25 de septiembre de 2017

Unos Momentos con Jesús y María

Lecturas del 25-9-17 (Lunes de la Semana 25)

SANTORAL: Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás -
                    Los Mártires de Canadá

“… al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener”
 
Principio del libro de Esdras 1, 1-6

 En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor pronunciada por Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, y este mandó proclamar de viva voz y por escrito en todo su reino:
 «Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra, y me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, que su Dios lo acompañe y suba a Jerusalén, de Judá, para reconstruir la Casa del Señor, el Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. Que la población de cada lugar ayude a todos los que queden de ese pueblo, en cualquier parte donde residan, proporcionándoles plata, oro, bienes y ganado, como así también otras ofrendas voluntarias para la Casa del Dios que está en Jerusalén.»
 Entonces los jefes de familia de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos los que se sintieron movidos por Dios, se pusieron en camino para ir a reconstruir la Casa del Señor que está en Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron toda clase de ayuda: plata, oro, bienes, ganado y gran cantidad de objetos preciosos, además de toda clase de ofrendas voluntarias.

Palabra de Dios.


SALMO Sal 125, 1-2b. 2c-3. 4-5. 6 (R.: 3a)

R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!


 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
 nos parecía que soñábamos:
 nuestra boca se llenó de risas
 y nuestros labios, de canciones.  R.

 Hasta los mismos paganos decían:
 «¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»
 ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
 y estamos rebosantes de alegría!  R.

 ¡Cambia, Señor, nuestra suerte
 como los torrentes del Négueb!
 Los que siembran entre lágrimas
 cosecharán entre canciones.  R.

 El sembrador va llorando
 cuando esparce la semilla,
 pero vuelve cantando
 cuando trae las gavillas.  R.

X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18

Jesús dijo a la gente:
«No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.
Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener.»

Palabra del Señor.

   
Reflexión 
  
 Quién sigue a Jesús no solo debe trabajar para su propia conversión, sino también por la de los demás. El Señor lo expresa con la imagen de la lámpara que resulta  muy  fácil de comprender por quienes lo escuchaban. La lámpara está para iluminar y había que colocarla bien alto. A nadie se le ocurriría esconderla de tal manera que su luz quedase oculta. ¿Para qué iba a servir entonces?
En otra oportunidad, Jesús también les dijo a sus discípulos: “Ustedes son la luz del mundo”.
La luz de los discípulos es la misma que la de su Maestro Jesús. Sin la luz de Cristo, el mundo queda en tinieblas. Y cuando se camina en la oscuridad, se tropieza y se cae.
Los cristianos debemos iluminar el ambiente en que vivimos  y trabajamos. No se comprende un discípulo del Señor sin luz.  
El Concilio Vaticano II lo puso de relieve al decir: “Porque todos los cristianos, donde quiera que vivan, por el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra, están obligados a manifestar el hombre nuevo de que se han revestido de tal forma que los demás, al ver sus obras, glorifiquen al Padre y descubran el genuino sentido de la vida y el vínculo universal de todos los hombres.
Pensemos si los que trabajan codo a codo con nosotros..., si quienes viven en nuestro mismo hogar, reciben de nosotros esa luz que señala el camino que conduce a Jesús.
El trabajo, nuestras obligaciones cotidianas y nuestro comportamiento,  es la lámpara que debe iluminar con la luz de Cristo. ¿Qué apostolado podría llevar a cabo una madre de familia que no cuidara a conciencia su hogar?. ¿Cómo podría hablar de Dios a sus amigos un estudiante que no estudiara, o un empresario que no viviera los principios de la justicia social de la Iglesia, con su empleados?
Desde el comienzo de su vida pública se conoce al Señor como el artesano, el hijo de María. Y cuando comienzan los milagros, la multitud dice: Todo lo ha hecho bien. Absolutamente todo, los grandes prodigios y las cosas pequeñas y cotidianas.
Es evidente que la doctrina de Jesús no se ha difundido a fuerza de medios humanos, sino a impulsos de la gracia. Pero también es cierto que la acción apostólica edificada sobre una vida sin virtudes humanas, sin responsabilidad en las propias obligaciones, sería hipócrita e ineficaz. El Concilio también decía: “El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta sobre todo, a sus obligaciones para con Dios”.
Sea cual sea el trabajo u ocupación que tengamos, al hacerlo con responsabilidad y a conciencia, ganamos autoridad moral ante nuestro prójimo para poder realizar mejor nuestras tareas de apostolado.
San Pablo, en sus cartas a los primeros cristianos de Filipo, los exhorta a vivir en medio de aquella gente apartada de Dios, de manera que brillen como luceros en medio del mundo. Y su ejemplo arrastraba tanto que en verdad se pudo decir de ellos: “lo que es el alma para el cuerpo, esto son los cristianos en medio del mundo”
Pidamos nosotros también a María que iluminemos siempre el medio en que vivimos, para que podamos ser más eficaces y fecundos en nuestra tarea de llevar a los que nos rodean a Jesús.
 

Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu veraz os dió a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dió la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
nos encendió la luz para esconderla,
qué poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad, que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas

 SANTORAL: Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás

La devoción a Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, con 20 años de historia, es una de las advocaciones que en los últimos años más ha contribuido en animar la fe del pueblo argentino, desde su santuario ubicado en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires.

Hacia allí confluyen muchísimos peregrinos de todas partes de la Argentina, particularmente los días 25.

El 25 de septiembre de 1983 es la primera vez que se le aparece la imagen de la Santísima Virgen, pero no existe ningún diálogo.
El 28 de septiembre de ese año, por segunda vez se le aparece con los mismos colores que tiene ahora la Virgen del Rosario con el Niño en brazos pero en forma viva.
El 7 de octubre cuando se aparece, Gladys le pregunta cuál es su deseo, entonces se borra la imagen y aparece un templo, por lo que se supone que María Santísima quería estar entre nosotros.
Ella concurre a comunicarle los hechos al Padre Carlos Antonio Pérez, que la escuchó con atención y prudencia y la invitó a esperar que los acontecimientos se encargaran de demostrar la autenticidad de los hechos.
En uno de sus mensajes le dice: "El Espíritu Santo es tu guía; debes obedecer; elegido está el lugar de mi morada; todo queda en vuestras manos" .
Gladys en una oportunidad le pregunta si le gustaría que la llamaran "María del Rosario de San Nicolás" y la Virgen le responde: "Así debe ser. Mi anhelo es estar entre vosotros, colmarlos de bendiciones, de paz, de alegría y acercarlos al Señor Nuestro Dios".
Junto a la mayoría de los mensajes aparecen las citas bíblicas, para que se conozca y se ame la Palabra de Dios.
Son grandes los frutos preferentemente espirituales de este acontecimiento, en particular el rezo del Santo rosario, la lectura de la Palabra, el acercamiento a los Sacramentos y a la Iglesia, y el culto a la Madre de Dios, un mayor descubrimiento de Cristo como centro de los mensajes.

Los Mártires de Canadá
Ocho fueron los santos mártires de Canadá, que a comienzos del Siglo XVII dieron sus vidas por la evangelización de las poblaciones indígenas que habitaban las regiones donde hoy se encuentran las ciudades de Quebec y Montreal.
Los primeros en llegar fueron misioneros franciscanos, pero en 1623 llegaron a Canadá los jesuitas, quienes se dedicaron con entusiasmo a la misión entre los indios hurones y a la fundación de los poblados de San José, San Ignacio, San Luis y Santa María.
En 1642, estas misiones fueron atacadas por los temibles iroqueses, que vivían al sur de los lagos San Lorenzo y del Ontario y se desencadenó una guerra implacable durante la cual fueron hechos prisioneros el Padre Isaac Jogues, y el hermano Renato Goupil, que fue muerto por un indio, enfurecido por verlo predicar a los verdugos. El padre Jogues, después de trece meses de cautiverio fue bárbaramente mutilado y perdió la vida en el martirio junto con otro sacerdote jesuita, el Padre Juan Ladande.
Después de un período de paz, los iroqueses ocuparon nuevamente el país hurón y arrasaron la misión de San José, dando muerte al Padre Antonio Daniel. Más tarde desbastaron San Ignacio, San Luis y Santa María, dando muerte en martirio a los Padres Juan de Brébeuf y Daniel Lalemant.
Después fue desbastaron la misión de San Juan Bautista, matando al Padre Carlos Garnier. También murió el Padre Natalio Chabanel, quien poco antes había dicho: "Esta vida vale poco; en cambio, la felicidad del cielo no me la podrán arrebatar los iroqueses"

Otras celebraciones de hoy: Nuestra Señora de la Fuencisla. Santos: Alberto de Jerusalén, Atanasio, Irene, Baldovino, Sergio, Aurelia, Neomisia, confesores; Arnolfo, Fermín, Solemnio, Lupo, Cástor, obispos; Antila, Bardomiano, Eucarpo, Herculano, mártires; Ermenfredo, abad; Pafnucio, monje; Cleofás, discípulo del Señor.

 



Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: Hablar con Dios del P. Fernández-Carvajal, Cinco Minutos con Dios del P. A. Milagros, Meditaciones del Pueblo de Dios del P. E. López Rosas, Buenas Noticias para cada día del P. J.M.Garuza, Encuentros Bíblicos del P. M. Wiechs, Por los Caminos del Señor del Card. C. Martini, Palabra de Dios para cada día del P. N Quesson, Pensar por Libres del P. E. Monasterio, etc.. y los comentarios de la Biblia Latinoamericana y de EUNSA.  También se han incluido Himnos y Salmos de la Liturgia de las Horas y se han utilizado las biografías de Amigos de Dios y de los Hombres, de Esther Pizzariello de Leoz, y 365 Historias de Clovis Bovo, para la preparación del Santoral.
Los realizadores de esta recopilación de textos no pretenden en ningún caso atribuirse la autoría de los mismos, ni persiguen ningún fin de lucro ni otro, que no sea la propagación de la Palabra de Dios y la doctrina católica.


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