31 de julio de 2017

31 de julio de 2017 – TO – LUNES DE LA XVII SEMANA

El grano de mostaza se hace un arbusto…y vienen los pájaros a anidar en sus ramas

Lectura del libro del Éxodo     24, 18bc; 31,18; 32, 15-24. 30-34

Moisés emprendió el camino de regreso y bajó de la montaña llevando en sus manos las dos tablas del Testimonio, que estaban escritas de un lado y de otro. Esas tablas eran obra de Dios, y la escritura grabada sobre ellas era escritura de Dios.
Al escuchar el ruido de las aclamaciones que profería el pueblo, Josué dijo a Moisés: «Hay gritos de guerra en el campamento.» Pero Moisés respondió: «No son cantos de victoria, ni alaridos de derrota; lo que oigo son cantos de coros alternados.»
Cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el ternero y las danzas, se enfureció, y arrojando violentamente las tablas que llevaba en sus manos, las hizo añicos al pie de la montaña. Después tomó el ternero que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta pulverizarlo. Luego esparció el polvo sobre el agua, y se la hizo beber a los israelitas.
Moisés dijo a Aarón: « ¿Qué te ha hecho este pueblo para que lo indujeras a cometer un pecado tan grave?»
Pero Aarón respondió: «Te ruego, Señor, que reprimas tu enojo. Tú sabes muy bien que este pueblo está inclinado al mal. Ellos me dijeron: “Fabrícanos un dios que vaya al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto.”
Entonces les ordené: “El que tenga oro que se desprenda de él.” Ellos me lo trajeron, yo lo eché al fuego, y salió este ternero.»
Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: «Ustedes han cometido un gran pecado. Pero ahora subiré a encontrarme con el Señor, y tal vez pueda expiar ese pecado.» Moisés fue a encontrarse nuevamente con el Señor y le dijo: «Por desgracia, este pueblo ha cometido un gran pecado, ya que se han fabricado un dios de oro. ¡Si tú quisieras perdonarlo, a pesar de esto…! Y si no, bórrame por favor del Libro que tú has escrito.»
El Señor le respondió: «Yo borraré de mi Libro al que ha pecado contra mí. Y ahora vete. Lleva a este pueblo hasta el lugar que yo te indiqué: mi ángel irá delante de ti. Y cuando llegue el momento, los visitaré para castigarlos por su pecado.» 
Palabra de Dios.

SALMO    Sal 105, 19-23 
R.    Den gracias al Señor, porque es bueno.

En Horeb se fabricaron un ternero,
adoraron una estatua de metal fundido:
así cambiaron su Gloria
por la imagen de un toro que come pasto. R.

Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo. R.

El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo     13, 31-35

Jesús propuso a la gente otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas.»
Después les dijo esta otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa.»
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

La historia del pueblo de Israel está marcada por la infidelidad del pueblo, y la inconmensurable fidelidad de Dios.
Moisés baja del monte con las tablas de la ley y, cuando se acerca al campamento, oye los gritos festivos del pueblo y descubre la traición. Se queda anonadado. Al ver el becerro de oro y las danzas de la gente, destroza las tablas, tritura el becerro, y echa el polvo del mismo al río, donde los hebreos calman su sed y se refrescan; para recordarles continuamente el pecado que acababan de cometer y hacerles beber de aquel agua contaminada por la idolatría.
La pureza de la fe, la autenticidad del Dios escondido, es lo que Moisés defiende al dejarse llevar de una santa cólera.
Entonces le pide cuentas de lo sucedido a Aarón, y éste hace recaer la culpa sobre la gente.
Moisés después de hacerle tomar conciencia al pueblo de la gravedad del pecado, vuelve a dialogar con Dios para implorar su perdón. Dios le responde con misericordia, siguiendo su obra de salvación; aunque anuncia también el castigo de los culpables.
Moisés, profeta y hombre de Dios, con fuerza y fidelidad atestigua la fidelidad a Dios, y reacciona contra todo tipo de idolatría. Denuncia el pecado y llama al pueblo a la conversión, se convierte asimismo en el intercesor solitario ante Dios, y solidario con su gente. Moisés es el tipo mismo de la “intercesión” y por ello preanuncia a Jesús.
***
Desde hace tiempo asistimos, contemplamos, el predominio del eficientismo, que impone un ritmo y estilo frenético e implacable, En nombre del desarrollo y la productividad, se debe ser eficaz a cualquier precio y a esta lógica pareciera que nadie puede sustraerse.
Da la sensación de haber fracasado, el intento de construir la historia sobre valores permanentes; la vida cristiana vivida en plenitud parece la experiencia de unos pocos idealistas abstraídos de la realidad.
La Palabra del Señor nos propone una lógica diferente para entender al hombre y el sentido de su vida: la dignidad y el valor del hombre para Dios, se basa en el ser y no en el tener o el hacer.
Jesús ya ha hablado de la resistencia que encuentra la Palabra, y advierte acerca de la impaciencia, de los que pretenden quitar los obstáculos abruptamente.
Ahora, con las parábolas del grano de mostaza y de la levadura, profundiza en la comprensión del misterio del Reino de Dios, mostrando claramente el contraste entre unos inicios bien pobres, que llevan a desarrollos extraordinariamente grandes. La semilla de mostaza, desconocida para muchos de nosotros, parece que es demasiado pequeña, pero cuando crece, el árbol se hace frondoso y sirve de acobijo a las aves. Así también el Reino de Dios, que parece destinado a la derrota crecerá y se expandirá, de un modo incalculable.
Lo mismo la levadura. Basta una pequeñísima porción para fermentar y hacer crecer una medida de harina. Así también la Palabra de Dios, cuando es recibida en el corazón del hombre, lo abre a la Verdad, a la Justicia y al Amor de tal modo que metidos entre la gente, los cristianos de todos los tiempos se convierten en testigos del alegre anuncio del amor de Dios a todos los hombres.
El triunfalismo y el poderío, va a contracorriente con la propuesta de Jesús. Dios se revela en el corazón pequeño y sencillo que sigue esperando y fiándose de sus promesas. Ahí es donde está la semilla y la levadura que transformará el mundo.
Renovemos nuestra fe en el poder del Espíritu Santo que obra en el silencio, en lo insignificante y se vale de lo que el mundo desprecia.

