1 de Enero de 2018 – Tiempo de Navidad
1 de enero - Solemnidad
de Santa María Madre de Dios
…Dios envió a
su Hijo, nacido de una mujer…
Lectura del libro de los
Números 6, 22-27
El Señor dijo a Moisés: «Habla en estos términos a
Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: “Que
el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti
y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la
paz.” Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los
bendeciré.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8
(R.: 2a)
R. El Señor tenga piedad y nos
bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra. R.
¡Que los pueblos te den gracias, Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Galacia 4,
4-7
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a
su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban
sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios
infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios
llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y
por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 2, 16-21
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María,
a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que
habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron
admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las
meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a
Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían
recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al
niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el
Ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
La fórmula de bendición sacerdotal que
aparece en la primera lectura, se cumplió plenamente en María. El Señor estuvo
con ella, desde el principio, le dio su paz, fue la llena de gracia. Así lo
sintió la primera Iglesia post-apostólica cuando la invocó: “Santa María, Madre
de Dios, ruega por nosotros”. Y así lo siente la Iglesia de nuestros días
llamándola: “Madre de la Paz”.
***
San Pablo nos muestra que el Hijo hecho
hombre ha puesto su voluntad debajo de nuestras necesidades, De esta manera,
Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ha dado la posibilidad de ser también nosotros
hijos de Dios por adopción.
***
María cobra un particular relieve en este
texto de Lucas. En el contexto anterior de la presentación en el templo, ella
aparece como Madre carnal de Jesús. Aquí se presenta otra relación entre Jesús
y María: la de la fe. “Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su
corazón”. Actitud de fe adulta y reflexiva. María guardaba las cosas en su corazón,
no como quien pone siete llaves y mantiene oculto. María guarda las cosas en su
corazón como aquella que atesora, aquella que valora, aquella que es capaz de
descubrir en cada cosa un sentido y eso le da razón a su caminar.
María tiene esa memoria sabia que no cae
en olvidos injustos, ni en recuerdos superficiales, tiene memoria del corazón.
Siempre estaba vivo en ella el gozo de la
anunciación, por la promesa de Dios, el amor dado en la visitación, la
confianza del buen José, todo lo que se decía del niño. Y en cada uno de estos
momentos experimentaba el paso de Dios por su vida, la ternura de un Dios que
la bendecía. Esta experiencia fue la que animó su esperanza y no quebrantó su
fe ante en el momento del dolor.
La memoria del corazón le permitió experimentar,
una y otra vez, que el mismo Dios que la había llamado no abandonaría la obra
de sus manos aunque espesos nubarrones aparecieran en el horizonte.
Ella nos invita a acrecentar nuestra
memoria del corazón, a mirar con ojos nuevos el paso de Dios por nuestra vida.
Creemos que nuestro Dios es fiel y no cambia; lo que prometió lo cumplirá, lo
que nos dio no lo quitará, de lo que dijo no se desdecirá, su proyecto no
cambiará.
Necesitamos que la memoria de su fidelidad
nos arranque de nuestros egoísmos, conveniencias, tibiezas e inseguridades,
para hacer memoria agradecida del pasado que nos permita mirar el futuro con
esperanza y pasión por el bien, la justicia y la paz. Para ese compromiso hace
falta la memoria buena de un Dios que ha sido generoso con nuestra vida
sabiendo rescatar todo lo bueno que hemos vivido, porque de la memoria del
corazón brotará nuestra fidelidad.
María, Madre de Dios, al inicio de un
nuevo año aparece como lugar de encuentro del hombre con Dios y de Dios con el
hombre. Un mundo sin Dios, sería pronto un mundo sin hombres. Estaría la
humanidad a merced del más fuerte, de la ley de la selva, de la violencia y la
destrucción. En María, los hombres deben encontrar a Dios y sentirse hermanos
los unos de los otros en Cristo Jesús.
María es el signo de la presencia de Dios
en medio de los hombres, con el que se debe contar para construir el mundo en
la verdad, la justicia y la paz.
***
Cuatro piedras angulares
para la acción
[…]Para ofrecer a los solicitantes de
asilo, a los refugiados, a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de
seres humanos una posibilidad de encontrar la paz que buscan, se requiere una
estrategia que conjugue cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar.
«Acoger» recuerda la exigencia de ampliar
las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los
inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y
equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los
derechos humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: «No olvidéis la
hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles».
«Proteger» nos recuerda el deber de
reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro
real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. En particular,
pienso en las mujeres y en los niños expuestos a situaciones de riesgo y de
abusos que llegan a convertirles en esclavos. Dios no hace discriminación: «El
Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda».
«Promover» tiene que ver con apoyar el
desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados. Entre los muchos
instrumentos que pueden ayudar a esta tarea, deseo subrayar la importancia que
tiene el garantizar a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles
de educación: de esta manera, no sólo podrán cultivar y sacar el máximo
provecho de sus capacidades, sino que también estarán más preparados para salir
al encuentro del otro, cultivando un espíritu de diálogo en vez de clausura y
enfrentamiento. La Biblia nos enseña que Dios «ama al emigrante, dándole pan y
vestido»; por eso nos exhorta: «Amaréis al emigrante, porque emigrantes
fuisteis en Egipto».
