es posible
contando solo con las propias fuerzas. Es el Espíritu el que trabaja día y
noche en nosotros, para que, a pesar de nuestra debilidad, podamos alcanzar una
vida en plenitud.
Para
discernir
¿Qué consecuencias dolorosas me ha
llevado vivir el espíritu de las bienaventuranzas?
¿Cuál es el criterio que uso para mis
opciones?
¿Estoy dispuesto a aplicar las
bienaventuranzas como criterio para mi proyecto de vida?
Repitamos a
lo largo de este día
…El Padre que está en los cielos dará
cosas buenas a los que se lo pidamos…
Para la
lectura espiritual
…El camino de los seguidores es angosto.
Resulta fácil no advertirlo, resulta fácil falsearlo, resulta fácil perderlo,
incluso cuando uno ya está en marcha por él. Es difícil encontrarlo. El camino es
realmente estrecho y el abismo amenaza por ambas partes: ser llamado a lo
extraordinario, hacerlo y, sin embargo, no ver ni saber que se hace…, es un
camino estrecho. Dar testimonio de la verdad de Jesús, confesarla y, sin
embargo, amar al enemigo de esta verdad, enemigo suyo y nuestro, con el amor
incondicional de Jesucristo…, es un camino estrecho. Creer en la promesa de
Jesucristo de que los seguidores poseerán la tierra y, sin embargo, salir
indefensos al encuentro del enemigo, sufrir la injusticia antes que cometerla…,
es un camino estrecho. Ver y reconocer al otro hombre en su debilidad, en su
injusticia, y nunca juzgarlo, sentirse obligado a comunicarle el mensaje y, sin
embargo; no echar las perlas a los puercos…, es un camino estrecho. Es un camino
insoportable.
En cualquier instante podemos caer.
Mientras reconozco este camino como el que me es ordenado seguir, y lo sigo con
miedo a mí mismo, este camino me resulta efectivamente imposible. Pero si veo a
Jesucristo precediéndome paso a paso, si sólo le miro a él y le sigo paso a
paso, me siento protegido. Si me fijo en lo peligroso de lo que hago, si miro
al camino en vez de a aquel que me precede, mi pie comienza a vacilar. Porque
él mismo es el camino. Es el camino angosto, la puerta estrecha. Sólo interesa
encontrarle a él…
Dietrich Bonhoeffer, El precio de la gracia.
El seguimiento, Sígueme, Salamanca 1999, p. 125.
Para rezar
Ayúdame a decir Sí
Ayúdame a decir sí,
para responder a tu llamado,
que siempre me regala
un desafío nuevo,
un crecimiento posible,
una huella que se abre…
para responder a tu llamado,
que siempre me regala
un desafío nuevo,
un crecimiento posible,
una huella que se abre…
Ayúdame a decir sí,
que es decir no a muchas cosas
para responder con la vida
a Alguien que me llama,
porque me ama
y quiere lo mejor para mi vida.
que es decir no a muchas cosas
para responder con la vida
a Alguien que me llama,
porque me ama
y quiere lo mejor para mi vida.
Ayúdame, Señor,
a decirte que Sí.
a decirte que Sí.
Que así sea.
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