10
de julio de 2019 – TO – MIÉRCOLES DE LA
XIV SEMANA
Vayan a las
ovejas perdidas de Israel
Lectura
del libro del Génesis 41, 53-57; 42, 5-7a. 17-24a
Cuando
también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos
al Faraón que le diera de comer, este respondió: «Vayan a ver a José y hagan lo
que él les diga.» Como el hambre se había extendido por todo el país, José
abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se
hacía cada vez más intensa. Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales
a José, porque el hambre asolaba toda la tierra.
Así
llegaron los hijos de Israel en medio de otra gente que también iba a
procurarse víveres, porque en Canaán se pasaba hambre.
José
tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población.
Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra. Al
verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y
les habló duramente. E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres
días. Al tercer día, José les dijo: «Si quieren salvar la vida, hagan lo que
les digo, porque yo soy un hombre temeroso de Dios. Para probar que ustedes son
sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén en la prisión donde están bajo
custodia, mientras el resto llevará los víveres, para aliviar el hambre de sus
familias. Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto
que ustedes han dicho la verdad y no morirán.»
Ellos
estuvieron de acuerdo. Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: «¡Verdaderamente
estamos expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos
su angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos
escucharlo. Por eso nos sucede esta desgracia.» Rubén les respondió: «¿Acaso no
les advertí que no cometieran ese delito contra el muchacho? Pero ustedes no
quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su sangre.»
Ellos
ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de un
intérprete.
José
se alejó de ellos para llorar.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
32, 2-3. 10-11. 18-19 (R.: 22)
R. Señor,
que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en
ti.
Alaben
al Señor con la cítara,
toquen
en su honor el arpa de diez cuerdas;
entonen
para él un canto nuevo,
toquen
con arte, profiriendo aclamaciones. R.
El
Señor frustra el designio de las naciones
y
deshace los planes de los pueblos,
pero
el designio del Señor permanece para siempre,
y
sus planes, a lo largo de las generaciones. R.
Los
ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre
los que esperan en su misericordia,
para
librar sus vidas de la muerte
y
sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 10, 1-7
Jesús
convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus
impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Los
nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre
Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano
Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo,
y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A
estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a
regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en
cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen
que el Reino de los Cielos está cerca.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
La
historia de José, uno de los doce hijos de Jacob, ocupa trece capítulos del
Génesis. Saltamos los capítulos que nos cuentan que por la envidia que sentían
hacia José, el predilecto de Jacob, sus hermanos, lo vendieron a unos
comerciantes que iban a Egipto; donde fue esclavo y estuvo en la cárcel, hasta
que por su don de interpretar los sueños, el Faraón lo llevó a la corte,
llegando a ser primer ministro y administrador del reino. Durante siete años de
«vacas gordas», hace reservas de trigo en vista a los siete años de sequedad que
había previsto.
El
hambre se adueñará de muchos países y acudirán a Egipto para conseguir grano.
Los hermanos de José impulsados también por la necesidad de subsistir, se ponen
en camino. José reconoció a sus hermanos, pero no se da a conocer de inmediato
y los pone a prueba, pidiéndoles que le traigan al hermano menor, Benjamín, a
quien quiere de modo especial porque son hijos de la misma madre.
Uno
de los motivos de los celos de sus hermanos había sido que José, ingenuamente,
les había contado un sueño en que los veía arrodillados a sus pies. Ahora lo
están, aunque por el momento no lo reconozcan. En la desgracia se despiertan
los recuerdos y toman conciencia de su culpabilidad.
Sufriendo
ellos, se dan cuenta de que han hecho sufrir a su hermano José. Dios se sirve
de los acontecimientos aparentemente más desfavorables para llevar a cabo su
proyecto. Todo parecía estar en contra de José, pero todo girará y se pondrá a
su favor.
***
El
Evangelio nos muestra a Jesús enviando a sus discípulos en misión. Jesús los
llama, y les da autoridad sobre las fuerzas del mal, y capacidad para liberar a
las personas de toda dolencia. Los llama por sus propios nombres y los envía.
