1
de marzo de 2019 – TO – VIERNES DE LA VII SEMANA
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido
Lectura
del libro del Eclesiástico 6, 5-17
Las
palabras dulces multiplican los amigos
y
un lenguaje amable favorece las buenas relaciones.
Que
sean muchos los que te saludan,
pero
el que te aconseja, sea uno entre mil.
Si
ganas un amigo, gánalo en la prueba,
y
no le des confianza demasiado pronto.
Porque
hay amigos ocasionales,
que
dejan de serlo en el día de tu aflicción.
Hay
amigos que se vuelven enemigos,
y
para avergonzarte, revelan el motivo de la disputa.
Hay
amigos que comparten tu mesa
y
dejan de serlo en el día de la aflicción.
Mientras
te vaya bien, serán como tú mismo
y
hablarán abiertamente con tus servidores;
pero
si te va mal, se pondrán contra ti
y
se esconderán de tu vista.
Sepárate
de tus enemigos
y
sé precavido con tus amigos.
Un
amigo fiel es un refugio seguro:
el
que lo encuentra ha encontrado un tesoro.
Un
amigo fiel no tiene precio,
no
hay manera de estimar su valor.
Un
amigo fiel es un bálsamo de vida,
que
encuentran los que temen al Señor.
El
que teme al Señor encamina bien su amistad,
porque
como es él, así también será su amigo.
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal 118, 12 y 16. 18 y 27. 34-35 (R.: 35a)
R.
¡Condúceme por la senda de tus mandamientos, Señor!.
Tú
eres bendito, Señor:
enséñame
tus preceptos.
Mi
alegría está en tus preceptos:
no
me olvidaré de tu palabra. R.
Abre
mis ojos,
para
que contemple las maravillas de tu ley.
Instrúyeme
en el camino de tus leyes,
y
yo meditaré tus maravillas. R.
Instrúyeme,
para que observe tu ley
y
la cumpla de todo corazón.
Condúceme
por la senda de tus mandamientos,
porque
en ella tengo puesta mi alegría. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12
Jesús
fue a la región de Judea y al otro lado el Jordán. Se reunió nuevamente la
multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez
más.
Se
acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta
cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?.»
El
les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?.»
Ellos
dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y
separarse
de ella.»
Entonces
Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue
debido
a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación,
Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una
sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.»
Cuando
regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El
les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio
contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro,
también comete adulterio.»
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
Hoy
leemos un pequeño tratado sobre la amistad: cómo se consiguen amigos, quién es
el verdadero amigo, cómo hay que tratarlos. Es un canto hecho de sentido común
y experiencia.
La
amistad es una de las mejores riquezas humanas. Un amigo fiel y sincero es un
verdadero tesoro. Es una medicina para nuestros males. El camino se nos hace
mucho más fácil cuando lo podemos compartir.
***
Marcos
ha agrupado, entre el segundo y el tercer anuncio de la Pasión una serie de
enseñanzas de Jesús sobre los problemas candentes de la vida cristiana.
Los
fariseos buscan desacreditar a Jesús y le tienden una trampa encerrándolo en la
alternativa de “lo permitido y lo prohibido”… “¿Le es lícito a un hombre
divorciarse de su mujer?”. De acuerdo a su respuesta será acusado de traidor a
las exigencias de la Ley, o lo pondrán en contradicción con su predicación.
Jesús no entra en discusión sino que los lleva hasta los orígenes: “Al
principio de la creación Dios los creó hombre y mujer… Lo que Dios ha unido,
que el hombre no lo separe”. No es bueno aferrarse a la ley olvidando el
impulso de la vida. Se trata de acercarse al plan original de Dios: el amor es
más delicado y exigente que cualquier ley.
El
matrimonio es una “voluntad” de Dios, inscrita en la naturaleza profunda del
hombre y de la mujer, desde el origen. La intensidad del instinto que empuja un
sexo hacia el otro para unirse y “ser uno” “dejando a su padre y a su madre”
para fundar una nueva familia, ponen la indisolubilidad como el deseo más
profundo del amor.
