22 de julio de 2011

22 de Julio de 2011 – TO - VIERNES DE LA SEMANA XVI – Lectio Divina

El que escucha la Palabra y la comprende produce fruto

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 18-23

Jesús dijo a sus discípulos:
«Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.
El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno.»
Palabra del Señor.

1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?

La parábola era un recuso discursivo predilecto por Jesús. Se trata de un relato producto de su imaginación que está diseñado para retener la atención de su audiencia y que requiere un ejercicio posterior de meditación y asociación para llegar a comprender su significado. En general, cada parábola contiene una sola enseñanza, siendo cada elemento o persona contenido en ella “actores secundarios” al servicio de ella y no protagonistas de enseñanzas superpuestas. Finalmente, Jesús recurre con frecuencia al uso de éstas cuando quiere explicar aspectos complejos y misteriosos del reino de Dios, echando mano de elementos cotidianos conocidos por sus oyentes.
Jesús no explicó todas las parábolas, pero para la “del sembrador” esto sí fue necesario. De alguna manera se puede inferir la importancia que el Señor le dio a la misma y/o también la complejidad inicial que tenía “decodificarla” a la luz del lenguaje del reino de los cielos. En la explicación que recoge el Evangelio de Marcos, esta importancia nuclear de la parábola del sembrador es reafirmada por Jesús cuando dice: “¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?”
Mateo, que ordena su Evangelio alrededor de colecciones discursivas de Jesús, ubica en segundo lugar -el primero fue el Sermón de la montaña – siete parábolas sobre el reino de Dios. La primera es la del sembrador (13.3b-9). Su explicación ocurre, luego de una explicación que Jesús realiza en la finalidad de las parábolas (13.10-17). La misma es la siguiente:
“Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador”: Jesús vuelve a llamar la atención de sus oyentes luego (y a causa) de su perturbadora explicación del porqué del uso de las parábolas.
“Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino”: Explicando el significado de la semilla que cae al borde del camino y los pájaros la comen, Jesús devela que “la semilla” es en realidad “la palabra del Reino”, asociada en ese contexto con el Evangelio mismo. El mensaje de las Buenas Nuevas ha llegado al corazón del oyente, pero lamentablemente no logra cabida en el mismo ya que no lo comprende, o siguiendo la lógica de los versículos anteriores “miró y no vio, oyó y no escuchó ni entendió”. Los pájaros, siempre al acecho de las semillas dispersadas para comerlas, son identificados por las fuerzas del Mal. De esta manera, se plantea claramente que el Evangelio sufre desde su génesis en la vida de las personas las acechanzas del enemigo del Señor. En la versión del Evangelio de Marcos se infiere que el sembrador es aquel que lleva consigo el mensaje evangélico.
“El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe”: El segundo caso corresponde al ejemplo de Jesús de las semillas que caen “en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron”. La figura humana representada corresponde a una persona que carece de constancia y de una adecuada interpretación de los costos del discipulado. Por ello, la llegada inevitable de pruebas a causa del Evangelio hacen tambalear su compromiso cristiano y su vida espiritual se derrumba. Hay muchas similitudes en la descripción de este tipo de personas con la parábola de los dos los edificadores (Mt. 7.24-27).
“El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto”: Ahora le toca el turno al tercer grupo que en la parábola corresponde a las semillas que “cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron”. Jesús relaciona este ejemplo agrícola con las personas que son incapaces de dar muestras visibles de su identidad cristiana porque ceden a las presiones que reciben del mundo y sus ofertas materiales. Esa incompatibilidad de “lealtades divinas”, Jesús ya las había presentado de manera clarísima cuando expresó: “No se puede servir a Dios y al Dinero” (Mt. 6.24).
“Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”: Finalmente Jesús llega al grupo que seguramente él apelaba reclutar. ¡Aquellos que son verdaderos discípulos! Sin embargo, queda claro que la visión de compromiso cristiano que el Señor tenía, era muy realista. Ni ingenuamente positiva ni amargamente negativa. Solo el cuarto grupo encuentra “la puerta angosta”, “el estrecho camino”, “son los pocos escogidos en comparación a los llamados”, etc. En la parábola, son las semillas que “cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otra treinta”. La comprensión de este grupo de personas en contraposición con los anteriores identifican a las personas que reciben la palabra del Evangelio, la comprende cabalmente en toda su dimensión, son constantes, las pruebas de su fe no les hace tambalear y la seducción de los bienes del mundo no superan su amor por el Señor. Tienen diferentes niveles de compromiso, pero son fieles discípulos de Cristo.

• Preguntas para la lectura:

 ¿Por qué Jesús explica esta parábola?
 ¿A quiénes es dirigida la parábola y la explicación de la misma?
 ¿Cuáles son los elementos que están presentes en los cuatro casos?

2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la meditación:

 ¿Hubiera yo necesitado también una explicación adicional de esta parábola?
 ¿En cuál de los cuatro casos me ubicaría?
 ¿Soy un sembrador de la semilla del Evangelio de Cristo?

3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?

Señor, que la semilla de la palabra de Dios encuentre en mi vida la tierra fértil que haga que mi vida de fruto visible de mi pertenencia a tu Reino. Amén.

4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?

Repaso cada uno de los cuatro casos e imagino la escena agrícola presentada por Jesús. Luego medito en mi vida y en los cuatro tipos o formas de tierra donde cae la semilla.

5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?

• Preguntas para la acción:

 ¿De qué manera me comprometeré a ser un sembrador de la Palabra de Dios?
 ¿Cómo me aseguraré que mi semilla sea la del Evangelio de Cristo?
 ¿Cómo prepararé mi corazón y mi mente para recibir la palabra del Evangelio para dar fruto de vida cristiana?

Aquellos que estén interesados en la palabra del día en forma completa para reflexionar, discernir, para la lectura espiritual y para rezar pueden acceder a dicho link http://www.arzbaires.org.ar/inicio/lecturas.html y bajar la lectura.

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