La
Iglesia es una comunidad misionera. Tiene su origen en el cumplimiento de la
misión del Hijo y del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre.
Hoy
Jesús nos sigue llamando por nuestro propio nombre y desde nuestras
particulares circunstancias. No nos llama para una misión fácil. Estamos en
medio de una realidad deshumanizante; ante un mundo enfermo de egoísmo,
corrupción y ambición desmedida que todo lo justifica.
Es
en este mundo, donde el Señor nos llama a proclamar con fuerza y valentía, la
llegada del Reino de vida y esperanza, a ser servidores de la Palabra de
gracia, al servicio del Reino por el que Jesús, consagró su vida. Sus palabras
y sus actos, aquello que hoy nos invita a reproducir, no tenían otra finalidad
que la de crear entre los hombres, lazos tan fraternales que el Espíritu
pudiera desde ellos hacer nacer el Reino.
Renovar
entre los hombres los lazos que la vida se encarga de deshacer, para que los
excluidos sean reinsertados en la comunión, los pecadores sean rescatados y el
perdón pueda crear una nueva historia.
PARA DISCERNIR
¿Dónde
descubro que tiene que hacerse presente mi anuncio?
¿Siento
la responsabilidad de anunciar la Vida Nueva del Reino?
¿Me
urge la realización de un mundo que sea Reino?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Unido
a Ti Señor, anuncio tu Palabra
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«A
estos doce los envió Jesús en misión»
…La
misión divina confiada por Jesús a los apóstoles durará hasta el fin del mundo
(Mt 28,20) puesto que el Evangelio que ellos deben propagar es en todo tiempo
el principio de toda la vida para la Iglesia. Por esto los apóstoles se
cuidaron de establecer sucesores en esta sociedad jerárquicamente organizada.
En efecto, no sólo tuvieron diversos colaboradores en el ministerio (Hch 6,2-6;
11,30), sino que, a fin de que la misión a ellos confiada se continuase después
de su muerte, dejaron a modo de testamento a sus colaboradores inmediatos el
encargo de acabar y consolidar la obra comenzada con ellos, encomendándoles que
atendieran a toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo los había
puesto «para apacentar la Iglesia de Dios» (Hch 20,28). Y así establecieron
tales colaboradores y les dieron además la orden de que, al morir ellos, otros
varones probados se hicieran cargo de su ministerio.
Entre
los varios ministerios que desde los primeros tiempos se vienen ejerciendo en
la Iglesia, según el testimonio de la tradición, ocupa el primer lugar el
oficio de aquellos que, ordenados obispos por una sucesión que se remonta a los
mismos orígenes, conservan la semilla apostólica. Así, como atestigua san
Ireneo, por medio de aquellos que fueron instituidos por los apóstoles obispos
y sucesores suyos hasta nosotros, se manifiesta y se conserva la tradición
apostólica en todo el mundo.
Los
obispos, pues, recibieron el ministerio de la comunidad con sus colaboradores,
los sacerdotes y diáconos, presidiendo en nombre de Dios la grey, de la cual
son pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y
ministros de gobierno. Y así como permanece el oficio que Dios concedió
personalmente a Pedro, príncipe de los apóstoles, para que fuera transmitido a
sus sucesores, así también perdura el oficio de los Apóstoles de apacentar la
Iglesia, que debe ejercer de forma permanente el orden sagrado de los obispos…
Concilio
Vaticano II
Constitución
dogmática sobre la Iglesia «Lumen – Gentium», 20
PARA REZAR
Te
he visto, Señor, en todos los gestos de ternura
de
cada corazón humano, en cada beso, en cada abrazo.
Te
he visto, Señor, cercano a todos los hombres desganados
y
heridos de falta de vida.
Te
he visto, Señor, en cada niño esclavo,
en
cada mujer maltratada,
en
cada persona que agoniza de tristeza.
Te
he visto, Señor, en cada persona sin libertad,
en
cada alma en soledad, en cada moribundo.
Te
he visto, Señor, caminando por las calles cercano a todos,
llenando
con luces de esperanza
a
tanta gente que camina por la vida sin ninguna esperanza.
Francisco
Cerro
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