Para discernir

¿Me dejo llevar por la fastuosidad de las cosas o sé descubrir la presencia sencilla de Dios en las cosas?
¿Valoro los pequeños gestos de amor?
¿Busco lo humilde y lo pobre como camino para el encuentro con el Señor?

Repitamos a lo largo de este día

…Ayúdame a encontrarte en lo sencillo y pobre…

Para la lectura espiritual

Cristo, grano de mostaza y levadura sembradas en el mundo

…”Cristo vino para someterse a este mundo, reivindicar que era su propio dominio, afirmar sus derechos sobre él como su amo, liberarlo de la dominación que el enemigo había usurpado, para manifestarse a todo hombre, para establecerse en él. Cristo es este grano de mostaza negra que debe crecer silenciosamente y cubrir toda la tierra. Cristo es esta levadura que hace secretamente su camino a través de la masa de los hombres, de sus sistemas de pensamiento e instituciones, hasta que todo sea levantado. Hasta entonces la tierra y el cielo estaban separados; su proyecto de gracia es hacer de ellos un solo mundo, haciendo que la tierra sea semejante al cielo.
Él estaba en el mundo desde los comienzos, pero los hombres adoraron otros dioses. Vino a este mundo en la carne, pero «el mundo no lo conoció»; «vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron» (Jn 1,10-11). Sin embargo él había venido para provocar que le recibieran, le conocieran, le adoraran. Vino para integrar en él a este mundo puesto que, así como él mismo es la luz, este mundo fuera luz también. Cuando vino, no tenía «dónde reclinar la cabeza» (Lc 9, 58), pero vino para hacerse en él un lugar, hacerse en él un lugar para habitar, y encontrar unas moradas. Vino a cambiar el mundo entero en morada de su gloria, este mundo que los poderes del mal tenían cautivo.
Vino de noche, nació en la negra noche, en una cueva… Es allí donde primero descansó su cabeza, pero no para quedarse en ella para siempre. No podía limitarse a esta oscuridad… Su intención era transformar el mundo… Todo el universo debía ser renovado por él, pero no recurrió a nada ya existente, para crearlo todo de la nada… Era una luz que alumbraba las tinieblas hasta que con su propia fuerza creó un Templo digno de su nombre”… 
Cardenal John Henry Newman PPS Vol. 6, nº 20 «El templo visible»

Para rezar

Te agradezco que me hagas comprender
que soy necesario, pero no indispensable.
Te doy gracias por enseñarme que sólo
en comunión contigo, mi fuerza y mi roca,
todo lo puedo y participo en el milagro
de producir resultados abundantes.
Necesito abrir el corazón,
para aprender la verdadera sabiduría
que me hace vivir como si todo dependiera de mí

y, al mismo tiempo, seguro de que todo depende de ti.

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