3 de noviembre de 2017 – TO – VIERNES DE LA XXX SEMANA
Hacer el bien
en todo tiempo
Principio de la carta del apóstol san
Pablo
a los cristianos de Roma 9,1-5
Hermanos:
Digo la verdad en Cristo; mi conciencia,
iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena
y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi
raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo.
Ellos descienden de Israel, fueron
adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto
y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el
Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 147
Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus
puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
R.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 14, 1-6
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de
uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él
había un hombre enfermo de hidropesía.
Jesús preguntó a los doctores de la Ley y
a los fariseos: « ¿Está permitido curar en sábado o no?» Pero ellos guardaron
silencio.
Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo,
lo curó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de
ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida,
aunque sea sábado?»
A esto no pudieron responder nada.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Pablo dedica tres capítulos, a manifestar
el dolor que siente por la obstinación de su pueblo Israel y a reflexionar
sobre su futuro.
Él se siente judío y desearía que todos
sus “hermanos de raza y sangre”, hubieran aceptado a Cristo, como él lo ha
hecho. Pero no es así. La mayoría del pueblo elegido se ha quedado fuera de la
Iglesia cristiana: “siento una gran pena y un dolor incesante”.
Pablo reconoce que Israel tiene valores muy
ricos: “la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas”. De
ese pueblo ha nacido el Mestas, Jesús. ¿Cómo puede ser que no le hayan
aceptado?
Pablo, allí donde iba, predicaba primero
en las sinagogas, a los judíos, los herederos primeros de la promesa, y sólo
cuando allí era rechazado pasaba a predicar a los paganos.
Pablo sufre. No con un dolor personal,
sino por la salvación del mundo. ¡Un auténtico misionero!
***
Otra curación en sábado. Hoy es con un
hombre aquejado del mal de la hidropesía, la acumulación de líquido en su
cuerpo.
Uno de los 39 trabajos que se prohibían en
sábado era el de curar. Una reglamentación que impida ayudar al que está en
necesidad, no puede venir de Dios. La Ley que algún día los constituyó como
pueblo libre y autónomo, era convertida en instrumento de esclavitud y
dominación.
El hecho milagroso se cuenta con pocos
detalles porque lo fundamental es el diálogo que mantiene Jesús con sus
adversarios sobre el sentido del sábado: vuelve a repetir que la mejor manera
de honrar este día santo, es ejercer la caridad con los necesitados. Jesús les
reprocha que cuando se pone en juego su interés personal, pueden aplicar más
benignamente la ley. Si para ayudar a un animal de su propiedad pueden quedar
eximidos del cumplimiento de la ley del descanso, cuánto más si se trata de
ayudar a un enfermo.
Jesús pone a la persona humana por encima
de las leyes absurdas de aquel entonces. Pareciera ser que durante toda la
semana no hace grandes cosas y reserva sus manifestaciones de liberación
especialmente, para los días sábados en los que todo estaba prohibido. Cura,
perdona y libera a quienes se encuentra en su camino y como conoce la dureza
del corazón de sus perseguidores, les cuestiona sobre la veracidad de su
cumplimiento, cuando se ponen en juego sus intereses, para que descubran que el
proyecto de Dios está muy por encima de ellos y de cualquier mezquindad humana.
Dar culto a Dios, en este sentido, no es
sólo arrodillarnos ante Él, sino además, identificarnos con Cristo que, como
Buen Pastor, salió al encuentro de la oveja descarriada y herida, empobrecida y
hambrienta, enseñándonos, así, que también nosotros tenemos que dar culto a
Dios amando como el Señor nos ha amado y enseñado, que Él no descansó,
sentándose en la Gloria de su Padre, sino que trabajó y se esforzó hasta dar su
Vida, para liberarnos de todo tipo de esclavitud.
