2
de agosto de 2019 – TO – VIERNES DE LA XVII
SEMANA
No pudo hacer
muchos milagros por su falta de fe
Lectura
del libro del Levítico 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37
El
Señor dijo a Moisés:
«Las
fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido
tiempo, son las siguientes: En el primer mes, el día catorce, al ponerse el
sol, se celebrará la Pascua del Señor, y el quince de ese mismo mes tendrá
lugar la fiesta de los Acimos en honor del Señor. Durante siete días comerán
panes sin levadura. El primer día tendrán una asamblea litúrgica y no harán
ningún trabajo servil. Durante siete días ofrecerán una ofrenda que se quema
para el Señor. El séptimo día habrá una asamblea litúrgica y ustedes no harán
ningún trabajo servil.»
El
Señor dijo Moisés: «Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en
la tierra que yo les doy y cuando recojan la cosecha, entregarán al sacerdote
la primera gavilla. El día siguiente al sábado, él la ofrecerá al Señor con el
gesto de presentación, para que les sea aceptada;
También
contarán siete semanas, a partir del día en que entreguen la gavilla ofrecida
con el gesto de presentación, o sea a partir del día siguiente al sábado. Las
semanas deberán ser completas. Por eso tendrán que contar hasta el día
siguiente al séptimo sábado: cincuenta días en total. Entonces ofrecerán al
Señor una ofrenda de grano nuevo.
Además,
el décimo día de ese séptimo mes, será el día de la Expiación. Habrá una
asamblea litúrgica, observarán el ayuno y presentarán una ofrenda que se quema
para el Señor.
Además,
el día quince de este séptimo mes se celebrará la fiesta de las Chozas en honor
del Señor, durante siete días. El primer día habrá una asamblea litúrgica, y
ustedes no harán ningún trabajo servil. Durante siete días presentarán una
ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día, celebrarán una asamblea
litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor: es una asamblea
solemne y ustedes no harán ningún trabajo.
Estas
son las fiestas del Señor, en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas
y presentarán ofrendas que se queman para el Señor -holocaustos, oblaciones,
sacrificios y libaciones, según corresponda a cada día-.»
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal 80, 3-6b. 10-11b
R. ¡Canten
con júbilo al Señor, nuestra fuerza!
Entonen
un canto, toquen el tambor,
y
la cítara armoniosa, junto con el arpa.
Toquen
la trompeta al salir la luna nueva,
y
el día de luna llena, el día de nuestra fiesta. R.
Porque
esta es una ley para Israel,
un
precepto del Dios de Jacob:
él
se la impuso como norma a José,
cuando
salió de la tierra de Egipto. R.
No
tendrás ningún Dios extraño,
no
adorarás a ningún dios extranjero:
yo,
el Señor, soy tu Dios,
que
te hice subir de la tierra de Egipto. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58
Al
llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera
que todos estaban maravillados.
«¿De
dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es
este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son sus
hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas
sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
Y
Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es
despreciado solamente en su pueblo y en su familia.»
Y
no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
El
libro del Levítico tiene un carácter legislativo en cuanto que reglamenta los
usos litúrgicos tales como el ritual de los sacrificios, el ceremonial de
investidura de los sacerdotes, las reglas relativas a las impurezas legales, el
calendario litúrgico, las fórmulas de bendiciones y de maldiciones.
La
página que nos presenta hoy la liturgia es el resumen del calendario judío; las
solemnidades del Señor, las reuniones sagradas en las que el pueblo sería
convocado, las fechas señaladas.
El
mes primero, el día catorce del mes será la Pascua, fiesta de los panes sin
levadura. Fiesta de la primera gavilla de la cosecha. Dios le pide al hombre la
ofrenda de su trabajo.
Cincuenta
días después se conmemoraba el don de la Ley en el Sinaí, en la tempestad y el
fuego.
El
día décimo del séptimo mes la fiesta del Kipur, del «gran perdón» de Dios a los
pecadores.
El
día quince de ese séptimo mes, se celebra durante siete días la fiesta de las
Tiendas en honor del Señor.
El
pueblo que durante cuarenta años había vivido semi-nómada, respondiendo a las
indicaciones del Señor, ahora, que se encuentra en la Tierra Prometida de forma
estable, necesita no perder la espiritualidad del Éxodo. Por eso en la fiesta
de los Tabernáculos, el pueblo elegido volvía a tomar cada año sus tiendas, y
se sumergía en la espiritualidad del desierto que había tenido tanta
importancia en el itinerario espiritual querido por Dios.
***
Los
prodigios y signos de Jesús son manifestación de la fuerza y el poder del Reino
presente y operante en medio de los hombres. Los milagros que realizó sólo
exigían la incondicional respuesta de la fe en el Dios de la vida. Esta fe
consiste en reconocer que Dios puede actuar por encima de cualquier
condicionamiento social, cultural, económico o religioso.