En
el contexto de la sociedad judía de su tiempo, en el que el divorcio era legal,
y se ponía en juego la dignidad de la mujer, que podía ser rechazada, pero que
no podía a su vez divorciarse del hombre, la respuesta de Jesús establece una
distinción considerablemente importante: la Ley del Deuteronomio no es un
“mandamiento” sino un “permiso” concedido por Moisés, “por la dureza de corazón
del pueblo”. Pero no es para Jesús una abolición de la ley fundamental del
matrimonio, la cual subsiste. Además, es una afirmación de la igualdad de
derechos del varón y la mujer en la vida matrimonial.
La
licitud pone una medida, pero el Evangelio presenta la desmesura de ley del
amor. Porque Dios siempre está más allá de toda especulación posible.
El
hombre de hoy desconfía de la posibilidad de vivir una fidelidad duradera.
Influidos por una sociedad de consumo que incita constantemente a satisfacer las
necesidades que ella misma va creando, y usa, gasta y tira según su
conveniencia, fuimos perdiendo la capacidad de pensar y apostar por un amor que
sea total, una entrega que sea gratuita y estable, una opción que nos
comprometa de por vida.
Para discernir
¿Cómo
vivo la relación hombre-mujer?
¿Qué
lugar ocupa la fidelidad en mi escala de valores?
¿Creo
en la posibilidad de compromisos de por vida?
Repitamos a lo largo de este día
Maridos,
amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia
Para la lectura espiritual
…”El marido y la
mujer, que por el pacto conyugal «ya no son dos, sino una sola carne», con la
unión íntima de sus personas y actividades se ayudan y se sostienen mutuamente,
adquieren conciencia de su unidad y lo logran cada vez más plenamente. Esta
íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los
hijos, exige plena fidelidad conyugal y urge su indisoluble unidad.
Cristo nuestro
Señor bendijo abundantemente este amor multiforme, nacido de la fuente divina
de la caridad y que está formado a semejanza de su unión con la Iglesia (Ef.
5,32). Porque así como Dios antiguamente se adelantó a unirse a su pueblo por
una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y
Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del
sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos,
con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como Él mismo amó a la
Iglesia y se entregó por ella (Ef. 5,25).
El genuino amor
conyugal es asumido en el amor divino y se rige y enriquece por la virtud
redentora de Cristo y la acción salvífica de la Iglesia para conducir
eficazmente a los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos en la sublime
misión de la paternidad y la maternidad. Por ello los esposos cristianos, para
cumplir dignamente sus deberes de estado, están fortificados y como consagrados
por un sacramento especial, con cuya virtud, al cumplir su misión conyugal y
familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe,
esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua
santificación, y, por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios”…
Concilio
Vaticano II – «Gaudium et spes», 48
Para rezar
Oración de los esposos
Señor:
Haz de nuestro
hogar
un sitio de tu
amor.
Que no haya
injuria
porque Tú nos
das comprensión.
Que no haya
amargura
porque Tú nos
bendices.
Que no haya
egoísmo
porque Tú nos
alientas.
Que no haya
rencor
porque Tú nos
das el perdón.
Que no haya
abandono
porque Tú estás
con nosotros.
Que sepamos
marchar hacia Ti
en nuestro
diario vivir.
Que cada mañana
amanezca
un día más de
entrega y sacrificio.
Que cada noche
nos encuentre
con más amor de
esposos.
Haz, Señor, de
nuestras vidas
que quisiste
unir
una página llena
de Ti.
Haz, Señor, de
nuestros hijos
lo que Tú
anhelas:
ayúdanos a
educarles
y orientarles
por el camino.
Que nos
esforcemos
en el consuelo
mutuo.
Que hagamos del
amor
un motivo para
amarte más.
Que demos lo
mejor de nosotros
para ser felices
en el hogar.
Que cuando
amanezca
el gran día de
ir a tu encuentro
nos concedas el
hallarnos unidos
para siempre en
ti. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.