17 de octubre
de 2017 – TO – MARTES
DE LA XXVIII SEMANA
Den como
limosna lo que tienen, y todo será puro
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Roma 1, 16-25
Hermanos:
Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque
es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en
primer lugar, y después de los que no lo son. En el Evangelio se revela la
justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice la Escritura:
El justo vivirá por la fe.
En efecto, la ira de Dios se revela desde
el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su
injusticia retienen prisionera la verdad. Porque todo cuanto de se puede
conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,
ya que sus atributos invisibles -su poder eterno y su divinidad- se hacen
visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio
de sus obras.
Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna
excusa en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron
gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos
razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de
sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por
imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles.
Por eso, dejándolos abandonados a los
deseos de su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus
propios cuerpos, ya que han sustituido la verdad de Dios por la mentira,
adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito
eternamente. Amén.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 18, 2-3.
4-5ab (R.: 2a)
R. El cielo
proclama la gloria de Dios.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus
manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del
mundo. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 11, 37-41
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo
invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se
extrañó que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: « ¡Así son ustedes,
los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos
de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo
también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será
puro.»
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
La fe estará en el centro de toda la Carta
a los Romanos. La fe en Cristo es recibida por pura gracia. Tener fe en alguien
es entregarse a él, abandonarse a él, poner todo el ser en sus manos. Tener fe
en alguien es creer suficientemente en su palabra para que ella se haga nuestra
propia palabra.
Para Pablo el Evangelio, es una fuerza de
Dios para la salvación de todo el que cree: del “judío” en primer lugar y
también del «griego» después. El evangelio no es “algo” estático, pasivo; es un
“dinamismo de Dios”, es una “fuerza en acción”.
La “Justicia de Dios” se revela en el
Evangelio. Esta justicia no es la que corresponde a un juez que recompensa o
castiga, sino la que salva y justifica. El hombre la recibe si colabora. Esta
justicia no se alcanza ni mediante los esfuerzos del hombre, ni por cumplir la
ley, ni por pertenecer a la raza de Abraham. Se obtiene mediante la fe, la
obediencia al Evangelio y la aceptación de su poder.
Se trata de una actitud activa de Dios que
«justifica», que «hace ser justo». Es Dios quien salva por su gracia. Y la fe
del hombre es, justamente, la «correspondencia» a ese acto divino. Nos salvamos
acogiendo por la fe la salvación, la justicia, que Dios nos da.
Pablo aborda después la cuestión del
conocimiento natural de Dios. Para Pablo, la incapacidad en la que el hombre se
encuentra, de conocer a Dios a través de lo creado, no es de tipo intelectual;
sino de orden moral: el hombre ha hecho de sí mismo el centro del mundo,
perdiendo así progresivamente la posibilidad de leer la presencia de Dios en
las cosas creadas.
El hombre es libre para rechazar a Dios,
pero no puede evitar las consecuencias de tal acción. La sabiduría de Dios es
distinta de la de los hombres. Al que vive entregado a los caprichos de su yo y
a las exigencias del mundo, le parece mera locura. La sabiduría de Dios se
manifiesta en la Cruz de Cristo de un modo claro e incomprensible, al mismo
tiempo.
***
Continúa el viaje de Jesús, camino de
Jerusalén. Lucas sitúa en este contexto una serie de recomendaciones y
episodios. Durante tres días escucharemos sus duras invectivas contra los
fariseos. La preocupación farisea por la pureza legal, dividía a la humanidad
en “puros” e “impuros”, en judíos y no-judíos, desfigurando el verdadero Rostro
de Dios.
Jesús confronta al fariseo y a los
presentes y los llama a revisar su actitud de vida. Muchos de ellos empleaban
la pureza ritual para encubrir los robos, las injusticias y las malas
intenciones que cometían diariamente. El pueblo acudía a ellos buscando un
juicio justo, la defensa de sus derechos, pero a ellos sólo les interesaba
sacar beneficio económico de su servicio.
Jesús denuncia, especialmente en los
fariseos, una concepción de la vida que apaga la Palabra y le impide alcanzar a
los hombres. Jesús cuestiona estas prácticas y muestra cómo son continuadores
de una mala tradición que no reconoce el valor del ser humano. La ley por la
ley esclaviza, mata, aleja cada vez más la probabilidad de la acción de Dios en
nuestros corazones. Lo que verdaderamente mancha, es la maldad interior, que
convierte al hombre y a la mujer en injustos respecto de los otros.