Por último, «integrar» significa trabajar
para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la
sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de
colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las
comunidades locales. Como escribe san Pablo: «Así pues, ya no sois extraños ni
forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios».[…]
Papa Francisco – párrafos
Jornada Mundial por la paz 1 de enero de 2018
Comienza el año, deseamos la paz.
Le pedimos a la Reina de la paz que
interceda ante Dios para que mueva los corazones de todos los hombres, sane
nuestras heridas, nos cure de la ceguera y nos dé el don precioso de amarnos
como hermanos.
Para
discernir
¿Cómo me comprometo con la paz?
¿Creo que el valor de la paz verdadera anida en un
corazón reconciliado?
¿Soy constructor de paz en mis ambientes y realidades?
Repitamos a
lo largo de este día
…Su nombre es Jesús…
Para la
lectura espiritual
«Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su
Hijo, nacido de una mujer»
(Gal 4,4)
(Gal 4,4)
…”Cuando se mira a la Inmaculada se experimenta en el
corazón la necesidad de acercarse a ella… Los que la aman y los que escriben
sobre ella, se paran para mirar quien es ella, incluso si no la conocen
profundamente. ¿Quién es ella en relación a Dios Padre? Es su creador,
ciertamente; ella misma lo declara: «Soy la esclava del Señor» (Lc 1,38). Pero
¿qué es ella además? Es la preferida del Padre eterno. No podemos llegar a
concebir esta verdad; las palabras humanas no lo pueden expresar.
El Padre celestial ha querido que la segunda persona
de la Trinidad, su Hijo, tenga por madre, en el tiempo, a la Inmaculada. Ella
es verdaderamente la Madre del Hijo de Dios; ¡cosa muy difícil de entender! Es
preciso que estemos muy unidos a la Madre de Dios para comprender este misterio
más profundamente. La Virgen María no puede compararse a los demás santos por
el hecho de que ella es la Madre del Hijo de Dios, verdaderamente Madre de
Dios… Ser creada por Dios, ser hija de Dios por adopción, esto todavía se puede
comprender. Pero ser verdaderamente la Madre de Dios sobrepasa nuestra
inteligencia… Es una verdad de fe que la Inmaculada es realmente la Madre de
Dios y no solamente la madre de la humanidad de Jesús.
En relación al Espíritu Santo, ella es su Esposa.
¡Tampoco es posible entender esto! El Espíritu Santo se ha unido de tal manera
a la Inmaculada que forma con ella un solo ser… Nuestra inteligencia no es
suficiente para comprender esto, porque la Trinidad es infinita. Y aunque
tuviéramos una comprensión perfecta, hay una distancia infinita entre lo que
sabemos de la Santa Trinidad y lo que es en realidad. Más tarde, en el cielo,
descubriremos este misterio. Incluso después de millares y millares de años,
este conocimiento quedará siempre limitado, de tal manera que hará falta toda
una eternidad para su perfecto conocimiento”…
San Maximiliano Kolbe (1894-1941), franciscano, mártir
Conferencia del 26/11/1938
Para rezar
Dios de luz,
bendito seas por cada mañana
y por cada año nuevo,
promesa de vida y de renovación.
bendito seas por cada mañana
y por cada año nuevo,
promesa de vida y de renovación.
Dios de ternura,
bendito seas por el corazón de cada hombre
y por las manos que se abren
en señal de paz.
bendito seas por el corazón de cada hombre
y por las manos que se abren
en señal de paz.
Dios y Padre de Jesucristo,
bendito seas, más aún,
por la mirada de tu Hijo,
reflejo insondable de tu amor.
bendito seas, más aún,
por la mirada de tu Hijo,
reflejo insondable de tu amor.
¡Bendito, glorificado y santificado seas
por Aquel que abrazó nuestra carne
y nos transfigura en tu luz!
por Aquel que abrazó nuestra carne
y nos transfigura en tu luz!
Que con tu Iglesia
te canten los ángeles en los cielos,
pues tú eres el Dios de lo infinito
y el Dios de toda ternura,
y es a Ti a quien aclamamos.
te canten los ángeles en los cielos,
pues tú eres el Dios de lo infinito
y el Dios de toda ternura,
y es a Ti a quien aclamamos.
Señor Jesucristo,
tu nacimiento fue la aurora de una paz nueva
para los hombres que tú amas.
Mira una vez más el amor
que tú mismo has depositado
en el corazón de tu Iglesia,
y, para que en este nuevo año
pueda ella cantar tu gloria,
dígnate unir nuestras manos
en la unidad y en la alegría.
tu nacimiento fue la aurora de una paz nueva
para los hombres que tú amas.
Mira una vez más el amor
que tú mismo has depositado
en el corazón de tu Iglesia,
y, para que en este nuevo año
pueda ella cantar tu gloria,
dígnate unir nuestras manos
en la unidad y en la alegría.
Quédate con nosotros, Emmanuel,
y danos una paz que dure por los siglos y siglos sin fin.
y danos una paz que dure por los siglos y siglos sin fin.
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