Y
paradójicamente, entre los suyos no encontró esa respuesta gozosa. Se les hacía
muy duro a los hombres de su pueblo, aceptar que la salvación pudiera venir
desde uno que compartía su misma condición social, de aquel hombre de pueblo
que había crecido con ellos y que ahora recorría todo el país anunciando la
buena nueva.
Esperaban
un desconocido, llegando en esplendor y gloria, cubierto de riqueza y poderío.
No dieron crédito a las Escrituras, en su mensaje más profundo y, por eso, no
reconocieron en el hijo del carpintero y de María, al Mesías poderoso en obra y
palabras. Jesús conocía bien a aquellos que se escandalizaban de Él.
Jesús
constata a través de su propia experiencia, la verdad del dicho proverbial que
reza: “Nadie es profeta en su tierra”. Los milagros suponen la fe, que es lo
único que permite comprender su verdadero significado, por eso la incredulidad
de los habitantes de Nazaret, se convierte en un impedimento para que Jesús
pueda hacerlos. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero
justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación.
Hoy
como ayer, hablar de Dios a quienes nos conocen desde siempre resulta difícil.
Aquellos a quienes más amamos o apreciamos, son quienes menos nos escuchan o
creen. En este sentido la convivencia continua, muchas veces, hace que se vean
más los defectos que las virtudes. El prejuicio por el mucho conocimiento, o la
envidia dificultan la credibilidad.
Por
la fe acogemos y nos adherimos totalmente a la persona de Jesús. No se puede
aceptar a Jesús en parte, sólo en aquellos aspectos que nos resultan comprensibles
y no nos incomodan. Jesús es la revelación total y definitiva de la Palabra de
Dios. Desde que nació la Iglesia no han faltado nunca hombres y mujeres que con
su vida, testimonio, escritos y predicación han animado a sus contemporáneos, a
vivir la hermosura y grandeza del Evangelio. También hoy están presentes entre
nosotros, y podemos ser nosotros los que hagamos presente este evangelio en
medio de nuestros hermanos.
«Los
de Nazaret se admiran de Él, pero esta admiración no les lleva a creer, sino a
sentir envidia, es como si dijeran: ‘¿Por qué Él y no yo?’» San Juan Crisóstomo.
Para discernir
¿Me
condicionan los prejuicios en mi opinión acerca de los otros?
¿Soy
libre para aceptar las ideas de los demás?
¿De
quiénes acepto con más facilidad testimonio?
Repitamos a lo largo de este día
Señor,
que pueda abrirme a los demás
Para la lectura espiritual
…”¿Decir
en veinte renglones quién es Jesucristo? Para los cristianos, Jesús es Dios.
-Aunque no para todos: la divinidad de Cristo ha dividido desde siempre a la
cristiandad. – Pocos dogmas como éste han sido defendidos o combatidos con
tanta fogosidad. – La imagen de Cristo se refleja siempre en la conciencia de
cada uno según sus propios conocimientos.
Para
los judíos, durante los siglos de su exilio, el Crucificado ha sido también el
Crucificador. En nombre de Cristo se han promulgado leyes antisemitas, en
nombre de Cristo ha sido discriminado, perseguido, expulsado, asesinado con
excesiva frecuencia Israel a ruegos de muchas Inquisiciones. Jesús: un vínculo
de unión entre Israel y los gentiles, que une y separa en igual medida. Justo,
sabio, profeta: un «loco» entre los «locos» de Israel, en la medida en que toda
verdadera profecía confina con la locura que condena nuestra sensatez. Un judío
«central», decía Martin Buber. Un judío único, como todos y cada uno podemos
constatar. Único por su esplendor y por la contradicción que ha introducido
–como una levadura– en el corazón de las naciones. Un misterio –así prefieren
definirlo los teólogos cristianos, a los que responden con el silencio los
teólogos judíos–. Pero veinte líneas son incluso demasiadas para hablar de un
misterio. O bien, en ese caso, es que el que lo intenta no sabe de lo que está
hablando”…
André Chouraqui,
en A.-M. Carré – Para ti, quién es Jesucristo.
Para rezar
Él
vino para esto
Si
queremos luz
Él vino para iluminarnos.
Si queremos fuerza para resistir
Él vino para fortalecernos.
Si queremos el perdón,
Él vino precisamente para perdonarnos.
Si queremos el don del amor,
para esto se hizo niño
y quiso presentarse a nosotros
pobre y humilde,
para apartar de nosotros
todo temor.
Él vino para iluminarnos.
Si queremos fuerza para resistir
Él vino para fortalecernos.
Si queremos el perdón,
Él vino precisamente para perdonarnos.
Si queremos el don del amor,
para esto se hizo niño
y quiso presentarse a nosotros
pobre y humilde,
para apartar de nosotros
todo temor.
San
Alfonso María de Ligorio
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