La práctica cristiana consiste en el
mandamiento del amor. El amor es el que hace el corazón puro, no las prácticas
rituales vacías de contenido. La pureza interior es el resultado del amor a los
demás.
Aparece una nueva ley, que no es una ley
preceptual que achica la vida y la somete, sino la novedad de la verdadera la
libertad. Jesús habla de la limosna, considerada por los judíos como una de las
obras más excelentes, pero insiste, en la necesidad de un cambio interior y
sincero, que sin descuidar las normas de vida comunitaria o cultural, supere el
cumplimiento del dar dinero en atención a la prescripción legal, y permita la
realización de una sociedad más justa y equilibrada. No alcanza que entreguemos
ofrendas en el templo o alguna limosna, si no sentimos en carne propia, el
dolor del que sufre la miseria, y descuidamos la práctica de la misericordia y
del amor solidario.
Para
discernir
¿Qué concepto tengo de pureza?
¿Qué relación encuentro entre pureza y
caridad?
¿Qué lugar ocupa la limosna en mi camino
de fe?
Repitamos a
lo largo de este día
…Tu Palabra Señor es mi alegría…
Para la
lectura espiritual
«El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de
dentro?»
…”«Vosotros, los fariseos, limpiáis por
fuera la copa y el plato». Como veis, nuestros cuerpos son llamados aquí con
los nombres de objetos de tierra y frágiles, que una simple caída puede romper.
Y los íntimos sentimientos del alma son llamados por expresiones y gestos del
cuerpo, tal como lo que encierra el interior de una copa se deja ver por fuera.
.. Ved, pues, que no es el exterior de una copa o de un plato lo que nos
ensucia el interior.
Como buen maestro, Jesús os ha enseñado
cómo limpiar las manchas de nuestro cuerpo, diciendo: Más bien dad como limosna
lo que tenéis y todo le demás será puro en vosotros». ¡Veis bien cuántos
remedios hay! La misericordia nos purifica. La palabra de Dios también nos
purifica, tal como está escrito: «Vosotros estáis ya limpios gracias a la
palabra que os he anunciado» (Jn 15,3)…
Es el punto de partida de un buen pasaje:
el Señor nos invita a buscar la simplicidad y condena el estar ligado a lo que
es superfluo y ramplón. Los fariseos, a causa de su fragilidad, son comparados,
y no sin razón, a la copa y al plato: observan escrupulosamente puntos que no
tienen ninguna utilidad para nosotros, y olvidan aquello donde se encuentra el
fruto de nuestra esperanza. Cometen, pues, una gran falta, despreciando lo
mejor. Y sin embargo, también a esta falta se le ha prometido el perdón si
viene detrás de la misericordia y la limosna”…
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor
de la Iglesia – Comentario al evangelio de Lucas, 7, 100-102
Para rezar
Oración para la acción
Señor, danos la sabiduría
que juzga desde arriba y ve a lo lejos
danos el Espíritu que omite
lo insignificante en favor de lo esencial.
Enséñanos a serenarnos
frente a la lucha y a los obstáculos
y a proseguir en la fe, sin agitación
el camino por ti trazado.
Danos una actividad serena
que abarque con una visión
unitaria, la totalidad.
Ayúdanos a aceptar la crítica
y la contradicción
Haz que sepamos evitar
el desorden y la dispersión.
Que amemos todas las cosas
juntamente contigo
Oh Dios, fuente de ser,
únenos a Ti y a todo lo que te converge
hacia la alegría y la eternidad
que juzga desde arriba y ve a lo lejos
danos el Espíritu que omite
lo insignificante en favor de lo esencial.
Enséñanos a serenarnos
frente a la lucha y a los obstáculos
y a proseguir en la fe, sin agitación
el camino por ti trazado.
Danos una actividad serena
que abarque con una visión
unitaria, la totalidad.
Ayúdanos a aceptar la crítica
y la contradicción
Haz que sepamos evitar
el desorden y la dispersión.
Que amemos todas las cosas
juntamente contigo
Oh Dios, fuente de ser,
únenos a Ti y a todo lo que te converge
hacia la alegría y la eternidad
Amén.
Padre Ignacio Larrañaga
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