28 de agosto de 2017 - TO – LUNES DE LA XXI SEMANA
Ay de los que
cierran a los hombres el Reino
Principio de la primera carta del apóstol
san Pablo
a los cristianos de
Tesalónica 1, 1-5. 8b-10
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la
Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo.
Llegue a ustedes la gracia y la paz.
Siempre damos gracias a Dios por todos
ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos
presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con
obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una
firme constancia.
Sabemos, hermanos amados por Dios, que
ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado
llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la
acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos
cuando estuvimos allí al servicio de ustedes.
En todas partes se ha difundido la fe que
ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. Ellos
mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios,
abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su
Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de
la ira venidera.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b (R.: 4a)
R. El
Señor tiene predilección por su pueblo.
Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los
fieles;
que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su
Rey. R.
Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
porque el Señor tiene predilección por su
pueblo
y corona con el triunfo a los
humildes. R.
Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a Dios con sus gargantas
ésta es la victoria de todos tus
fieles. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
23, 13-22
« ¡Ay de ustedes, escribas y
fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni
entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos
hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo
han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen:
“Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro
del santuario, entonces sí que vale”! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más
importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen
también: “Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura
por la ofrenda que está sobre el altar.” ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la
ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar
por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él
y por aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono
de Dios y por aquel que está sentado en él.»
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Tesalónica era la capital de Macedonia, al
norte de Grecia. Las dos cartas de san Pablo a los Tesalonicenses son las
primeras epístolas escritas por él, hacia el año 51 y al mismo tiempo los
primeros textos del Nuevo Testamento.
Obligado a huir, a causa de la
persecución, Pablo dejó allí una pequeña comunidad cristiana muy frágil que
llevaba de vida sólo unos meses. Habiendo enviado a Timoteo para tener noticias
Pablo se entera de que los cristianos perseveran con firmeza y les envía una
carta para felicitarlos y contestar a algunas preguntas.
La persecución y la perseverancia son para
Pablo una prueba del justo juicio de Dios, que quiere hacerlos dignos de su
reino.
***
Los ataques de Jesús contra los fariseos
empezamos a leer el sábado pasado y van a continuar durante tres días, con una
serie de lamentaciones que les descalifican comenzando con la formula «ay de…».
Son ocho lamentaciones, que Mateo coloca después de haber proclamado Jesús las
Bienaventuranzas.
La vocación de Israel no era la de ser un
pueblo que cumpliera hasta las más mínimas obligaciones rituales, sino un
pueblo que hiciera posible otra forma de vivir la historia haciendo presente a
Dios como su Señor y guía.
El reino de Dios ha sido anunciado por
Juan Bautista y por Jesús. Los letrados usan de la autoridad de su enseñanza
para impedir que el pueblo acepte ese mensaje, que ellos son los primeros en
rechazar. Son los sabios y entendidos a que alude Jesús a quienes se oculta el
designio de Dios. De ahí su responsabilidad que tenían por su saber de haber
preparado el camino al reino, sin embargo son los que impiden que éste alcance
sus objetivos.
Los judíos sabían perfectamente que la ley
era una mediación para hacer posible la realización de la voluntad de Dios en
este mundo. Pero, como dice el refrán popular: hecha la ley, hecha la
trampa. Jesús cuestiona profundamente la casuística pormenorizada y tramposa
que inventa maneras «legales» de evadir la ley y se vale de la
«letra sagrada » para conseguir sus propios fines.
Por eso Jesús vuelve a la intención
original de la ley recordando que lo que santifica un objeto y hace obligatorio
un deber no es la letra misma de la ley, sino el espíritu que la anima.
Jesús expresa, en forma de lamentaciones,
su reprobación con respecto a la hipocresía de sus adversarios que actuando
como guías del pueblo han cerrado a los hombres las puertas del Reino de los
cielos, habiendo creado obstáculos a la acción de Dios en la historia. Siendo
pésimos intérpretes de la Escritura; han sido malos pastores, han perdido la
llave del Reino y siguen enseñando y deformando la Ley de Dios y las
conciencias de los hombres.
Lamentablemente podemos constatar
que hay fariseos en todos los sectores de la vida humana y social, pero
los de la religión son especialmente destructivos. Persiguen a las personas y
los cazan para llevarlos a su propia convicción religiosa; no a la de Dios.
Tienden a transformar a los otros en copias de sí mismos imponiéndoles con
temor su propia semejanza de egoísmo y falsedad. A lo largo de toda la historia
y aún hoy constatamos la presencia de este tipo de guías ciegos que nivelan y
etiquetan a toda costa.
El anuncio del evangelio está muy lejos de
toda homologación de la vida y de la conciencia. El Evangelio no oprime el
corazón ni achata la vida sino es camino de libertad fecunda y creativa en el
amor salvador de Cristo. Evangelizar no es hacer proselitismo ni encajar en un
molde a todo hombre; muy por el contrario, es llegar hasta la raíz más profunda
de cada hombre, a su realidad más íntima y personal iluminándola y haciéndola
portadora de vida nueva.
Para
discernir
¿Manifiesto un espíritu farisaico en
ciertas situaciones?
¿En qué cosas exijo lo que no cumplo?
¿Me aferro más a ley que al espíritu?
Repitamos a
lo largo de este día
…Cantemos un canto nuevo…
Para rezar
Dios que quieres la vida del hombre:
Tú nos juzgas sobre el amor
Líbranos de buscar nuestra justificación
en leyes demasiado humanas,
tranquilizadores de conciencias
Ya que tu Hijo Jesús
resumió toda la Ley
en amarte a ti y a nuestros hermanos,
enséñanos a amar sin ningún tipo de cálculos,
y que tu salvación nos sea concedida
por añadidura,
En el nombre de tu Hijo Jesús,
Cristo, nuestro Señor.
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