Hoy como ayer, descubrimos muchas veces en
nuestra sociedad que la “Ley” que se impone moviendo cielo y tierra es para
conseguir beneficios individuales o de grupos, a costa del dolor de muchos
hombres. Ante el sufrimiento, ante la pobreza, ante las injusticias, ante el
pecado, no podemos pasar de largo dejando a quien lo padece hundido en su mal.
No podemos dejar para mañana, el hacer el bien a quien hoy lo reclama, porque
lo necesita. Cada día debemos ser la Iglesia de Cristo que no sólo anuncia el
Nombre de Dios, sino que, además, sirve con gran amor a los que sufren.
Los cristianos somos testigos del Memorial
de la Pascua de Cristo, no sólo porque contemplamos agradecidos el amor que
Dios nos tiene, sino porque el encuentro con el Señor Resucitado, nos ha
llenado de su amor y nos ha enviado para que hagamos nosotros, lo mismo que Él
ha hecho por nosotros y en nosotros. Igual que Cristo; no pasemos de largo ante
el dolor, ante el sufrimiento, ante la pobreza de nuestros hermanos y, si es
necesario, “amemos hasta que nos duela”, con tal de que recobren su dignidad y
alcancen su salvación en Cristo.
Para
discernir
¿Qué lugar le doy a la ley?
¿La manejo según mi conveniencia?
¿Qué leyes rigen mi vida?
Repitamos a
lo largo de este día
…Dame tu libertad de amor, Señor…
Para la
lectura espiritual
«El sábado se hizo para el hombre» (Mc 2,27)
…”Al acabar la obra de toda la creación,
el «shabbat», el séptimo día bendecido y consagrado por Dios, se une
inmediatamente a la obra del sexto día en el que Dios hizo al hombre «a su
imagen y semejanza» (Gn 1,26). Este lazo tan estrecho entre el «día del Señor»
y el «día del hombre» no se les escapó a los Padres cuando meditaron sobre el
relato bíblico de la creación. Ambrosio dice referente a él: «Doy gracias al
Señor nuestro Dios, que ha hecho una obra tal en la que pueda descansar. Ha
hecho el cielo, pero no leo que descansara; hizo la tierra, pero no leo que
descansara; hizo el sol, la luna y las estrellas, y tampoco allí no leo que
descansara, pero leo que hizo al hombre y que entonces sí descansó teniendo a
alguien a quien perdonar sus pecados». Así, el «día del Señor» estará para
siempre unido directamente al hombre».
Cuando el mandamiento de Dios dice: «Te
acordarás del día del sábado para santificarlo» (Ex 20,8), la pausa ordenada
para honorar el día que le es consagrado no es de ninguna manera un mandamiento
agobiante para el hombre, sino más bien una ayuda que le permite reconocer la
dependencia vital i liberadora respecto al Creador, así como su vocación a
colaborar a su obra y acoger su gracia. Honorando el «descanso» de Dios, el
hombre se redescubre plenamente a sí mismo; así el día del Señor se revela
profundamente marcado por la bendición divina (Gn 2,3), y, gracias a ella, se
podría decir, dotado como los animales y los hombres de una especie de
«fecundidad» (Gn 1,22.28). Esta fecundidad se expresa, sobre todo, en lo que el
sabbat revive y, en un sentido, «multiplica» al mismo tiempo, haciendo crecer
en el hombre, por la memoria del Dios viviente, el gozo de vivir y el deseo de
promover y dar vida”…
San
Juan Pablo II – -Carta apostólica «Dies Domini», 61
Para rezar
Un pobre ha gritado,
y en seguida se levanta Jesús a curarlo:
el Reino es gracia,
porque Dios tiene corazón.
Por los enfermos, los débiles y los que están solos,
por los que viven duramente cada día,
Pidamos al Señor de los pobres.
por los humillados sin voz,
Por los que están aplastados,
por una ley que debería defenderlos,
Por los que son víctimas del orden establecido,
pidamos al dios de las misericordias.
Por todos los hijos perdidos, por los pobres en
virtud,
por aquellos a los que nadie tiende
una mano compasiva y fraterna,
pidamos al Señor de la ternura.
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